Iba de camino a casa, sumida en mis pensamientos y sintiendo cómo mi vida se había convertido en un completo desastre. Cada paso que daba aumentaba mi nerviosismo al saber que en tan solo cuatro días tendría que enfrentarme a Andrey. Pero lo que realmente me tenía histérica era la cita de Vanessa con Raven.Ese imbécil solo me había utilizado para tener sexo y ahora iba tras mi amiga. Solo era otro depredador más. Me sentía estúpida por haberme dejado llevar por su aparente interés en mí, cuando en realidad solo le interesaba lo que había entre mis piernas.— Estúpida, estúpida, estúpida — me repetía a mí misma mientras me daba palmaditas en las mejillas, tratando de sacudirme la frustración.Me arrepentía profundamente de haber salido a beber, de haberle dado alas a Raven, de haber ido a su apartamento y dejarme llevar por el alcohol, y sobre todo, de haberme acostado con él. Pero a pesar de mi enojo tanto conmigo misma como con él, no podía evitar sentir una opresión en el pecho al
Pasamos mucho tiempo abrazados, allí, en la acera, a una manzana del bar. Después del desahogo, mis sollozos comenzaron a disminuir y me quedé sin fuerzas. Raven me sostuvo con ternura, acariciando suavemente mi espalda mientras me calmaba. El silencio se hizo presente, solo interrumpido por el sonido de nuestros latidos acelerados. Su calor me reconfortaba, me sentía protegida en sus brazos.Finalmente, levanté la mirada hacia él, mis ojos estaban enrojecidos y llenos de tristeza. Él me miraba con una mezcla de comprensión y melancolía. Mis labios temblaron mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.— Lo siento, de verdad lo siento — susurré, mi voz estaba cargada de arrepentimiento — No quería lastimarte.Raven acarició mi mejilla con suavidad.— No ha pasado nada — respondió, regalándome una sonrisa cargada de tristeza — Estoy aquí para ti.Bajé la mirada, avergonzada. Suspiré profundamente y lo abracé aún más fuerte, aferrándome a él como si fuera mi única salvación en
— ¿Que te dijeron, Sunny? — preguntó Samantha con curiosidad.— Esa ilusa piensa que le voy a entregar mis proyectos así sin más. Solo porque lo ordena — respondí, rodando los ojos con exasperación.— ¿Y qué le dijiste? — preguntó Samantha, interesada en los detalles.— Obviamente que no. ¿Quién se cree que es?— Nadie entiende por qué le dieron el cargo — comentó Samantha, frunciendo el ceño — Su desempeño no era precisamente envidiable. Y en las últimas semanas ha tenido muchos problemas con los clientes, incluso tres se han marchado con la competencia.— Yo tampoco lo entiendo — respondí, asintiendo en acuerdo — Igual no creo que dure mucho en esa oficina. Sus decisiones y actitudes afectaran negativamente a todo el equipo.Mientras hablábamos, pude ver a Elizabeth caminando por el pasillo con paso rápido y decidido. Su expresión de enojo no pasaba desapercibida para nadie. Era evidente que algo iba a estallar. Entro a la oficina de Lotte. Todo el departamento estaba al pendiente d
Todo estaba en silencio y tranquilo. El foco se encontraba apagado, pero la habitación estaba iluminada por velas aromáticas. Sobre la cama, que habían vestido con sábanas blancas, se encontraban esparcidos pétalos de rosas. Junto a las almohadas, había pequeños bombones. Tomé un sobre que reposaba sobre la cama y dentro encontré una tarjeta romántica que decía "Eres mi alma gemela", con un dibujo de dos ositos color crema alzando un corazón con la frase "Por siempre" escrita dentro de el.Me quedé estupefacta, sin entender a qué se debía todo esto. De pronto, sentí unos brazos desde mi espalda rodearme la cintura, y el recuerdo de Volker besándome a la fuerza volvió a mi mente. En un rápido movimiento, me di la vuelta y lo golpeé con el bolso. Solo escuché su grito y luego lo vi sobándose la cara.— Discúlpame, Andrey — dije apenada — pero es que me has dado un susto terrible.— Lo siento, quería sorprenderte — respondió, con una mueca de dolor en su rostro.Tomó mi bolso y mis carpe
Después de lo ocurrido, me sentía sumida en una tormenta oscura y confusa. Era como si hubiera perdido una parte de mí misma, dejándome en un estado constante de miedo y alerta, convencida de que el mundo era un lugar peligroso. Andrey se había aprovechado de mi cuerpo sin ningún respeto. Me trataba como si fuera una cualquiera, golpeándome y lanzando palabras ofensivas sin cesar. Me sentía sucia, incapaz de lavar la sensación de impureza que se había arraigado en lo más profundo de mi ser.Desperté en medio de la noche, empapada en sudor y temblando, reviviendo una y otra vez la experiencia traumática. Pasé horas encerrada en la ducha, dejando que el agua caliente cayera sobre mi piel mientras intentaba deshacerme de cualquier rastro de aquel momento oscuro. Me frotaba la piel con fuerza, desesperada por eliminar cualquier recuerdo físico de esas manos que me habían lastimado. Pero, por más que me esforzara, las marcas eran invisibles y solo quedaban cicatrices internas que no desapa
Quería evitar conflictos y mantener la calma para no desencadenar la ira de Andrey. Mi estómago se retorcía en un nudo y mis manos temblaban incontrolablemente. Me obligué a respirar profundamente, intentando calmar los latidos desbocados de mi corazón que resonaban en mis oídos.Tomé la toalla y me adentré rápidamente en la ducha, tratando de simular que ni siquiera me había percatado de su presencia. Comencé a practicar una falsa sonrisa, preparándome para ofrecérsela al verlo. Tenía que esforzarme por actuar con naturalidad, como si todo estuviera bien, aunque mi interior estuviera desmoronándose.Escuché el chirrido de la puerta del cuarto abrirse. El sonido me hizo estremecer, y rápidamente cerré el grifo de la ducha, empapada y temerosa de lo que vendría a continuación. Con cautela, salí de la ducha y entré a la habitación, manteniendo mis ojos fijos en el suelo, evitando cualquier contacto visual.— Hola cariño — mi voz temblaba con timidez, apenas audible, como si temiera que
Quería evitar conflictos y mantener la calma para no desencadenar la ira de Andrey. Mi estómago se retorcía en un nudo y mis manos temblaban incontrolablemente. Me obligué a respirar profundamente, intentando calmar los latidos desbocados de mi corazón que resonaban en mis oídos.Tomé la toalla y me adentré rápidamente en la ducha, tratando de simular que ni siquiera me había percatado de su presencia. Comencé a practicar una falsa sonrisa, preparándome para ofrecérsela al verlo. Tenía que esforzarme por actuar con naturalidad, como si todo estuviera bien, aunque mi interior estuviera desmoronándose.Escuché el chirrido de la puerta del cuarto abrirse. El sonido me hizo estremecer, y rápidamente cerré el grifo de la ducha, empapada y temerosa de lo que vendría a continuación. Con cautela, salí de la ducha y entré a la habitación, manteniendo mis ojos fijos en el suelo, evitando cualquier contacto visual.— Hola cariño — mi voz temblaba con timidez, apenas audible, como si temiera que
— No me llames Sun, no somos amigas. Ni siquiera me agradas. — repliqué. Lotte me examinó de arriba a abajo con la mirada y sonrió con suficiencia. Sentí una oleada de rabia y frustración al ver su expresión triunfal. — Tampoco cometí ningún acto impúdico. No sé de dónde sacas eso. — agreguéLotte giró la pantalla de su computador y le dio play al vídeo de seguridad. En él, Volker me tomaba de la cintura apretándome contra su cuerpo, nuestras bocas se encontraban demasiado cerca mientras hablamos. Ese día, durante el altercado con Volker, no tuve en cuenta el tiempo que estuvimos en aquella incómoda situación, pero ahora que nos miraba a través del vídeo, pude notar la excesiva cantidad de minutos que estuve pegada a él.— A mí me parece una seria violación a las políticas de la empresa. — dijo Lotte alzando una ceja, señalando la pantalla del computador.— Lo puedo explicar — dije un poco nerviosa, tratando de defenderme mientras me mordía el labio inferior — fue un mal entendido. Ob