a penas suelto a Gianella una bala la impactó en el vientre y la vi caer, Mackenzie empezó a disparar, yo tomé el arma de Gianella y abrí fuego, Rosa estaba ahí, con una bata sobrepuesta, y viendo a su gente en el suelo, le disparé en la mano después, al verse desarmada, le di en la pierna, en los brazos, vacié el cargador de Gianella y el de su arma la cual recogí para vaciarla sobre su inerte y mal cubierto cadáver, fui corriendo a ver a Gianella y ella solo balbuceaba, llamamos a una ambulancia y nos dirigimos al hospital, Mackenzie estaba conmigo diciendo que no fue mi culpa, que no tenía que sentirme así, que los había protegido bien, pero no era nada más que una palmada en la espalda, nada iba a compensar el hecho de que la mujer que amaba haya sido herida por mi culpa, porque no pude defenderla, no pude darle una historia de amor cómo ella quería, era una mujer llen
—¡Mamá, mira hallé un cuaderno! —¿Le puedes prestar ese cuaderno a mamá, por favor?—¿Sabes de quién es?—Sí, Dante, el dueño es tu tío, fue una persona increíble, muy fuerte y valiente, el anillo que tienes colgado en tu cuello era de tu tía y el que tengo en el dedo es de tu tío.—¿Dónde está mi tío?—Tu tío está al lado de tu tía.—Y ¿Dónde están?—¿Ves el ocaso?—Sí.—¿Sabes por qué está rojo el sol?—Porque el sol se oculta para poder hacer que salga la luna.—No, el sol se oculta para que tu tío pueda ver a tu tía, el sol se oculta porque brilla menos que los ojos de tu tía y arde menos que el amor y la pasión de tu tío, ellos nos cuidan desde el cielo, este diario, es su legado, vamos a la casa, te lo voy a leer.—¿Leeremos el diario de mi tío Dante?—No.—¿Entonces?—Leeremos el diario del demente.
Muchas aventuras han sido vividas por quien hoy te habla, muchas de ellas han sido un juego, muchas de ellas desde luego me hicieron volar, muchas de ellas me marcaron, al final ellas son las que llevan al otro lado del inicio, no te las conté pues no sabía que algo tan ordinario como la escritura podía sosegar las tempestades habidas en mi vida, mucho menos que serías el sendero a la cordura perdida, en fin, quiero comenzar por el pasado, no por el presente pues honestamente aun ando algo estancado acerca de la decisión que planeo tomar, quiero que sepas que lo que te voy a contar es la verdad, espero tú me creas, no lo hizo nadie, para serte franco dudo que lo hagan y de todas maneras no me quita el sueño que no me crean. Hoy la vida humana vale tanto como la de una mosca volando sobre estiércol, esa es una de las tantas razones por las que se ve todo lo que hoy en día se presencia, desde la indiferencia ha
Ante el grito de mi madre no solo mi padre fue a ver que sucedía, sino que fui con él pensando que podía ayudar mas no esperé ver lo que vi. Al llegar al cuarto vi el habitual lecho de mi madre hecho una escena gore, el lienzo en blanco que solía ser el nido de amor de mis padres, ahora era la base de un quebranto donde había una mujer destruida (después entendí el motivo) con una catarata de lágrimas desesperadas corriendo por sus mejillas y su mirada con dirección a su sangrante vagina nos recibió, sus manos temblaban presagiando el luto y cuya premonición resultó ser cierta, como ya dije, se venía un mañana lúgubre para nosotros, para mis padres y en especial para mí, se fueron mis ganas de cuidar a un ser tan minúsculo, yo quería cuidarlo, abrazarlo, darle cátedra sobre lo poco que podía saber sobre la vida y algo más que en el
Las cosas empezaron a cambiar en el último año de secundaria, para empezar, me enamoré de una paradoja hecha mujer, era una de esas chicas que a simple vista crees poder subestimar, una dama común a los ojos de cualquiera, una chica de carácter dulce pero cuando se enfada sálvese quien pueda. A mis ojos perfecta, tenía un cabello color café, una mirada caoba y el color canela caracterizaba su piel, sus labios eran delgados parecían haber sido hechos con delineador o con el lápiz de algún dibujante perito, porque eran perfectos y sin discusión, llevaba unos anteojos medianamente gruesos con una montura redonda y vintage de color negro, la ayudaban con su visión, con ellos veía el horizonte, su pasado y los recovecos donde se ocultaba el sol, seguramente te preguntarás ¿Cuál es el nombre de tu musa? Y es que la verdad su nombre para mí es un sueño, lo m&
Llegué media hora antes, con unos botines negros, un pantalón negro, un polo blanco y una chompa gris, estaba hecho un manojo de nervios, era más que obvio, iba a tener una cita con el amor de mi vida en ese entonces, caminé muchas veces de ida y vuelta por ese puente y cuando vi la hora, eran las 4:50 pm, empecé a desesperarme, quería llamarla y preguntarle dónde estaba, si iba a venir o no, pero no lo hice por dignidad quería tener una imagen de desinteresado, un amigo nada más (Por supuesto mis planes eran otros) y bueno, llegó. Ella traía puestas unas Converse blancas, unas pantis del color de su piel, un vestido amarillo y una chaqueta de cuero negra, parecía una abejita, fue muy cómico, cuando estuvo cerca de mí yo saqué mi móvil y miré la hora, eran las 5:15 pm y le hice un ademán de indignación y recibí la respuesta más diplom&aac
Desperté con un dolor de cabeza terrible, no sabía si era por la resaca o porque dormí en una mala posición, me quedé echado un par de minutos viendo el techo y tratando de procesar todo lo que había pasado, si estaba soñando y recién había despertado o al menos si Gianella era real, porque, vamos querido diario, parece un sueño, una vez que noté que esto estaba pasando me dispuse a levantarme y el dolor no se hizo esperar, era como si con cada movimiento mis huesos se alinearan nuevamente, cada movimiento eran dos crujidos, con tantos “crack” sonando me quedé quieto por los nervios y me puse a pensar que hacer, me aburría estar en esa posición y me paré de golpe provocando una sinfonía de crujidos en mi cuerpo, el sonido era semejante al que se produce cuando aprietas con el puño esas burbujas protectoras, no semejante, el mismo ,mas logré ponerme de pie. En mi mente solo podía pensar: “vaya, no puedo creer que esto vaya a suceder realmente.” Entre otros pensamientos bobos que iban
Volví a ser feliz, nuevamente fui aprendiz del pecado. Después de volver a hacer el amor y ducharnos, ella salió y la ayudé a hacer sus maletas, tenía batas de enfermera y algunas herramientas que no sabía para que eran, solo reconocí el aparato medidor de presión, había muchos vestidos, poleras, pantalonetas y calzado para todo tipo de ocasión. Le pedí que por favor me acompañe a mi casa para revisar por última vez mis maletas e irnos y ella aceptó.En el camino de regreso fuimos a mi casa de San Martín de Porres. En la puerta de mi casa empezaron a aflorar sus miedos, estaba nerviosa por cómo comportarse y no sabía de qué manera presentarse ante la familia mía, ella halaba de mi polera y yo solo tomé su mano y le dije “tranquila, si alguien pregunta eres mi pareja” en ese momento su semblante mostraba duda y antes de que responda ella mi madre nos abrió la puerta e hizo algo que no veía desde la muerte mi hermano, mi madre se dejó caer al suelo, el chocar de sus l
—Déjamelo a mí muñeco. ─dijo luego de un guiño.—Usted manda, mi reina. —Respondí con la mano en mi sien, en forma de saludo militar. Ella se sentó sobre mí y empezó con su increíble fellatio y yo que no sabía qué hacer, empecé a lamer su “clítoris y después pasaba mi lengua por sus labios para después introducirla en su ahora húmeda vagina”, puede que no sepa de sexo, pero conocía algunas partes erógenas de las mujeres al menos por cultura general, sus gemidos no se hicieron esperar, supuse que lo estaba haciendo bien así que seguí y ella empezó a arquear su espalda y por momentos presionaba mi rostro con las piernas, me decía que siguiera, cosa que hice aunque por mi inexperiencia lo dudé, luego ella se levantó y se puso boca arriba, yo me arrodillé en la cama esperando como un perro esperando que le den su comida y así fue, de un tirón de cabello me dieron de cenar y no pude esperar para ejecutar un inexperto cunnilingus, ella apretaba mi cabeza con fuerza hacia su vagina