Emma se preparó una taza de té de manzanilla con leche. Lo sirvió en una copa de vino y le puso ron. Sus hijos compartieron una mirada rápida y sus nietos una risa no muy alta. Carrick tomó un sorbo y le pidió uno. Julianne rodó los ojos.
Cash y Julianne fueron juntos a su casa, sus hijos, James y Emma tenían un serio compromiso en la piscina. Julianne se despidió de sus papás a los cuales abrazó con fuerza y les dio las gracias por no rendirse nunca con ella. James y Emma rieron porque era imposible rendirse cuando el bienestar y las necesidades de sus hijos estaban en riesgo. Carrick le dio dinero a su hija mayor en efectivo y le recordó pedirle que le depositara solo por si alguna emergencia ocurría.—Isabela, eres la mayor. Ehh. Nada de tortas ni de locuras, menos compras impulsivas. ¿Entendido, hijita?—Sí papá. Emergencias como de hospital y cosas extremas.—Sí.—El dinero para gastar—preguntó y le extendió la mano.—les dio cien dólares a los mayores y cincuenta a Santi.Isabela alzó una ceja
Carrick se sentó en su mesa favorita del Lemonade. Aquel lugar que era como su hijo mayor, había soñado en grande tras la victoria, decían que el primer año era el más difícil y para él lo fue. Carrick tenía una novia con un fideicomiso maravilloso, sueños gigantes como estudiar en Harvard, mientras él acababa de dejar la universidad en secreto. No se sentía merecedor de Julianne. Al principio no tenía para las cuentas del Lemonade. Compró una parte y trabajó durísimo o mejor, jugó buenísimo hasta conseguir el dinero que ocupaba. Se había pasado seis meses apostando por todo Estados Unidos, concurso tras concurso y en cada vez concurso rogaba a Dios que su padre no se diese cuenta antes de tiempo que no estaba en la universidad y mucho menos que lo alcanzara la mala suerte y perdiese. Carrick trabajó duro. Puso todo su esfuerzo en aquel lugar, hizo de plomero, constructor, mesero, Dj, todo lo que fuese en neces
El joven fue a su oficina, se bañó, se visitó y se peinó para su cita con Julianne. Se encargó de ir vestido de traje de tres piezas. Cenarían uno de los mejores restaurantes de la ciudad. El hombre estaba emocionado de ver a Julianne salir del edificio, por lo que decidió encontrarla en la puerta de casa con unas rosas blancas que había comprado para ella. July corría de un lado a otro como si en realidad fuese su primera cita. Se colocó las argollas y fue por otros tacones porque no se sentía cómoda con ellos. Volvió corriendo a la habitación por la cartera y escribió un mensaje VOY VOY Estoy nerviosa, Cash. Carrick leyó el mensaje mientras salía del elevador. Abrió la puerta y la encontró ajustándose una teta en el brasier. —Uhh, te odio. Estás ahí con ese arreglo tan mono y con ese traje te ves guapísimo. —Ven, bésame—pidió Cash y ella se alisó el vestido. —Estás preciosa.
Carrick estaba agradecido con el gesto de Julianne por intentar cuidarla y cubrir con sus necesidades más básicas, sin embargo, no quería parte fundamental de su relación se basase en Analissa y sus desastres quería que si llegaban a hacerlo esa semana o entres años fuese absolutamente sobre ellos. —Cariño, no te... enfades...—Julianne le vio expectante encima de él.—Quiero, quiero, en serio, quiero hacerlo contigo, pero no por Analissa. —El sexo entre nosotros nunca va a ser por Analissa o cualquiera de las anteriores. —Lo que quiero decir es que quiero que sea especial y se trate de nosotros. —¿Eres la reina del baile que va a perder su virginidad?—Preguntó Julianne mientras reía.—Carrick se sentó en la cama con ella en el regazo y pegó su frente a la de Julianne. —No soy la reina del baile, pero tú eres la reina de mi corazón y mi vida. No quiero cometer más errores contigo
Cash y Julianne disfrutaron con locura las horas siguientes, besándose, haciendo el amor, durmiendo, incluso le dieron una última probada a la vida exterior y sí desayunaron con sus nuevos amigos. La pareja disfrutó de un masaje más y se divirtieron juntos en la clase de yoga que convirtieron en una competencia entre los otros participantes. La meditación la tomó Julianne sola, porque Carrick tenía unos asuntos urgentes de los que deseaba hablar poco, pero, la mujer disfrutó de ello,del momento de paz dentro de ella misma, del saber que estaba lista para compartir su vida romántica con alguien más. De haber disfrutado de una parte de su vida que ahora se sentía natural. Cuando terminó con la meditación fue a su habitación. Julianne se encontró con Cash, el cual estaba acostado en la cama, se veía tenso, así que la mujer se acercó y le frotó los pies. Carrick se quitó la el brazo de los ojos y sonrió. Julianne se abrió la bata que llevaba y se quitó el t
Santiago fue con Carrick, Julianne con Sebastian y Emma con Isabela, las dos estaban pasándoselo mucho mejor que el resto, Emma no podían tener un problema sin comprar y sentía que muchos de los problemas de Julianne es que apoyaron sus autoexigencias desde muy temprano, un día llegó enojada con cuatro años a casa porque Arturo leía, Arturo era mayor, obviamente que leía, además Alonso iba al colegio y eso quería decir que ella estaba retrasada en tantas cosas, James y Emma lo tomaron a la ligera, lo manejaron poco porque les gustaba que su hija tuviese aspiraciones muy altas y que soñara en grande ¿Qué no podían hacer sus hijos? Eran inteligentes, tenían una buena familia, una casa bonita, apoyo emocional y económico, pero Julianne, parecía no haber sido feliz ni un segundo, la única vez que fue feliz, fue cuando se escapó a cabo con cierto hombre mayor, moreno, guapísimo y regresó embarazada. —¿Me cuentas como le rompiste el celular o mejor cuéntame
Sebastian no encontraba las palabras para expresar lo horrible que fue. El hecho de haber sido secuestrado por su madre era doloroso y vergonzoso. Lo entendió, él podía tener menos de siete años, pero entendía que algo muy malo estaba haciendo Analissa, sabía que sus papás estaban divorciados y que ir por un helado era una cosa totalmente que cambiar de país e idioma. Los dos niños Burwish hablaban Inglés y Español porque se criaron entre España y Estados Unidos, sin embargo, el ambiente inestable de un circo, de estar entre bailarines y de pasar a tener una rutina y una vida feliz y cómoda a no comer y dormir en lugares que no le correspondían. Isabela, también entendía, pero de un modo muy diferente, su mamá sí había hecho mal, pero, fueron unos días y volvieron, su papá fue por ellos y no volvería a pasar nunca más, no hubo daños físicos y el susto no lo consideraba un daño emocional, porque le había reafirmado que su papá corría hasta el inf
—¿Quieres hablarlo ahora? ¿Podemos hablarlos tú y yo o podemos?—preguntó Carrick a su hijo mientras le abrazaba. Sebastian le devolvió el abrazo y sonrió asustado e inseguro, su padre le dijo mirándole a los ojos y con toda sinceridad:—Me encantaría que no te doliera. Hijo, no importa cuán pequeño sea lo que pase, sé que nos enseñan a no hablar de nuestros sentimientos, pero me importan los tuyos, eres mi hijo y no porque sea tu papá quiero regañarte o castigarte. Siempre puedes venir a mí. Isa es tu hermana y es lo más dulce de la vida. Amo lo unidos que son, pero yo quiero ser la persona en la que te refugias cuando tienes miedo, cuando tienes dolor, cuando no le encuentres el sentido a la vida. Voy a estar ahí, aunque no lo sepas. —¿Siempre?—preguntó mientras lloraba. —Sí, hijo, siempre. Soy un coñazo. Voy a estar toooda la vida pendiente de ti, hasta que no viva y si es posible después de la muerte.<