Lo observé fijamente mientras se acercaba a la barra y tomaba asiento justo a mi lado. Vestía una camiseta negra y jeans, y su cabello oscuro estaba recogido en una pequeña coleta al estilo samurái.— Un Daiquiri, por favor — pidió con voz suave.El barman se dispuso a preparar el trago mientras mantenían una pequeña conversación.— Últimamente vienes muy seguido — bromeó el barman — Comienzo a creer que te echaron de casa.El permaneció impasible, sin cambiar la expresión de su rostro. — Solo he tenido un poco de tiempo libre — contestó.Me parece que le estás tomando cariño al bar — continuó el barman mientras mezclaba los ingredientes del Daiquiri — Si sigues dando este tipo de shows tan seguido, quizás Aiko se anime a contratarte como voz principal para los días en que haya algún evento o algo que se le parezca. Ya pareces haber llamado su atención. — Añadió y ambos dirigieron su mirada hacia Aiko, quien los observaba fijamente con una sonrisa coqueta— No creo que tu jefa me qu
Andrey despertó y al verme recostada a la ventana con la mirada pérdida en el horizonte, se acercó por la espalda y me abrazó.— Buenos días mi cielo — dijo con la voz aún rasposa por acabar de despertarse — ¿Aun sigues molesta por lo que hice? No debí tomar tanto esa noche, mucho menos dejarme llevar por el alcohol.— Está bien — contesté — Ya no estoy enojada, solo me da un poco de vergüenza con Vanessa, deberías disculparte con ella.— Lo haré en cuanto la vea, te lo prometo, y prometo que jamás volveré a llegar a casa a tal punto de ebriedad.Me di media vuelta y le di un beso. Como toda pareja habíamos tenido diferencias debido a nuestras personalidades, pero jamás nada que no se pudiera solucionar.— ¿Qué te parece si hago que vayas feliz y desestresada al trabajo? — preguntó lleno de picardía.— ¿Nos alcanzará el tiempo? — me sentí un poco tímida por su propuesta repentina.— Quizás tengamos que irnos sin desayunar, pero aún nos dará tiempo de llegar al trabajo.Era verano, el
Me recosté en el escritorio con la frente pegada a el, tratando de entender por qué mi día había sido tan malo. Había solucionado las cosas con Andrey, incluso habíamos tenido buen sexo antes de salir a trabajar. Había llamado a mi madre, los niños y ella estaban bien, en definitiva, me había despertado con buen pie — sin contar la pesadilla —. Entonces, ¿por qué mi día iba tan mal? Sentía un nudo en el estómago.— No me he cruzado con ningún gato negro — dije pensando en voz alta — No he quebrado ningún espejo, no caminé bajo ninguna escalera, tampoco he tirado la sal.— Quizás pusiste los zapatos sobre la cama o abriste el paraguas dentro de la casa — añadió Nathalie Moura, una de mis compañeras al escucharme.— Pero… si estamos en verano — contesté.Ella comenzó a reír. — ¿En serio crees en supersticiones?— Hmm... No exactamente — me sentí avergonzada de que hubiera oído mis pensamientos verbalizados. — Solo lo pensé por pensarlo.— No lo tengo en duda — contesto ella con sarcasmo
Su voz tenía un tono grave y un tanto rasposo incluso al hablar con naturalidad. Y sus ojos, mientras más los observabas, más parecía que ibas a perderte en ellos.Tartamudeé un poco antes de poder hablar con naturalidad — Mu... mu... mucho gusto, soy Sunny.— Hermoso nombre, Sunny — agregó dejando traslucir esa sonrisa de medio lado que lo hacía ver tan sensual. — Definitivamente haces honor a tu nombre, con tu presencia radiante como un día de verano.A pesar de querer responder cortésmente a su halago, sentía que las palabras se me enredaban en la lengua. Así que solo logré asentir con la cabeza.— ¡Venga hombre! que la has dejado sin palabras — exclamó Vanessa punzándome con el codo y devolviéndome a la tierra — Tendras que enseñarme ese truco.Raven seguía mirándome con expresión sería, pero amigable. Quise esconder mi rostro y mis mejillas sonrosadas, pero no había forma de hacerlo sin que fuera obvio mi estado.— ¿Acaso Raven no significa cuervo? — preguntó Vanessa algo intrig
— ¿Ustedes dos de dónde provienen? — preguntó Raven.— Ambas somos neolandesas — dije apresuradamente, antes de que Vanessa tomara la palabra y comenzará a dar detalles innecesarios — Yo vengo de la cuidad de Auckland y Vanessa es de acá de Wellington.— Y también somos bilingües como ustedes — dijo al final Vanessa, intentando no parecer menos interesante que nuestros acompañantes.— ¿Si? — Preguntó Volker — Muéstranos un poco.— Ka nui te aroha ki a koe — dijo y le aventó un beso al aire.— ¿Y que acabas de decir? Porque no sé si me has insultado o no.— Dije que te tengo mucho cariño — respondió Vanessa y luego mordió su labio inferior, haciendo obvia su intención de coquetear.Volker sonrió tontamente.— ¿Qué idioma es? — preguntó Raven— Es la lengua indígena de los maoríes. Acá tienen una gran importancia cultural y se enseña en las escuelas como parte de la educación bilingüe. — Contesté — Así que también se nos enseña sobre su cultura y tradiciones.— ¿Quiere decir que están i
Me preparaba para dormir junto a mi esposo, cuando una extraña sensación de culpa comenzó a invadir mi ser. Me sentía desleal conmigo misma y con Andrey. Al acostarme en la cama, una mezcla de emociones me embargaba: el deseo desenfrenado que había sentido por Raven, y a la vez una conmoción interna por haberme permitido sentirlo.Cada pensamiento fugaz que cruzaba mi mente se convertía en un latigazo de culpa, haciéndome cuestionar mi fidelidad y mi compromiso matrimonial. Las palabras dulces y los sueños compartidos con Andrey parecían opacarse en ese momento, y la angustia empezaba a atenazar mi corazón.Intenté encontrar consuelo en la figura de Andrey, quien descansaba a mi lado, pero cada abrazo y caricia prolongaba una pequeña sombra de engaño en mi interior. La sensación de fallarle se hacía cada vez más evidente, como si una traición silenciosa resonara en mi pecho. Suspiré profundamente, preguntándome cómo había llegado a este punto. Sabía que debía enfrentar mis sentimiento
— Gracias por venir a buscarme, cariño. — ¿Cómo estuvo tu día? — preguntó.— Ha sido agotador. Fue desafiante pero gratificante. — Contesté complacida — Estoy trabajando duro para recuperar a esos clientes perdidos. Algunos comienzan a mostrarse interesados nuevamente, pero aún hay un largo camino por recorrer.— Me alegra escuchar que estás logrando avances. Siempre he sabido que eres una experta en lo que haces.— Amor, hoy tuve una reunión con uno de nuestros clientes antiguos, más importantes, que se había ido con la competencia. Le expliqué cómo es nuestro nuevo plan de trabajo y cómo podemos ayudarlo a alcanzar sus objetivos. ¡Y adivina qué! ¡Está considerando volver con nosotros!— ¡Eso es genial! — contestó él.— También le ofrecí un descuento especial para que se sienta valorado y apreciado. — dije soltando una risita juguetona. — Además, estoy trabajando en una nueva estrategia para atraer a más negocios pequeños a nuestra empresa. Estoy pensando en ofrecer paquetes persona
Andrey frunció el ceño al escuchar la voz distorsionada al otro lado del teléfono.— ¿Quién eres? — preguntó con voz firme.Aquella voz rió con malicia y contestó:— Eso no importa. Lo que importa es que tu esposa te está engañando con otro hombre. ¿No te parece que mereces saber la verdad?Me senté en la cama, preocupada por la extraña llamada.— ¿De qué estás hablando? — preguntó Andrey, su voz temblaba ligeramente.— Me parece irónico que estés con ella en la cama.Andrey dejó caer el teléfono y se llevó las manos a la cabeza, como si estuviera tratando de procesar lo que acababa de escuchar.— No puede ser verdad — murmuró, más para sí mismo que para mí.Me acerqué a él y le tomé la mano, tratando de tranquilizarlo.— Eso es una mentira. No sé quién eres, ni qué quieres, pero estás equivocado. Yo amo a Andrey y nunca lo engañaría — dije con voz firme, pero la llamada finalizó.Él me miró a los ojos, como buscando la verdad en mi mirada.— ¿Es cierto, Sunny? ¿Me estás engañando?Ne