—Déjamelo a mí muñeco. ─dijo luego de un guiño.
—Usted manda, mi reina. —Respondí con la mano en mi sien, en forma de saludo militar.Ella se sentó sobre mí y empezó con su increíble fellatio y yo que no sabía qué hacer, empecé a lamer su “clítoris y después pasaba mi lengua por sus labios para después introducirla en su ahora húmeda vagina”, puede que no sepa de sexo, pero conocía algunas partes erógenas de las mujeres al menos por cultura general, sus gemidos no se hicieron esperar, supuse que lo estaba haciendo bien así que seguí y ella empezó a arquear su espalda y por momentos presionaba mi rostro con las piernas, me decía que siguiera, cosa que hice aunque por mi inexperiencia lo dudé, luego ella se levantó y se puso boca arriba, yo me arrodillé en la cama esperando como un perro esperando que le den su comida y así fue, de un tirón de cabello me dieron de cenar y no pude esperar para ejecutar un inexperto cunnilingus, ella apretaba mi cabeza con fuerza hacia su vaginaGianella aprovechó para ir al baño y yo me quedé esperando, la ansiedad me comía, quería saber que me iba a decir ¿Será algo bueno? ¿Será algo malo? ¿Cómo saberlo? Las posibilidades son infinitas, yo solo quería saber que me iba a decir. Pasaron un par de minutos y la preocupación me empezaba a invadir, temía que el avión despegara con ella en el baño. Cuando me levanté para buscarla la vi regresar, tan majestuosa como siempre, con su mirada de diosa y sus pasos de fuego. Le hice una señal con las manos para que venga y ella al percatarse de mi existencia apresuró su paso. Nos sentamos y ella recostó su cabeza en mi hombro, yo acaricié su mejilla y el avión se puso en marcha, por algún extraño motivo yo me mantuve estoico y expectante, un hambre de curiosidad era lo único que me invadía, pero no po
Querido diario, ¿Sabes qué es el miércoles Rojo? Por suerte pude contarla una vez más, aquella vez fue difícil, pero pude hacerlo, los miércoles rojos allí eran una forma muy extraña de diversión, fue inventada por los guardias de este lugar en un día peculiar. Te lo cuento para que lo recuerdes, el origen del miércoles rojo tuvo lugar, obviamente un miércoles de primavera cuando la novia de Serpiente (Los guardias lo conocen por su apodo) tuvo una hemorragia luego de un corte medianamente profundo que atravesó su torso y la dejó en coma, un coma que duró casi tres años y despertó justamente un miércoles ¿Puedes creerlo? Es una cosa de locos, totalmente irrisoria y difícil de creer, pero así paso, me lo dijo serpiente ¿Cómo? Para decirte cómo, primero debo explicarte de que trataba el miércoles rojo, este juego
—¿Su hija? ¿Gianella? —Pregunté con sorpresa.—¿Conoces a Gianella? Pero mira que pequeño es el mundo, supongo que conejo te va a querer, en fin, mucha suerte pequeña, toma, te devuelvo tu móvil, tiene todo solo agregue mi número y el de conejo por si acaso, usa el marcado rápido, aprieta 2 si quieres llamar a conejo y 9 si me quieres llamar a mí, ahora sí, buena suerte.Ni bien termino de decir esto, serpiente se abalanzó sobre mí y me aplicó una llave al brazo muy fuerte solo para conducirme a la puerta, la abrió con facilidad y me empujó.—Hay formas más amables eh. —Dije adolorido.Emprendí mi camino al piso 1, el pasadizo estaba muy callado, habían dos puertas, nada extraño o eso pensaba, llegué al segundo piso y justo cuando estaba pensando que todo esto era una farsa oí el primer disparo, me agaché de inmediato y avancé con el pecho pegado al suelo con dificultad pues no tengo entrenamiento militar, ni resistencia que me avale, para el quinto paso ya estaba
—¿Tenemos que llevar a ese imbécil? —Gianella, eso no está en discusión. —Dijo Alejo.—Pero papá, él es un bueno…—Para todo diría yo señorita, más respeto que si no fuera por mí tu noviecito no habría sobrevivido. —Oigan, por favor…—El que debería tener más respeto eres tú, pedazo de imbécil, aun herida puedo patearte el trasero…—Chicos por favor, cálmense… —Decía en tono amable. —¿A si? A ver qué tan fuerte eres…—¡Basta! ¡Quiero respuestas y las quiero ahora! —Exclamé hostigado.—Parece que tu noviecito tiene carácter eh.—No es mi novio…—Eso lo arreglo ahora mismo. Tomé la su mano y viéndola a los ojos le dije: ¿Gianella quieres ser mi novia? —¡¿Qué?! ¡Sí, claro que sí!Querido diario, luego de su respuesta, todo tuvo sentido, fuimos a un taxi con dirección al aeropuerto y regresamos a Lima. Fuimos a la casa de Gianella y nos sentamos en la mesa, todas las miradas eran hacia mí y nadie se atrevía a hablar así que yo me disp
Solo te diré que la conversación se tornó bastante difícil pues el único uso que veían para mí, era de carnada o de un cebo para atraerlos, pero sería estúpido pues si algo me pasaba no iba a poder defender a Gianella. Así que solo opté por decirle lo que quería hacer.—Déjame ir a mí, conseguiré la información que necesitan y volveré a lo mucho en dos días. —¿Cómo estás tan seguro de que vas a volver?—No te voy a mentir, no estoy seguro de hacerlo, pero tengo qué.—¿Por qué tienes qué?—Sí que eres preguntona eh, confía en mí, tengo que volver, hay algo que deseo hacer. —¡Dime qué es eso que debes hacer! —Dijo con una voz a punto de quebrarse. —¡Ay Dulcinea! Lamento mucho si mi ígnea determinación dicta la pugna interna que erosiona en una curiosidad apremiante por respuesta alguna, pero la estulticia en este caso será la salvación que necesitas y el amparo de mi sorpresa futura, sé que la premura de mi elección es dura de entender. —¿Ah? ¿Por qué
—Se más específico…—Rosa va a enviar gente a por ustedes, eso no está en discusión, podemos enviar a Patrick al frente, Gianella y usted serán francotiradores y yo llegaré de manera casual, como un transeúnte que llega a la escena y ayuda a los otros. —¿Cómo estás tan seguro de que te van creer? —Porque dejaré inconsciente a Serpiente, estoy más que seguro que Rosa querrá no solamente que esté vivo, sino que lo va a encerrar para que vea como los mata a ustedes y le dará muerte después, según el perfil de ella no es invalido pensar que querrá torturarlo de esa manera.—Ya veo… Bueno, si algo sale mal podremos apoyarlos desde la distancia. Querido diario, pasaron unas horas desde esta charla, Alejo habló con Gianella y le dijo el plan, llegó la tarde. Alejo nos envió a Patrick y a mí a la calle de 5 esquinas en barrios altos a recoger un paquete, ya sabía que nos iban a seguir, desde que los tipos llegaron tuve la sospecha de que habían sido comprados y así fue, al
Patrick empezó a caminar hacia el vehículo con dificultad por los golpes y Jack metió la mano derecha a su bolsillo, solo eso bastó para permitirle huir, detrás nuestro un auto explotó y en ese momento corrió, Alejo simplemente lo dejó ir y nos llevamos al herido Patrick con nosotros. Mientras íbamos a la casa de Gianella para curar las heridas de del idiota de Patrick éste nos dio algo útil. —Chicos, esto les va a gustar. —Dijo con una sonrisa forzosa. —¿Qué pasó viejo? Creí que sabías pelear. —Respondí con un tono satírico. —Aun así, puedo patearte el trasero, pero digamos que tengo flojera. —Respondió con el orgullo lacerado. —Si fueras carne, estarías blandito en este momento. —Contesté sacándole la lengua.—Cierra el pico. ─Respondió Patrick avergonzado. —Alejo te tengo un regalo. Pude quitarle el celular, quizá haya algo que nos lleve a Rosa. —Dijo mostrando un móvil ensangrentado. —Lo principal será apagar el GPS de este móvil y después extraeremo
De pronto un oficial pasó cerca de mí con su pareja, le dejó su arma y apostó a 150 soles que iba a lograr que la chica de cabello corto le hiciera un oral en la calle mientras que el otro imbécil aceptó. Sé que siempre he sido de aquellos a los que no les suele importar las personas, sin embargo, realmente no sé porque quise ayudar y hasta el día de hoy fue una de las mejores decisiones que pude haber tomado. Armé un cigarrillo, lo encendí, me puse la capucha y los seguí lentamente, estos estaban tan ensimismados que no notaron mi presencia, cada paso que daban me hacía hervir más la sangre porque sabía que iban a hacer, era despreciable, el abusar de un chica no tenía perdón, menos en ese estado de ebriedad, faltaban cerca de diez metros para que llegaran y la chica los vio, yo fingía ser un encapuchado más que solo deambulaba por ahí.