— Tengo que seguir atendiendo a los clientes, Hermoso Querubín — dijo, guiñándome un ojo — ¿Vas a querer algo más?— Sí, sírveme otro trago. Pero esta vez algo más suave.Volker preparó el trago y lo dejó frente a mí. Comencé a beberlo lentamente, sintiendo cómo el alcohol se deslizaba por mi garganta. Mi cuerpo, no acostumbrado a beber mucho, comenzó a sentir los efectos. Sentí una fuerte embriaguez que se apoderaba de mí, haciéndome sentir más valiente y desinhibida.Luego de acabarlo, decidí acercarme a la mesa donde estaba Raven, quería conversar con él, conocerlo mejor. Me levanté del taburete y, con pasos un poco inestables, me dirigí hacia su mesa. La música resonaba en mis oídos, mezclándose con las risas y conversaciones de los demás clientes.— ¿Puedo sentarme? — pregunté, tratando de mantener el equilibrio.— Por supuesto— respondió Raven, ofreciéndome una silla.Me acomodé en ella, sintiendo la embriaguez intensificarse. Observé a mi alrededor, viendo a las parejas y grup
Me miré frente al espejo que estaba en la habitación, admirando mi cuerpo. No era tan sexy como en mi juventud, pero aún poseía curvas y una piel delicada.«¿Será que Andrey ya no me quiere porque estoy vieja?» — Pensé, sintiendo una punzada de inseguridad — «Seguro ya no me ve bonita.»Mis ojos se cristalizaron debido a las lágrimas que intentaba contener.— Ya, no voy a llorar más por él — me dije a mí misma en voz alta — No voy a seguir amargándome la vida.Me dirigí al baño, y estando en el comencé a enjabonarme y recorrer mi cuerpo con las manos, sumergiéndome en la calidez del agua. Por alguna razón, estar en el apartamento de Raven, en su habitación, y darme una ducha en su baño, hacía que mis pensamientos de libido afloraran, dejándome húmeda en mi zona íntima. Permanecí un largo rato en la ducha, dejando que el agua caliente me reconfortara. Cuando finalmente salí, encontré mi ropa, la cual me acababa de quitar, doblada sobre la cama. Junto a ella, había un par de prendas que
— Mi nombre completo es Raven Bran Walsh O'Conner. El nombre que mi madre me dio tiene una historia interesante detrás. Siempre ha sentido una conexión especial con la mitología celta y sus leyendas, y cuando supo que estaba embarazada, decidió que quería honrar esa conexión al elegir un nombre que reflejara su amor por el simbolismo de los cuervos y su devoción por el dios protector de estas aves, Bran. Para ella, el cuervo simboliza la sabiduría, la astucia y la capacidad de adaptarse a cualquier situación y Bran era un dios que encarnaba esas cualidades. Así que cuando nací, mi madre decidió que Raven Bran sería mi nombre, “El cuervo de Bran”, en honor a esas características. — dio un pequeño suspiro y continuo — Desde siempre, he llevado mi nombre con orgullo. Siempre me ha gustado la idea de tener un nombre que tenga un significado profundo y simbólico detrás. Y aunque sé que puede sonar un poco pretencioso decirlo así, creo que mi personalidad refleja algunas de las cualidades q
Algo en la manera de hablar, de actuar y expresarse de Raven, lo hacían parecer más adulto de lo que su edad indicaba. Había una madurez en él que trascendía los números. Era un hombre inteligente y astuto, con una capacidad innata para adaptarse a cualquier situación. Era como si la misma agilidad y astucia que simbolizaba su nombre se reflejara en su personalidad: siempre alerta, siempre preparado para cualquier eventualidad. Pero lo que más llamaba la atención de Raven no era solo su inteligencia o su capacidad para adaptarse, sino su reserva y enigma. Era un hombre que pensaba antes de hablar, que prefería escuchar y observar antes que emitir juicios apresurados. Y aunque a veces podía parecer distante o frío, había algo en su mirada profunda y penetrante que sugería que había mucho más detrás de esa fachada. Quizás por eso muchas personas, incluyendome, se sentían atraídas hacia él, a pesar de su reserva. Había algo magnético en su presencia, algo que sugería una profundidad y
— Lo siento — dije, con el corazón acelerado por su evidente rechazo — Me dejé llevar por el alcohol, te juro que no soy así.Él no respondió. Sentía ganas de salir corriendo, estaba tan avergonzada. Me di la vuelta para salir rápidamente de la cocina, pero me tomó de la mano, atrayéndome nuevamente hacia él. Mis manos quedaron posadas sobre su pecho. Su cuerpo, aunque no era musculoso como esos hombres de películas y comerciales, estaba firme y cálido bajo mis manos.Su respiración comenzó a oírse entrecortada, me tomo de la cintura y me alzó hasta colocarme sentada sobre uno de los mesones empotrados de la cocina. Se acercó más a mí, y yo abrí mis muslos para que no le estorbaran. Me tomo del cabello entre esa zona donde se unen cuello y cabeza, y me besó profundamente.Sus labios sabían aún mejor de lo que había imaginado. Su textura suave era tan exquisita. Su lengua se adentró en mi boca recorriéndola, como si fuese un explorador en una expedición. Cuando separaba sus labios de l
Raven entró en la habitación llevando un tazón de cereal con fresas y leche. Vestía solo el mono del pijama, sin camiseta. Su cuerpo, aunque no ostentaba músculos extravagantes, lucía bien definido y tonificado, siendo indudablemente sexy.Rápidamente me cubrí con la sábana, sintiendo vergüenza al pensar que me estaba mirando.Él sonrió al ver mi reacción — No quise despertarte, parecías agotada anoche — dijo mientras colocaba el tazón y el café cerca de mí. — No sé si quieres comer primero o prefieres darte una ducha. Anoche no tuviste la oportunidad y supongo que estarás algo acalorada.Me sentía tensa, sin saber qué decir. Deseaba que la tierra se abriera y me tragara, mi rostro ardía de vergüenza.Un pensamiento cruzó mi mente: ¿con qué moral juzgaba a Andrey si yo había hecho lo mismo?Raven me observó durante unos minutos, yo evitaba incluso mirarlo a los ojos.— Si decides levantarte, estaré en el sofá viendo algo en la TV. La ropa que llevabas anoche está en el armario, y la o
— ¿Qué haces por aquí? — Preguntó Volker con sorpresa en su voz, al encontrarse conmigo en ese momento inesperado. Mis nervios se dispararon y tartamudeé antes de poder dar una respuesta clara.— Vi... vi... vine a agradecerle a Raven por lo de anoche — balbuceé, sintiendo que mis palabras sonaban mal. Traté de corregirme rápidamente — No, espera, me refiero a cuidar de que no hiciera nada cuestionable. Entre él y yo no pasó nada.Volker comenzó a reír debido a mi reacción, lo que hizo que mi cara se pusiera roja como un tomate.— ¿Y tú qué haces aquí? — le pregunté, tratando de parecer natural.— Vivo aquí — respondió él, guiñándome un ojo y señalando la puerta a sus espaldas.— Raven no mencionó nada de que fueran vecinos — dije algo sorprendida.— Sí, hay muchas cosas que Raven no menciona — respondió encogiéndose de hombros — Te noto un tanto indecisa con respecto a si llamar a la puerta o no.— No, no, acabo de salir. Es solo que me dio un mareo y me recosté en ella mientras lo p
Aquello ya había sido el colmo. ¿Qué pensaba este alemán? ¿Qué solo por ser guapo y de ojos azules iba a caer rendida a sus pies con solo una invitación de salida? Ni siquiera me conocía. Además, yo no era una cualquiera que se iba a los brazos del primero que se cruzara en su camino, con la excusa de buscar lo que quizás no tenía en casa. Mi ira se desbordó, pero no tenía sentido discutir por mensajes. Cuando lo tuviera frente a frente, le aclararía las cosas. Así que decidí no responder, dejando claro que no estaba interesada en seguir con esta conversación. Recordé la forma en que Raven me miraba, con ese brillo lascivo en sus ojos. Era evidente que solo me veía como una mujer desesperada por pasión, una más en su innumerable lista de conquistas. No podía permitir que me trataran así. Cuando lo viera, también le aclararía la situación. Jamás quería volver a ver a ninguno de los dos.El teléfono volvió a sonar, con un nuevo mensaje de Volker:"8:21 PM – Volker: ¿Acaso le comieron