Julianne y los niños fueron extraídos el apartamento en pijamas por la parte trasera, Carrick tenía a su hijo menor sobre el regazo, Isabela y July estaban agarradas de la mano en el asiento de enfrente y Sebas estaba apoyando la cabeza en el hombro de Julianne. El trayecto se le hizo eterno, no podía creer que fuese tan desafortunada, primero pensó en el fallecimiento de algunos de sus abuelos, sin embargo su padre le hubiese dicho algo. La joven agarró fuerte a sus hijastros y les abrazó. Sebastian le besó en la mejilla prometió:
—Estamos contigo mamá.—Le aseguró Sebas. — Pase lo que pase.
—Sí, eres una Burwish y eso trae privilegios—Añadió Isa.
—¿Cuáles privilegios? — preguntó Julianne divertida.
—No sé, pero abuela siempre dice eso—Las dos mujeres rieron más que por los nervios, Carrick negó con la cabeza y se sintió mal porque sus hijos había encontrado una madre en el mejor momento de sus vidas, pero no tenía el valor de decirles
Julianne estaba intentando recordar su primera cita ella se había puesto creativa y además de no querer salir con un cliente había pedido a Patrick que le prestara una máquina de polígrafo. Compró hamburguesas y pizza, unos helados que fueron comiendo. Julianne preguntó sobre su familia y dijo que todos estaban muertos, lo cual había sido mentira, su lugar favorito, él respondió: Mi casa de la infancia. Unos meses más tarde estaban paseando en auto por el centro. —Hay un hotel en el centro, me dijo que esa fue la casa de sus padres. Un grupo de policías buscaba los restos del cuerpo de Brianna Penant Altazar. Mientras un grupo más grande buscaba a su tío. El hombre no se resistió. Estaba sentado en su habitación cuando los policías ingresaron, por último entró Julianne con un chaleco antibalas. —Mi amor, te he estado esperando. —No eres él. —Le dije que no te necesitábamos que te matara y mírate mu
Julianne aceptó regresar a casa de sus papás, Carrick y los niños solo querían dormir. Isabela le dio las gracias a Emma por cuidar de ella y Santi ni siquiera pudo emitir palabras, estaba dormido. Sebastian vio a su Emma y Alan, les dio un abrazo y los dos le abrazaron de vuelta. —Abuela, porque no hacemos una sandwichitos —Emma y Alan rieron. —Sí, abuela —insistió Alan y los tres rieron con fuerza antes de dirigirse a la cocina. Julianne estaba hablando con su hermana, Carrick. Había ido a por una ducha en el cuarto de invitados para que ella no tuviese que salir de la suya. La joven tomó la ropa interior y un pijama, su hermana entró a la habitación y le dio unos dulces que solían comer a escondidas cuando la semana, el día o cualquier cosa era demasiado buena. Julianne sonrió y Alice le besó en la mejilla. —Me voy, solo quiero que sepas que eres mi ídolo, mi hermanita y siempre no i
Emma se preparó una taza de té de manzanilla con leche. Lo sirvió en una copa de vino y le puso ron. Sus hijos compartieron una mirada rápida y sus nietos una risa no muy alta. Carrick tomó un sorbo y le pidió uno. Julianne rodó los ojos. —Yo perdí mi virginidad a los catorce, con el hombre más guapo de la vida. Era de esos hombres que hace que tu mamá quiera vomitar y tu papá se cuestione las mierdas que hizo en su juventud. James perdió la suya años veintinueve, treinta, cuando me conoció—Su esposo le dio un beso en la frente. —Sepan que los amo, aunque cometan indiscreciones con un hombre mayor que no apruebo o personas del mismo género que les puede producir cáncer de ano. Ambas cosas suenan horrible y son horribles.—Dijo James y todos rieron.—Contamos con un seguro médico grandioso y a mí me encanta ir al urólogo, porque es mi sobrino, el que hacía cosas inapropiadas con mi hija, pero, todo bien. Voy a ir a sentarme en la
Cash y Julianne fueron juntos a su casa, sus hijos, James y Emma tenían un serio compromiso en la piscina. Julianne se despidió de sus papás a los cuales abrazó con fuerza y les dio las gracias por no rendirse nunca con ella. James y Emma rieron porque era imposible rendirse cuando el bienestar y las necesidades de sus hijos estaban en riesgo. Carrick le dio dinero a su hija mayor en efectivo y le recordó pedirle que le depositara solo por si alguna emergencia ocurría.—Isabela, eres la mayor. Ehh. Nada de tortas ni de locuras, menos compras impulsivas. ¿Entendido, hijita?—Sí papá. Emergencias como de hospital y cosas extremas.—Sí.—El dinero para gastar—preguntó y le extendió la mano.—les dio cien dólares a los mayores y cincuenta a Santi.Isabela alzó una ceja
Carrick se sentó en su mesa favorita del Lemonade. Aquel lugar que era como su hijo mayor, había soñado en grande tras la victoria, decían que el primer año era el más difícil y para él lo fue. Carrick tenía una novia con un fideicomiso maravilloso, sueños gigantes como estudiar en Harvard, mientras él acababa de dejar la universidad en secreto. No se sentía merecedor de Julianne. Al principio no tenía para las cuentas del Lemonade. Compró una parte y trabajó durísimo o mejor, jugó buenísimo hasta conseguir el dinero que ocupaba. Se había pasado seis meses apostando por todo Estados Unidos, concurso tras concurso y en cada vez concurso rogaba a Dios que su padre no se diese cuenta antes de tiempo que no estaba en la universidad y mucho menos que lo alcanzara la mala suerte y perdiese. Carrick trabajó duro. Puso todo su esfuerzo en aquel lugar, hizo de plomero, constructor, mesero, Dj, todo lo que fuese en neces
El joven fue a su oficina, se bañó, se visitó y se peinó para su cita con Julianne. Se encargó de ir vestido de traje de tres piezas. Cenarían uno de los mejores restaurantes de la ciudad. El hombre estaba emocionado de ver a Julianne salir del edificio, por lo que decidió encontrarla en la puerta de casa con unas rosas blancas que había comprado para ella. July corría de un lado a otro como si en realidad fuese su primera cita. Se colocó las argollas y fue por otros tacones porque no se sentía cómoda con ellos. Volvió corriendo a la habitación por la cartera y escribió un mensaje VOY VOY Estoy nerviosa, Cash. Carrick leyó el mensaje mientras salía del elevador. Abrió la puerta y la encontró ajustándose una teta en el brasier. —Uhh, te odio. Estás ahí con ese arreglo tan mono y con ese traje te ves guapísimo. —Ven, bésame—pidió Cash y ella se alisó el vestido. —Estás preciosa.
Carrick estaba agradecido con el gesto de Julianne por intentar cuidarla y cubrir con sus necesidades más básicas, sin embargo, no quería parte fundamental de su relación se basase en Analissa y sus desastres quería que si llegaban a hacerlo esa semana o entres años fuese absolutamente sobre ellos. —Cariño, no te... enfades...—Julianne le vio expectante encima de él.—Quiero, quiero, en serio, quiero hacerlo contigo, pero no por Analissa. —El sexo entre nosotros nunca va a ser por Analissa o cualquiera de las anteriores. —Lo que quiero decir es que quiero que sea especial y se trate de nosotros. —¿Eres la reina del baile que va a perder su virginidad?—Preguntó Julianne mientras reía.—Carrick se sentó en la cama con ella en el regazo y pegó su frente a la de Julianne. —No soy la reina del baile, pero tú eres la reina de mi corazón y mi vida. No quiero cometer más errores contigo
Cash y Julianne disfrutaron con locura las horas siguientes, besándose, haciendo el amor, durmiendo, incluso le dieron una última probada a la vida exterior y sí desayunaron con sus nuevos amigos. La pareja disfrutó de un masaje más y se divirtieron juntos en la clase de yoga que convirtieron en una competencia entre los otros participantes. La meditación la tomó Julianne sola, porque Carrick tenía unos asuntos urgentes de los que deseaba hablar poco, pero, la mujer disfrutó de ello,del momento de paz dentro de ella misma, del saber que estaba lista para compartir su vida romántica con alguien más. De haber disfrutado de una parte de su vida que ahora se sentía natural. Cuando terminó con la meditación fue a su habitación. Julianne se encontró con Cash, el cual estaba acostado en la cama, se veía tenso, así que la mujer se acercó y le frotó los pies. Carrick se quitó la el brazo de los ojos y sonrió. Julianne se abrió la bata que llevaba y se quitó el t