Gracias Diosito por darle a Logan el súper poder de la velocidad, pues si no fuera por eso, mi hermosa carita estaría tocando el piso justo ahora; pero a diferencia de esa desastrosa situación, Logan me sostiene de los brazos y la cintura.
—Gracias —digo entre unos jadeos, poniéndome de pie.
—¿Por qué estás aquí? —pregunta como si nada Chloe, como si no estaba a punto de tragarme los dientes.
Mi naturaleza no es ser malcriada o pesada con las personas, pero Chloe es un detonante para ese lado oscuro de mi pequeño ser. Cambio mi postura a una de elegancia y empoderamiento, soltándome de mi chico. Tal vez no estaré usando tacones como Chloe, pero no impedirá que la mire directo a los ojos.
—Porque no iba a permitir que una perra como tú le fuera a meter basura a mi novio —pronuncio las últimas palabras lentamen
—¡Genial!Logan está a punto de levantarse, olvidándose de mí si no fuera porque me sujeto de su camisa para no irme de espaldas y caer. Su celular casi sale volando cuando se da cuenta de su error y me sujeta con fuerza, haciendo una mueca como disculpa y yo le sonrío sarcástica. Decido quitar mis piernas de las suyas y regreso a una posición más correcta: ambas piernas de un lado de la banca.—¿Qué sucede? —pregunto, curiosa.Logan tiene una sonrisa de oreja a oreja y eso solo me intriga más. Me pasa su celular, se trata de un correo del entrenador dando a conocer la última decisión del Comité Deportivo Intercolegial en el cual extienden un plazo de dos meses para la recuperación de la estudiante del Instituto Monroe con la condición de integrar más chicas a sus equipos mixtos. Abro la boca entre asombrada y emocionad
Dylan Connor, o simplemente Dyl, es una chica de diecisiete años que estudia en el Instituto Monroe. Una chica tímida, pero linda; callada, pero inteligente; tendrá que ser tutora por obligación de Logan Harris. Y a pesar de ser una chica que no tiene problemas con los demás, Logan es como el chicle que se te pega al zapato: odioso, aborrecible, entre otras cosas que ella no soporta de él. Pero hay algo en él que hace que Dylan sea diferente a como es con otros: más competitiva, menos insegura. Logan Harris, un chico de dieciocho años, mejor conocido como el “chico guapo” de la secundaria. Chico con gran labia, pero poco cerebro; gran cuerpo, pero irresponsable. Será obligado a que la "nerd", según sus palabras, le ayude en sus problemas con las materias reprobadas. Además, él es muy competitivo en todo y un chico lleno de problemas cuando las cosas no son tal y como él las quiere. Y Dyl, es una de esas chicas que no reacciona de la forma en que él desea que lo haga.
Mi alarma suena a las seis de la mañana en punto, una hora precisa para prepararme antes de clases y no ir corriendo cuando estas empiezan a las siete y quince. Por suerte, la escuela no queda lejos de casa; o, al menos, así parece en auto. Sacudo mi desordenado cabello que cae a los lados de mi cabeza casi simulando el nido de unos pájaros mientras me pongo de pie y me estiro para sacar la pereza de mi cuerpo, aunque con poco éxito. Soy una amante de la música pop, por lo que mi canción de alarma esI got youdeBebe Rexha. En verdad la amo. Además, para poder levantarme, necesito de un incentivo y qué mejor que una canción que me haga moverme. Me levanto tarareando la canción mientras me dirijo al baño de mi habitación. Agradezco tener uno, pues no creo que pudiera soportar el hecho de compartir uno con tres chicos. ¿Tengo tres hermanos? Así es, están en lo correcto. Y resulta, pasa y acontece que todos son mayores e increíblemente,
Esta semana es el inicio de nuevo semestre, lo que significa que a algunos los cambian de lugar en cuanto a los asientos, los cuales son de dos plazas. Espero tener suerte y que Sebs y yo quedemos tal y como estamos ahora, pues hacer amigos no es mi fuerte, no lo es hace mucho tiempo. —Como saben hoy es día de cambios —comenta el Señor Collins—. Así que todos vayan a sus asientos por última vez, recuerden despedirse de su compañero actual —saca una risita mala, la cual lo hace ver extraño. Abro los ojos y decido conce
Su mirada de superioridad no desaparece en ningún momento mientras el entrenador habla, dando la explicación del por qué Logan se encuentra aquí; resulta, pasa y acontece que se ausento en un día de prueba, extraño. Pero más extraño es que su mirada sobre mí tampoco se va, ni siquiera porque las chicas de mi clase se lo devoran con los ojos y yo intento esconderme detrás de ellas. ‹‹¿Qué tanto me mira? ¿Tendré manchada mi camiseta?›› La hora de deporte ha sido la más rara de mi vida y una en las que más desconcentrada he estado en el día, y eso que he visto a mi hermano y sus amigos ir en ropa interior por la pista para molestar a Donovan. Camino con la bandeja de mi almuerzo hasta llegar a una de las mesas vacías donde Sebas y yo solemos comer, apenas me planto en el asiento cuando una chica usa el asiento enfrente mío. Frunzo el ceño, viéndola algo extrañada. Nunca he sido de las chicas que tienen muchas amigas, a decir verdad, toda la vida hemos sido Sebs y yo. El haberme criado entre chicos tampoco ayudó mucho. Si las chicas querían ser mis amigas, siempre era para llegar a mis hermanos, yo nunca les interesaba, solo era un medio y por ingenua ni siquiera me percataba de las señales, como, por ejemplo, que eran mayores que yo; aparte claro de todo lo que pasé y de mi reconstrucción personal. Por esa razón, mi único amigo ha sido Sebastian. Y me alegro de que no sienta más que fraternidad hacia ellos,04|¿Amiga nueva?*
Historia.¿Historia?¿Para qué rayos estudiamos historia?O sea, hello, yo voy hacia el futuro, no al pasado, dah.
Por fin es viernes y después del almuerzo, solo quedan dos horas clase para largarme a mi casita. Este tipo de semanas, las que sientes que se pasan volando son las que me gusta contar como favoritas, en especial esta, pues me ha dejado cositas buenas; como que la hora del almuerzo, en la mesa, ya no solo somos Sebastian y yo, ahora se encuentra Becca también. Quien resultó ser mejor de lo que alguna vez imaginé. Tiene una personalidad muy fuerte y directa que no deja de sorprenderme, pero que me llena de risas. Además, se siente bien poder decir que, al fin, tengo una amiga sincera que no está conmigo por la atención de mis hermanos.
Último capítulo