– Si Sylvana siguiera viva, podríamos preguntarle dónde creería ella que él se oculta –Katya se lamentó. Argus bajó su rostro y Egan suspiró, atrapando a Katya en sus brazos. Ambos padres estaban cada vez más desesperanzados, casi parecía que aquello era el final y que Elian se saldría con la suya, impune–. Ojalá pudiésemos saber si Elian tiene alguna casa o un lugar como si fuese su habitación segura. O algún socio que lo oculte bien. Es decir, como cuando te conocí y Argus te ocultó en su casa.Egan asintió, perdiendo su mirada en algún punto del cabello de Katya. Probablemente eran una de las cosas que Egan más amaba de ella: su cabello, además de sus ojos y sus pecas, claro. Y su lindo y bondadoso corazón, además. Eso era algo que él jamás entendería. ¿Cómo podía existir alguien que tuviese el corazón tan lindo, puro y bueno?En el mundo de Egan todos eran malos, nadie era inocente y todos podían apuñalarte por la espalda. Pero Egan aprendió por las malas que sí existía una person
Katya nunca estuvo tan agradecida con Artem. Ella retó a Egan con una ceja alzada y una sonrisa pícara. Egan parecía que se pondría tan rojo que explotaría.– ¿Acaso quieres exponerla al peligro? –Egan exigió–. Si a ella le ocurre algo, ni tú ni yo…– No necesitamos protegerla nosotros –le interrumpió Artem. Katya notó que él tenía una fascinación por interrumpir a los demás. Egan, al contrario, odiaba que lo interrumpieran–. Habrá cientos de guardias armados que nos protegerán a todos, incluyéndola a ella. Nadie morirá, no mientras yo esté al mando.Y aquello fue la estocada de Egan. – ¡¿Qué, qué?!– Ay, no. –Gimió Argus.Egan tenía sus ojos abiertos con sorpresa, su mandíbula apretada y sus puños hechos dos rocas. Katya temió que se rompiera los pulgares, pero al menos eso le enseñaría a controlarse.– ¡¿Y a ti quién mierda te nombró el líder, eh?! –Egan cerró la distancia que lo separaba de Artem. Éste no se inmutó, ya no sonreía más pero tampoco miraba a Egan con odio. Más bien co
La noticia cayó como un cubo de agua helada para cada uno de los presentes en la sala. Artem lucía avergonzado, decepcionado. Mientras que en los ojos de Egan y Argus la furia ardía con la intensidad de un fuego que abrasa un bosque sin piedad. Por otro lado, Ivan lucía nervioso, incómodo, incluso culpable.Katya por su parte, ni siquiera sabía qué sentir. Tenía tantas emociones juntas que ni siquiera podía decidirse cuál permitirse sentir. Entre el miedo que había soportado al simplemente imaginar a su hija lejos de ella, llorando o con hambre, repentinamente había sido tan solo un golpe menor para lo que venía.¿Qué tan bajo tenía que caer un hombre para vender a una niña de dos días de nacida por simple rencor? Elian no tenía otro motivo por el cual castigar a Katya y a Egan, más allá del hecho de querer vengarse con Alyssa por lo que le hizo con Eros.Pero Katya no era Alyssa, y Egan definitivamente no era Eros. Elian no tenía por qué estar haciendo eso.Ivan hizo un sonido gutura
El avión de Egan había estado allí, esperándolos en el aeropuerto de Sicilia. Katya se moría de los nervios, haciendo crujir sus dedos cada vez que pensaba en que pronto estaría con Alyssa nuevamente en sus brazos. Oraba para que un Dios piadoso la mantuviera con vida, sana y salva, lejos de las manos de cualquier tipo malo durante aquellas horas que faltaba para verla.Egan la mantenía siempre a su lado, procurando que ella estuviese protegida por él y, sobre todo, cuerda o al menos sin ningún otro ataque de ira. Argus cuidaba de todos y siempre mantenía un ojo sobre Ivan y el otro sobre Artem. Katya sabía que él no confiaba plenamente en Artem, aunque éste hubiese demostrado su alianza hacía con Katya al traer ante ella todo tipo de personal, pero era Argus: naturalmente, confiaba en nadie.Igual que Egan, quien al ver el hombre que le había preparado el avión, le cuestionó su lealtad durante un largo rato. Katya estaba impaciente, preguntándose cuánto tardaría amenazar a alguien co
El viaje a Rumania fue ligeramente más soportable para Katya. Artem le hacía preguntas sobre ella, sus estudios, aspiraciones y sueños. Ella incluso fue capaz de contarle sobre las personas a las que había matado (por accidente o no) sin sentir que él en realidad la juzgaría por eso. En realidad, Artem estaba sorprendido que, con tanto tiempo metida en ese negocio, Katya no hubiese hecho cosas peores.Katya no quiso saber qué atrocidades pudiera haber hecho si ella no se hubiera alejado de Egan un tiempo. Daba igual ahora, pero era una suerte. Ella en su interior era una buena persona, e incluso Artem lo notó. Y quería que permaneciera así hasta que fuese forzosamente obligada a lo contrario.El avión aterrizó y allí en la pista de aterrizaje, Katya vio una larga fila de hombres ordenados en formación militar. Todos estos hombres hicieron una especie de saludo militar muy ensañado cuando Artem salió del avión también, permitiendo que uno de ellos rompiera fila para acercarse a donde K
Tardaron unos minutos antes de llegar finalmente al cercado que Artem mencionó que rodeaba el castillo. Estaba electrificado incluso, pero aquello no era lo más importante de la vista. En realidad, lo más impactante allí era el enorme castillo abandonado. Era un mansión, con diseño de un castillo victoriano de colores naranjas, rojos y amarillos. El lugar tenía mucha maleza rodeándolo, con enredaderas y espinas por todas partes. Había muchos guardias por todos lados, más de los que incluso ellos cargaban.– Qué suerte que tengo quinientos hombres al servicio ahora mismo –comentó Artem–, necesitaremos a todos y cada uno. Y ustedes queriendo solo cien.El lugar debió haber sido hermoso alguna vez. Porque si lo seguía siendo estando tan abandonado, frío y seco, cuando era funcional debió haber sido una mansión de lujo.Katya se preguntó cómo entrarían allí, pero no hubo necesidad de una respuesta pues Artem rio cuando vio la hora en su reloj. Él no cargaba traje como Egan, aunque su ropa
Tras abrirse la puerta, hubo un jadeo colectivo de sorpresa. Nadie se esperaba alguna sorpresa como aquella, y cuando Artem reveló que esa entrada los llevaría hasta dentro de la mansión con aspecto de castillo Katya fue la primera en reaccionar.Ella corrió, honestamente no le importó nada en ese momento: su reposo, puntos de sutura o cualquier peligro que aquello significara para ella. Nada de eso tuvo valor cuando ella sabía que ese pasadizo secreto la llevaría hasta su hija.Sin embargo, su camino se vio cortado cuando los brazos de Artem la atraparon a medio camino. Ella ni siquiera estuvo a un pie de distancia del estante, y lo que más la frustró era que quien la había detenido había sido su supuesto padre. Katya pataleó hasta lograr separarse de él, pero los guardias de Artem le obstaculizaron el camino.– ¡Diles que se aparten! –Le exigió Katya a Artem, señalando con un dedo acusador a los guardias vestidos de militares que le prohibían cruzar el pasaje secreto–. Artem, ¡tengo
Katya también escuchó el sonido de las balas y apretó sus ojos ante los miles de recuerdos que desataron. Vanessa había sido un accidente, sabía a la perfección que en algún momento del pasado había aprendido a adormecer el dolor de recordar la culpabilidad. Igual que Farham, quien era un poco más fácil de superar puesto que era un tipo que había hecho cosas mucho más malas y que, además, le había envenenado la mente de Egan sobre ella.Pero el recuerdo del orfanato seguía fresco en la mente de Katya. En él habían quedado víctimas que no tenían nada que ver, quienes ni siquiera sabían que Katya era una mafiosa, esposa de un mafioso e hija de otro mafioso. No tenían idea de ello, y habían resultado heridos monjas y niños en el proceso.La pobre Kira… ella era la primera que no se lo merecía.Egan vio el sufrimiento en los oídos de Katya y sacó de sus bolsillos unas pequeñas bolas de lo que parecía algodón o algo similar. Él las introdujo una en cada oído de Katya, ella lo miró sorprend