El ambiente en aquel lugar se sentía tan pesado, que era difícil respirar. Cedric no lograba apartar su vista de Elianna Jhonson mientras se preguntaba si siempre había sido así de bella.
—Me encanta tu nuevo estilo, querida, creo que te sienta bastante bien, aunque siempre me has parecido muy hermosa — decía la señora Auritz con sinceridad.
Elianna sonrió. La señora Auritz siempre había sido muy amable con ella…aunque Cedric jamás la presento formalmente como su novia. Aquella velada del compromiso de su hermana, ella no había comprendido su reacción, entonces supo que su amado EX, jamás le dijo a su madre que ellos estaban saliendo. Cedric era despreciable.
—Gracias, decidí retocarme el cabello, ya me había cansado de parecer oficinista —
Elara miraba con odio a su hermana menor ¿Cómo se había atrevido a asistir a aquel desayuno vestida de esa manera? Llevaba un precioso vestido negro que jamás antes le había visto, ¿Acaso le estaba de luto por su boda? Era tanta la rabia que sentía en ese momento, que aquella sonrisa de satisfacción se había desvanecido. Incluso su ahora prometido, no dejaba de mirarla. ¿Se estaba arrepintiendo de su compromiso? ¿Querría regresar con su m*****a hermana? Mil inseguridades repentinas la habían invadido, pero definitivamente, no dejaría que Elianna le robara su momento.
—Querida suegra, creo que deberíamos retomar el tema de la boda con tu hijo, estaba pensando en mandar a traer las rosas desde Turquía, hay variades realmente hermosas que harán que el gran salón de la mansión resalte aún más su hermosa belleza — dijo la joven de cabellos negros mirando desafiante a su hermana menor.
Elianna sonrió.
—Es cierto, hermana, allí se dan las únicas rosas negras que existen en todo el planeta, son realmente hermosas y naturales, alimentadas por el rio Éufrates, creo que serán todo un tema de conversación, ya sabes, no hay color más intrigante e intenso que el negro — dijo la castaña de ojos verdes, regalando una sonrisa de burla a su hermana mayor.
Elara enfureció. — Las rosas negras, hermana, representan el luto, ¿Acaso me estas deseando un matrimonio infeliz con mi prometido? — cuestiono enardecida.
—Por supuesto que no, hermana, ¿Me has hecho algo tan horrible que merezca el mérito? Solo que pienso que son las rosas más bellas y extrañas del planeta, y creí que se me había citado aquí para dar mi opinión sobre la que seguramente será la boda del año, pero, no me hagas caso, igualmente, nunca te ha importado lo que piense o sienta — respondió sonriendo.
El ambiente se puso aún más tenso, y Caleb Auritz rio por lo bajo. Aquella mujer era fuego, y tal parecía que no estaba dispuesta a perdonar la traición de Cedric y de su hermana.
—Suficiente, Elianna, creo que es mejor que te retires, podremos planear esta boda sin ti, como ya hemos planeado el resto de nuestra vida juntos — dijo Elara levantándose exaltada.
La madre de Cedric y Caleb, así como la de Elianna y Elara, se notaban sumamente incomodas por aquella repentina discusión entre las hermanas.
—Por supuesto, me marchó, te deseo una hermosa boda hermana, sé que no vas a escatimar en gastos para que no se hable de otra cosa el resto del año, después de todo, así eres tú, todo tiene que tratarse de ti siempre, y cierto es que no necesitas de mi ayuda para ello — respondió Elianna guiñando un ojo a su hermana al tiempo que se levantaba del sofá y caminaba hacia la salida.
Caleb, levantándose tambien, llamó la atención de todos.
—También me marcho, madre, nunca me han gustado las fiestas demasiado ostentosas, así que no creo aportar algo valioso a tan importante evento. Cedric, te deseo la mejor de las suertes y un gran matrimonio, estoy seguro, de que lo necesitaras — dijo Caleb quien se apresuró a salir tras de Elianna.
—Uff, eso fue extraño, pero supongo que Elianna debió sentirse mal, creo que siempre estuvo enamorada de mi Cedric, esto debe de ser difícil para ella, así que debemos entenderla — dijo Elara con mala intención mientras sentía una ira incontenible por dentro. ¿Qué le había pasado a su tímida y patética hermanita? ¿Y porque Caleb Auritz había salido tras ella?
Cedric se sentía francamente asombrado ante aquel cambio tan drástico que Elianna había presentado. ¿Desde cuándo era tan hermosa y mordaz? Aquella mujer, definitivamente, no era la misma que él había abandonado. Se sentía excitado e intrigado.
Fuera de la mansión Auritz, Elianna finalmente pudo soltar aquellas lágrimas que había luchado férreamente por contener. Aquello era tremendamente doloroso para ella, pero no permitiría que Cedric y su hermana volvieran a ver una sola de sus lágrimas derramarse. Aun no comprendía que las dos personas a las que más había amado, la hubiesen traicionado de esa manera tan cruel…quizás, aquel dolor no lograría superarlo nunca, pero tampoco se quedaría con los brazos cruzados, les haría pagar a ambos por lo que le habían hecho.
—Es realmente sorprendente ver como la misma mujer que se vistió a propósito de negro y sugirió rosas del mismo color para desear un matrimonio infeliz a su hermana, este llorando a escondidas de todos tras los arbustos…tambien es increíble que esta misma mujer, me haya roseado la cara con gas pimienta. Creo que me debe una factura médica y una disculpa, señorita Jhonson —
La voz de Caleb Auritz arrebato por completo a Elianna de sus pensamientos. Secándose las lágrimas, retomo su postura orgullosa, y miró con desdén a ese hombre.
—Creo que usted no aprende señor Auritz, le dije claramente que no volviera a acercarse a mí, aun me queda mucho gas pimienta en el bolso, lo llevo siempre conmigo para alejar a posibles asaltantes…o acosadores — respondió la hermosa castaña.
Caleb se río.
—Me agrada la Elianna malvada, pero lo digo en serio, me debe una factura médica, señorita — dijo extendiendo aquella hoja médica hacia Elianna. — Pero puedo dejarla pasar si me acepta un café, esta vez, sin propuesta —
Tomando aquella hoja médica, Elianna sonrió, y sacando su cartera, tomo de ella un billete de quinientos dólares, aquella factura era de apenas doscientos. Poniendo el billete en la mano de Caleb, le sonrió con sarcasmo.
—Guarde el cambio señor Auritz, le aseguro que lo va a necesitar, porque si vuelve a importunarme, volveré a rociarlo —
Y caminando hacia su auto, aquella mujer orgullosa arrancó un suspiro de aquel hombre.
—No te me escaparas Elianna Jhonson, definitivamente no lo harás — se prometió Caleb a sí mismo.
Aquella noche, Elianna hablaba con su abogado. Todo el dinero que tenía, iba a invertirlo en aquel proyecto personal que llevaba años postergando mientras aprendía a ser la mejor esposa. Estaba segura, aquel proyecto resultaría y le daría la satisfacción de un enorme triunfo que disfrutaría restregando en la cara de su cruel hermana. Estaba decidida a todo, y tambien, estaba segura de que tendría tanto éxito, que no necesitaría a su madre y hermana nunca más.
Al mismo tiempo al otro lado de la ciudad, Caleb Auritz estaba en aquella tan importante llamada.
—Señora Jhonson, le aseguro, que estará muy bien en mis manos, si me concede la mano de su hija menor, el estatus de su familia se incrementará, y puedo asegurarle, que no podrá conseguir un mejor prometido para Elianna que yo, Caleb Auritz, sé que usted, tomará la decisión correcta, por el bien de su apellido —
—Esto es perfecto, desde aquí, Afrodita Corp comienza sus operaciones —Aquel espacio era enorme, de grandes y llamativos ventanales coloridos, que le daban al sitio una chispa de elegancia y distinción que pocos lugares podrían tener.—Bien muchachos, quiero esté lugar completamente reluciente, que no quede siquiera una brizna de polvo — ordenaba Elianna con una enorme sonrisa grabada en su rostro.Pronto, un generoso número de personas, habían entrado junto a herramientas de limpieza, pintura y demás, para comenzar a darle vida a aquel lugar. Mirando con satisfacción, la hermosa castaña se sentía orgullosa de sí misma; había utilizado casi cada dólar de sus cuentas bancarias para aquel proyecto. El sitio era perfecto; justo en el corazón de New York, en donde competiría directamente no solo con las marcas más prestigiosas, si no tambien, con Jhonson Corporation, la empresa fundada por su abuelo, y que ahora se hallaba totalmente en las manos de Elara, su hermana mayor.Sus cuentas t
El viento mecía con suavidad las blancas cortinas de la enorme ventana de su departamento. Aquella zona era preciosa, con una agradable vista a Central Park, y a los edificios mas lujosos de la ciudad. Su mente, sin embargo, no disfrutaba ni de la vista ni del agradable viento de la mañana, pues se hallaba inmersa en sus muchos pensamientos.“Bien, Elianna, desde este momento date por enterada de que te he ofrecido en compromiso matrimonial con Caleb Auritz, quien amablemente ha pedido tu mano en matrimonio...y ni siquiera pienses en negarte; sabes muy bien que solo yo sé en dónde y bajó que resguardo se encuentra el testamento secreto de tu abuelo, y si te niegas a casarte con Caleb Auritz, te juro por la memoria de mi padre que romperé mi promesa y lo sacare antes de la fecha estipulada, y frente a tus ojos, lo haré completamente añicos, ¿Te queda claro? Haré que la última voluntad de tu querido abuelo, ¡No sea cumplida!”Las palabras de su madre resonaban en su mente una y otra vez
Los rostros de Elara y Cedric se habían deformado en una mueca de sorpresa y furia. Y entonces, Elianna, sonrió.—¿C-Compromiso? ¿Qué rayos significa esto Elianna? —Elianna miró el furioso rostro de su hermana mayor y disfruto de aquello enormemente. Había entrado con toda la intención de encarar a Caleb Auritz, pero no podía negar que era demasiado gratificante el ver los consternados rostros de Elara y Cedric.—Es justo como lo escuchas, hermana, hoy celebramos mi compromiso de manera privada, pero daremos una gran fiesta para celebrarlo en sociedad como debe de ser…espero que esto no te cause ningún inconveniente — respondió sonriendo.Por ahora, seguiría el juego, pero luego le haría saber a Caleb Auritz lo que pensaba de él.—Eres una…—Silencio, por favor, pasemos a sentarnos al gran comedor, allí tengo otro anuncio importante que darles — dijo la señora Auritz sintiéndose incomoda por la mala relación entre las hermanas.Caleb, cortésmente llevaba a Elianna de su brazo para gr
El viento entraba gentilmente por el ventanal de su balcón aquella noche, y la hermosa castaña de ojos verdes se dejaba caer sobre la cama. Había sido un día largo y extraordinario, que había logrado dejarla completamente agotada tanto físicamente, como mentalmente. Extendiendo su mano, Elianna miraba aquel anillo en su dedo, era sin duda alguna una joya hermosa y real que se ajustaba perfectamente a su dedo anular, ¿En qué momento aquel hombre había adivinado la medida exacta de su dedo? Quizás, solo había sido un golpe de suerte, y aquel anillo en su mano era la cadena que ahora la ataba a Caleb Auritz, quien de alguna manera había convencido a su madre de forzarla a casarse con él.Había sido divertido, ciertamente, el ver los rostros de Elara y de Cedric llenos de sorpresa, rabia y confusión; no les había caído nada en gracia el saberla comprometida con el gemelo de ese traidor cobarde, y había terminado aceptando aquel inesperado compromiso en gran parte debido a ello, sin embarg
Aquella mañana el olor del café era particularmente delicioso; los panes tostados con mantequilla eran fascinantes, y el viento entraba fresco por su ventanal meciendo gentilmente sus cortinas. El ronroneo de su gato la reconfortaba, y con la vista en su laptop, Elianna miraba todos aquellos absurdos comentarios que la gente hacía de ella en el blog de su hermana mayor.“¿Eh? ¿En serio se ha comprometido con el hermano gemelo de su prometido? ¡Es terrible que lo anuncie después de tu compromiso! ¡Todos vimos lo celosa que estaba en tu fiesta! ¡Seguro lo hace para desquitarse! ¡Te tiene demasiada envidia! ¡Pobre de ti Elara! ¡Con una hermana así de venenosa y envidiosa es mejor no tenerla! ¡No se alegró por ti y ahora quiere robarse la atención! ¡Que mal se ve Elianna Jhonson al comprometerse a propósito para hacer sentir mal a su hermana! ¡Es tan despreciable que realmente cree que es mejor que Elara, pero todos sabemos que no es más que un patito feo que siempre ha envidiado a su her
Elianna miraba fijamente a ese hombre que a cambio parecía estar divirtiéndose con la situación. — ¿Que es lo que te parece gracioso? ¿En serio creíste que por enviarme rosas iba a olvidar que me estás obligando a casarme contigo? Dime, ¿Que fue lo que le dijiste a mi madre para convencerla? — cuestionó la castaña.Caleb observó a la joven que tenía delante. Elianna siempre había sido alguien débil, más bien, sumisa; aquella actitud que de la nada había tomado, la volvía mucho más atractiva...aunque saber que Cedric era la razón, le molestaba. — ¿Tanto conflicto te genera que alguien te regale rosas solo porque si? ¿Acaso mi hermano nunca te las regalaba? — cuestionó celoso. Elianna sintió una puñalada directamente en el corazón. En realidad, Cedric jamás había sido un gran detallista; nunca le dio ningún obsequio costoso o mucho menos flores, y darse cuenta de aquello la hizo sentirse herida. Arrojando aquel ramo de rosas sobre el escritorio de Caleb Auritz, Elianna lo miró con d
Aquella habitación estaba en silencio, y su celular, no había sonado con aquel tono fácilmente reconocible. Los dedos ansiosos chocaban contra el tocador, habían pasado un día completo, y Elianna no se había hecho presente. ¿Acaso no había visto todos los comentarios ofensivos hacia ella? ¿Por qué no le había llamado para disculparse? Impaciente, Elara se levantó de la silla y se retoco rápidamente el maquillaje. Seguramente Elianna estaba tan devastada ante tantas críticas, que no había salido de su cama en todo el día, pero ella quería sus disculpas, y las obtendría. La noche había caído, y Elianna admiraba el cielo oscuro de pocas estrellas. Aún no podía creer aquella repugnante propuesta que Cedric le había hecho, ser su amante jamás sería una opción. ¿Siempre había sido así de maldito? Se preguntó con franqueza. Quizás, estaba tan enamorada que no había notado aquella nefasta actitud del rubio...ella en verdad lo había amado. — Esto es repugnante — dijo para si misma para lueg
Aquella nueva mañana Elianna se sentía de buen humor. Su nuevo y lujoso local, estaba a punto de ser terminado. Dentro de unos meses su línea de ropa sería lanzada oficialmente y todo estaba marchando a la perfección. Esa tarde, tendría que llevar a su regordete gato al veterinario, y después de un buen desayuno estaba lista para comerse al mundo.Sin embargo, aquella radiante sonrisa se había borrado de su rostro al sentir la vibración de su celular y luego leer el nombre de quién la estaba llamando. Esa era la tercera vez en la mañana que su madre le estaba marcando; seguramente quería hablar con ella sobre las cosas de la boda, pero no tenía ganas de lidiar con eso justo ahora. Apagando el celular, volvió a sonreír al tiempo que les indicaba a los trabajadores lo que debían de hacer.— Tch — rechisto la señora Jhonson al ver que sus llamadas eran desviadas directamente al buzón.Elianna últimamente estaba incontrolable; la estaba deliberadamente ignorando, y desde el compromiso de