Terminó de decir esto y Patrick nos acompañó hasta las afueras del billar, era algo muy diferente esta vez, cuando llegamos se sentía una tensión, sí, mas no era una tensión tan pesada, era como si los sueños de muchas personas se hubieran roto, dejando de lado la sangre que dejábamos atrás, Gianella estaba cabizbaja, Mackenzie estaba viendo de izquierda a derecha buscando cosas que hacer, se notaba en su mirada.
—Bueno Dante, fue un placer conocerte, puede que luego de esto ya no te vea y no me gustaría en mi lecho de muerte decirte “No olvides que te quiero” ─Dijo Patrick fingiendo estar agostado.—Patrick, no queremos irnos, Mackenzie, Gianella y y…Antes de terminar la frase Gianella me jaló del brazo y me pidió que nos vayamos; no entendía nada, ella nunca ha sido de las personas que se rinden, así como así, no tenía sentido, ella era la primera que quería vengar a su padre y ahora quería huir, no hallaba la razón.—Hazle caso a Gianella, Dante, ella sabe lo
—Serpiente tenía razón, hacerte esta broma si iba a ser muy divertido. —¿Qué mierda te pasa? ¿Serpiente está vivo? —¡Ay! Que dramática. —¿Dramática? ¿Qué de todo esto te parece un juego? Serpiente está muerto y buscamos una pista, mi padre puede estar camino a morir y se te ocurre jugar, no entiendo esto. —Ya te explico; Serpiente está muerto, sí, pero me dejó un mensaje para ustedes, fue él quien los trajo aquí, sabía que Dante no sabría donde es, pero recordaría lo que vivió aquí, esto lo haría muy resistente emocionalmente para lo que viene de alguna manera, como quien combate fuego con fuego. También sabía que tu sí conocías el lugar y vendrías directamente aquí. —¿Cuándo planearon todo eso? &iq
Los disparos se empezaron a oír y no pensaba dejar sola a Gianella, así que hice lo primero que se me ocurrió, ir a su auxilio, cuando llegué hallé a Mackenzie sangrando por la pierna y seguía disparando para proteger a Gianella, uno de los soldados me escuchó y empezó a dispararme y yo solo podía esquivar y ponerme a cubierto, es ahí cuando me voy cuenta que uno venía por mi espalda y usé su peso en su contra para hacerlo caer con una llave de palanca, el tipo cayó y me abalancé sobre él con demasiada ira en realidad, el simple hecho de ver a mi mejor amiga herida y a mi novia, la madre de mi hijo ahí a cubierto por mi culpa me causaba una ira inefable, apenas estuve sobre el soldado lo tomé de los cabellos y empecé a azotar en el suelo, este me tiró un golpe en la nariz que aunque me dolió no pensé en ningún momento soltarlo o dejar de arremeter, me enfurecí aún más y tomé uno de los retazos de ventana que estaban cerca de mí y le hice rápidamente tajos en la palma para que no pud
Querido diario, Rosa me dejó llevarlas y yo solo pude decirle que la amaba, le pedí a Mackenzie que cuidara de ella y que no me buscasen más, le expliqué todo a ella con la intención de que me comprendiera, ella me entendió y juro no ir a buscarme, ni dejar que me buscasen, ella debía vivir, tenía a mi hijo en su vientre y yo quería verlo. Pasaron horas en las que solo pude escribir lo que estás leyendo querido diario, no quería alejarme de mi amada ni de quienes amaba, pero no tenía opción. Me alisté la mochila con ropa y solo me fui al lugar prometido. Al llegar, no había nadie, como si hubieran cerrado el parque, estuve esperando casi por media hora y llegó Rosa, estaba con un vestido como para ir a tomar el té, su nevada piel caía perfecta con su ropa, se sentó a mi lado, me besó la mejilla y dijo:—La vida es un juego muy extraño, a veces se gana, otras se pierde, pero tú has ganado el infierno, te lo aseguro. ¿Vámonos? —Vamos.Rosa me llevó caminando como quien da un
a penas suelto a Gianella una bala la impactó en el vientre y la vi caer, Mackenzie empezó a disparar, yo tomé el arma de Gianella y abrí fuego, Rosa estaba ahí, con una bata sobrepuesta, y viendo a su gente en el suelo, le disparé en la mano después, al verse desarmada, le di en la pierna, en los brazos, vacié el cargador de Gianella y el de su arma la cual recogí para vaciarla sobre su inerte y mal cubierto cadáver, fui corriendo a ver a Gianella y ella solo balbuceaba, llamamos a una ambulancia y nos dirigimos al hospital, Mackenzie estaba conmigo diciendo que no fue mi culpa, que no tenía que sentirme así, que los había protegido bien, pero no era nada más que una palmada en la espalda, nada iba a compensar el hecho de que la mujer que amaba haya sido herida por mi culpa, porque no pude defenderla, no pude darle una historia de amor cómo ella quería, era una mujer llen
—¡Mamá, mira hallé un cuaderno! —¿Le puedes prestar ese cuaderno a mamá, por favor?—¿Sabes de quién es?—Sí, Dante, el dueño es tu tío, fue una persona increíble, muy fuerte y valiente, el anillo que tienes colgado en tu cuello era de tu tía y el que tengo en el dedo es de tu tío.—¿Dónde está mi tío?—Tu tío está al lado de tu tía.—Y ¿Dónde están?—¿Ves el ocaso?—Sí.—¿Sabes por qué está rojo el sol?—Porque el sol se oculta para poder hacer que salga la luna.—No, el sol se oculta para que tu tío pueda ver a tu tía, el sol se oculta porque brilla menos que los ojos de tu tía y arde menos que el amor y la pasión de tu tío, ellos nos cuidan desde el cielo, este diario, es su legado, vamos a la casa, te lo voy a leer.—¿Leeremos el diario de mi tío Dante?—No.—¿Entonces?—Leeremos el diario del demente.
Muchas aventuras han sido vividas por quien hoy te habla, muchas de ellas han sido un juego, muchas de ellas desde luego me hicieron volar, muchas de ellas me marcaron, al final ellas son las que llevan al otro lado del inicio, no te las conté pues no sabía que algo tan ordinario como la escritura podía sosegar las tempestades habidas en mi vida, mucho menos que serías el sendero a la cordura perdida, en fin, quiero comenzar por el pasado, no por el presente pues honestamente aun ando algo estancado acerca de la decisión que planeo tomar, quiero que sepas que lo que te voy a contar es la verdad, espero tú me creas, no lo hizo nadie, para serte franco dudo que lo hagan y de todas maneras no me quita el sueño que no me crean. Hoy la vida humana vale tanto como la de una mosca volando sobre estiércol, esa es una de las tantas razones por las que se ve todo lo que hoy en día se presencia, desde la indiferencia ha
Ante el grito de mi madre no solo mi padre fue a ver que sucedía, sino que fui con él pensando que podía ayudar mas no esperé ver lo que vi. Al llegar al cuarto vi el habitual lecho de mi madre hecho una escena gore, el lienzo en blanco que solía ser el nido de amor de mis padres, ahora era la base de un quebranto donde había una mujer destruida (después entendí el motivo) con una catarata de lágrimas desesperadas corriendo por sus mejillas y su mirada con dirección a su sangrante vagina nos recibió, sus manos temblaban presagiando el luto y cuya premonición resultó ser cierta, como ya dije, se venía un mañana lúgubre para nosotros, para mis padres y en especial para mí, se fueron mis ganas de cuidar a un ser tan minúsculo, yo quería cuidarlo, abrazarlo, darle cátedra sobre lo poco que podía saber sobre la vida y algo más que en el
Las cosas empezaron a cambiar en el último año de secundaria, para empezar, me enamoré de una paradoja hecha mujer, era una de esas chicas que a simple vista crees poder subestimar, una dama común a los ojos de cualquiera, una chica de carácter dulce pero cuando se enfada sálvese quien pueda. A mis ojos perfecta, tenía un cabello color café, una mirada caoba y el color canela caracterizaba su piel, sus labios eran delgados parecían haber sido hechos con delineador o con el lápiz de algún dibujante perito, porque eran perfectos y sin discusión, llevaba unos anteojos medianamente gruesos con una montura redonda y vintage de color negro, la ayudaban con su visión, con ellos veía el horizonte, su pasado y los recovecos donde se ocultaba el sol, seguramente te preguntarás ¿Cuál es el nombre de tu musa? Y es que la verdad su nombre para mí es un sueño, lo m&