HANNAH No me siento obligada a llamar a Maxine, pero no siento que sea necesario hacerlo. Le voy a dar una buena noticia, eso ante sus ojos y ante los ojos de aquellos que se enteren de que me voy a casar, pero no ante los míos. Para mí, regar por todos la noticia de que estoy comprometida con Maximiliam Watkins no es algo que me emocione mucho, si por mí fuera me casaría en total secreto con ese hombre que para decir verdad no tiene la culpa. Maximiliam es un buen chico, de eso no tengo duda, pues cuando estuve con él en Los Ángeles fue muy amable, fue bastante caballeroso. Max es el hombre que todas quisieran tener, pues es guapo, tiene un color de ojos muy lindo y profundo, un color de cabello común, pero su rostro no es como el de los demás. Además, está podrido en dinero, a pesar de que tiene más hermanos, eso no le restara eso que seguramente en varios años terminara heredando. Cualquier chica que se lo encuentre en la calle debe de babear, solo con verlo. Pero cuando tenga la o
HANNAH El silencio que permanece en la otra línea me dice que la noticia ha dejado sin palabras a mi amiga. Yo también estaría así si ella fuera la que de la nada va a casarse, pero me gustaría que dijera algo más que un ¿qué? Yo estaba muy segura de que algo así pasaría, es obvio que la noticia no es fácil de asimilarse. Pues no tengo un novio, no es posible que me casa así como así, pero bueno... he aprendido que todo es posible en esta vida. Una cosa orilla a otra y así se genera una cadena.—¿Maxine, sigues aquí?— pregunto con pena.— Háblame, por favor.—Es que ¿cómo carajos sucedió, Hann? Como es que hace unas semanas hablábamos de la salud de tus padres y hoy estás diciéndome que vas a casarte. No puedo creerlo, no puedo relacionarlo tampoco.— Cierro los ojos preocupado, ella no está aquí, pero si lo estuviera se daría cuenta de que mi casamiento no es algo bueno, ni algo que elegí por amor, si no por pura necesidad.— Explícame una cosa, ¿quién es ese con el que te vas a casar?
HANNAHLa llamada com Maxine de alguna forma me ha dado un poco de paz y felicidad, pues aunque ella no sabe la verdad, ella me ha llenado de alagos por la boda. No sabe la realidad, pero el entusiasmo con el a que ella hablaba me puso muy feliz. Tal vez debería de parar toda esta farsa, si es que pudiera ser posible. Maxine dice que merezco ser feliz y esa fuente de felicidad tiene nombre y apellido, pero lo he mantenido oculto por una extraña razón. Mi miedo de que esa fuente de felicidad fuera solo momentánea me arruinó la vida y futuro, pues si yo no hubiera temido, tal vez ahora estaría hablando d e mi boda con Leo y no con Maximiliam.—Hija— interrumpe en mi habitación mi madre. Sostiene un sobre amarillo de papel, no se que es lo que necesita o lo que quiere darme, pero mientras mantengo una sonrisa. Mi madre y yo siempre hemos tenido una relación envidiable o eso decían mis amigas. Pues mi madre es como mi amiga, una madre y una confidente a la que puedo decirle cualquier cos
HANNAHDespués de una charla sobre los preparativos de la boda, mamá me ha convencido de que parte se ser una buena futura esposa es ser agradecida con esos detalles que mi futuro esposo ha hecho por mí. Así que me ha pedido, no, me ha obligado a que llame a Maximiliam para agradecerle por lo que su familia esta haciendo por nosostros. Sé que debo de ser agradecida por ello, pero no quiero llamarle. No es como que quiera que hablar con él, quiero estar lo más alejada de él. No somos novios, ni siquiera somos amigos, somos... no somos nada, pero nos vamos a casar.—¿Ya le llamaste a Max?— como siempre, mamá aparece en mi habitación cuando me tomo el tiempo de meditar sobre mi maldita existencia y mis problemas. Desde la puerta me examina con la mirada y alza las cejas esperando una respuesta que si tengo, pero que si se la doy se va a molestar, mucho. —¿Entonces, hija?— me presiona.Estiro los brazos y muevo un poco mis pies, pues estoy haciendo yoga. Ahora que mi madre está aquí no te
HANNAHQue difícil es intentar tener comunicación con alguien que apenas y conoces. No entiendo porque hablar con Max me parece imposible y en serio debería de trabajar en ello, pues en un abrir y cerrar de ojos estaré casada con ella. No me imagino estando con él y con la boca cerrada como si no pudiera hablar. Debo de dejar la vergüenza o eso que me impide expresarme con él de buena forma. Quisiera hablar con Max como hablo con Leo, pero entre ambos hay varios años de amistad de diferencia. A pesar de que mamá siempre dice que fuimos amigos por mucho tiempo, cosa que no recuerdo, no lo considero mi amigo. No somos amigos, somos... conocidos. Pues en algunas ocasiones mamá hablaba de su amiga Natalia durante las comidas. Decía que tenía muchad ganas de verla, que quería visitarla en Los Ángeles ý averiguar porque ellos ya no venían a casa a pasar unos cuantos días. Sinceramente, no le ponía mucha atención, que aburrido era escucharla y ahora esas personas han dejado de 4estar en segu
—Creo que no es para tanto, Hannah. No creo que conocer a una persona se reduzca a ser lo mejor de la vida, ¿sabes? —del otro lado Max me regala una risita divertida. —Bueno, es que lo digo porque Maxine es muy buena chica. Además, es muy buena en lo que hace generalmente es buena en casi cualquier cosa... no importa que ella es muy buena.—¿En que dices que trabaja?— pongo los ojos en blanco, creo que cuando estuvimos juntos le dije qje ella trabajaba en un restaurante. Además, le acabo de mencionar que su sueño es ser actriz. —Bueno... no trabaja de lleno siendo actriz porque apenas y le dan pequeños papeles, pero se sotieme trabajando en un restaurante que le da la oportunidad de ir a audicionar por papeles cada vez que ella lo necesita. No es que le paguen bien, pero le da la libertad que necesita para poder seguir intetando ser descubierta pof algún director que crea en ella.— Explico feliz, pue hablar de Maxine siempre me emociona, sé que algún día ella podrá ser una buena y
MAXIMILIAM (Siguiendo la temporalidad de los capítulos anteriores)Mantengo la mirada en las hojas que la secretaria me ha entregado sobre progreso de la empresa de Hannah. Ayer ella me llamó, sinceramente me sorprendió recibir esa llamada pues es la primera vez que lo hace desde que vino a Los Ángeles para conocernos. Mamá dice que ya nos conocíamos, pero tengo tantas cosas en la mente que apenas y me acuerdo de esos detalles de la infancia. No somos los mismos niños que se conocieron hace unos años, hace muchos años, por eso era muy necesario que nos viéramos. No podía simplemente casarme y ya, mucho menos sin conocer el rostro de la siguiente mujer Watkins... Para ser sincero no quiero que Hannah sea mi mujer, no en toda la extensión de la palabra. No quiero que ella sea la mujer que vea llegar a mi lado en el altar, una parte de mí, esa que esta lleno de fantasías quisiera que la mujer de esa noche me busque. Ella tiene mi número de teléfono, mi correo, mi dirección y sabe cual
La dirección que Hannah me dio está confusa. Llevo media hora intentando encontrar el sitio que ella señala, sinceramente, esta mujer no sabe como dar una dirección. Creo que Hannah es una niña caprichosa, sino no estaría pendiendo de un hilo por la desastrosa situación que viven sus padres. Es decir, están a nada de perder su pequeña fortuna. No tiene mucho, pero nunca han tenido tanto porque se centraron en el mercado local y en el mercado local, no más. Si ellos, o específicamente el papá de Hannah hubiera decidido ampliar sus horizontes tal vez ahora mismo su empresa no estaría en ese tipo de crisis. Una cosa es ser empresario, poner un negocio y listo, pero una muy distinta es saber manejar a la perfección cada una de las acciones y el dinero que generas. No puedes, de ninguna manera gastar más de lo que ganas. Y por lo visto su única hija debe de ser lo que más le hace gastar, no es mi problema, pero cumplir demasiados caprichos a veces no es bueno.Sinceramente, no soy nadie pa