El viento mecía con suavidad las blancas cortinas de la enorme ventana de su departamento. Aquella zona era preciosa, con una agradable vista a Central Park, y a los edificios mas lujosos de la ciudad. Su mente, sin embargo, no disfrutaba ni de la vista ni del agradable viento de la mañana, pues se hallaba inmersa en sus muchos pensamientos.
“Bien, Elianna, desde este momento date por enterada de que te he ofrecido en compromiso matrimonial con Caleb Auritz, quien amablemente ha pedido tu mano en matrimonio...y ni siquiera pienses en negarte; sabes muy bien que solo yo sé en dónde y bajó que resguardo se encuentra el testamento secreto de tu abuelo, y si te niegas a casarte con Caleb Auritz, te juro por la memoria de mi padre que romperé mi promesa y lo sacare antes de la fecha estipulada, y frente a tus ojos, lo haré completamente añicos, ¿Te queda claro? Haré que la última voluntad de tu querido abuelo, ¡No sea cumplida!”
Las palabras de su madre resonaban en su mente una y otra vez, casi como si de un taladro se tratara, un maldito taladro que no dejaba de atorméntala. Quería mandarla al diablo, quería gritarle mil improperios y decirle lo m*****a e injusta que siempre había sido entre ella y Elara, pero sabía que aquello no serviría de nada. ¿Por qué en los nueve infiernos Caleb Auritz le había pedido su mano a su madre? ¿Qué propósito malintencionado tenía todo esto? ¿Acaso era por el gas pimienta? ¿Planeaba castigarla el resto de su vida por rosearlo con ese gas? Era un maldito demente, y le haría pagar por esto.
—Maldita sea…al diablo, al final de cuentas, el testamento solo va a beneficiar a mi tonta y mimada hermana mayor, ¿Qué más da si mi madre lo destruye? — se dijo a si misma la joven de cabellos castaños y ojos verdes.
Sin embargo, aquella tristeza y opresión en el pecho, la hacían sentirse realmente miserable; aun recordaba las palabras de su abuelo antes de morir, y aquella promesa que le hizo hacerle.
“Prométeme que vas a escuchar con atención la lectura de mi último testamente, mi linda Eli, promételo”
Lagrimas se le escaparon de sus ojos verdes, lágrimas de rabia y rencor. ¿Por qué su madre tenía que usar a su abuelo para obtener lo que quería? Por supuesto que su madre quería que se casara con Caleb Auritz; de esa manera quedarían ligados a aquella tan importante y poderosa familia para siempre y en las mejores condiciones.
Mirando la hora en su celular, vio que tenía que alistarse; su madre la había presionado para asistir nuevamente a la mansión Auritz, para hablar de aquel repentino compromiso entre ella y el señor gas pimienta.
—Maldición — maldijo por lo bajo.
Su madre era astuta, pues aun y cuando aquel testamento beneficiaba a su hermana, según las propias palabras de su madre, ella jamás podría romper una promesa hecha a su difunto abuelito. Dándose una ducha rápida, se puso su mejor vestido, se coloreo bellamente los labios, y recogió su larga y ondulada cabellera castaña en una cola alta que dejaba ver su delicado cuello. Si Caleb Auritz la quería como esposa, le daría una esposa de la que no pudiera olvidarse jamás, y volvería su vida un infierno por forzarla.
Saliendo de su apartamento, Elianna subió a su lujoso automóvil. Era no era una mujer que dependiera de un hombre, de eso, ya nunca más. Les haría saber a todos que ella no sería una buena esposa y forzaría a Caleb a ser el quien rompiera ese absurdo compromiso.
En su mansión, Caleb se vestía con su más costoso y elegante traje: Un Brioni de la afamada sastrería italiana, que estaba hecho especialmente para él. Sabía que Elianna estaría furiosa, quizás, algo más aterrador que solo eso, pero poco o nada le importaba; aquella mujer no escaparía de sus garras.
Perfumándose, se dio una última vista en el grande espejo de su habitación. Sus cabellos rubios, tan dorados como el sol, se hallaban perfectamente peinados, sus ojos azules como el zafiro, resaltaban bien bajo su cejas gruesas y masculinas. Sus facciones eran delicadas, pero propias de su género, haciéndolo lucir como un actor de películas o un modelo de prestigiosa marca. Era atractivo, lo sabía demasiado bien, y le haría notar a aquella terca mujer, que él no era como su imbécil hermano. Acomodando su pañuelo, se rio consigo mismo; era mejor estar preparado ante un ataque sorpresivo con gas pimienta. Aquella hermosa mujer era, sin duda, realmente picante.
Elara tomaba la mano de Cedric; habían sido repentinamente convocados a una reunión familiar a la mansión Auritz; un anuncio importante seria dado, y, estaba segura, tenía que ver con asuntos propios de su boda.
—Esto es emocionante mi amor, creo que tu madre nos tiene maravillosas noticias de nuestra boda, ¿De quién o que más podría tratarse esta inesperada reunión? Solo espero que no se atreva a pararse por aquí mi estúpida hermanita, todavía tenemos pendiente su horrible conducta en el pasado almuerzo familiar, ¿Puedes creer lo perra y envidiosa que resulto ser? Esta completamente celosa de lo nuestro, y no creo que vaya a superar nunca que tú me preferiste a mí, pero es que mírala, es tan fea que tiene que abusar el maquillaje para parecer hermosa — dijo con rencor y desdén Elara.
Cedric guardó silencio. Él tampoco tenía idea de que iba todo aquello, pero su madre le dijo que era de suma importancia asistir. Acariciando la mano de su prometida, le sonrió. Elara hablaba demasiado y eso era algo cansado, pero tambien era hermosa; su cabello era negro como la noche y sus ojos eran castaños de un tono suave, su piel era pálida, y sus labios eran muy rojos, sin duda, tendrían hijos bellos. Además, ella era la genuina heredera de los Jhonson, tenía todo lo que requería para ser su digna esposa.
—Seguramente de eso es esta reunión, tú eres el centro del universo, o existe mujer más bella que tú, cariño, así que mi madre esta más que feliz de organizar nuestra boda, ¿De qué más podría tratarse esto si no de ti? Tu siempre eres lo más importante — dijo el rubio besando la mano de Elara.
—Cariñito, eres el mejor — respondió complacida.
La señora Camilla Auritz junto a Elena Jhonson, entró en el gran salón, sonriendo a los futuros esposos.
—Me alegra verlos tan felices, ahora, debemos esperar a que llegue nuestra querida Elianna —
Molesta, Elara se levantó con brusquedad de su asiento.
—¿Por qué ella tiene que venir? No la necesitamos para hablar de las cosas de MI boda, ella es una envidiosa, ¿No recuerdan todo lo que me dijo la ocasión pasada? No la quiero cerca de la organización de mi boda, y si ella llega, yo me marcho — dijo Elara exaltada y haciendo una rabieta.
—Descuida, Jhonson, lo de hoy no se trata de ti, en realidad, se trata de tu hermana y de mi —
La voz de Caleb Auritz interrumpió el momento.
Girándose para mirar a su futuro cuñado, Elara se quedó boquiabierta al notar que Caleb Auritz, a pesar de ser el gemelo idéntico de su prometido, destilaba tal elegancia que parecía un príncipe de la realeza.
—¿De mi hermana y de usted? ¿Pero que tienen que ver con mi boda? ¿No fue para eso que nos hicieron venir repentinamente? — cuestiono Elara sintiéndose incomoda y molesta.
Caleb miró con desdén a su hermano y futura cuñada.
—Debería aprender, señorita Jhonson, que el mundo no gira alrededor de usted — respondió Caleb.
Los tacones de Elianna resonaron. Aquella mujer entraba en el gran salón con un hermoso y elegante vestido rojo, que, curiosamente, parecía hacer juego con el elegante y costoso traje de Caleb. Sus cabellos parecían una hermosa cascada castaña que caía sobre su espalda y relucía en aquella cola alta. Sus ojos verdes de selva salvaje miraban con orgullo y desdén a su hermana y Cedric, y luego se centraban en Caleb Auritz, quien le sonreía orgulloso mientras le ofrecía su brazo.
Girándose para ver a su hermano y cuñada, Caleb sonrió.
—Es para mí un grato honor presentarles a mi hermosa prometida, Elianna Jhonson, de ella, y tan solo de ella, es que se trata está reunión —
Los rostros de Elara y Cedric se habían deformado en una mueca de sorpresa y furia. Y entonces, Elianna, sonrió.
Los rostros de Elara y Cedric se habían deformado en una mueca de sorpresa y furia. Y entonces, Elianna, sonrió.—¿C-Compromiso? ¿Qué rayos significa esto Elianna? —Elianna miró el furioso rostro de su hermana mayor y disfruto de aquello enormemente. Había entrado con toda la intención de encarar a Caleb Auritz, pero no podía negar que era demasiado gratificante el ver los consternados rostros de Elara y Cedric.—Es justo como lo escuchas, hermana, hoy celebramos mi compromiso de manera privada, pero daremos una gran fiesta para celebrarlo en sociedad como debe de ser…espero que esto no te cause ningún inconveniente — respondió sonriendo.Por ahora, seguiría el juego, pero luego le haría saber a Caleb Auritz lo que pensaba de él.—Eres una…—Silencio, por favor, pasemos a sentarnos al gran comedor, allí tengo otro anuncio importante que darles — dijo la señora Auritz sintiéndose incomoda por la mala relación entre las hermanas.Caleb, cortésmente llevaba a Elianna de su brazo para gr
El viento entraba gentilmente por el ventanal de su balcón aquella noche, y la hermosa castaña de ojos verdes se dejaba caer sobre la cama. Había sido un día largo y extraordinario, que había logrado dejarla completamente agotada tanto físicamente, como mentalmente. Extendiendo su mano, Elianna miraba aquel anillo en su dedo, era sin duda alguna una joya hermosa y real que se ajustaba perfectamente a su dedo anular, ¿En qué momento aquel hombre había adivinado la medida exacta de su dedo? Quizás, solo había sido un golpe de suerte, y aquel anillo en su mano era la cadena que ahora la ataba a Caleb Auritz, quien de alguna manera había convencido a su madre de forzarla a casarse con él.Había sido divertido, ciertamente, el ver los rostros de Elara y de Cedric llenos de sorpresa, rabia y confusión; no les había caído nada en gracia el saberla comprometida con el gemelo de ese traidor cobarde, y había terminado aceptando aquel inesperado compromiso en gran parte debido a ello, sin embarg
Aquella mañana el olor del café era particularmente delicioso; los panes tostados con mantequilla eran fascinantes, y el viento entraba fresco por su ventanal meciendo gentilmente sus cortinas. El ronroneo de su gato la reconfortaba, y con la vista en su laptop, Elianna miraba todos aquellos absurdos comentarios que la gente hacía de ella en el blog de su hermana mayor.“¿Eh? ¿En serio se ha comprometido con el hermano gemelo de su prometido? ¡Es terrible que lo anuncie después de tu compromiso! ¡Todos vimos lo celosa que estaba en tu fiesta! ¡Seguro lo hace para desquitarse! ¡Te tiene demasiada envidia! ¡Pobre de ti Elara! ¡Con una hermana así de venenosa y envidiosa es mejor no tenerla! ¡No se alegró por ti y ahora quiere robarse la atención! ¡Que mal se ve Elianna Jhonson al comprometerse a propósito para hacer sentir mal a su hermana! ¡Es tan despreciable que realmente cree que es mejor que Elara, pero todos sabemos que no es más que un patito feo que siempre ha envidiado a su her
Elianna miraba fijamente a ese hombre que a cambio parecía estar divirtiéndose con la situación. — ¿Que es lo que te parece gracioso? ¿En serio creíste que por enviarme rosas iba a olvidar que me estás obligando a casarme contigo? Dime, ¿Que fue lo que le dijiste a mi madre para convencerla? — cuestionó la castaña.Caleb observó a la joven que tenía delante. Elianna siempre había sido alguien débil, más bien, sumisa; aquella actitud que de la nada había tomado, la volvía mucho más atractiva...aunque saber que Cedric era la razón, le molestaba. — ¿Tanto conflicto te genera que alguien te regale rosas solo porque si? ¿Acaso mi hermano nunca te las regalaba? — cuestionó celoso. Elianna sintió una puñalada directamente en el corazón. En realidad, Cedric jamás había sido un gran detallista; nunca le dio ningún obsequio costoso o mucho menos flores, y darse cuenta de aquello la hizo sentirse herida. Arrojando aquel ramo de rosas sobre el escritorio de Caleb Auritz, Elianna lo miró con d
Aquella habitación estaba en silencio, y su celular, no había sonado con aquel tono fácilmente reconocible. Los dedos ansiosos chocaban contra el tocador, habían pasado un día completo, y Elianna no se había hecho presente. ¿Acaso no había visto todos los comentarios ofensivos hacia ella? ¿Por qué no le había llamado para disculparse? Impaciente, Elara se levantó de la silla y se retoco rápidamente el maquillaje. Seguramente Elianna estaba tan devastada ante tantas críticas, que no había salido de su cama en todo el día, pero ella quería sus disculpas, y las obtendría. La noche había caído, y Elianna admiraba el cielo oscuro de pocas estrellas. Aún no podía creer aquella repugnante propuesta que Cedric le había hecho, ser su amante jamás sería una opción. ¿Siempre había sido así de maldito? Se preguntó con franqueza. Quizás, estaba tan enamorada que no había notado aquella nefasta actitud del rubio...ella en verdad lo había amado. — Esto es repugnante — dijo para si misma para lueg
Aquella nueva mañana Elianna se sentía de buen humor. Su nuevo y lujoso local, estaba a punto de ser terminado. Dentro de unos meses su línea de ropa sería lanzada oficialmente y todo estaba marchando a la perfección. Esa tarde, tendría que llevar a su regordete gato al veterinario, y después de un buen desayuno estaba lista para comerse al mundo.Sin embargo, aquella radiante sonrisa se había borrado de su rostro al sentir la vibración de su celular y luego leer el nombre de quién la estaba llamando. Esa era la tercera vez en la mañana que su madre le estaba marcando; seguramente quería hablar con ella sobre las cosas de la boda, pero no tenía ganas de lidiar con eso justo ahora. Apagando el celular, volvió a sonreír al tiempo que les indicaba a los trabajadores lo que debían de hacer.— Tch — rechisto la señora Jhonson al ver que sus llamadas eran desviadas directamente al buzón.Elianna últimamente estaba incontrolable; la estaba deliberadamente ignorando, y desde el compromiso de
— Le pido, señora Jhonson, que no vuelva a golpear a mi prometida —Elianna estaba sorprendida; Caleb Auritz acababa de defenderla, y su repentina llegada la había tomaba por sorpresa. Zafándose del agarre de aquel hombre, Elena Jhonson lo miró con evidente molestia.—Señor Auritz, usted puede ser el futuro esposo de Elianna, pero yo soy su madre, y esta conducta que está mostrando es francamente algo inaceptable, ustedes aún no están casados y el hecho de que visite el departamento de mi hija por las noches, es inaudito; los placeres del cuerpo únicamente deberían de disfrutarlos después del matrimonio, ella es una Jhonson, y no puede comportarse como una ramera, además…—Le aseguro, señora Jhonson, que yo jamás he puesto una mano sobre Elianna, ella es una mujer seria, de valores íntegros, y que se ha dado a respetar con fiereza, así que le exijo que deje de insultarla, Elianna es una dama que se merece todo mi respeto y tambien el suyo, la he visitado para ver asuntos relacionados
“Por favor ayuda, el gato de mi vecina es maltratado por ella, logre retratarlo hoy, alguien que pueda ayudarme para que le sea retirado. Anónimo”Elianna se llevaba la mano a su frente.“Esto es terrible, ¡Una persona así no debería tener animales! ¿Alguien sabe la ubicación para llamar a la policía? ¡Pobre bebé! ¡Quisiera tener en frente a esa mujer para hacerle saber porque no debe meterse con los animales!”Aquello era simplemente patético. En solo unas horas, aquel post “anónimo” con la fotografía de su gato, se había hecho realmente viral; incluso en los noticieros había visto la nota, y ahora toda la ciudad buscaba su casa y a su gato para rescatarlo. Acariciando la pancita de Bolita, escuchaba sus dulces ronroneos.—Ya veo lo maltratado que estas…solo mírate, eres un barrigón demasiado tragón, ¿Quién es un gato maltratado? — cuestionó entre risas a su mascota.Por supuesto, era tan obvio quien era la persona responsable de este escándalo, que era difícil contener la risa. Elar