- No, espera… por favor… ¿Qué tengo que hacer para que me dediques un mísero minuto y me escuches? – Dijo Drake saliendo detrás del escritorio y avanzando hacia ella, instintivamente Candy empezó a ir hacia la salida. – Por favor, creo que merezco por lo menos presentar mi defensa. Explicar que pasó, ni eso me has permitido.- ¿Pero es que hay lugar para explicar algo? A mí me quedó todo muy claro. ¿A ti no Silk?- Pues, es cierto que tiene derecho a explicar ¿no? Y no me habías dicho que había intentado explicarlo todo.- No te entiendo Silk, juro que no te entiendo. Vienes a darle de pastelazos y luego resulta que merece ser escuchado.- Hasta el más miserable criminal tiene derecho a defenderse.- Gracias Silk… creo. Y te he buscado por todos lados y tú simplemente has huido de mí Candy, merezco ser escuchado, por favor… - Le rogó.- Anda, escúchalo. – Pidió Silk y salió de la oficina.- Habrase visto tremenda traidora. – siseó Candy.-
- ¿Estás interesada?- Ni en un millón de años.- Lo sabía. – Rio Mark.Ahí estaba, esa sonrisa brillante, enorme, con el hoyuelo en el lado derecho y dedicada a… ese idiota ¿Qué rayos hacía Mark Callaham riendo con su Candy de esa manera? ¿Por qué la había abrazado? Y más importante aún ¿Por qué ella se lo había permitido? ¿Por qué ella le sonreía? ¿Por qué?Todo mal inicio, no tiene necesariamenteUn mal final.Aun así lo que empieza no tiene por queAcabar.La comida, los postres, el chocolate,Debe ser como el amor, siempre debe haber,En abundancia, sin restricciones… por siempre.Apasionadamente rico. K. Candy.- ¡Señor Kensington! – Le llamó un empleado a lo lejos que corría hacia él.- Demonios. – No quería que nada le distrajera de su nuevo intento por reconquistar a Candy, aun no estaba seguro de si sus planes darían fruto.- Le están buscando. – Dijo el empleado sin aliento al llegar.- Más tarde. – Y se encaminó dispuesto a sacar a Candy
La noche avanzaba conforme a lo planeado, los invitados disfrutaban de la comida y era hora de servir los postres. El chef encargado de los platos principales había salido a recibir las felicitaciones y los aplausos, ciertamente se había lucido. Candy no esperaba nada igual, solo que disfrutaran y quedaran satisfechos. El postre no siempre era bien recibido sobre todo por las damas. Así que su máximo deseo en cuanto al éxito de esa noche era que los de Kendall & Wallace probaran sus creaciones y le llamaran.No podía salir vestida de Chef a buscar a Drake, tenía la esperanza de que podría hacerlo en cuanto todo acabara. Desde su posición cerca de los meseros, vio los carritos con los postres listos para salir. Tragó saliva nerviosa y se apretó las sienes al sentir punzadas debido al estrés. La decoración y presentación jugaban un papel súper importante para lograr el objetivo final: ser comidos.No en vano habían trabajado tanto, se creó la suficiente expectación con la llegada de los
Era tardísimo y él apenas salía. Dos mujeres estarían muy enfadadas si no llegaba a tiempo. Casi corriendo llegó al lugar, estaba lleno, había mucha gente haciendo fila para que su libro fuera firmado. Él tomó el suyo y se acercó, se colocó de tal manera que pudiera ver a la autora del libro, había sido un éxito, por la originalidad de sus recetas, pero sobre todo por su manera de explicar tan sencilla y divertida. Ella sonreía con deleite y observó fascinado como la primera vez el hermoso hoyuelo de su mejilla. Él avanzó sin hacer fila y se le permitió por parte del personal porque todos sabían quién era él. Le guiñó un ojo a la ancianita que iba a poner su libro y acercó el suyo, la mujer le dejó. - Me lo firma por favor. - Claro. – Le dijo ella sin mirarlo como muchas veces lo hacía cuando estaba ocupada y cosa que le volvía loco. Le devolvió el libro y él esbozó una enorme sonrisa al ver la dedicatoria: Hola amor. Honey ha estado un pelín impaciente por que pruebes el
¿Qué pasaría si me pongo enfrente de él y le digo que estoy enamorada? ¿Qué cara pondría? De susto seguramente, o quizás no. Un hombre como él debe estar acostumbrado a esta clase de cosas, a que las mujeres se le pongan enfrente y le suelten estupideces de este tipo, así como así, sin intentar disimular y en su lugar decir algo como: Hola me llamo Candy bonito día ¿verdad? Pero aún así aparecer de la nada o intentar una situación para hablarle no es cosa sencilla, siempre está rodeado de gente, de mujeres y añadamos el hecho de que él sabría enseguida que intento darle conversación solo para estar cerca de él, digo, no soy tan tonta como para creer que soy la primera que lo intentaría. Además, existe la gran cuestión de que nunca me he considerado estúpida ¿A quien quiero engañar? Al menos no lo soy mientras él no está cerca, ya que siempre pasa algo y quedo como tal.Lo peor de todo es que no creo que tenga la menor idea de quien soy. Mi vida sería mucho más sencilla si no le hubier
Chocolate, oh delicioso chocolate. Indispensable para esta receta.Recuerden, el preparar Postres, no se trata de un proceso mecánico, sin vida, menos aún si lleva este enloquecedoramente rico ingrediente.Agréguenle entusiasmo, pasión y sobre todo amor.Nota del libro de postres: Apasionadamente rico, K. Candy. Eres todo un éxito. – Decía Silk mientras devoraba la segunda rebanada de “Pasión oscura” el nombre lo habían acuñado después de comprobar que el pequeño experimento culinario de Candy era delicioso y después de que Candy relatara el bochorno ocurrido y volviera a cocinarlo. De eso ya hacía un tiempo. – Y, dime ¿lo has visto de nuevo?– lo dijo casi gruñendo.Ajá.¿No te rindes verdad?Lo siento por ti. ¿Cómo se supone que lo vería de nuevo? Déjame ver, me presento en el edificio, aguardo a que salga y en cuanto lo vea me tiro en la cara otro pastel previamente hecho para tal fin, con la finalidad de que me reconozca.No es mala idea. – Reflexionó su amiga haciendo que lanza
¿Hay alguien que no ame los pastelillos? ¡Que alce la mano y se atreva a decir semejante mentira!¿La clave para que salgan esponjositos? Paciencia mis queridos lectores, Paciencia. No todo sale bien a la primera y en la mayoría de los casos, ni a la segunda, o la tercera… seamos honestos. Así que repito: PACIENCIA.Apasionadamente rico, K. Candy.Media hora después…No puedo creer que te haya permitido venir. – Refunfuñaba Candy seguida de una demasiado sonriente Silk.Eso es por que eres un dulce de mujer, así como tu nombre. – Silk la seguía llevando varias cajas que contenían los pastelillos.Ver para creer, una famosa diseñadora convertida en repartidora.Todo por los amigos.Eres una cotilla, eso es lo que eres. Me alegraré cuando compruebes que venir aquí es cero emocionante, sobre todo por que Él no siempre aparece.Pues realmente espero que sea uno de esos días que Mr. Chocolate aparezca.¿Mr.… qué?¡Oh, mira! Quizás este sea nuestro día. – Silk caminó rápido y atravesó las
El estrepito de su hermoso cuenco cayendo la hizo volver al presente y corrió hacia la niña que, aunque era una malvada seguía siendo una niña y se había asustado al ver volar los vidrios por todos lados y ver como un pequeño pedacito se encajaba en su mano haciendo correr un débil hilillo de sangre. Soltó chillidos aterrorizantes que asustaron a Candy pensando que había sido algo peor, al examinarla y ver que no era así suspiró de alivio y la llevó a lavar. Mientras le ponía la tirita Honey seguía sollozando.No debiste haber hecho eso. – La respuesta de Honey fue empezar a llorar de nuevo. – Ya, ya… olvídalo. No le diré a tu mamá si aceptas comer solo galletas de vainilla ¿de acuerdo? – La niña asintió con la cabeza aun emitiendo unos cuantos sollozos. - Vamos pues. Nosotras mismas las haremos ¿Qué te parece?Quince minutos después Honey ya no lloraba.Veinte minutos después Honey había descubierto lo divertido que era jugar con la harina.Veintidós minutos después Honey había descu