"Perdóname, nunca quise lastimarte, perdóname, por favor, te lo ruego, perdóname”El trajín de los estudiantes con su constante ir y venir, no lograba distraerla por completo de sus pensamientos; aquel, no era un buen día para ella. Los recuerdos la golpeaban una y otra vez mientras caminaba con lentitud entre los muchos corredores para llegar a su aula. El pecho, lo sentía tan pesado que dolía, todo ese día era demasiado doloroso para ella, tanto, que realmente se había tenido que presionar demasiado a sí misma para levantarse esa mañana; tenía un importante examen que no podía posponer por nada en ese mundo…su futuro era algo que no estaba dispuesta a poner en riesgo bajo ninguna circunstancia.Sintiéndose mareada, Madison entraba a su aula que aún se encontraba vacía. Recargándose en donde se había sentado, oculto su cabeza entre sus brazos. Aquellas palabras en su mente resonaban una y otra vez sin descanso; deseaba que aquel examen terminara lo más pronto posible para encerrarse
El rostro desencajado y la mirada entre abierta de aquel hombre de elegante apariencia, hacían notar que no se encontraba de muy buen humor; una tras otra las malas noticias los habían golpeado sin descanso. Había recibido un mensaje diciéndole la ubicación de su todavía esposa y tambien, de su cobarde hijo menor; habían escapado a una paradisiaca playa en México.Con pasos firmes y fuertes, salió de su lujosa oficina esa mañana, después de darle las buenas nuevas a sus socios sobre su más reciente alianza con Cedrick Meuric; el importante empresario había accedido a ayudar a su primogénito y aquello, volvía a colocarlos en el tablero del juego contra Emerson Chadburn y Daryl O´Brien.Subiendo a su lujosa limusina, Jericho Black se debatía con lo que debía hacer, ¿Era prudente ir por Brianda y Eliott justo en esos momentos de incertidumbres? No, no lo era, más aun releyendo aquel mensaje donde la astuta mujer lo estaba amenazando con revelar aquel viejo secreto, uno, que volvería loco
Los blanquecinos copos de nieve caían fuera de aquellos ventanales en una delicada danza helada a la merced del viento. El frío era tal, que calaba en los huesos hasta lo más profundo; el trajín de las personas que iban y venían era apresurado como lo requerían las compras navideñas de último momento, había recibido la llamada de Elijah diciéndole que llegaría esa noche para celebrar juntos, aunque, honestamente no se sentía demasiado animada, aquellas fechas dolían y dolerían siempre.A su madre siempre le había gustado mucho celebrar la Navidad, y cada año, se esmeraba en hacer de ese día, algo verdaderamente especial; por ello es que dolía aquel día en particular, su madre, no estaba más.Todo lo que había venido ocurriendo en los últimos meses, había convertido su vida en un caos. De pronto, tenía un hermano gemelo, uno del cual su madre jamás le hablo y no podía evitar preguntarse el porqué; Emerson y ella, además, no habían avanzado gran cosa en su relación, y eso no sería posib
El horrendo chillido atenuaba más aquel potente mareo que le impedía ponerse de pie. No lograba recordar nada más que haber salido del aeropuerto después de aquel buen viaje con excelentes resultados que le habían conseguido una poderosa ventaja contra sus enemigos. Un líquido caliente y viscoso le escurría por la frente. Intento gritar, pero se percató del pedazo de tela que tenía atada a la boca. Intento moverse, pero sus manos y pies estaban sujetados por algo que lograba lastimarle las muñecas; era ya bastante claro lo que había ocurrido aun cuando no lograba recordarlo. Maldecía internamente. Tenía que salir de allí a como diera lugar.El calor del fuego que atizaba en la chimenea volvía aún más confortable aquel momento. Risas y charlas amenas calentaban el corazón de aquella hermosa joven que reía junto a su grupo de apreciados amigos que intentaban animarla. El frío fuera de aquel bonito local, se mantenía a raya aun cuando la nevada que caía era bastante intensa y los fuertes
La tormenta invernal que repentinamente había azotado aquella ciudad se había intensificado de manera terrible. La nieve ya cubría en su totalidad las heladas y pavimentadas calles de la ciudad. Madison verificaba una vez más que no había demasiada señal en su teléfono celular, así como tambien el no haber recibido mensaje alguno de parte de su esposo. Elijah no solía ser un hombre que no le cumpliera su palabra y para esas horas ya estaba más allá de los nervios, había marcado una vez más al celular de su suegro, pero este, se hallaba fuera de servicio, quizás debido a la tormenta. Hacia un rato atrás que casi todos se habían marchado a sus hogares después de la cálida celebración que había tenido lugar y antes de que la nevada empeorase; únicamente Eimy se había quedado con ella pues no deseaba dejarla sola y junto a ella André que, sin decirlo, tambien se encontraba demasiado preocupado por su sobrino.— Tienes que intentar tranquilizarte, no servirá de nada que te alteres, quizás
— ¡Emerson! — aquel grito a la par de Madison y Eimy, retumbo como un pesado eco en toda la cafetería. El delicado muchacho se había desmayado.Apresurado, André corría hasta su maletín médico con el que solía cargar a todos lados en caso de alguna emergencia. Abrumado por todo lo que había escuchado, procedía rápidamente a atender al frágil jovencito al mismo tiempo que intentaba tranquilizar a las dos mujeres que lloraban aterradas a sus espaldas. Daryl O´Brien había causado ya demasiado daño.El chillido dentro de sus oídos se agudizaba, se había desmayado nuevamente. El frío que se sentía en aquel helado cuartucho era tanto, que sentía sus extremidades doloridas y entumecidas. Intentando moverse una vez más, se percató de que se encontraba amarrado a una silla. La luz de una lampara que estaba sobre su cabeza, iluminaba todo aquel pequeño espacio. Agudizando lo mejor que podía la mirada, se percató de que aquello parecía ser un viejo congelador como los de las carnicerías; la sang
“Cuéntame un cuento antes de quedarme dormido, cuéntame sobre viajes espaciales o vaqueros pistoleros, no me sueltes la mano hasta que me duerma y quédate a mi lado Daryl, por favor, no me dejes solo”Una fuerte luz le lastimaba los ojos aun teniéndolos cerrados, abriéndolos de par en par, pudo ver una enorme lampara blanca en un techo tambien blanco. Todo el cuerpo le dolía, sentía como si hubiesen arrojado una enorme losa sobre el que le impedía moverse a libertad, girando la cabeza hacia un costado, pudo ver las blancas cortinas meciéndose y la silueta de un hombre muy alto mirando hacia afuera, uno al que reconoció de inmediato. Sus ojos celestes se llenaron de lágrimas y sus débiles puños se apretaron aun con la debilidad que sufría, ¿Qué demonios hacia ese infeliz allí?Emerson miraba con rencor a Jericho Black.— ¿Qué diablos haces aquí? — cuestiono el ojiceleste con rabia.— Por fin despiertas, llevo esperando horas, he venido a hablar contigo muchacho, a arreglar los malos en
“Te amo Daryl O´Brien, y creo, que podría amarte por siempre”Brisas frías se dejaron sentir sobre su rostro, forzándolo a abrir sus ojos y despertar de aquel hermoso y tambien, tortuoso sueño que emulaba al pasado y lo que no pudo ser. Incorporándose en la cama, el rubio fijo sus ojos tristes sobre aquella fotografía donde una muy sonriente y feliz Madison aparecía colgada de su brazo. Tomando aquel retrato entre sus manos, unas cuantas lagrimas cayeron sobre el cristal del mismo; no pudo evitar llorar mientras sentía aquel nudo que le estrujaba el corazón doliéndole en el pecho.Acariciando aquella sonrisa que nunca más volvió a ver, una vez más la culpa lo golpeaba duramente contra la realidad; él y solo el, había sido el culpable de que aquella sonriente joven llena de amor y esperanza, dejara de sonreír como en aquella foto. Arrojando lejos de si aquel retrato, un doloroso llanto comenzó a brotar desde el fondo de su alma al mismo tiempo que se hacía las mismas preguntas que lo a