Aquello ya había sido el colmo. ¿Qué pensaba este alemán? ¿Qué solo por ser guapo y de ojos azules iba a caer rendida a sus pies con solo una invitación de salida? Ni siquiera me conocía. Además, yo no era una cualquiera que se iba a los brazos del primero que se cruzara en su camino, con la excusa de buscar lo que quizás no tenía en casa. Mi ira se desbordó, pero no tenía sentido discutir por mensajes. Cuando lo tuviera frente a frente, le aclararía las cosas. Así que decidí no responder, dejando claro que no estaba interesada en seguir con esta conversación. Recordé la forma en que Raven me miraba, con ese brillo lascivo en sus ojos. Era evidente que solo me veía como una mujer desesperada por pasión, una más en su innumerable lista de conquistas. No podía permitir que me trataran así. Cuando lo viera, también le aclararía la situación. Jamás quería volver a ver a ninguno de los dos.El teléfono volvió a sonar, con un nuevo mensaje de Volker:"8:21 PM – Volker: ¿Acaso le comieron
No le di importancia al asunto y seguí disfrutando de mi pie de arándanos, recordando que la vida privada de los demás no era asunto mío. Pero pasados unos minutos, aquella otra mujer decidió quitarse la gorra y los anteojos.— ¡No puede ser! ¿Esa no es Elizabeth? — me pregunté a mí misma en mi mente, sorprendida.Elizabeth era una mujer de melena dorada, con rizos sueltos que caían suavemente sobre sus hombros, enmarcando su rostro delicado. Sus ojos, de un azul cristalino, brillaban con una chispa de alegría y curiosidad, reflejando su personalidad extrovertida y carismática. Su tez era como porcelana, suave y radiante, acentuando aún más la luminosidad de sus ojos y el resplandor de su sonrisa encantadora. Tenía labios rosados y bien definidos que a menudo se curvaban en una expresión juguetona.Las dos mujeres parecían estar disfrutando de una conversación animada y coqueta. De vez en cuando, se daban pequeños besos y entrelazaban sus manos por encima de la mesa. Era evidente que
— ¿Crees que también podamos descubrir quién es la mujer con la que realmente ha estado siéndome infiel? — pregunté, con la voz cargada de desesperación.— Te lo repetiré otra vez Sun, no importa quién es la mujer — respondió con rudeza —. Lo que importa es lo que ha sucedido.— Es que siento curiosidad Vanessa — añadí con un aire melancólico, mientras mis ojos se perdían en la nada y el nudo en mi estómago se hacía más grande.— Yo puedo ayudarte con eso — dijo Charlotte, con una sonrisa enigmática — Solo tendrías que darme unos días más, y dejar que lo conozca primero, antes de hacer lo que planean.— ¡No! — Gritó Vanessa, con voz llena de frustración — ¿Por qué tienes que ser tan testaruda, Sun? — Su mirada se posó en mí, denotando enojo y preocupación — Y tú — añadió señalando a Charlotte — deja de animarla a hacer estupideces.— Solo sugería — respondió Charlotte, mirándola con un deje de desprecio en sus ojos.— Mi solecito — dijo Vanessa, volviendo su atención nuevamente hacia
Iba de camino a casa, sumida en mis pensamientos y sintiendo cómo mi vida se había convertido en un completo desastre. Cada paso que daba aumentaba mi nerviosismo al saber que en tan solo cuatro días tendría que enfrentarme a Andrey. Pero lo que realmente me tenía histérica era la cita de Vanessa con Raven.Ese imbécil solo me había utilizado para tener sexo y ahora iba tras mi amiga. Solo era otro depredador más. Me sentía estúpida por haberme dejado llevar por su aparente interés en mí, cuando en realidad solo le interesaba lo que había entre mis piernas.— Estúpida, estúpida, estúpida — me repetía a mí misma mientras me daba palmaditas en las mejillas, tratando de sacudirme la frustración.Me arrepentía profundamente de haber salido a beber, de haberle dado alas a Raven, de haber ido a su apartamento y dejarme llevar por el alcohol, y sobre todo, de haberme acostado con él. Pero a pesar de mi enojo tanto conmigo misma como con él, no podía evitar sentir una opresión en el pecho al
Pasamos mucho tiempo abrazados, allí, en la acera, a una manzana del bar. Después del desahogo, mis sollozos comenzaron a disminuir y me quedé sin fuerzas. Raven me sostuvo con ternura, acariciando suavemente mi espalda mientras me calmaba. El silencio se hizo presente, solo interrumpido por el sonido de nuestros latidos acelerados. Su calor me reconfortaba, me sentía protegida en sus brazos.Finalmente, levanté la mirada hacia él, mis ojos estaban enrojecidos y llenos de tristeza. Él me miraba con una mezcla de comprensión y melancolía. Mis labios temblaron mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.— Lo siento, de verdad lo siento — susurré, mi voz estaba cargada de arrepentimiento — No quería lastimarte.Raven acarició mi mejilla con suavidad.— No ha pasado nada — respondió, regalándome una sonrisa cargada de tristeza — Estoy aquí para ti.Bajé la mirada, avergonzada. Suspiré profundamente y lo abracé aún más fuerte, aferrándome a él como si fuera mi única salvación en
— ¿Que te dijeron, Sunny? — preguntó Samantha con curiosidad.— Esa ilusa piensa que le voy a entregar mis proyectos así sin más. Solo porque lo ordena — respondí, rodando los ojos con exasperación.— ¿Y qué le dijiste? — preguntó Samantha, interesada en los detalles.— Obviamente que no. ¿Quién se cree que es?— Nadie entiende por qué le dieron el cargo — comentó Samantha, frunciendo el ceño — Su desempeño no era precisamente envidiable. Y en las últimas semanas ha tenido muchos problemas con los clientes, incluso tres se han marchado con la competencia.— Yo tampoco lo entiendo — respondí, asintiendo en acuerdo — Igual no creo que dure mucho en esa oficina. Sus decisiones y actitudes afectaran negativamente a todo el equipo.Mientras hablábamos, pude ver a Elizabeth caminando por el pasillo con paso rápido y decidido. Su expresión de enojo no pasaba desapercibida para nadie. Era evidente que algo iba a estallar. Entro a la oficina de Lotte. Todo el departamento estaba al pendiente d
Todo estaba en silencio y tranquilo. El foco se encontraba apagado, pero la habitación estaba iluminada por velas aromáticas. Sobre la cama, que habían vestido con sábanas blancas, se encontraban esparcidos pétalos de rosas. Junto a las almohadas, había pequeños bombones. Tomé un sobre que reposaba sobre la cama y dentro encontré una tarjeta romántica que decía "Eres mi alma gemela", con un dibujo de dos ositos color crema alzando un corazón con la frase "Por siempre" escrita dentro de el.Me quedé estupefacta, sin entender a qué se debía todo esto. De pronto, sentí unos brazos desde mi espalda rodearme la cintura, y el recuerdo de Volker besándome a la fuerza volvió a mi mente. En un rápido movimiento, me di la vuelta y lo golpeé con el bolso. Solo escuché su grito y luego lo vi sobándose la cara.— Discúlpame, Andrey — dije apenada — pero es que me has dado un susto terrible.— Lo siento, quería sorprenderte — respondió, con una mueca de dolor en su rostro.Tomó mi bolso y mis carpe
Después de lo ocurrido, me sentía sumida en una tormenta oscura y confusa. Era como si hubiera perdido una parte de mí misma, dejándome en un estado constante de miedo y alerta, convencida de que el mundo era un lugar peligroso. Andrey se había aprovechado de mi cuerpo sin ningún respeto. Me trataba como si fuera una cualquiera, golpeándome y lanzando palabras ofensivas sin cesar. Me sentía sucia, incapaz de lavar la sensación de impureza que se había arraigado en lo más profundo de mi ser.Desperté en medio de la noche, empapada en sudor y temblando, reviviendo una y otra vez la experiencia traumática. Pasé horas encerrada en la ducha, dejando que el agua caliente cayera sobre mi piel mientras intentaba deshacerme de cualquier rastro de aquel momento oscuro. Me frotaba la piel con fuerza, desesperada por eliminar cualquier recuerdo físico de esas manos que me habían lastimado. Pero, por más que me esforzara, las marcas eran invisibles y solo quedaban cicatrices internas que no desapa