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Helena siguió por detrás a su ex jefe, pensando por dentro en qué estaba pensando para aceptar todo lo que le decía el hombre.Pero es que su voz tan grave y segura, y esos ojos negros tan profundos la hacían titubear como nadie.La pelirroja entró a la cocina, era tan grande como su ex departamento, donde había vivido toda su vida.Era tan hermosa como de ensueño, los muebles blancos, una isla en el medio y miles de aparatos último modelo que la joven siempre había soñado tener pero que sabía que no podía costear. Observó la mesa redonda a un costado y se sorprendió de ver comida como para un pelotón entero.-Siéntate- le ordenó el joven heredero, corriendo la silla hacia atrás para que se sentara.Helena hubiese puesto los ojos en blanco por ese estúpido gesto de caballerosidad, pero como hacía tanto que nadie era amable con ella simplemente aceptó sentándose frente al variado y exquisito desayuno.Había un pan de campo que aún desprendía un vaporcito con un olor hipnotizante, unas
Sebastián no apuró a Helena en su baño, podía escuchar el agua correr hace más de una hora y un sonido bajito que trataba de ocultarse por el ruido de la lluvia, haciendo que su corazón se estrujara, deseando entrar y abrazarla con fuerza. Necesitaba distraerse con algo, porque si no lo haría. Mientras esperaba a que la joven terminase, se encargó de algunas cosas que tenían que ver con la nueva vida de la joven, quiera o no, el CEO debía ser consciente de que la vida de Helena estaba en sus manos desde ahora, por lo menos durante los próximos 7 meses. Tenía que ser precavido, seguir con su vida lo más normal posible, sin que Katlyn sospechara nada. “Hablando de eso tengo que hablar con ella cuanto antes” Pensó con fastidio. Escuchó que la canilla de la ducha finalmente se cerraba y corrió apresurado hacia la habitación para colocar un presente en la cama junto con una nota y salir del departamento. Helena salió de la bañera, abrazada por el vapor caliente del cuarto de baño, sin
En sus sueños más profundos, Sebastián hubiese imaginado cargar a cuestas a Helena hasta la puerta del nuevo departamento, ella reiría por esto y ambos llorarían de felicidad y luego se abrazarían, por la nueva etapa que estarían por iniciar como pareja.Pero este no era el caso. Ambos subieron el ascensor del nuevo edificio mirando hacia lados diferentes, sintiendo la incomodidad del silencio.Llegaron al piso donde se encontraba el departamento recién comprado y caminaron distanciados, el CEO por delante y Helena abrazando su mochila y mirando sus pies mientras caminaba detrás.El heredero se sintió una mierda, esto no tendría que haber sido así, sentía que estaba por enjaular a un pájaro que merecía volar con libertad. Que la mantendría en una jaula hermosa y de oro, sí, pero que no la dejaba vivir con independencia.-Bueno, aquí es…- dijo abriendo la puerta del lugar que recién había adquirido amueblado y listo para ser usado.Helena entró tímidamente al departamento, no se sentía
Helena no tenía la obligación de si o si hacerle caso al pedido de Sebastián de no salir del departamento. Sabía que debía mantener el anonimato, nadie debía saber que estaba ahí, se supone que viajó al extranjero por un trabajo y no estaba incubando al hijo de una familia adinerada.La pelirroja tenía llave del departamento y podría, aunque sea salir a dar un paseo para despejar la mente de esas cuatro paredes, Pero era ese mismo lugar el que ahora le traía la seguridad que tanto había buscado.¿Y si salía a la calle y se encontraba con Alan?O aún peor, ¿y si su depredador la reconocía y la seguía?Ella no tenía manera de percatarse de ello, ya que aún no lograba reconocer el rostro de su agresor.La sola idea de que el hombre la siguiera desde las sombras y la atrapara en su propia casa simplemente le daba repulsión y náuseas, además de un terror que le recorría la columna.Finalmente llegó el día en que Sebastián hizo presencia en el departamento para llevarla a su primer control.
Mientras los días pasaban dentro del departamento, Helena supo que esa ilusión, ese momento íntimo y hasta mágico en el consultorio médico solo había sido eso, un instante de ensueño y nada más. Luego de la ecografía Sebastián la depositó nuevamente en su nuevo hogar mientras él seguía con su vida fingiendo que nunca había pasado aquello. Pasó una semana de profunda soledad Helena y comenzaba a sentir que iba a perder la cordura en cualquier momento. Al principio creyó que estar aislada de las personas era lo que realmente necesitaba para comenzar a sanar. Pero nunca estuvo más equivocada. El sonido del silencio del departamento hizo que su mente fuera más ruidosa, por las noches apenas podía dormir y los baños largos y dolorosos se volvieron más recurrentes, solo que esta vez sentía culpa de dañar su vientre, dejándolo intacto. Había una criatura dentro suyo, lo había comprobado en ese monitor. ¿Realmente quería hacerle daño? Ya no lo sabía. -¿Cómo estuvo la semana?- Preguntó e
Los rostros de todas las personas se contorsionaron, algunas en una expresión de sorpresa y otras de terror. Parecía que habían visto un fantasma, y así lo era en parte, porque Helena había regresado de entre los muertos sintiéndose más fuerte que nunca. La primera vez que había atravesado las puertas de la empresa INDUSTRIAS ALLER S.A., estaba como un perrito mojado, temblando de miedo y rogando conseguir un empleo. Ahora simplemente caminó a través del hall, con la barbilla en alto y la mirada a lo lejos, ignorando a la recepcionista, ya que no necesitaba presentarse, ella era la secretaria presidencial. Escuchó los murmullos de los demás empleados, algo que había odiado anteriormente y uno de los motivos por el cual había decidido renunciar en primer lugar, ahora era música para sus oídos, se reía por dentro de todos ellos, porque habían intentado destruirla, pero ahora había vuelto y más fuerte. Entró al ascensor presidencial bajo la mirada atónita de todos los observadores, q
-Debo admitir que me preocupa que estés nuevamente aquí- admitió el CEO sentándose en su preciada silla de presidente.-¿Y eso porque?-Actitudes como la de esa chica son imperdonables para mí- gruñó con molestia.-No se preocupe, ya estoy acostumbrada a ese tipo de trato.Sebastián se sintió fatal por el comentario de la pelirroja, eso hacía notar que era un mal jefe, de esos que no notaban que su equipo estaba en crisis y que se mataban entre ellos, tenía que estar más atento, no iba a permitir otro trato así de ninguno con Helena.-No es así, tú eres la secretaria presidencial de INDUSTRIAS ALLER, tienes que hacerte valer- exclamó con diplomacia- Si alguien más te llega a tratar de esa forma, me lo dices a mí.La joven no pudo evitar sonreír ante esta nueva actitud protectora por parte de su jefe.Sebastián la miró a los ojos, notando el cambio en Helena.Su sonrisa era como un rayo de sol en un día nublado. Era cálida y radiante, iluminando su rostro con una ternura y alegría cont
Helena vació todo su estómago en el inodoro. ¿Qué le pasaba a su cuerpo? Parecía que la sola imagen en su mente de Sebastián estando íntimamente con Katlyn le revolvía el interior. Decidió quedarse por bastante tiempo dentro del cubículo, sentada en el suelo abrazando sus piernas. ¿Qué más daba? El puesto ya lo tenía y no tenía las ganas de rasgarse las vestiduras en su trabajo, ya lo había intentado más de una vez y eso no la había llevado a nada bueno. Comenzaba a pensar que esforzarse en la vida no hacía que pasen cosas buenas. Finalmente volvió a su escritorio, deseando que la puerta de la oficina presidencial estuviera abierta y Katlyn ya se hubiera ido. Pero no, la puesta aún estaba trabada y se escuchaban los murmullos del otro lado. “Si esto va a pasar todos los días no sé cuánto tiempo más voy a soportarlo”- Pensó tapándose los oídos. “Quizás no fue tan buena idea volver a la empresa” Se dijo a sí misma con decepción. “No helena, esto es solo un desafío, tú eres más fuer