Tras abrirse la puerta, hubo un jadeo colectivo de sorpresa. Nadie se esperaba alguna sorpresa como aquella, y cuando Artem reveló que esa entrada los llevaría hasta dentro de la mansión con aspecto de castillo Katya fue la primera en reaccionar.Ella corrió, honestamente no le importó nada en ese momento: su reposo, puntos de sutura o cualquier peligro que aquello significara para ella. Nada de eso tuvo valor cuando ella sabía que ese pasadizo secreto la llevaría hasta su hija.Sin embargo, su camino se vio cortado cuando los brazos de Artem la atraparon a medio camino. Ella ni siquiera estuvo a un pie de distancia del estante, y lo que más la frustró era que quien la había detenido había sido su supuesto padre. Katya pataleó hasta lograr separarse de él, pero los guardias de Artem le obstaculizaron el camino.– ¡Diles que se aparten! –Le exigió Katya a Artem, señalando con un dedo acusador a los guardias vestidos de militares que le prohibían cruzar el pasaje secreto–. Artem, ¡tengo
Katya también escuchó el sonido de las balas y apretó sus ojos ante los miles de recuerdos que desataron. Vanessa había sido un accidente, sabía a la perfección que en algún momento del pasado había aprendido a adormecer el dolor de recordar la culpabilidad. Igual que Farham, quien era un poco más fácil de superar puesto que era un tipo que había hecho cosas mucho más malas y que, además, le había envenenado la mente de Egan sobre ella.Pero el recuerdo del orfanato seguía fresco en la mente de Katya. En él habían quedado víctimas que no tenían nada que ver, quienes ni siquiera sabían que Katya era una mafiosa, esposa de un mafioso e hija de otro mafioso. No tenían idea de ello, y habían resultado heridos monjas y niños en el proceso.La pobre Kira… ella era la primera que no se lo merecía.Egan vio el sufrimiento en los oídos de Katya y sacó de sus bolsillos unas pequeñas bolas de lo que parecía algodón o algo similar. Él las introdujo una en cada oído de Katya, ella lo miró sorprend
El largo pasillo y corredor del tercer piso estaba lleno de cuerpos, algunos Egan los reconocía pues eran hombres que habían trabajado para él y para su tío durante años. Otros, eran rostro meramente familiares de los hombres deArtem que apenas acababa de conocer. Pero era desgarrador ver cómo aquella batalla a muerte había ocurrido gracias al rencor de un solo hombre, su sed de venganza que había arrastrado consigo tantas vidas de hombres que solo intentaban hacer su trabajo y no morir en el intento.Egan miró con decepción y completa tristeza a cada uno de los cuerpos de allí, intentando distraer la atención de Katya para que no se fijara tanto en los cadáveres. Él sabía que Katya era la mujer más sentimental que él había conocido jamás, tan solo recordar la forma en que estuvo de destruida cuando mató por accidente a Vanessa lo llevó a querer ocultarla de aquella escena del crimen.– ¡Saquen los cuerpos de aquí, no quiero ninguno cuando estemos de regreso!–Ordenó Egan a los hombr
– Ustedes la tienen, claro, una evidente forma de chantaje –Elian gruñó, no muy divertido ahora–. No le harán daño, claro que no. En especial si uno de los suyos es su amante. ¿Cierto, Fiore?Argus no respondió nada, en realidad parecía a nada de explotar. Su mirada de odio hacia Elian aumentó y su dedo terminó en el gatillo, solo que la mano de Katya sobre su hombro no le dejó disparar.– Sí, claro –respondió Argus con repugnancia–. Maldito, imbécil, desgraciado. ¡Me arrebataste lo único que me ha hecho feliz en mi vida! –Le gritó Argus a Boris, quien evidentemente lo miró con arrogancia–. Te pudrirás en el infierno y por supuesto que te llevaré yo, tenga que hacer lo que tenga que hacer.Elian miró con confusión al alterado Argus, con una ceja interrogativa hacia Boris. Éste no respondió nada, sino que miró hacia el frente con su máscara sin emociones cual soldado.– ¿Boris? ¿Qué significa eso?– Significa… –empezó Katya, pero las palabras se quedaban atoradas en su garganta. No deb
Katya miró a su hija con adoración y reverencia. Estaba pálida, delgada y llena de lágrimas secas. Sus mejillas llenas de pecas estaban enrojecidas, con los dedos de Elian marcados por cada vez que la intentaba acallar con su propia mano. Katya sintió sus últimas lágrimas caer y empapar la piel de Alyssa, quien estaba mirando con desorientación a su madre.Egan llegó por detrás de Katya y miró a Alyssa también, asegurándose que estaba completa y bien. Pero su rostro se oscureció cuando levantó su mirada hacia Elian, quien se recuperaba con lentitud del suelo.– Terminen con ellos, a Elian me lo dejan a mí. –Fue la única señal que murmuró Egan para que sus hombres atacaran a los guardias de Elian. Una corta pelea cuerpo a cuerpo se llevó a cabo mientras que los soldados de Artem intentaban dominar a los de Elian. No hubo ningún otro cadáver en el suelo, y Katya agradeció eso para que Alyssa pudiera calmarse un poco y dejar su estrés.Katya limpió un poco el rostro sucio de Alyssa con l
– Ivan. –Katya quería creer en él, volver a tenerle confianza. Pero era doloroso aún recordar la forma en que él sin tanto remordimiento la había vendido a Elian, había ayudado que secuestraran a su hija e, incluso, había estado dispuesto a hacer un veneno que asesinara a Katya mientras ella seguía embarazada.– Artem me vigilará –insistió Ivan, sus ojos honestos que aún hacían que Katya creyera que era el mismo chico con el que ella compartió clases en la universidad–. Cuido de Alyssa unos minutos y después te la entrego sana y salva. Incluso podría dormirla, si deja de estar inquieta unos minutos.Katya miró a su padre, quien le devolvía una mirada curiosa, como si él deseara saber qué haría o respondería Katya. Pero ella solamente deseaba que Artem le dijera qué hacer. Pero era cierto, nadie más aparte de ella misma podría decidir sobre aquella propuesta.Con un suspiro pesado y mucho temor en su palpitante pecho, Katya miró a Alyssa y luego a Ivan.– Llévate, y dale un chequeo, po
– Ella era inocente –Elian lloró–. Ella veía todas las cosas que hacía e intentaba hacerme entrar en razón de que estaban mal. Ella vio cuando hice tu prueba de sangre –Elian estaba mirando a Katya–, y me dijo que no valdría la pena pero no le hice caso. Ella veía la forma en que siempre le repetía a Egan que la muerte de su madre fue causada por Artem, y aunque no conocía nada sobre el tema, siempre me pedía que dejara de decírtelo porque Sylvana sabía que a Egan le dolía aun cuando hablaba de Alyssa.Egan tragó en grueso sus lágrimas. Era su prima, su molesta prima menor que siempre lo estaba persiguiendo. Esa pequeña niña que siempre acaparaba la atención de Argus cuando eran jóvenes porque a ella le gustaba demasiado el hombre. Pero Egan nunca la amó, hasta que realmente se dio cuenta de lo mucho que ella aportó en su vida.» Cuando vio que te secuestré –continuó Elian, con su mirada fija en Katya–, ella me armó un berrinche, pidiéndome que te soltara antes de que Egan se diera cu
Él simplemente no golpeó a Elian, no lo abofeteó, ni le disparó ni tan siquiera lo miró. Egan simplemente colapsó sobre si mismo y rompió todo lo que encontró en su camino.Volteó el escritorio, destruyó los libros de los estantes, viejos portarretratos de personas sin nombres terminaron rotos en el suelo y rompió cada cosa que arrastraba su camino. El suelo terminó en desastre, mientras que Katya simplemente quedaba atónita ante su reacción. Él era violento por naturaleza, nunca con ella, pero sí contra los demás. Pero en ese momento, Katya temió que él estuviese en un punto de sufrimiento tan grande que terminara haciéndose daño a sí mismo.Egan simplemente gritó y gritó hasta que su garganta se secó, su alma dejó de batallar y su cuerpo perdió todo gramo de fuerza. Él seguía teniendo la pistola en sus manos, pero cuando un sollozo salió de su pecho, él cubrió su boca con ella para que nadie lo oyera.Aquello fue la señal de Katya para acercarse finalmente. Ella arrebató de primero