Me recosté en el escritorio con la frente pegada a el, tratando de entender por qué mi día había sido tan malo. Había solucionado las cosas con Andrey, incluso habíamos tenido buen sexo antes de salir a trabajar. Había llamado a mi madre, los niños y ella estaban bien, en definitiva, me había despertado con buen pie — sin contar la pesadilla —. Entonces, ¿por qué mi día iba tan mal? Sentía un nudo en el estómago.— No me he cruzado con ningún gato negro — dije pensando en voz alta — No he quebrado ningún espejo, no caminé bajo ninguna escalera, tampoco he tirado la sal.— Quizás pusiste los zapatos sobre la cama o abriste el paraguas dentro de la casa — añadió Nathalie Moura, una de mis compañeras al escucharme.— Pero… si estamos en verano — contesté.Ella comenzó a reír. — ¿En serio crees en supersticiones?— Hmm... No exactamente — me sentí avergonzada de que hubiera oído mis pensamientos verbalizados. — Solo lo pensé por pensarlo.— No lo tengo en duda — contesto ella con sarcasmo
Su voz tenía un tono grave y un tanto rasposo incluso al hablar con naturalidad. Y sus ojos, mientras más los observabas, más parecía que ibas a perderte en ellos.Tartamudeé un poco antes de poder hablar con naturalidad — Mu... mu... mucho gusto, soy Sunny.— Hermoso nombre, Sunny — agregó dejando traslucir esa sonrisa de medio lado que lo hacía ver tan sensual. — Definitivamente haces honor a tu nombre, con tu presencia radiante como un día de verano.A pesar de querer responder cortésmente a su halago, sentía que las palabras se me enredaban en la lengua. Así que solo logré asentir con la cabeza.— ¡Venga hombre! que la has dejado sin palabras — exclamó Vanessa punzándome con el codo y devolviéndome a la tierra — Tendras que enseñarme ese truco.Raven seguía mirándome con expresión sería, pero amigable. Quise esconder mi rostro y mis mejillas sonrosadas, pero no había forma de hacerlo sin que fuera obvio mi estado.— ¿Acaso Raven no significa cuervo? — preguntó Vanessa algo intrig
— ¿Ustedes dos de dónde provienen? — preguntó Raven.— Ambas somos neolandesas — dije apresuradamente, antes de que Vanessa tomara la palabra y comenzará a dar detalles innecesarios — Yo vengo de la cuidad de Auckland y Vanessa es de acá de Wellington.— Y también somos bilingües como ustedes — dijo al final Vanessa, intentando no parecer menos interesante que nuestros acompañantes.— ¿Si? — Preguntó Volker — Muéstranos un poco.— Ka nui te aroha ki a koe — dijo y le aventó un beso al aire.— ¿Y que acabas de decir? Porque no sé si me has insultado o no.— Dije que te tengo mucho cariño — respondió Vanessa y luego mordió su labio inferior, haciendo obvia su intención de coquetear.Volker sonrió tontamente.— ¿Qué idioma es? — preguntó Raven— Es la lengua indígena de los maoríes. Acá tienen una gran importancia cultural y se enseña en las escuelas como parte de la educación bilingüe. — Contesté — Así que también se nos enseña sobre su cultura y tradiciones.— ¿Quiere decir que están i
Me preparaba para dormir junto a mi esposo, cuando una extraña sensación de culpa comenzó a invadir mi ser. Me sentía desleal conmigo misma y con Andrey. Al acostarme en la cama, una mezcla de emociones me embargaba: el deseo desenfrenado que había sentido por Raven, y a la vez una conmoción interna por haberme permitido sentirlo.Cada pensamiento fugaz que cruzaba mi mente se convertía en un latigazo de culpa, haciéndome cuestionar mi fidelidad y mi compromiso matrimonial. Las palabras dulces y los sueños compartidos con Andrey parecían opacarse en ese momento, y la angustia empezaba a atenazar mi corazón.Intenté encontrar consuelo en la figura de Andrey, quien descansaba a mi lado, pero cada abrazo y caricia prolongaba una pequeña sombra de engaño en mi interior. La sensación de fallarle se hacía cada vez más evidente, como si una traición silenciosa resonara en mi pecho. Suspiré profundamente, preguntándome cómo había llegado a este punto. Sabía que debía enfrentar mis sentimiento
— Gracias por venir a buscarme, cariño. — ¿Cómo estuvo tu día? — preguntó.— Ha sido agotador. Fue desafiante pero gratificante. — Contesté complacida — Estoy trabajando duro para recuperar a esos clientes perdidos. Algunos comienzan a mostrarse interesados nuevamente, pero aún hay un largo camino por recorrer.— Me alegra escuchar que estás logrando avances. Siempre he sabido que eres una experta en lo que haces.— Amor, hoy tuve una reunión con uno de nuestros clientes antiguos, más importantes, que se había ido con la competencia. Le expliqué cómo es nuestro nuevo plan de trabajo y cómo podemos ayudarlo a alcanzar sus objetivos. ¡Y adivina qué! ¡Está considerando volver con nosotros!— ¡Eso es genial! — contestó él.— También le ofrecí un descuento especial para que se sienta valorado y apreciado. — dije soltando una risita juguetona. — Además, estoy trabajando en una nueva estrategia para atraer a más negocios pequeños a nuestra empresa. Estoy pensando en ofrecer paquetes persona
Andrey frunció el ceño al escuchar la voz distorsionada al otro lado del teléfono.— ¿Quién eres? — preguntó con voz firme.Aquella voz rió con malicia y contestó:— Eso no importa. Lo que importa es que tu esposa te está engañando con otro hombre. ¿No te parece que mereces saber la verdad?Me senté en la cama, preocupada por la extraña llamada.— ¿De qué estás hablando? — preguntó Andrey, su voz temblaba ligeramente.— Me parece irónico que estés con ella en la cama.Andrey dejó caer el teléfono y se llevó las manos a la cabeza, como si estuviera tratando de procesar lo que acababa de escuchar.— No puede ser verdad — murmuró, más para sí mismo que para mí.Me acerqué a él y le tomé la mano, tratando de tranquilizarlo.— Eso es una mentira. No sé quién eres, ni qué quieres, pero estás equivocado. Yo amo a Andrey y nunca lo engañaría — dije con voz firme, pero la llamada finalizó.Él me miró a los ojos, como buscando la verdad en mi mirada.— ¿Es cierto, Sunny? ¿Me estás engañando?Ne
— Bueno, parece que ya no tendremos que buscarlo — dijo Vanessa con tono sarcástico, notando la tensión en el ambiente.— Dame unos minutos — le dije, tratando de mantener la calma, y me dirigí a la cocina.Andrey estaba preparándose un sándwich, y me miró fijamente cuando entré en la habitación. Pude sentir su enojo y su frustración en su expresión, y me sentí intimidada por su presencia.— ¿Qué pasó? — pregunté, con voz temblorosa, tratando de leer su expresión.Andrey suspiró antes de responder, y pude sentir la tensión en él.— Fui a dar un paseo para aclarar mi mente — dijo con tono cortante.— ¿Un paseo de casi veinte horas, Andrey? — pregunté, sintiendo la rabia y la tristeza en mi voz.Andrey me miró con desprecio, tomando en poco mi preocupación ni mi angustia.— Si, un paseo, Sunny. ¿Algún problema con eso?Sentí como si un cuchillo se clavara en mi corazón. No podía creer que me estuviera hablando así, después de todo lo que había pasado.— ¿Cómo puedes hacerme esto, Andrey
Después de haber pasado una noche sin poder conciliar el sueño como es debido. Me sentía agotada y frustrada por la pelea que había tenido con Andrey. A pesar de haber intentado dejar las cosas en claro durante el transcurso de los días, no había llegado a ningún acuerdo con él.Mientras me lavaba los dientes para luego bajar a hacer el desayuno comencé a recordar y note que mi enojo se acrecentaba. No podía evitar sentirme molesta por su actitud posesiva y celosa. Me parecía injusto que él me acusara de coquetear con otros hombres.Cuando finalmente bajé a la sala, me encontré con Andrey sentado en el sofá, mirando su teléfono móvil. Su presencia en estos momentos no me causaba alegría alguna. Me pregunté cómo podía ser que él no se diera cuenta del daño que estaba causando a nuestro matrimonio con sus acusaciones infundadas.— Buenos días — dijo, se veía totalmente relajado— Buenos días — respondí sin más, evitando el contacto visual.— ¿Harás algo para desayunar?— ¿Para que el se