Me dirigí a la habitación para ponerme ropa cómoda y fresca para pasar la noche. Encendí la luz tenue y empecé a prepararme para mi merecido momento de relax. Me deslice en las prendas: un conjunto de shorts y camiseta suelta, suaves como el algodón. El shorts, en tono pastel, se ajustaba cómodamente a mis glúteos, haciendo notar la firmeza que aun mantenían a pesar de mi edad, mientras que la camiseta, de un rosa suave, caía sobre mi cuerpo con una gratificante holgura.
Una vez elegida la ropa, regresé al salón donde ya había preparado un tazón grande de palomitas de maíz, mi tentación preferida para una noche de películas. Disfrutaba del silencio, sentía una sensación de tranquilidad en la casa mientras mis hijos dormían profundamente. Sabía que mi esposo había salido con sus amigos a tomar unos tragos, lo que me otorgaba un tiempo para relajarme y disfrutar de un momento de paz conmigo misma. Podía escuchar el tic-tac del reloj en la pared y el viento suave acariciando las hojas de los árboles afuera, lo cual volvía la sensación más acogedora y cálida.Me acurruqué en el sofá con una manta y seleccioné cuidadosamente varias de las películas que había estado esperando para ver. A medida que comenzó la primera película, me sentí agradecida por el merecido descanso.Me encontraba en pleno disfrute, con el tazón de palomitas de maíz posado sobre el regazo; de momento, la tensión en la pantalla comenzó a subir a medida que se acercaba una de mis escenas románticas favoritas; justo cuando el personaje principal estaba a punto de besar a su enamorada, el timbre sonó. Suspiré con frustración mientras trataba de ignorar el sonido y concentrarme en la película, pero el timbre volvió a sonar, más insistente. Con resignación, pause la película y fui a atender el llamado, preguntándome quién podría ser tan inoportuno como para interrumpir aquel momento feliz.– No quiero visitas justo ahora – me dije a mi misma, mientras soltaba un bufido de irritación y arrastraba los pies de camino a la puerta - ¿Será que no hay más nadie a quien molestar?Abrí la puerta y...– ¡Hola! – gritó Vanessa, saltando sobre mí, muy sonriente – Creí que nunca ibas a abrir.– ¿Vanessa? – Dije un poco sorprendida – Pudiste al menos mandar un texto avisando que pensabas visitarme.– ¿Acaso interrumpo algo? – preguntó Vanessa con una expresión de picardía en su rostro.– Solo mi maratón de películas nocturnas. – Respondí poniendo los ojos en blanco – ¿A qué se debe tu visita? No sueles venir por aquí, mucho menos a estas horas.Hace ya algunos años, decidida a conseguir un empleo estable en otra ciudad con más oportunidades, tomé la iniciativa de hacer las maletas y mudarme. En mi búsqueda infructuosa, acepté al principio trabajos temporales que me ayudarán a subsistir, incluida una vacante como vocalista musical para eventos y fiestas. Cantaba con el corazón y la pasión que podía ofrecer, pero sabía que no podía vivir de ese empleo para siempre. Después de muchos meses de búsqueda frenética, finalmente encontré un trabajo estable y con ello, una sensación de alivio. Me dedicaba a ser asesora de ventas. A pesar de no tener los estudios universitarios correspondientes dominaba con excelencia mi área de trabajo; el objetivo principal era comprender las necesidades y deseos de los clientes, y proporcionarles información clara y precisa sobre los productos o servicios que la empresa ofrecía. Poseía una habilidad única para oír y responder a cualquier duda que pudieran tener.En uno de los eventos, cuando aún era vocalista, después de la actuación, una de las asistentes se acercó para felicitarme por mi hermosa voz; así conocí a Vanessa Reed, quien se había vuelto mi confidente desde entonces.A pesar de nuestras personalidades totalmente opuestas, tenía una excelente amistad con Vanessa, la cual era una mujer entusiasta, fiestera, sociable y despreocupada, irradiaba una energía contagiosa. Siempre estaba ansiosa por pasar un buen momento y disfrutar de la vida al máximo, lo que la hacía popular entre sus amigos y conocidos. No importaba si se trataba de una fiesta improvisada o un evento formal, ella estaba completamente en su elemento, siempre tenía una sonrisa en su rostro. Además, podía hacer amistad con alguien en cualquier situación y disfrutar de la experiencia sin preocuparse demasiado por las consecuencias.Por otro lado, yo era enfocada y dedicada. Pasaba gran parte de mi tiempo en el trabajo y en mi hogar; solía enfocarme en completar las responsabilidades con precisión y eficacia. Prefería la tranquilidad y la soledad del espacio personal; a menudo me encontraba fuera de mi zona de confort cuando estaba rodeada de mucha gente o debía interactuar con extraños fuera del área de trabajo. Sin embargo, a pesar de mi naturaleza introvertida, siempre he sido apasionada y comprometida con mis objetivos y ambiciones.– ¿Acaso necesito una excusa para visitar a mi amiga? – dijo fingiendo estar ofendida y sobre actuando sus expresiones – Tu que eres mi confidente, mi compañera de aventuras, mi uña y carne.– Si, cara dura, lo que tú digas.Ambas soltamos una pequeña risa de complicidad. Le cedí el paso invitándola a pasar; ya estando en el sofá Vanessa comenzó a decir:– ¿Has oído hablar de ese bar karaoke que abrió cerca de aquí? He ido un par de veces y déjame decirte que está increíble.– No, no he escuchado. – Enarcaba una ceja al tiempo que miraba directamente a mi amiga – ¿Por qué presiento que voy a arrepentirme de tener está conversación?– Es muy divertido. – Añadió Vanessa – Además, he oído cantar a un hombre que tiene una voz de tenor espectacular, tienes que escucharlo. Por favor Sunny, mi solecito, tienes que acompañarme esta noche.Los ojos de gatito que solía usar Vanessa para enternecer mi actitud indiferente eran bastante difícil de evadir, sabía muy bien cómo convencerme y sacarme siempre de mi escondrijo.– No sé... no creo que sea lo mío. – me rascaba la cabeza, buscando la manera de decirle que no, sin sonar cruel – Ya sabes que no somos jóvenes como antes; ahora soy una mujer de hogar y he aprendido a disfrutar mis noches en casa.– Vamos, no seas tan negativa. Eso no significa que no puedas divertirte un poco; a veces necesitamos salir de la rutina y hacer algo diferente. – un tono de súplica adornaba sus palabras – ¡Claro que podemos ir! Incluso reserve una mesa para que te sientas cómoda; y si te animas a cantar, te apoyo.– No lo sé... no me gusta llamar la atención. – Pero eso es lo divertido del karaoke – aquel tono de súplica se transformó en un puchero – ¡No importa si cantas bien o mal! Solo trataremos de pasar un buen rato juntas y reírnos un poco. Además, ese hombre con voz de ángel podría ser tu inspiración para cantar mejor.– No te olvides que ahora soy una mujer casada – le respondí con una mueca de escepticismo.– Casada más no cosida. – añadió ella con rapidez.– Hmm... Eres incorregible – no pude evitar reírme de la pequeña broma de mi amiga – Déjame pensarlo y quizás otro día podamos ir.– Vamos, dale una oportunidad, te prometo que será una noche inolvidable. No tienes que preocuparte por nada, yo te cuido.– Eso me preocupa aún más – agregué y solté una risotada – Está bien, iré contigo. Pero solo para ver qué tal es el lugar, no prometo cantar nada.– ¡Genial! – Sus palabras adquirieron un ademán de victoria – Ya verás que te encantará. Y si cambias de opinión, siempre puedes pedir una canción para dedicarme. – está última frase salió de su boca casi con entonación musical.– Deja que me vista entonces, aunque sinceramente no sé qué ponerme.– ¡No te preocupes! Aquí estoy para ayudarte. Pongamos ese hermoso trasero a valer. – su frase fue acompañada de una fuerte nalgada que hizo eco en la habitación.¡Ay! - grité – Tú y esas manitos deben permanecer quietas muchachita.Solo se oyó la risa traviesa de Vanessa.En la habitación, estando frente al armario discutimos por largo rato el atuendo que usaría. Vanessa sugería un vestido escarlata – muy atrevido – que mostraba la mitad de mis muslos y le acompañaba un gran escote en la espalda; mientras que yo prefería algo más discreto y casual. Finalmente, después de un poco de debate, ambas coincidimos. Optamos por un vestido negro, sencillo y elegante que llegaba hasta las rodillas, con un escote en V moderado y mangas cortas. Para darle un toque de color, añadimos unos zapatos de tacón rojos que combinaban con la cartera pequeña del mismo color. Decidí llevar un maquillaje ligero, con una base natural, un poco de rubor para dar color a mis mejillas y un labial rojo intenso como los zapatos de tacón; en cuanto a los ojos, llevaba una sombra plateada que daba brillo a mi mirada.Por su parte, Vanessa llevaba un top sin mangas de color azul eléctrico y una falda corta, negra, con vuelo. Para completar su look, traía botines negros de tacón y un
Cerré mis ojos, mi cuerpo se movía al ritmo de la música, como si estuviera atrapada en una especie de trance. La voz profunda del cantante me había hechizado por completo, y con cada entonación que salía de su boca mi piel se erizaba de pies a cabeza en su punto máximo. Estaba como en un sueño; transportada al espacio. Aquella voz sublime me envolvía como un abrazo haciéndome sentir cálida. Solo quería que el tiempo se detuviera y aquel momento mágico de éxtasis no terminará nunca.La canción terminó, el ambiente del lugar quedó sumido en la melancolía que emanaba su voz. Como si de repente, las luces se hubieran atenuado y los corazones se hubieran entristecido. Los aplausos fueron suaves, respetuosos, parecía como si la audiencia quisiera honrar la emoción y la belleza de la melodía que acababan de escuchar. Fue un momento de quietud que dejó a todos en un estado de ánimo solemne pero conmovedor.Una lágrima recorrió una de mis mejillas, aún miraba fijamente en dirección a aquella
Era domingo, el sol entraba tímidamente por la ventana y el aroma a café recién hecho inundaba la casa. Sentada en el sofá, me aferraba a la taza caliente mientras intentaba dejar atrás la intensa experiencia de la noche anterior. A pesar de mis esfuerzos, no podía sacudirme la sensación de vergüenza que me invadía por haberme dejado llevar por mis emociones.Fue entonces cuando el teléfono comenzó a vibrar sobre la mesa, rompiendo el silencio de la habitación. Con un suspiro resignado, tomé el dispositivo entre mis manos y lo desbloqueé. En la pantalla, una notificación pendiente parpadeaba con insistencia, pero antes de revisarla decidí respirar hondo y concentrarme en el presente.Fue en ese momento cuando sentí cómo mi corazón latía con fuerza en mi pecho, al recordar el tono grave y seductor de la voz de aquel hombre. ¿Qué había pasado conmigo? La incertidumbre me invadía y no sabía si estaba preparada para enfrentarla.Fijé mis ojos en la pantalla del teléfono; diecisiete llama
– De todas formas iré, y verás que con muchos mimitos te curaras – objetó Vanessa con determinación. – En serio, no es necesario nena. Debes estar ocupada y no quiero molestar.Intenté disuadirla, sabiendo que era difícil hacerla cambiar de opinión una vez que se le metía algo en la cabeza, pero su respuesta fue tajante. – He dicho, caso cerrado – Aquella risa inocente resonó por el auricular mientras yo suspiraba resignada. Me preparé para lo inevitable mientras colgaba la llamada y me dirigí a la cocina para preparar el almuerzo. Andrey había salido de la habitación, yo sabía que aún estaba molesto. Preparé unos panqueques para el desayuno, pero él no quiso tocarlos y eligió prepararse un sándwich. Sus ojos se clavaron en los míos, llenos de una mirada infantil que me hizo hervir la sangre. A pesar de mi experiencia en mantener la calma, mi actitud en ocasiones se volvía impulsiva, logrando sacarme de mis cabales. – ¿Piensas comportarte como un niño inmaduro y despreciarme el d
Tras la partida de mi madre con los niños, regrese a la habitación, con la esperanza de encontrar a Andrey allí para discutir las cosas y resolver nuestras diferencias. A pesar de que mi mal genio se había calmado un poco, seguía sintiendo una mezcla de frustración y tristeza en mi interior. Sin embargo, al buscar por toda la casa, noté que Andrey no estaba por ningún lado. «Habrá salido a despejar la mente» pensé.Al darme cuenta que estaba sola en casa decidí relajarme en el sofá y ver una película. Pero antes de que pudiera siquiera elegir qué ver, mi teléfono sonó.– Mi Sun, abre la puerta que el lobo quiere entrar – dijo Vanessa del otro lado de la línea. Siempre hacia esta clase de bromas tontas, con las cuales era imposible no reírse al menos un poco. Al abrir la puerta, fui recibida por el grito emocionado de Vanessa mientras sostenía un litro de helado en alto.– ¡Surprise! – exclamó – Sopita para el dolor del cuerpo y helado para las penas del corazón.Ella siempre sabía e
Me sentía como si un cuchillo afilado hubiera atravesado mi corazón. La humillación y la vergüenza me envolvían como una manta pesada, sofocándome. Las palabras hirientes de Andrey resonaban en mi mente, repitiéndose una y otra vez como un eco doloroso. El recuerdo de la expresión de irá en el rostro de Vanessa, se transformó en una figura borrosa, y ahora parecía estar muy lejos de mí, como si estuviera observándome desde otra dimensión. La impotencia de no poder hacer nada para cambiar lo ocurrido me hacían sentir como si hubiera perdido el control sobre mi propia vida.Tomé el teléfono con manos temblorosas y marqué el número de Vanessa. Necesitaba disculparme por lo que había pasado. Esperé ansiosa mientras sonaba el tono, pero después de varios tonos, escuché la voz automatizada que me indicaba que había llegado al buzón de mensajes. "¡Hola! Lo siento mucho, pero no puedo contestar ahora. ¡Deja tu mensaje y te devolveré la llamada lo antes posible! ¡Un gran abrazo y que tengas u
Lo observé fijamente mientras se acercaba a la barra y tomaba asiento justo a mi lado. Vestía una camiseta negra y jeans, y su cabello oscuro estaba recogido en una pequeña coleta al estilo samurái.— Un Daiquiri, por favor — pidió con voz suave.El barman se dispuso a preparar el trago mientras mantenían una pequeña conversación.— Últimamente vienes muy seguido — bromeó el barman — Comienzo a creer que te echaron de casa.El permaneció impasible, sin cambiar la expresión de su rostro. — Solo he tenido un poco de tiempo libre — contestó.Me parece que le estás tomando cariño al bar — continuó el barman mientras mezclaba los ingredientes del Daiquiri — Si sigues dando este tipo de shows tan seguido, quizás Aiko se anime a contratarte como voz principal para los días en que haya algún evento o algo que se le parezca. Ya pareces haber llamado su atención. — Añadió y ambos dirigieron su mirada hacia Aiko, quien los observaba fijamente con una sonrisa coqueta— No creo que tu jefa me qu
Andrey despertó y al verme recostada a la ventana con la mirada pérdida en el horizonte, se acercó por la espalda y me abrazó.— Buenos días mi cielo — dijo con la voz aún rasposa por acabar de despertarse — ¿Aun sigues molesta por lo que hice? No debí tomar tanto esa noche, mucho menos dejarme llevar por el alcohol.— Está bien — contesté — Ya no estoy enojada, solo me da un poco de vergüenza con Vanessa, deberías disculparte con ella.— Lo haré en cuanto la vea, te lo prometo, y prometo que jamás volveré a llegar a casa a tal punto de ebriedad.Me di media vuelta y le di un beso. Como toda pareja habíamos tenido diferencias debido a nuestras personalidades, pero jamás nada que no se pudiera solucionar.— ¿Qué te parece si hago que vayas feliz y desestresada al trabajo? — preguntó lleno de picardía.— ¿Nos alcanzará el tiempo? — me sentí un poco tímida por su propuesta repentina.— Quizás tengamos que irnos sin desayunar, pero aún nos dará tiempo de llegar al trabajo.Era verano, el