Helena corrió hacia el ascensor, apenas había podido agarrar su bolso, dejando su abrigo colgado en el perchero, no pensaba volver por él, no se animaba a girarse, tenía miedo de encontrarse con que Alan la estaba siguiendo.Entró al ascensor y apretó el botón con desesperación para que las puertas se cierren.-Vamos…por favor…- Sollozó respirando agitada y con el corazón en la garganta.Finalmente, las puertas se cerraron y se apoyó contra el espejo del ascensor, las lágrimas comenzaron a salir sin poder frenarlas y sus piernas se aflojaron, cayendo lentamente al suelo.“No eres más que una puta, que no se te olvide”Esa frase se repetía una y otra vez en su cabeza….Además de ser cruel y dolorosa, sentía que ya la conocía, como si fuera un deja vu.El ascensor se abrió y rápidamente se arrojó fuera, corriendo con todas sus fuerzas hacia la salida bajo la mirada de sorpresa de sus compañeros, quienes habían sido buenos con ella.Ahora entendía que era mejor tener malos compañeros, pe
-Esa fue la última- informó Erik que se acercó hasta su frustrado amigo- ¿No crees que has sido un poco duro con las chicas?-¡No puedo elegir a alguien que no me convence al 100% Erik! – gritó fastidiado.-Oye tranquilo… Lo que quiero decir es que quizás no estás muy convencido con todo esto y estás metiendo excusa tras excusa.Sebastián se levantó de su escritorio.-¿A dónde vas?-A casa, tengo que decirle la verdad a Katlyn…Justo en ese mismo momento el timbre sonó. Ambos se miraron extrañados.-Voy yo…que raro, ya y media pasadas-Exclamó su amigo, yendo al comunicador-¿Quién es?-Hola, buenas noches… vengo a la entrevista- dijo una voz femenina insegura.-Si pasa- indicó apretando el botón para que la joven pudiera entrar al edificio.-¿Y? ¿Quién era?-Una última candidata- exclamó emocionado Erik- Esta vez no la cagues.El CEO ya había bajado los brazos, se había resignado a no encontrar una mujer que cumpliera con sus estándares para ser la creadora de su heredero. Pero una más
-¿Qué pasó? ¿Y ahora qué hiciste?-Vete por favor Erik.-Amigo… era tu última oportunidad y parecía una buena chica…-¡Que te vayas!- gritó el CEO, perdiendo la paciencia.Erik suspiró resignado y se dirigió hacia la puerta-Está bien Sebas, pero deberías empezar a replantearte tus actitudes, no te van a llevar a ningún lado.El mayor de los Aller no le contestó, dejando que su mejor y único amigo se fuera. No podía dejar de pensar en que había desaprovechado una oportunidad tan grande como la que el destino le había dado. Ahora solo quedaba esperar a que en una semana Helena no pudiese devolver el dinero y cerrar finalmente el trato, mientras tanto el joven Aller tenía algo pendiente que resolver.Helena fue tachando mentalmente los días de la semana que se iban acabando frente a sus ojos sin tener éxito en conseguir un nuevo trabajo, hasta había bajado sus expectativas y sus estándares, pidiendo trabajo en los peores lugares, en esos que te explotaban por dos pesos, pero ni aún así
Apenas Sebastián dejó solo a Alan, el menor de los Aller pasó por todas las emociones como una ráfaga abrumadora.Primero el desconcierto, cayendo en su asiento y sosteniéndose la cabeza.“¿Cómo pude ser tan imprudente?” Jamás había embarazado a una mujer antes y eso que lo había hecho con una cantidad incontable, siempre siendo precavido en ello, sabiendo que esas mujeres busca fortunas podrían quitarle una parte de su herencia.Luego el miedo lo invadió, jamás había pensado en ser padre, la sola idea de traer una criatura al mundo y tener que hacerse cargo de ella simplemente le causaba náuseas.Luego lo irrumpió una ira ciega, recordando que su hermano había intentado, aunque este era estéril, todos los días embarazar a quien era el amor de su vida. Aunque odiaba a los niños, que Katlyn tuviera uno con alguien que no era él era algo imperdonable.Y finalmente, con esta última conclusión, una sonrisa grotesca se dibujó en su rostro, dándose cuenta de algo que era obvio y que había e
-David…- dijo la pelirroja en un hilo de voz y con los ojos cristalinos, cuando su amigo le abrió la puerta.-Hele, ¿Qué sucedió?- preguntó al ver a su amiga hecha un trapo viejo y usado. La joven no lo aguantó más y largó en llanto abalanzándose al cuello de su mejor amigo quien la recibió en un fuerte abrazo, aún sorprendido por la visita inesperada de quien había sido su amiga de toda la vida y a quien creyó perdida por su cruel actitud con ella la última vez que se habían visto.David la sostuvo un buen rato mientras Helena se desahogaba en su pecho, humedeciendo su ropa. El joven se mantuvo en silencio, frotando su espalda como señal de apoyo.Cuando su amiga finalmente dejó de llorar desconsoladamente y solo escuchaba hipos saliendo del cuerpo tembloroso de la joven, David se separó del abrazo y la condujo al sillón.-Ten- dijo alcanzándole un pañuelo para que se secara su rostro húmedo y rojo de tanto llorar.-Cuéntame qué te ha pasado Hele…La pelirroja no quería volver a llora
Sebastián escuchó el pitido de que la llamada se había terminado, demoró unos segundos en reaccionar y darse cuenta de que Helena estaba en peligro, que él no tenía idea de donde estaba y que cada segundo era crucial. Rápidamente tomó las llaves de su auto y corrió todos los pisos hacia abajo, casi saltando a su auto y arrancando a una velocidad que era ilegal en la ciudad, esquivando todos los autos y pasando los semáforos en rojo. Tenía que llegar cuanto antes a la empresa y desde ahí usar su maquinaria tecnológica para poder encontrar la ubicación de Helena. Katlyn no dejaba de llamarlo al celular, extrañada de que su esposo aún no esté en la mansión y con ella en la cama. El CEO, desesperado porque la línea de su celular quedase libre por si Helena llegaba a comunicarse, le cortó una y otra vez, hasta que finalmente la rubia se cansó de insistir. Luego pensaría en qué excusa le pondría a su esposa, ahora tenía que rescatar a Helena de quien sea que la hubiese retenido. La sola i
-¡Suéltame! ¡Bájame ahora!- chilló la pelirroja, pataleando sobre el fuerte hombro de Sebastián, quien la ignoró y entró al ascensor con Helena a cuestas, para él era como peso pluma, esa mujer no pesaba nada.-No hasta que entremos al coche.-¿Estás loco? ¡Esto es un secuestro! ¡Ayuda!-Grita lo que quieras, borracha. Dudo que alguien se anime a desafiarme.-¿Te crees la gran cosa eh?- intentó molestarlo.Luego de eso la pelirroja siguió balbuceando insultos y cosas incoherentes que el CEO prefirió ignorar.Cuando llegaron al auto la puso en el asiento trasero, colocando el cinturón como si fuera una cuerda opresora y cerrando la puerta con la seguridad de niños para que no se escapara.-¿A dónde me llevas? ¿A tu mazmorra de pervertido? - preguntó con sarcasmo, aunque por dentro deseaba que no fuera cierto.-Ya quisieras- sentenció con molestia el heredero, comenzando a manejar lejos de allí, sintiendo el dolor punzante en los nudillos de su mano derecha, que le recordaban lo que hab
Helena despertó del mundo de los sueños por un fuerte dolor de cabeza que apretó con crueldad sus sienes. Liberó un quejido de molestia y levantó una de sus manos hacia su cabeza, tratando de apaciguar el dolor. Por un momento se negó a abrir los ojos, su cama, como nunca antes, se sentía blanda y mullida. Sus sábanas acariciaban su piel con cariño y el calor abrazador de la calefacción funcionaba mejor que nunca. “Un momento.” Se dijo a sí misma hacia sus adentros y aun con los ojos cerrados. Ella ya no tenía cama, ni colchón, ni calefacción ni nada. ¿Estaba durmiendo en un banco de plaza y su percepción de la realidad se había alterado? Lentamente comenzó a abrir los ojos, tratando de recobrar los recuerdos de su pasado reciente y poder unir las piezas. Había salido del departamento, completamente desamparada y le habían robado, eso lo recordaba a la perfección. Luego… -David…- El nombre de su mejor amigo salió como un susurro de su garganta Abrió los ojos de golpe. “¿Dav