Melinda
Cuando yo tenía doce años y medio, parecía de diez y Jenny —a quien ya se le estaban notando los pechos, pues ella se desarrolló temprano y siempre ha tenido un cuerpo de ensueño— se burlaba de mí porque el desarrollo me llegó tarde; por lo tanto, yo parecía una tablita gracias a que soy muy delgada, lo que me es conveniente para el ballet.
Recuerdo que hubo un viaje escolar a un pueblo muy anticuado y todos estábamos felices porque ese día no tendríamos clases y nos bañaríamos en el río.
Ashton tenía catorce y ya se veía muy apuesto. Él siempre ha sido un grandulón intimidante, pero con un rostro bonito, combinación que atrae a las niñas; no obstante, ninguna se atreve a acercársele y si lo hacen, él simplemente las ignora. Se ha rumorado que le gusta los chicos, pero él no comparte con ninguno, así que lo último que escuché fue que le gustan los animales. ¡La gente está loca!
Ese día estaba muy feliz porque conocería un nuevo lugar y vería las montañas, además de que amo nadar. Recuerdo que estábamos en un pequeño, pero acogedor restaurante, cuando sentí un punzón en mi vientre. Lo ignoré y continué compartiendo con mis amigos, mas cuando estábamos paseando en la plaza, el dolor me atacó sin piedad.
Me encorvé de lo tanto que me dolía y como estaba un poco alejada —pues tiendo a distraerme y eso ha provocado que me pierda varias veces—, nadie de la escuela lo notó. Personas del lugar me rodearon para auxiliarme y yo tenía mucho miedo, entonces Ashton apareció de repente y me tomó del brazo.
Él se quedó observándome por varios segundos y luego se quitó su chaqueta negra y la colocó sobre mi trasero, amarrándola alrededor de mi cintura. Estaba confundida y no entendía el porqué de cubrir mis glúteos, pero cuando me arrastró al baño de una tienda, lo entendí. ¡Me había llegado el periodo!
Ese fue el día más vergonzoso de mi vida porque a mi menarquia se le ocurrió hacer llegada en un viaje escolar. Lo peor de todo es que Ashton tuvo que socorrerme y comprar toallas sanitarias, una ropa interior y un pantalón. Gracias a Dios ambos teníamos dinero.
Ashton es un chico retraído, asocial y descortés; pero ha sido como mi ángel guardián, quien aparece en el momento en que más lo necesito; aunque nadie me cree cuando les cuento lo que él hace por mí. Sé que él me aprecia como amiga, de la misma forma en que yo lo aprecio a él.
Ese día no me pude bañar en el río, pero tampoco me aburrí; Ashton me haló del brazo cuando nadie nos notaba y nos pasamos la tarde recorriendo el pueblo y hasta fuimos a una feria. ¿Ahora entienden la razón de seguir acosándole y vociferar que el chico raro de mi cuadra es mi amigo?
Mis manos se mueven de forma involuntaria, sudores fríos recorren mi frente y mi estómago se revuelve. Creo que vomitaré en cualquier momento. Miro a Ashton, quien está junto a Jenny sacando sus instrumentos de disección como si nada. Jenny es otra sangrienta así que me imagino que su desagrado es porque le tocó hacer equipo con Ashton. Digamos que ella no lo soporta, hasta hemos tenido varios enfrentamientos porque yo lo defiendo de sus habladurías.Trago pesado y miro a Sandra, quien está tan nerviosa como yo.—Tú abres la rana y yo hago los apuntes —ofrezco con mi mejor sonrisa manipuladora, pero Sandra niega.—Te toca abrir a la rana a ti. Yo hice la presentación de power point para el trabajo de inglés. —Ella contraataca y suspiro rendida. La profesora nos dice que empecemos, por consiguiente, mi corazón late con agit
AshtonEntro mirando a mi alrededor con recelo y un poco distraído con la oscuridad del lugar, donde pequeñas luces de colores me permiten ver a los demás como si fuesen siluetas. Busco un asiento apartado de las personas que me conocen y me recuesto. Las sillas acolchadas son cómodas y pese a los murmullos de las personas emocionadas, se sentiría bien dormirse aquí.Luces proyectan al frente donde solo se muestran unas gigantes cortinas de color vino; una mujer rubia y muy delgada, vestida con mallas y un moño en el medio de la cabeza se para en frente con un micrófono. Se presenta como la señorita Lassarre y a juzgar por su acento debe ser francesa.Los aplausos y alaridos de familiares golpean mis oídos y me arrepiento de estar aquí. No entiendo por qué rayos vine, pero me siento ridículo ahora mismo. Saco el pequeño peluche rosa que compré
Lágrimas acarician mi piel, corren desde mis ojos hasta el final de mi mentón; un cosquilleo junto a una leve picazón me provoca el querer rascarme las mejillas. Froto mis manos sobre estas, sintiendo el alivio repartirse en toda el área.Se supone que hoy debería ser un día lindo, puesto que es el cumpleaños de Ashton; yo hasta le compré una linda chaqueta negra como a él le gusta e hice un álbum de fotos de los dos. El escozor en los ojos provoca que frote mi mano sobre este, hipeo por el llanto y me recuesto en la cama.Ashton debe estar enojado, siempre es así cuando llega su cumpleaños. Recuerdo que él suele alejarse más de lo regular, no obstante, yo lo persigo para subirle el ánimo. Una vez, en su cumpleaños número trece, la señora Morris le preparó una fiesta. El resultado sorprendió a todos debido a que cuando él vi
Me acerco espantado y asustado, asimismo mi corazón late con agitación. Toco su pecho ensangrentado y miro mis manos temblorosas.—¡Lo mataste! —La voz de mi madre molesta mis oídos. Tengo tanto miedo. Miro mis manos y están rojas, pintadas de aquel líquido que mancha la camisa azul cielo de mi padre.—¡Nooo! —Me incorporo de golpe, torturado por aquella pesadilla. Mi pecho sube y baja mientras mi cuerpo tiembla; pienso en Melinda y lloro. No podemos estar juntos, ella no se merece a un monstruo como yo.***MelindaCamino junto a Sandra mirando alrededor de este extraño vecindario que por alguna extraña razón se me hace conocido. Nos toca hacer una tarea grupal por lo que hemos quedado en vernos en casa de Karen.—Siento que he estado aquí antes. —
¿Amo a Ashton? O… Es un capricho… ¿Lo amo?Estoy acostada en mi cama, mis lágrimas ruedan por mis mejillas. Ver a Ed muerto fue horrible. Saber que Ron ya no existe es irreal.Hoy como todos los días, vengo de la estación donde se encuentra Ashton quien se niega a verme. Para peores de males, mis padres me prohibieron ir, por lo tanto ya Kim no me acompañará más porque ellos se lo impidieron y como soy menor de edad no me dejan entrar por mi cuenta. Entonces, esta fue mi última visita.Duele mucho no estar junto a él cuando más lo requiere. Ashton… ¿Por qué me alejas? Me necesitas tanto como yo a ti, ¿no entiendes que juntos somos mejores?Me siento debajo del árbol donde enterré a Ed, estar aquí me hace sentir cerca de Ashton. He ido a la casa de los Morris y rogado para que quite
AshtonDos años antes de la graduación:Escucho gritos y salto de la cama; camino por el oscuro pasillo, abro la puerta y me espanto. Lágrimas ruedan por mis mejillas al ser consciente de que mi madre se está haciendo daño.Despierto exaltado y con sudores fríos. Estos dos años han sido difíciles; no obstante, he recuperado casi todos esos recuerdos que suprimí de a poco. Me abrazo a mí mismo y miro la fotografía que posa sobre la mesa. Tomo el portarretrato en mis manos y acaricio el rostro reflejado. La amo tanto que duele, pero ella no se merece a alguien como yo, tal vez algún día podamos estar juntos, tal vez.***—Hola, Ashton. —Natalie me saluda frotando mi hombro derecho, razón por la que respiro agitado por la incomodidad. Aunque he trabajado con mi
"¿Jugamos?"***Toma el desafío y camina lo desconocido. Atrévete y muévete. No te dejes vencer por las dificultades, no te hundas en tus debilidades. Cree en ti y en tu capacidad, no te dejes pisotear.Puertas se cierran, pero otras se abren. Se pierde, pero también se gana y si nunca lo intentas, ¿cómo llegarás a la meta?Sal del confort y lánzate al infinito, sé diferente y explota tu capacidad, ya es hora de volar. Atrévete, muévete, desafíate.🏆Historia ganadora del 1er lugar en la categoría romance de #desafíate2020ra🥇***Hoy es un lindo día, estoy muy feliz porque la señorita Lassarre me dijo que soy talentosa y que cuando sea grande seré una gran bailarina. Hasta me regaló un grandioso g
Dos años después... Estoy muy feliz porque pronto será mi cumpleaños número diez. Mi mami me ha dado las invitaciones de los Morris y, como soy la encargada de entregarlas, voy trotando hacia allá. Toco el timbre y Kimberly abre la puerta. Ella es hermana de Ron y ya es grande. Va a la escuela con nosotros, pero tiene amigos adultos y muy guapos. Ya quiero crecer y tener quince como ella, así mis botoncitos se convertirán en grandes melones y tendré un novio lindo.—Hola, Melinda. —Kimberly me saluda con una gran sonrisa; ella es muy amable y me agrada.—El próximo sábado será mi cumpleaños, ¿vas a venir? —le pregunto muy contenta, puesto que si ella va es probable que invite a su amigo lindo. Si eso sucede, entonces lo sacaré a bailar conmigo y… ¿Quién sabe? Tal vez me d&e