Por tercera ocasión ¿estás bien? – Silk preguntaba mientras con gran deleite comía fresas bañadas en una salsa de chocolate que de simple no tenía nada gracias a los demás ingredientes de los que no tenía idea cuales eran pero que Candy había puesto allí, y eso era Candy, dulce pero también nada simple y sí algo complicada y para su frustración en esos momentos era misteriosa.
¿Qué te hace pensar que no lo estoy?
Bueno… - Tenía que admitir que Candy había disimulado bien, la había encontrado algo distraída al llegar, pero se las había arreglado para charlar, pero en cuanto un joven entró y pidió una rebanada de Pasión Oscura, Candy se había puesto roja como un tomate y en lugar de dar lo que le habían pedido había dado al pobre chico una enorme rebanada de tarta de manzana. Al menos el cliente no había protestado después de llevarse la primera cucharada a la boca. Observó a Candy tratando de averiguar que rayos pasaba. Ella era tan tranquila, solo había algo que la ponía totalmente rara y ese era… oh, oh… - ¡Drake Kensington!
¿Qué? – Candy intentó añadir un matiz extraño y ajeno a su voz, pero ahí venía el color rojo a su cara de nuevo y Silk soltó una carcajada.
Cuéntamelo todo, lo harás tarde o temprano, mejor ahora ¿no crees? No dudes que te incordiaré hasta el cansancio. Deduzco que sigues en estado de shock y por ello andas en la luna y que todo tiene que ver con tu Pasión Oscura.
¡Rayos!
Tu cara a veces es un libro abierto, al menos para mí. – Ignoró el gesto de frustración de Candy. – Venga, suéltalo ya.
Estuvo aquí. –A favor de su amiga tenía que decir que no había dado un grito o algo así, veía sus enormes ganas por saber más, sin embargo admiró su gran autocontrol. – Entró de pronto a la cocina y dijo que quería conocer a la creadora de los postres. Sally le dejó entrar y aun no entiendo por que no me avisó antes.
Que ingenua. Sally le hubiera dejado destrozar el lugar a cambio de una de sus sonrisas y puedo apostar que le dedicó una a juzgar por la facilidad con la que le dejó entrar, digo, yo lo hubiera hecho.
¿Ah si?
Claro, sobre todo por que vino personalmente a verte querida.
¿Sólo por eso?
El hombre es guapo, niña, guapísimo. También por eso.
¡Ey! Que le diré a tu marido.
Él sabe que yo admiro las cosas bellas, pero que él es lo más hermoso del mundo para mí. – Suspiro dramáticamente mientras ponía ojos de borrego a medio morir.
¡Santo cielo! No empezaras a darme la lata con tu tema favorito ¿verdad? – No había que ser experta para saber cual era el tema favorito de Silk: La historia de amor entre ella y su esposo. Era preciosa, de hecho. Solo que ella ya había perdido la cuenta del número de veces que la había escuchado.
Si no quieres que empiece prosigue por favor.
Está bien, pues nada, que llegó cuando intentaba evitar que Honey acabara con toda mi harina. Solo que la escena que encontró pues… - Le contó todo, no tenía caso no incluir todos los detalles, pero aun no le dijo el final.
No puedo creerlo – Silk casi lloraba de la risa. - ¿Así que vino y se puso a cocinar galletitas contigo? Esto indica algo… algo más… - Los ojos de su amiga empezaron a ponerse en plan soñador y para su desgracia también conspirador.
No sigas por ese camino ¿Te olvidas de Barbie ejecutiva?
Tonterías, ¿Qué hombre preferiría un reporte de la economía de la empresa antes que un delicioso postre tuyo?
¿Un hombre con sentido común? – Le rebatió con ironía.
¡Él vino! ¡Aquí! Si eso no indica nada para ti, es que estás ciega y sorda.
No, me indica que no soy la típica chica que hace castillos en el aire.
¿En serio tengo que repetir que él vino aquí?
Le gustan mis postres, no yo. Acéptalo, el hombre está más que interesado, sí, pero en mis habilidades reposteras.
Al corazón de un hombre se le llega por el estómago. – Le dijo Silk levantándose de un salto de la silla como para enfatizar su afirmación.
¿Así llegaste al corazón de tu amadísimo esposo? – Preguntó con ironía pues ya sabía la respuesta.
Bueno, no, pero…
Te vio en ropa interior ¿cierto?
¡Oye! Que no fue así.
Si tuviera tu figura quizás lo intentaría. – Suspiró Candy.
¿Te presentarías en su oficina cubierta con un largo abrigo llevando abajo solo ropa interior?
Sí. Sí eso significara que él me viera como algo más que la mujer que prepara los postres por los cuales se vuelve loco. Loco, ni más ni menos si no, no me explico que…
Punto número uno: Tienes una figura excelente, lo sabré yo que te he visto cuando te pruebas la ropa que te doy. Punto dos: Apruebo la idea de que te presentes así y de paso lleves chocolate para que todo el “asunto” resulte más sabroso si cabe y punto tres creo que debes… Un momento, ¿Qué es lo que no te explicas?
Él me besó. – Tenía que decirlo, como si el por fin soltarlo en voz alta le diera más realidad a lo sucedido, es que ella aun no terminaba de creérselo. Silk la miraba sin parpadear, al menos no lo hacía con la boca abierta.
¿Qué rayos esperas para continuar? – La apremió.
De pronto se acercó y así sin más lo hizo.
¿Y...?
Sabía a harina.
Por el amor de Dios dime que no le dijiste eso después que te besara. ¡Lo hiciste! – La acusó Silk al ver su cara de culpabilidad.
Bueno, yo…
La había tomado desprevenida, totalmente. Había puesto su mano en su nuca y en menos de dos segundos la estaba besando. Estaba tan nerviosa que en cuanto sintió el leve sabor de la harina empezó a reírse sobre sus labios. De más está decir que después que él se fuera se había puesto literalmente a darse de topes contra la pared, así la había encontrado Sally, lo que le hizo preguntarse si hubiera sido mejor meter su cabeza en el horno.
¿Te estás riendo? – Preguntó él con incredulidad al separarse de ella.
Sabes a harina. – Le soltó sin más. La cara de él era en realidad de asombro.
Nunca nadie me había detenido en mitad de un beso.
¿Qué le podía decir? ¿Lo siento? ¡Pues claro que no! La verdad iba a decirlo, pero seguía alucinando de tal manera que de su boca salían las palabras tal cual las pensaba y sí que sentía que el beso hubiese parado, pero antes de eso había pensado y dicho:
Hubiera sido mejor que supieras a chocolate.
¿Disculpa, como dices? – Su cara pasaba del asombro al… no había palabra para describirlo.
Chocolate… - Dijo únicamente como una tonta. El teléfono de él empezó a sonar, al ver la pantalla fue obvio a juzgar por su reacción que iba a contestar ¿Sería la Barbie ejecutiva?
Lo tomaré en cuenta para la próxima. – Le dijo antes de irse, no sin antes dedicarle una sonrisa mezcla de diversión y picardía. De eso hacía dos días y permanecía en su nube de bombones color rosa. De vez en cuando se bajaba de ella con los razonamientos más realistas y duros que podía encontrar:
Para él besar a una mujer será la cosa más normal y simple del mundo… ¿así es para muchos hombres no?
Fue su forma de agradecerle por preparar los postres que a él le encantan… Muchos agradecen con besos. Ok, no todos pero de que los hay, los hay.
No está muy bien de sus facultades mentales… Vale, aquí si me pasé un poco. Que el hombre es un genio de las finanzas o algo así.
Es alérgico a la harina… Puede ser, puede ser…
La harina debía estar infectada por alguna toxina que daña el cerebro. En ese caso ¿Por qué no me infecté yo? Momento, mis últimos actos indican que mi cerebro ya tiene tiempo dañado. Cambiar de proveedor de harina.
Candy tu situación es preocupante, preocupante… - Silk añadió drama a sus palabras al empezar a golpear su cabeza contra el mostrador.Con eso no lograrás nada, deja prendo el horno. – Dijo Candy con ironía y de inmediato Silk dejó de golpearse.No solo le dijiste que sabía a harina, si no que le detuviste en medio de un beso y encima le reclamas que por que no sabía mejor a chocolate.Simplemente se me escapó.Lo que se te va a escapar es ese hombre si sigues soltando semejantes barbaridades delante de él.No pretendo atraparlo, es más no pretendo verle una vez más en mi vida ¿con que cara lo haría? ¡Ni muerta me atrevo a cruzarme en su camino de nuevo! ¿No tienes nada que decir? – Le increpó a Silk quien había hecho ya toda una habilidad eso de mirarla sin parpadear.Claro, dame otra rebanada de Pasión Oscura, ya que tú lo desprecias, me lo comeré yo aunque sea en su versión de repostería.¡He dicho que no pienso volver a verlo! – Insistió al ver que su amiga no la creía.Si, si… lo
Tu dieta a base de mis postres está a punto de acabar. – La amenazó.Está bien, está bien. – Se apresuró Silk a explicar – Has suspirado por ese hombre por meses, desde que por su causa enterraste tu cara en un pastel en público…¿Podrías dejar de recordármelo?Ok, lo que quiero decir es que ya que lo tienes en la palma de tus manos ¿Por qué diantres lo alejas? Si eso no es incoherente no sé que lo es.No lo estoy alejando. Yo soy la que…¿Ah, no? El hombre viene aquí y te besa, no repetiré que debes callar los desastrosos pensamientos que a veces tienes, como eso del chocolate, mira que decir tal cosa es realmente…¿Desastroso?No, hilarante. Pero no apropiado y luego te manda tod0s esos chocolates ¡y tú dices que se los devolverás!¡Oíste la conversación!Repito que hice ruido al entrar y tú en tu mundo. Me tocó oír como le devolvías sus regalos y me costó un mundo detenerme y no zarandearte hasta que aceptaras.Es muy cierto que es el hombre de mis sueños pero eso no significa que
Tres horas después…Otra caja de chocolates yacía desparramada en el suelo después de haber sido aventada con toda furia habida y por haber.Dos horas después…Abrió el horno con toda intención de por lo menos dormir allí, a ver si así se le venía algo de inspiración repostera ¿Quién dijo que solo los escritores tenían crisis de inspiración y de falta de ideas?Otras dos horas después…El ruido de pasos la despertó, era su personal llegando al establecimiento. Con horror se dio cuenta que la mitad de su cuerpo estaba medio metido en el horno, el resto en una casi acrobática posición sobre el suelo. Se incorporó y se golpeó con el horno quedando sentada en el piso. Volteó a ver el reloj y este marcaba las siete en punto. ¿Qué hacer? Trampa, por supuesto…Llegó esto para ti Drake. – Su hermano entró llevando un paquete en las manos.¿A que debo el honor de que vengas en persona a dejarme esto?¿Desde cuando tu querido hermano no te hace esta clase de favores?Eres un cotilla, largo de a
¿Cómo?Que tú ganas. Lo que me mandaste tiene un sabor único, diferente, celestial, etc., etc. Admito mi derrota, no me gusta perder, pero en esta ocasión lo hago ante un formidable contendiente. Así que, tú dirás ¿cuál es mi castigo?Sabía que no perderías. – Silk aplaudía encantada. – No puedo creer que hayas pensado que no podrías. Ella es increíblemente buena ¿cierto? – Le dijo a Drake.¿Y bien? ¿Cuál es mi castigo por haber perdido?¿Puedo sugerir algo? – Preguntó Silk.Por supuesto que no. ¿Podrías esta vez hacerme caso e ir a la cocina? – Al ver la silenciosa negativa de Silk le dijo: - Hay montañas de esas galletas de coco que te fascinan.¿Con chispas de chocolate? – Al decirle Candy que así era, salió presurosa hacia la cocina no sin antes mandarle distintas indicaciones a con la mirada, se conocían tan bien que sabía exactamente lo que quería decirle: “No lo dejes ir” “El hombre está buenísimo” “Más vale escojas un buen castigo”.¿Estarás muy ocupado esta semana?¿El castig
Buena pregunta ¿Y entonces? ¿Entonces qué carajo le digo? Imperiosa por encontrar una respuesta dijo lo primero que se le vino a la mente.¿Qué le voy a decir a todas esas mujeres cuando ya no estés? ¿Qué eras empleado temporal? ¿No te pusiste a pensar que probablemente mis ventas bajarán? – Ok, estaba siendo exagerada pero no le quedaba de otra.¿Por eso estás tan molesta?¿Crees que habría otro motivo? – Dijo dirigiéndose a la mesa de trabajo y empezando a golpear más que amasar un gran trozo de masa para galletas.Prefiero no contestar. – Dijo él y ella le lanzó una mirada asesina. Drake alzó las manos en un gesto de rendición. – ¡Las que no te dejaban pasar fueron ellas no yo!Te espera una pila enorme de trastos sucios. – Le anunció.¿No tienes idea de lo rápido que soy lavando trastos verdad? – Le dijo con una sonrisa.¿Qué acaso todo para él era divertido? ¿No se suponía que alguien como él jamás en la vida había osado lavar un plato? Seguro tenía una legión de sirvientes aten
Tengo que ir a darle su pastel. – Caminó hacia la puerta.Ya es una niña grande puede tomarlo solita. – La detuvo agarrándole una mano y girándola hacia él.Es que, si no voy es capaz de comérselo entero y luego me recriminará por no haberla detenido. – Insistió tratando de liberarse sin resultados. – Le encanta ese postre, deberías probarlo es delicioso, se llama pasión oscura… - Siguió hablando sin parar tratando de ocultar sus nervios.Ahora mismo prefiero probar otra cosa. – Dijo dirigiendo su mirada hacia sus labios, logrando que Candy tragara saliva.No creo que sea buena idea.Ah, ¿pero es que sabes que es lo que quiero probar?Yo…¡Jefa! – Oyó a Murray por el pasillo, en cuanto entró Drake la soltó sin muchas ganas.No tenías que gritar Murray.Silk me dijo que lo hiciera si venía a la cocina y desde el pasillo, no entiendo por qué. – Candy sintió sonrojarse.Que amiga tan lista tienes. – Murmuró Drake.Necesito que vengas, es un pedido grande.Está bien. – Y escapó al mostrad
No creo que ella no haya creado el postre con el que te ganó.No me malentiendas, ella sí que lo creo, pero hace tiempo, no cuenta. Tenía que haberlo creado en el lapso de tiempo que le di, no antes, no después.Eso es injusto por tu parte ¿no crees? Así que, si has ganado la apuesta ¿cómo piensas cobrártela?Eso es lo interesante de todo esto ¿no? Créeme lo sigo pensando.¿Por qué no le dices que…? – Empezó Silk con una sonrisa maliciosa…Dime, soy todo oídos.Candy miraba extrañada a Silk, comía con lentitud su postre y a cada tanto soltaba risitas divertidas pero más que nada sonaba un tanto ¿esperanzada? Como si fuera una chiquilla a la que le han prometido un ansiado regalo.Casi temo preguntarte pero, ¿se puede saber que tienes?Nada, ¿Por qué?Para empezar, estás comiendo demasiado despacio. Ese postre no te dura ni cinco minutos.¡Oye! Que soy perfectamente capaz de saborearlo y…¿Y a que vienen esas risitas extrañas eh? –Candy se acercó más para verla a los ojos directamente,
Cinco segundos después Silk salía de la cocina no sin antes en un divertido gesto rebelde se llevaba unas barras de chocolate. Una vez sola y después de dar un sonoro suspiro empezó a decorar lo que ella sí había logrado llevar a buen término. La verdad es que estaba relajada y contenta, eso solo lo lograba el trabajar de esa manera, en esa esplendida cocina, con esos insuperables ingredientes y ese aroma fresco y puro que solo el campo podía dar. Abstraída en sus pensamientos no fue consciente de que era observada desde la puerta desde hacía unos momentos. Sintiendo de pronto la presencia de alguien, sin levantar la vista dijo:Silk, no pienso darte más chocolate. Pero si eres buena niña y estás quietecita te daré un poco de tu postre favorito. – Bromeó.Y si yo soy buen niño ¿Qué me darás? – La profunda voz de Drake hizo que pegara un respingo. – Aparte de esa mirada fulminante espero que algo un poco más dulce.¿Qué haces aquí?Bueno, es mi casa…Me refiero a aquí en la cocina. – S