— Bueno, parece que ya no tendremos que buscarlo — dijo Vanessa con tono sarcástico, notando la tensión en el ambiente.— Dame unos minutos — le dije, tratando de mantener la calma, y me dirigí a la cocina.Andrey estaba preparándose un sándwich, y me miró fijamente cuando entré en la habitación. Pude sentir su enojo y su frustración en su expresión, y me sentí intimidada por su presencia.— ¿Qué pasó? — pregunté, con voz temblorosa, tratando de leer su expresión.Andrey suspiró antes de responder, y pude sentir la tensión en él.— Fui a dar un paseo para aclarar mi mente — dijo con tono cortante.— ¿Un paseo de casi veinte horas, Andrey? — pregunté, sintiendo la rabia y la tristeza en mi voz.Andrey me miró con desprecio, tomando en poco mi preocupación ni mi angustia.— Si, un paseo, Sunny. ¿Algún problema con eso?Sentí como si un cuchillo se clavara en mi corazón. No podía creer que me estuviera hablando así, después de todo lo que había pasado.— ¿Cómo puedes hacerme esto, Andrey
Después de haber pasado una noche sin poder conciliar el sueño como es debido. Me sentía agotada y frustrada por la pelea que había tenido con Andrey. A pesar de haber intentado dejar las cosas en claro durante el transcurso de los días, no había llegado a ningún acuerdo con él.Mientras me lavaba los dientes para luego bajar a hacer el desayuno comencé a recordar y note que mi enojo se acrecentaba. No podía evitar sentirme molesta por su actitud posesiva y celosa. Me parecía injusto que él me acusara de coquetear con otros hombres.Cuando finalmente bajé a la sala, me encontré con Andrey sentado en el sofá, mirando su teléfono móvil. Su presencia en estos momentos no me causaba alegría alguna. Me pregunté cómo podía ser que él no se diera cuenta del daño que estaba causando a nuestro matrimonio con sus acusaciones infundadas.— Buenos días — dijo, se veía totalmente relajado— Buenos días — respondí sin más, evitando el contacto visual.— ¿Harás algo para desayunar?— ¿Para que el se
Después de la reunión con Lotte, estuve distraída por el resto del día. A pesar de que intente concentrarme en el trabajo, no podía dejar de pensar en las acusaciones injustas y en la decisión de la Gerente. Mis colegas notaron que estaba un poco callada y distante durante el resto del día, y el rumor de mi posible despido comenzó a extenderse. Traté de mantener una actitud profesional y seguir cumpliendo con mis tareas, pero estaba claramente afectada por lo que había sucedido.Cuando finalmente terminó la jornada laboral, me fui a casa sintiéndome agotada emocionalmente. Sabía que también tenía que intentar solucionar las cosas con Andrey, pero me sentía demasiado abrumada para hacerlo. En cambio, pasé la noche, tratando de procesar todo lo que había sucedido. Me sentía atrapada entre dos situaciones difíciles: mi matrimonio en crisis y mi trabajo amenazado por chismes infundados.Me sentía completamente sola y abandonada. Andrey nuevamente no había vuelto a casa y no tenía idea de
Me quedé paralizada después de escuchar el mensaje de Andrey. Mi corazón latía con fuerza y mi mente estaba llena de preguntas sin respuesta. ¿Quién era esa mujer en la cama con él? ¿Cómo pude haber sido tan ciega como para no darme cuenta de que mi relación estaba en peligro? Me sentía confundida, herida y traicionada. Pero necesitaba tener pruebas antes de dar por sentada su infidelidad, ya que si no, estaría actuando de la misma manera en que él lo había hecho tras la llamada que recibió, dónde me acusaban. Así que, decidí no pensar en ello y me fui a dormir.A la mañana siguiente volví a mi rutina habitual: café, desayuno, ropa formal y elegante, y a trabajar. A pesar del desánimo por mi degradación a una simple asesora de ventas, intenté verle el lado positivo a la situación. Ya no tendría que cargar con la responsabilidad de todo el departamento en este momento de suma presión, debido a la fuga de clientes. Al menos seguía teniendo un empleo remunerado y decente. Me encontra
Llegué al “Otari-Wilton’s Bush” Era un lugar encantador, con amplios senderos rodeados de árboles frondosos y coloridas flores que adornaban el paisaje. Los rayos del sol se filtraban a través de las ramas, creando hermosos juegos de luces y sombras en el suelo. El sonido de los pájaros cantando y el suave susurro del viento completaban la atmósfera tranquila y serena del lugar.Me dirigí hacia uno de los bancos estratégicamente ubicados para disfrutar de la vista mientras esperaba a Vanessa. Me senté y observé el parque con admiración, dejando que la belleza natural me envolviera y me ayudara a relajarme aún más.Después de unos minutos, finalmente vi a Vanessa acercándose. Su cabello rubio ondeaba suavemente con la brisa.— Mi Sun — dijo ella. Su respiración agitada revelaba que había venido corriendo hasta el parque — ya estoy aquí.— Hola nena, perdón por la llamada repentina — agregué, sintiéndome un poco culpable por interrumpir su día.— Tranquila Sun. Sabes que siempre estoy d
Al llegar a casa, me encontré con Andrey sentado en el sofá. Su rostro era inexpresivo, lo que solo aumentaba mi confusión y frustración.— Buenas noches — dijo, con un tono neutral.— Buenas noches — respondí de igual manera.— ¿Se puede saber dónde estaba la señora? — preguntó, con un dejo de sarcasmo en su voz.— En el trabajo, Andrey. ¿Dónde más iba a estar? ¿No sabes que tengo que ir a trabajar diariamente? — respondí. Pero ya sabía cómo terminaría esto.— Hasta donde recuerdo, no trabajas hasta las siete de la noche.— En serio, ¿estás con esa actitud solo porque llegué una hora más tarde de lo acostumbrado? — lancé, sintiendo cómo la ira comenzaba a apoderarse de mí.— Estoy con esta actitud porque tú me has dado motivos para tenerla.El silencio llenó la habitación por un instante mientras ambos nos mirábamos fijamente, conscientes de que algo había cambiado irrevocablemente en nuestra relación.— ¿Yo te he dado motivos? ¿Cuándo, Andrey? ¿Qué fue lo que viste para decir que yo
— ¿Tienes alguna preferencia en particular? Si buscas algo suave, puedo ofrecerte una selección de cócteles refrescantes. Pero si prefieres algo más fuerte y con carácter, puedo recomendarte un trago especial de la casa.Mi padre había luchado contra serios problemas de alcohol durante mi infancia, y aunque había logrado controlarlo con el tiempo, las secuelas de su adicción aún resonaban en nuestra familia. Habíamos sufrido las consecuencias, y desde pequeña me habían enseñado que el alcohol era un camino peligroso al que no debía acercarme. Aunque en mi etapa de rebeldía adolescente había experimentado con él, con el tiempo había acatado esas enseñanzas y había dejado de consumirlo por completo. El alcohol y yo no teníamos ni siquiera una relación a distancia en ese momento.— Quiero algo fuerte — dije con determinación — Tan fuerte que apenas toque la cama en mi habitación, caiga dormida.Volker me miró con cierta sorpresa, seguramente notando que algo no estaba bien. Observó a mi
— Tiene razón. No es mi problema. Pero conozco a muchos alcohólicos y usted no parece ser uno de ellos.Me sonrojé al instante, sintiéndome muy apenada.— Disculpa, no sabía que eras tú.— No se preocupe. No me ha ofendido — respondió Raven con una sonrisa tranquilizadora.— Raven, colega, te he llamado hace como media hora — dijo Volker al mirarlo — Te tengo un encargo, échale un ojo a mi amiga Sunny y no la dejes hacer locuras, ¿de acuerdo?— De acuerdo — respondió Raven.Yo los miraba a ambos, sintiéndome extraña por el hecho de que me trataran como si fuéramos amigos de toda la vida. O al menos Volker lo hacía.— ¿Quiere cantar algo? — me preguntó Raven.— No creo que mi memoria esté en su mejor estado — respondí, consciente de los efectos del alcohol en mi capacidad de recordar las letras de las canciones.— Entonces dejemos esto aquí — añadió, tomando mi trago y apartándolo de mí — y subamos ambos a cantar a dueto.— No lo sé. No vine con ánimos de cantar — respondí, dudando de