Los días siguientes a mi despido fueron una mezcla de emociones. A pesar de todo lo que había pasado, me sentía extrañamente tranquila. Sabía que tenía que seguir adelante y encontrar nuevas oportunidades.Lo primero que hice fue actualizar mi currículo. Me senté en mi escritorio, con una taza de café caliente a mi lado, y comencé a revisar mis experiencias laborales y habilidades. Quería asegurarme de que mi currículo reflejara todo lo que había aprendido y logrado a lo largo de los años. Mientras escribía, me di cuenta de cuánto había crecido profesionalmente, a pesar de los obstáculos que había enfrentado.Una vez que terminé, comencé a enviar solicitudes de empleo. Pasé horas buscando ofertas de trabajo que se alinearan con mis habilidades y aspiraciones. Sabía que encontrar un nuevo trabajo no sería fácil, pero estaba decidida a no rendirme.Aparte de buscar empleo, también decidí aprovechar el tiempo libre que tenía para mí misma. Empecé a hacer cosas que había dejado de lado du
Mientras revisaba mis redes sociales por mero ocio, en un café, mi teléfono comenzó a sonar. Al ver el nombre de Nathan Harrys, el veterano del departamento de ventas, en la pantalla, me sorprendí un poco. Contesté la llamada con curiosidad.— Hola, Sunny. ¿Cómo te encuentras? — preguntó.— Sr. Harrys. Estoy bien, gracias. ¿Y usted?— Estoy bien, gracias por preguntar. — dijo con un tono amable. — He estado pensando en tu situación y hablé con Samantha para ponerme al tanto. Lamento mucho lo que pasó.— Gracias, Sr. Harrys. Ha sido un momento difícil, pero estoy tratando de mantenerme positiva.— Me alegra escuchar eso. — dijo, con un tono de comprensión. — Escucha, tengo algunos contactos en la industria que podrían ser de ayuda. ¿Te gustaría que te pusiera en contacto con ellos?— Eso sería increíble. Realmente lo apreciaría.— Perfecto, Sunny. — respondió el Sr. Harrys, su voz sonando más animada. — Te enviaré un correo con sus datos. Pero antes de eso, quería decirte que he estado
— ¿Cómo has estado? — pregunté, tomando su mano.— Ha sido difícil — admitió.— No sabes cuánto he pensado en ti. Cada día me preguntaba cómo estabas, qué te había pasado.— Lo sé, y lo siento — dijo, con los ojos llenos de arrepentimiento—. Prometo que te contaré todo cuando salga de aquí.Nos sentamos y comenzamos a hablar, tratando de aprovechar cada segundo de nuestra visita. Aunque había muchas preguntas sin respuesta, en ese momento, lo único que importaba era que él estaba bien a pesar de todo.— ¿Te tratan bien aquí?— Relativamente, pero estoy aguantando.— Te sacaré de aquí, Raven. Haré todo lo que esté en mi poder para ayudarte — dije con determinación. — Solo dime con quién debo hablar para conseguir pruebas de tu inocencia.— Gracias, Sunny. Pero no quiero que te involucres.— ¿Porque Raven? Dame un buen motivo. — le dije sintiéndome un tanto frustrada por su negativa respuesta.— Porque no soy inocente.Mi corazón se detuvo por un instante al escuchar esas palabras. No
—¡Sunny! — exclamó, abrazándome con fuerza —. Qué sorpresa tan agradable. ¿Cómo estás, querida?— Hola, mamá. Estoy bien. Tenía el día libre y pensé en venir a verte — respondí, devolviéndole el abrazo.— Pasa, pasa. Justo estaba preparando un té. Cuéntame, ¿cómo te ha ido? — dijo, guiándome hacia la cocina.Nos sentamos en la mesa de la cocina, y mientras mi madre servía el té, le conté sobre la entrevista de trabajo y cómo me sentía al respecto. Ella me escuchó atentamente, asintiendo y sonriendo en los momentos adecuados.— Estoy segura de que lo hiciste muy bien, Sunny. Siempre has sido muy talentosa y dedicada — dijo, dándome una palmadita en la mano.— Gracias, mamá. Espero que tengas razón. Necesito un cambio en mi vida, algo positivo.Mi madre me miró con una expresión pensativa antes de cambiar de tema.— Sunny, ¿te has enterado de lo que le pasó a ese muchacho, Raven? El que estaba en el hospital el día que falleció Willa.Sentí un nudo en el estómago al escuchar su nombre.
Me dirigí a la habitación para ponerme ropa cómoda y fresca para pasar la noche. Encendí la luz tenue y empecé a prepararme para mi merecido momento de relax. Me deslice en las prendas: un conjunto de shorts y camiseta suelta, suaves como el algodón. El shorts, en tono pastel, se ajustaba cómodamente a mis glúteos, haciendo notar la firmeza que aun mantenían a pesar de mi edad, mientras que la camiseta, de un rosa suave, caía sobre mi cuerpo con una gratificante holgura. Una vez elegida la ropa, regresé al salón donde ya había preparado un tazón grande de palomitas de maíz, mi tentación preferida para una noche de películas. Disfrutaba del silencio, sentía una sensación de tranquilidad en la casa mientras mis hijos dormían profundamente. Sabía que mi esposo había salido con sus amigos a tomar unos tragos, lo que me otorgaba un tiempo para relajarme y disfrutar de un momento de paz conmigo misma. Podía escuchar el tic-tac del reloj en la pared y el viento suave acariciando las hojas
En la habitación, estando frente al armario discutimos por largo rato el atuendo que usaría. Vanessa sugería un vestido escarlata – muy atrevido – que mostraba la mitad de mis muslos y le acompañaba un gran escote en la espalda; mientras que yo prefería algo más discreto y casual. Finalmente, después de un poco de debate, ambas coincidimos. Optamos por un vestido negro, sencillo y elegante que llegaba hasta las rodillas, con un escote en V moderado y mangas cortas. Para darle un toque de color, añadimos unos zapatos de tacón rojos que combinaban con la cartera pequeña del mismo color. Decidí llevar un maquillaje ligero, con una base natural, un poco de rubor para dar color a mis mejillas y un labial rojo intenso como los zapatos de tacón; en cuanto a los ojos, llevaba una sombra plateada que daba brillo a mi mirada.Por su parte, Vanessa llevaba un top sin mangas de color azul eléctrico y una falda corta, negra, con vuelo. Para completar su look, traía botines negros de tacón y un
Cerré mis ojos, mi cuerpo se movía al ritmo de la música, como si estuviera atrapada en una especie de trance. La voz profunda del cantante me había hechizado por completo, y con cada entonación que salía de su boca mi piel se erizaba de pies a cabeza en su punto máximo. Estaba como en un sueño; transportada al espacio. Aquella voz sublime me envolvía como un abrazo haciéndome sentir cálida. Solo quería que el tiempo se detuviera y aquel momento mágico de éxtasis no terminará nunca.La canción terminó, el ambiente del lugar quedó sumido en la melancolía que emanaba su voz. Como si de repente, las luces se hubieran atenuado y los corazones se hubieran entristecido. Los aplausos fueron suaves, respetuosos, parecía como si la audiencia quisiera honrar la emoción y la belleza de la melodía que acababan de escuchar. Fue un momento de quietud que dejó a todos en un estado de ánimo solemne pero conmovedor.Una lágrima recorrió una de mis mejillas, aún miraba fijamente en dirección a aquella
Era domingo, el sol entraba tímidamente por la ventana y el aroma a café recién hecho inundaba la casa. Sentada en el sofá, me aferraba a la taza caliente mientras intentaba dejar atrás la intensa experiencia de la noche anterior. A pesar de mis esfuerzos, no podía sacudirme la sensación de vergüenza que me invadía por haberme dejado llevar por mis emociones.Fue entonces cuando el teléfono comenzó a vibrar sobre la mesa, rompiendo el silencio de la habitación. Con un suspiro resignado, tomé el dispositivo entre mis manos y lo desbloqueé. En la pantalla, una notificación pendiente parpadeaba con insistencia, pero antes de revisarla decidí respirar hondo y concentrarme en el presente.Fue en ese momento cuando sentí cómo mi corazón latía con fuerza en mi pecho, al recordar el tono grave y seductor de la voz de aquel hombre. ¿Qué había pasado conmigo? La incertidumbre me invadía y no sabía si estaba preparada para enfrentarla.Fijé mis ojos en la pantalla del teléfono; diecisiete llama