HANNAH—Mamá—la llamo antes de que salga del auto.— Debo de ir a hacer unas cosas, entra a la casa, yo voy a salir.—¿A dónde?— niego repetidas veces, ella no puede saber que ahora mismo necesito ir a la casa de Leo a pedirle una disculpa por lo que ha pasado hace dos horas. Mama ni siquiera noto lo que pasaba entre ambos y si lo noto, lo disimulo y muy bien. Durante el rato que estuve con ella en la cafetería yo solo quería salir huyendo, ya no aguantaba, el pasar del tiempo se sentía lento, más de lo normal. Para mí, un minuto en esa cafetería estaba durando diez. Además, el café de mi madre parecía infinito, interminable, y cuando estaba a punto de terminarlo, decidí que era hora de irnos. Pedí la cuenta sin siquiera preguntarle, solo lo hice y recé porque el chofer estuviera cerca y lo estaba. Solo que mama hizo que se detuviera, ella quería galletas de mantequilla, el camino fue una tortura para mí. —A un sitio con Emma— respondo, Emma es una de mis viejas amigas, ni siquiera s
HANNAH Nunca creí sentirme tan descarada como me siento ahora, pero me siento bien al saber que el hombre que amo me esta abrazando, pero esta dudando sobre si hacerme caso o no. Sé que pedirle que me deje estar con él es como pedirle que comparta su cepillo de dientes, es asqueroso. Solo que yo no voy a dejar que Max me toque, ambos sabemos que estamos de acuerdo con un matriminio que no tiene nada que ver con el amor. Somos uno de conveniencia, solo eso, no hay amor ni nada más importante que el dinero que su familia tiene para darnos. Me siento tan mal de ver a Leo así, alcoholizado hasta casi estar perdido. Sé lo que el alcohol significa para él y yo lo he llevado a beber, no soy buena para él y lo sé muy bien. De hecho recuerdo que una vez su madre le dijo algo así cuando éramos pequeños. Pues mi vida era distinta a la de mi entonces amigo, ella sabía que era peligroso que su hijo se llevara conmigo por mi comportamiento. Ambos eramos de mundos distintos, lo sabíamos, pero nues
Regreso a casa sintiéndome vacía y con ganas de llorar, de decir que no me quiero casar. Pasé la noche con Leo... se sintió como una despedida, pero estoy segura de que no es así. Camino por los pasillos d e la casa, es demasiado temprano para que alguien esté por aquí. Papá debe de estar descansando con mi madre, no debe de sentirse muy bien después de haber estado en el hospital. —Hannah— la voz de Jules me obliga a dar un salto del susto. Me llevo la mano al corazón para sentirmelo, esta latiendo rápido.— Buenos días hija.—Jules... me asustaste— me quejo sonriendo nerviosa, pues no quería que nadie me viera llegar a casa a esta hora, pero tengo la sospecha de que Jules sabe algo. Ella sabe que tal vez tengo algo con Leo, puedo verlo en sus ojos prundos, pues es el tipo de mujer que sabe cosas pero se queda callasa.— ¿Pasa algo?— pregunto asustada. —Nada nada cariño, escuche la puerta, me asusté. Como sea, ya es hora de empezar los deberes de la casa— Jules se talla los ojos y me
Despierto porque mi madre ha entrado a mi habitación hecha un tornado. Abre las cortinas y canta una canción que no reconozco, pero tampoco creo que se importante saber que canción es la que hoy trae en la mente. Me quejo un poco, pero evito quejarme demasiado porque... ella no sabe que no llegué a dormie y que cautelosa entre a la casa a las cinco de la mañana, solo sabe Jules y he confesado un par de cosas antes de subir a mi habitación a dormir. Que bueno, no dormí demasiado, a lo mucho dos horas o más, primero debo de ver el reloj. —Despierta cariño— siento el peso de mi madre en la cama.— Estoy muy feliz— quiero cubrirme la cara y seguir durmiendo, pero no lo hago, me quedo mirando el techo esperando a que mamá siga hablando.— Los Watkins ya casi vienen, niña. —¿Qué?— pregunto asustada, automáticamente el sueño se me ha ido.— ¿Van a venir? Pero la boda es hasta enero y estamos a principios de mes. —Ni tan a principios de mes cariño, es mejor que vengan desde antes porque debem
HANNAH Mantengo el teléfono en la mano, llevo más de media hora buscando las fuerzas para comunicarme con Maxine en donde sea que hoy esté. Siempre cambia de trabajos, muy seguido en realidad. Y esnque la mayoría del tiempo tiene problemas con el dinero, ahora me siento identificada con ella, la cosa es que yo no creo poder sostener un ritmo de vida como el de ella. Ella trabaja todos los días de la semana y aún intenta seguir su sueño, le gustaría tener su fortaleza, pero me temo que nunca la voy a tener. Me encanta la personalidad de Maxine, es naturalmente fuerte porque la vida la ha hecho fuerte por todo lo que le ha pasado. Se vio en la necesidad de convertirse en adulto a muy temprana edad y su sueño se convirtió en lo principal, por eso ss que dejó la universidad. Yo fui a una universidad privada, la colegiatura era excesivamente cara. Para ser sincera, yo no estaba bien en esa escuela... porque yo no quería estudiar algo así... yo quería estudiar algo que tuviera que ver con
HANNAH No me siento obligada a llamar a Maxine, pero no siento que sea necesario hacerlo. Le voy a dar una buena noticia, eso ante sus ojos y ante los ojos de aquellos que se enteren de que me voy a casar, pero no ante los míos. Para mí, regar por todos la noticia de que estoy comprometida con Maximiliam Watkins no es algo que me emocione mucho, si por mí fuera me casaría en total secreto con ese hombre que para decir verdad no tiene la culpa. Maximiliam es un buen chico, de eso no tengo duda, pues cuando estuve con él en Los Ángeles fue muy amable, fue bastante caballeroso. Max es el hombre que todas quisieran tener, pues es guapo, tiene un color de ojos muy lindo y profundo, un color de cabello común, pero su rostro no es como el de los demás. Además, está podrido en dinero, a pesar de que tiene más hermanos, eso no le restara eso que seguramente en varios años terminara heredando. Cualquier chica que se lo encuentre en la calle debe de babear, solo con verlo. Pero cuando tenga la o
HANNAH El silencio que permanece en la otra línea me dice que la noticia ha dejado sin palabras a mi amiga. Yo también estaría así si ella fuera la que de la nada va a casarse, pero me gustaría que dijera algo más que un ¿qué? Yo estaba muy segura de que algo así pasaría, es obvio que la noticia no es fácil de asimilarse. Pues no tengo un novio, no es posible que me casa así como así, pero bueno... he aprendido que todo es posible en esta vida. Una cosa orilla a otra y así se genera una cadena.—¿Maxine, sigues aquí?— pregunto con pena.— Háblame, por favor.—Es que ¿cómo carajos sucedió, Hann? Como es que hace unas semanas hablábamos de la salud de tus padres y hoy estás diciéndome que vas a casarte. No puedo creerlo, no puedo relacionarlo tampoco.— Cierro los ojos preocupado, ella no está aquí, pero si lo estuviera se daría cuenta de que mi casamiento no es algo bueno, ni algo que elegí por amor, si no por pura necesidad.— Explícame una cosa, ¿quién es ese con el que te vas a casar?
HANNAHLa llamada com Maxine de alguna forma me ha dado un poco de paz y felicidad, pues aunque ella no sabe la verdad, ella me ha llenado de alagos por la boda. No sabe la realidad, pero el entusiasmo con el a que ella hablaba me puso muy feliz. Tal vez debería de parar toda esta farsa, si es que pudiera ser posible. Maxine dice que merezco ser feliz y esa fuente de felicidad tiene nombre y apellido, pero lo he mantenido oculto por una extraña razón. Mi miedo de que esa fuente de felicidad fuera solo momentánea me arruinó la vida y futuro, pues si yo no hubiera temido, tal vez ahora estaría hablando d e mi boda con Leo y no con Maximiliam.—Hija— interrumpe en mi habitación mi madre. Sostiene un sobre amarillo de papel, no se que es lo que necesita o lo que quiere darme, pero mientras mantengo una sonrisa. Mi madre y yo siempre hemos tenido una relación envidiable o eso decían mis amigas. Pues mi madre es como mi amiga, una madre y una confidente a la que puedo decirle cualquier cos