Llegué al “Otari-Wilton’s Bush” Era un lugar encantador, con amplios senderos rodeados de árboles frondosos y coloridas flores que adornaban el paisaje. Los rayos del sol se filtraban a través de las ramas, creando hermosos juegos de luces y sombras en el suelo. El sonido de los pájaros cantando y el suave susurro del viento completaban la atmósfera tranquila y serena del lugar.Me dirigí hacia uno de los bancos estratégicamente ubicados para disfrutar de la vista mientras esperaba a Vanessa. Me senté y observé el parque con admiración, dejando que la belleza natural me envolviera y me ayudara a relajarme aún más.Después de unos minutos, finalmente vi a Vanessa acercándose. Su cabello rubio ondeaba suavemente con la brisa.— Mi Sun — dijo ella. Su respiración agitada revelaba que había venido corriendo hasta el parque — ya estoy aquí.— Hola nena, perdón por la llamada repentina — agregué, sintiéndome un poco culpable por interrumpir su día.— Tranquila Sun. Sabes que siempre estoy d
Al llegar a casa, me encontré con Andrey sentado en el sofá. Su rostro era inexpresivo, lo que solo aumentaba mi confusión y frustración.— Buenas noches — dijo, con un tono neutral.— Buenas noches — respondí de igual manera.— ¿Se puede saber dónde estaba la señora? — preguntó, con un dejo de sarcasmo en su voz.— En el trabajo, Andrey. ¿Dónde más iba a estar? ¿No sabes que tengo que ir a trabajar diariamente? — respondí. Pero ya sabía cómo terminaría esto.— Hasta donde recuerdo, no trabajas hasta las siete de la noche.— En serio, ¿estás con esa actitud solo porque llegué una hora más tarde de lo acostumbrado? — lancé, sintiendo cómo la ira comenzaba a apoderarse de mí.— Estoy con esta actitud porque tú me has dado motivos para tenerla.El silencio llenó la habitación por un instante mientras ambos nos mirábamos fijamente, conscientes de que algo había cambiado irrevocablemente en nuestra relación.— ¿Yo te he dado motivos? ¿Cuándo, Andrey? ¿Qué fue lo que viste para decir que yo
— ¿Tienes alguna preferencia en particular? Si buscas algo suave, puedo ofrecerte una selección de cócteles refrescantes. Pero si prefieres algo más fuerte y con carácter, puedo recomendarte un trago especial de la casa.Mi padre había luchado contra serios problemas de alcohol durante mi infancia, y aunque había logrado controlarlo con el tiempo, las secuelas de su adicción aún resonaban en nuestra familia. Habíamos sufrido las consecuencias, y desde pequeña me habían enseñado que el alcohol era un camino peligroso al que no debía acercarme. Aunque en mi etapa de rebeldía adolescente había experimentado con él, con el tiempo había acatado esas enseñanzas y había dejado de consumirlo por completo. El alcohol y yo no teníamos ni siquiera una relación a distancia en ese momento.— Quiero algo fuerte — dije con determinación — Tan fuerte que apenas toque la cama en mi habitación, caiga dormida.Volker me miró con cierta sorpresa, seguramente notando que algo no estaba bien. Observó a mi
— Tiene razón. No es mi problema. Pero conozco a muchos alcohólicos y usted no parece ser uno de ellos.Me sonrojé al instante, sintiéndome muy apenada.— Disculpa, no sabía que eras tú.— No se preocupe. No me ha ofendido — respondió Raven con una sonrisa tranquilizadora.— Raven, colega, te he llamado hace como media hora — dijo Volker al mirarlo — Te tengo un encargo, échale un ojo a mi amiga Sunny y no la dejes hacer locuras, ¿de acuerdo?— De acuerdo — respondió Raven.Yo los miraba a ambos, sintiéndome extraña por el hecho de que me trataran como si fuéramos amigos de toda la vida. O al menos Volker lo hacía.— ¿Quiere cantar algo? — me preguntó Raven.— No creo que mi memoria esté en su mejor estado — respondí, consciente de los efectos del alcohol en mi capacidad de recordar las letras de las canciones.— Entonces dejemos esto aquí — añadió, tomando mi trago y apartándolo de mí — y subamos ambos a cantar a dueto.— No lo sé. No vine con ánimos de cantar — respondí, dudando de
— Tengo que seguir atendiendo a los clientes, Hermoso Querubín — dijo, guiñándome un ojo — ¿Vas a querer algo más?— Sí, sírveme otro trago. Pero esta vez algo más suave.Volker preparó el trago y lo dejó frente a mí. Comencé a beberlo lentamente, sintiendo cómo el alcohol se deslizaba por mi garganta. Mi cuerpo, no acostumbrado a beber mucho, comenzó a sentir los efectos. Sentí una fuerte embriaguez que se apoderaba de mí, haciéndome sentir más valiente y desinhibida.Luego de acabarlo, decidí acercarme a la mesa donde estaba Raven, quería conversar con él, conocerlo mejor. Me levanté del taburete y, con pasos un poco inestables, me dirigí hacia su mesa. La música resonaba en mis oídos, mezclándose con las risas y conversaciones de los demás clientes.— ¿Puedo sentarme? — pregunté, tratando de mantener el equilibrio.— Por supuesto— respondió Raven, ofreciéndome una silla.Me acomodé en ella, sintiendo la embriaguez intensificarse. Observé a mi alrededor, viendo a las parejas y grup
Me miré frente al espejo que estaba en la habitación, admirando mi cuerpo. No era tan sexy como en mi juventud, pero aún poseía curvas y una piel delicada.«¿Será que Andrey ya no me quiere porque estoy vieja?» — Pensé, sintiendo una punzada de inseguridad — «Seguro ya no me ve bonita.»Mis ojos se cristalizaron debido a las lágrimas que intentaba contener.— Ya, no voy a llorar más por él — me dije a mí misma en voz alta — No voy a seguir amargándome la vida.Me dirigí al baño, y estando en el comencé a enjabonarme y recorrer mi cuerpo con las manos, sumergiéndome en la calidez del agua. Por alguna razón, estar en el apartamento de Raven, en su habitación, y darme una ducha en su baño, hacía que mis pensamientos de libido afloraran, dejándome húmeda en mi zona íntima. Permanecí un largo rato en la ducha, dejando que el agua caliente me reconfortara. Cuando finalmente salí, encontré mi ropa, la cual me acababa de quitar, doblada sobre la cama. Junto a ella, había un par de prendas que
— Mi nombre completo es Raven Bran Walsh O'Conner. El nombre que mi madre me dio tiene una historia interesante detrás. Siempre ha sentido una conexión especial con la mitología celta y sus leyendas, y cuando supo que estaba embarazada, decidió que quería honrar esa conexión al elegir un nombre que reflejara su amor por el simbolismo de los cuervos y su devoción por el dios protector de estas aves, Bran. Para ella, el cuervo simboliza la sabiduría, la astucia y la capacidad de adaptarse a cualquier situación y Bran era un dios que encarnaba esas cualidades. Así que cuando nací, mi madre decidió que Raven Bran sería mi nombre, “El cuervo de Bran”, en honor a esas características. — dio un pequeño suspiro y continuo — Desde siempre, he llevado mi nombre con orgullo. Siempre me ha gustado la idea de tener un nombre que tenga un significado profundo y simbólico detrás. Y aunque sé que puede sonar un poco pretencioso decirlo así, creo que mi personalidad refleja algunas de las cualidades q
Algo en la manera de hablar, de actuar y expresarse de Raven, lo hacían parecer más adulto de lo que su edad indicaba. Había una madurez en él que trascendía los números. Era un hombre inteligente y astuto, con una capacidad innata para adaptarse a cualquier situación. Era como si la misma agilidad y astucia que simbolizaba su nombre se reflejara en su personalidad: siempre alerta, siempre preparado para cualquier eventualidad. Pero lo que más llamaba la atención de Raven no era solo su inteligencia o su capacidad para adaptarse, sino su reserva y enigma. Era un hombre que pensaba antes de hablar, que prefería escuchar y observar antes que emitir juicios apresurados. Y aunque a veces podía parecer distante o frío, había algo en su mirada profunda y penetrante que sugería que había mucho más detrás de esa fachada. Quizás por eso muchas personas, incluyendome, se sentían atraídas hacia él, a pesar de su reserva. Había algo magnético en su presencia, algo que sugería una profundidad y