Regreso a casa sintiéndome vacía y con ganas de llorar, de decir que no me quiero casar. Pasé la noche con Leo... se sintió como una despedida, pero estoy segura de que no es así. Camino por los pasillos d e la casa, es demasiado temprano para que alguien esté por aquí. Papá debe de estar descansando con mi madre, no debe de sentirse muy bien después de haber estado en el hospital. —Hannah— la voz de Jules me obliga a dar un salto del susto. Me llevo la mano al corazón para sentirmelo, esta latiendo rápido.— Buenos días hija.—Jules... me asustaste— me quejo sonriendo nerviosa, pues no quería que nadie me viera llegar a casa a esta hora, pero tengo la sospecha de que Jules sabe algo. Ella sabe que tal vez tengo algo con Leo, puedo verlo en sus ojos prundos, pues es el tipo de mujer que sabe cosas pero se queda callasa.— ¿Pasa algo?— pregunto asustada. —Nada nada cariño, escuche la puerta, me asusté. Como sea, ya es hora de empezar los deberes de la casa— Jules se talla los ojos y me
Despierto porque mi madre ha entrado a mi habitación hecha un tornado. Abre las cortinas y canta una canción que no reconozco, pero tampoco creo que se importante saber que canción es la que hoy trae en la mente. Me quejo un poco, pero evito quejarme demasiado porque... ella no sabe que no llegué a dormie y que cautelosa entre a la casa a las cinco de la mañana, solo sabe Jules y he confesado un par de cosas antes de subir a mi habitación a dormir. Que bueno, no dormí demasiado, a lo mucho dos horas o más, primero debo de ver el reloj. —Despierta cariño— siento el peso de mi madre en la cama.— Estoy muy feliz— quiero cubrirme la cara y seguir durmiendo, pero no lo hago, me quedo mirando el techo esperando a que mamá siga hablando.— Los Watkins ya casi vienen, niña. —¿Qué?— pregunto asustada, automáticamente el sueño se me ha ido.— ¿Van a venir? Pero la boda es hasta enero y estamos a principios de mes. —Ni tan a principios de mes cariño, es mejor que vengan desde antes porque debem
HANNAH Mantengo el teléfono en la mano, llevo más de media hora buscando las fuerzas para comunicarme con Maxine en donde sea que hoy esté. Siempre cambia de trabajos, muy seguido en realidad. Y esnque la mayoría del tiempo tiene problemas con el dinero, ahora me siento identificada con ella, la cosa es que yo no creo poder sostener un ritmo de vida como el de ella. Ella trabaja todos los días de la semana y aún intenta seguir su sueño, le gustaría tener su fortaleza, pero me temo que nunca la voy a tener. Me encanta la personalidad de Maxine, es naturalmente fuerte porque la vida la ha hecho fuerte por todo lo que le ha pasado. Se vio en la necesidad de convertirse en adulto a muy temprana edad y su sueño se convirtió en lo principal, por eso ss que dejó la universidad. Yo fui a una universidad privada, la colegiatura era excesivamente cara. Para ser sincera, yo no estaba bien en esa escuela... porque yo no quería estudiar algo así... yo quería estudiar algo que tuviera que ver con
HANNAH No me siento obligada a llamar a Maxine, pero no siento que sea necesario hacerlo. Le voy a dar una buena noticia, eso ante sus ojos y ante los ojos de aquellos que se enteren de que me voy a casar, pero no ante los míos. Para mí, regar por todos la noticia de que estoy comprometida con Maximiliam Watkins no es algo que me emocione mucho, si por mí fuera me casaría en total secreto con ese hombre que para decir verdad no tiene la culpa. Maximiliam es un buen chico, de eso no tengo duda, pues cuando estuve con él en Los Ángeles fue muy amable, fue bastante caballeroso. Max es el hombre que todas quisieran tener, pues es guapo, tiene un color de ojos muy lindo y profundo, un color de cabello común, pero su rostro no es como el de los demás. Además, está podrido en dinero, a pesar de que tiene más hermanos, eso no le restara eso que seguramente en varios años terminara heredando. Cualquier chica que se lo encuentre en la calle debe de babear, solo con verlo. Pero cuando tenga la o
HANNAH El silencio que permanece en la otra línea me dice que la noticia ha dejado sin palabras a mi amiga. Yo también estaría así si ella fuera la que de la nada va a casarse, pero me gustaría que dijera algo más que un ¿qué? Yo estaba muy segura de que algo así pasaría, es obvio que la noticia no es fácil de asimilarse. Pues no tengo un novio, no es posible que me casa así como así, pero bueno... he aprendido que todo es posible en esta vida. Una cosa orilla a otra y así se genera una cadena.—¿Maxine, sigues aquí?— pregunto con pena.— Háblame, por favor.—Es que ¿cómo carajos sucedió, Hann? Como es que hace unas semanas hablábamos de la salud de tus padres y hoy estás diciéndome que vas a casarte. No puedo creerlo, no puedo relacionarlo tampoco.— Cierro los ojos preocupado, ella no está aquí, pero si lo estuviera se daría cuenta de que mi casamiento no es algo bueno, ni algo que elegí por amor, si no por pura necesidad.— Explícame una cosa, ¿quién es ese con el que te vas a casar?
HANNAHLa llamada com Maxine de alguna forma me ha dado un poco de paz y felicidad, pues aunque ella no sabe la verdad, ella me ha llenado de alagos por la boda. No sabe la realidad, pero el entusiasmo con el a que ella hablaba me puso muy feliz. Tal vez debería de parar toda esta farsa, si es que pudiera ser posible. Maxine dice que merezco ser feliz y esa fuente de felicidad tiene nombre y apellido, pero lo he mantenido oculto por una extraña razón. Mi miedo de que esa fuente de felicidad fuera solo momentánea me arruinó la vida y futuro, pues si yo no hubiera temido, tal vez ahora estaría hablando d e mi boda con Leo y no con Maximiliam.—Hija— interrumpe en mi habitación mi madre. Sostiene un sobre amarillo de papel, no se que es lo que necesita o lo que quiere darme, pero mientras mantengo una sonrisa. Mi madre y yo siempre hemos tenido una relación envidiable o eso decían mis amigas. Pues mi madre es como mi amiga, una madre y una confidente a la que puedo decirle cualquier cos
HANNAHDespués de una charla sobre los preparativos de la boda, mamá me ha convencido de que parte se ser una buena futura esposa es ser agradecida con esos detalles que mi futuro esposo ha hecho por mí. Así que me ha pedido, no, me ha obligado a que llame a Maximiliam para agradecerle por lo que su familia esta haciendo por nosostros. Sé que debo de ser agradecida por ello, pero no quiero llamarle. No es como que quiera que hablar con él, quiero estar lo más alejada de él. No somos novios, ni siquiera somos amigos, somos... no somos nada, pero nos vamos a casar.—¿Ya le llamaste a Max?— como siempre, mamá aparece en mi habitación cuando me tomo el tiempo de meditar sobre mi maldita existencia y mis problemas. Desde la puerta me examina con la mirada y alza las cejas esperando una respuesta que si tengo, pero que si se la doy se va a molestar, mucho. —¿Entonces, hija?— me presiona.Estiro los brazos y muevo un poco mis pies, pues estoy haciendo yoga. Ahora que mi madre está aquí no te
HANNAHQue difícil es intentar tener comunicación con alguien que apenas y conoces. No entiendo porque hablar con Max me parece imposible y en serio debería de trabajar en ello, pues en un abrir y cerrar de ojos estaré casada con ella. No me imagino estando con él y con la boca cerrada como si no pudiera hablar. Debo de dejar la vergüenza o eso que me impide expresarme con él de buena forma. Quisiera hablar con Max como hablo con Leo, pero entre ambos hay varios años de amistad de diferencia. A pesar de que mamá siempre dice que fuimos amigos por mucho tiempo, cosa que no recuerdo, no lo considero mi amigo. No somos amigos, somos... conocidos. Pues en algunas ocasiones mamá hablaba de su amiga Natalia durante las comidas. Decía que tenía muchad ganas de verla, que quería visitarla en Los Ángeles ý averiguar porque ellos ya no venían a casa a pasar unos cuantos días. Sinceramente, no le ponía mucha atención, que aburrido era escucharla y ahora esas personas han dejado de 4estar en segu