Hannah

Si, la cara de Leo es una de total desconcierto, miedo e incredulidad, pero sorpresivamente nunca de enojo. No hay una emoción violenta que me haga pensar que cree que soy la peor mujer del mundo y que me odia, solo hay confusión. Tal vez todavía no entienda nada de lo que esta pasando y es por eso que apenas y ha dicho algo o a demostrado algo más que simple desconcierto a lo que ha dicho mamá. Mamá, ojalá no hubieras salido de esa oficina, ojalá se te hubiera retrasado el pago y así, no hubieras cometido el peor de mi vida.

—¿Se... ca... sa?— tartamudea, yo, lo único que puedo hacer es mantenerme en silencio y mirando el suelo. Estoy avergonzada, estoy con ganas de llorar, tengo ganas de correr y dejar atrás tanto a mi madre como a Leo. No quiero que nadie me vea, que nadie después de huir, me encuentre, porque si eso pasa... carajo, seré una vergüenza.

—Si hijo— mamá me toma de la mano y sonríe febrilmente. —¿Por qué no se lo habías dicho, Hannah? — niego, no puedo ni siqu