— Lo siento — dije, con el corazón acelerado por su evidente rechazo — Me dejé llevar por el alcohol, te juro que no soy así.Él no respondió. Sentía ganas de salir corriendo, estaba tan avergonzada. Me di la vuelta para salir rápidamente de la cocina, pero me tomó de la mano, atrayéndome nuevamente hacia él. Mis manos quedaron posadas sobre su pecho. Su cuerpo, aunque no era musculoso como esos hombres de películas y comerciales, estaba firme y cálido bajo mis manos.Su respiración comenzó a oírse entrecortada, me tomo de la cintura y me alzó hasta colocarme sentada sobre uno de los mesones empotrados de la cocina. Se acercó más a mí, y yo abrí mis muslos para que no le estorbaran. Me tomo del cabello entre esa zona donde se unen cuello y cabeza, y me besó profundamente.Sus labios sabían aún mejor de lo que había imaginado. Su textura suave era tan exquisita. Su lengua se adentró en mi boca recorriéndola, como si fuese un explorador en una expedición. Cuando separaba sus labios de l
Raven entró en la habitación llevando un tazón de cereal con fresas y leche. Vestía solo el mono del pijama, sin camiseta. Su cuerpo, aunque no ostentaba músculos extravagantes, lucía bien definido y tonificado, siendo indudablemente sexy.Rápidamente me cubrí con la sábana, sintiendo vergüenza al pensar que me estaba mirando.Él sonrió al ver mi reacción — No quise despertarte, parecías agotada anoche — dijo mientras colocaba el tazón y el café cerca de mí. — No sé si quieres comer primero o prefieres darte una ducha. Anoche no tuviste la oportunidad y supongo que estarás algo acalorada.Me sentía tensa, sin saber qué decir. Deseaba que la tierra se abriera y me tragara, mi rostro ardía de vergüenza.Un pensamiento cruzó mi mente: ¿con qué moral juzgaba a Andrey si yo había hecho lo mismo?Raven me observó durante unos minutos, yo evitaba incluso mirarlo a los ojos.— Si decides levantarte, estaré en el sofá viendo algo en la TV. La ropa que llevabas anoche está en el armario, y la o
— ¿Qué haces por aquí? — Preguntó Volker con sorpresa en su voz, al encontrarse conmigo en ese momento inesperado. Mis nervios se dispararon y tartamudeé antes de poder dar una respuesta clara.— Vi... vi... vine a agradecerle a Raven por lo de anoche — balbuceé, sintiendo que mis palabras sonaban mal. Traté de corregirme rápidamente — No, espera, me refiero a cuidar de que no hiciera nada cuestionable. Entre él y yo no pasó nada.Volker comenzó a reír debido a mi reacción, lo que hizo que mi cara se pusiera roja como un tomate.— ¿Y tú qué haces aquí? — le pregunté, tratando de parecer natural.— Vivo aquí — respondió él, guiñándome un ojo y señalando la puerta a sus espaldas.— Raven no mencionó nada de que fueran vecinos — dije algo sorprendida.— Sí, hay muchas cosas que Raven no menciona — respondió encogiéndose de hombros — Te noto un tanto indecisa con respecto a si llamar a la puerta o no.— No, no, acabo de salir. Es solo que me dio un mareo y me recosté en ella mientras lo p
Aquello ya había sido el colmo. ¿Qué pensaba este alemán? ¿Qué solo por ser guapo y de ojos azules iba a caer rendida a sus pies con solo una invitación de salida? Ni siquiera me conocía. Además, yo no era una cualquiera que se iba a los brazos del primero que se cruzara en su camino, con la excusa de buscar lo que quizás no tenía en casa. Mi ira se desbordó, pero no tenía sentido discutir por mensajes. Cuando lo tuviera frente a frente, le aclararía las cosas. Así que decidí no responder, dejando claro que no estaba interesada en seguir con esta conversación. Recordé la forma en que Raven me miraba, con ese brillo lascivo en sus ojos. Era evidente que solo me veía como una mujer desesperada por pasión, una más en su innumerable lista de conquistas. No podía permitir que me trataran así. Cuando lo viera, también le aclararía la situación. Jamás quería volver a ver a ninguno de los dos.El teléfono volvió a sonar, con un nuevo mensaje de Volker:"8:21 PM – Volker: ¿Acaso le comieron
No le di importancia al asunto y seguí disfrutando de mi pie de arándanos, recordando que la vida privada de los demás no era asunto mío. Pero pasados unos minutos, aquella otra mujer decidió quitarse la gorra y los anteojos.— ¡No puede ser! ¿Esa no es Elizabeth? — me pregunté a mí misma en mi mente, sorprendida.Elizabeth era una mujer de melena dorada, con rizos sueltos que caían suavemente sobre sus hombros, enmarcando su rostro delicado. Sus ojos, de un azul cristalino, brillaban con una chispa de alegría y curiosidad, reflejando su personalidad extrovertida y carismática. Su tez era como porcelana, suave y radiante, acentuando aún más la luminosidad de sus ojos y el resplandor de su sonrisa encantadora. Tenía labios rosados y bien definidos que a menudo se curvaban en una expresión juguetona.Las dos mujeres parecían estar disfrutando de una conversación animada y coqueta. De vez en cuando, se daban pequeños besos y entrelazaban sus manos por encima de la mesa. Era evidente que
— ¿Crees que también podamos descubrir quién es la mujer con la que realmente ha estado siéndome infiel? — pregunté, con la voz cargada de desesperación.— Te lo repetiré otra vez Sun, no importa quién es la mujer — respondió con rudeza —. Lo que importa es lo que ha sucedido.— Es que siento curiosidad Vanessa — añadí con un aire melancólico, mientras mis ojos se perdían en la nada y el nudo en mi estómago se hacía más grande.— Yo puedo ayudarte con eso — dijo Charlotte, con una sonrisa enigmática — Solo tendrías que darme unos días más, y dejar que lo conozca primero, antes de hacer lo que planean.— ¡No! — Gritó Vanessa, con voz llena de frustración — ¿Por qué tienes que ser tan testaruda, Sun? — Su mirada se posó en mí, denotando enojo y preocupación — Y tú — añadió señalando a Charlotte — deja de animarla a hacer estupideces.— Solo sugería — respondió Charlotte, mirándola con un deje de desprecio en sus ojos.— Mi solecito — dijo Vanessa, volviendo su atención nuevamente hacia
Iba de camino a casa, sumida en mis pensamientos y sintiendo cómo mi vida se había convertido en un completo desastre. Cada paso que daba aumentaba mi nerviosismo al saber que en tan solo cuatro días tendría que enfrentarme a Andrey. Pero lo que realmente me tenía histérica era la cita de Vanessa con Raven.Ese imbécil solo me había utilizado para tener sexo y ahora iba tras mi amiga. Solo era otro depredador más. Me sentía estúpida por haberme dejado llevar por su aparente interés en mí, cuando en realidad solo le interesaba lo que había entre mis piernas.— Estúpida, estúpida, estúpida — me repetía a mí misma mientras me daba palmaditas en las mejillas, tratando de sacudirme la frustración.Me arrepentía profundamente de haber salido a beber, de haberle dado alas a Raven, de haber ido a su apartamento y dejarme llevar por el alcohol, y sobre todo, de haberme acostado con él. Pero a pesar de mi enojo tanto conmigo misma como con él, no podía evitar sentir una opresión en el pecho al
Pasamos mucho tiempo abrazados, allí, en la acera, a una manzana del bar. Después del desahogo, mis sollozos comenzaron a disminuir y me quedé sin fuerzas. Raven me sostuvo con ternura, acariciando suavemente mi espalda mientras me calmaba. El silencio se hizo presente, solo interrumpido por el sonido de nuestros latidos acelerados. Su calor me reconfortaba, me sentía protegida en sus brazos.Finalmente, levanté la mirada hacia él, mis ojos estaban enrojecidos y llenos de tristeza. Él me miraba con una mezcla de comprensión y melancolía. Mis labios temblaron mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.— Lo siento, de verdad lo siento — susurré, mi voz estaba cargada de arrepentimiento — No quería lastimarte.Raven acarició mi mejilla con suavidad.— No ha pasado nada — respondió, regalándome una sonrisa cargada de tristeza — Estoy aquí para ti.Bajé la mirada, avergonzada. Suspiré profundamente y lo abracé aún más fuerte, aferrándome a él como si fuera mi única salvación en