El día comenzaba como muchos otros, el trajín diario de pacientes que esperaban ser atendidos, sin embargo, era más pronunciado esa mañana en particular. Se había desatado una epidemia de influenza entre los más pequeños de aquella región y pediatría se encontraba atiborrado de niños enfermos y sus madres angustiadas. Caminando por los largos pasillos, con los ojos hundidos y unas tremendas bolsas oscuras bajo sus ojos, André se movía de un lado a otro intentando darse abasto entre todo aquel caos que reinaba en el hospital en esos momentos.— Parecen todos muy alterados, ¿Esta todo bien? — cuestionó Madison al ver entrar al peliblanco a la habitación en donde era atendido el pequeño que había rescatado; ese día tocaba su riguroso chequeo.André observó a aquella hermosa joven de blanca piel como la nieve y hermosos ojos celestes; se había enterado al igual que todo el mundo, que la joven había perdonado a Elijah Black y de nuevo estaban juntos. Dentro de unas noches y durante el fin
Las nubes grises que se apreciaban en el cielo de Hong Kong presagiaban una tormenta. Aquel viaje, estaba seguro, les traería algún beneficio en la guerra que estaban enfrentando contra su poderoso enemigo; había viajado hasta allí para reunirse con un viejo colega. Su andar orgulloso y su porte elegante le ganaba las miradas de casi todos los que se cruzaban a su paso.Elijah se sabía un hombre apuesto, lo había sido siempre y aquello le aseguraba fogosas compañías; aunque, ahora mismo, no importaba que aquellas hermosas mujeres lo mirasen con insinuación, no les correspondería. Una sonrisa de ironía se dibujó en sus labios. Siempre se había caracterizado por el un hombre frío; nunca se enamoraba, no creyó nunca en el amor romántico, su padre quien abandono a su madre, aquella perra interesada que era Brianda Sanders, y tambien, Chelsea, la mujer a la que una vez creyó amar. No tenía razón para creer en ello, aun así, estaba en ese país buscando a su viejo colega de quien alguna vez
"Perdóname, nunca quise lastimarte, perdóname, por favor, te lo ruego, perdóname”El trajín de los estudiantes con su constante ir y venir, no lograba distraerla por completo de sus pensamientos; aquel, no era un buen día para ella. Los recuerdos la golpeaban una y otra vez mientras caminaba con lentitud entre los muchos corredores para llegar a su aula. El pecho, lo sentía tan pesado que dolía, todo ese día era demasiado doloroso para ella, tanto, que realmente se había tenido que presionar demasiado a sí misma para levantarse esa mañana; tenía un importante examen que no podía posponer por nada en ese mundo…su futuro era algo que no estaba dispuesta a poner en riesgo bajo ninguna circunstancia.Sintiéndose mareada, Madison entraba a su aula que aún se encontraba vacía. Recargándose en donde se había sentado, oculto su cabeza entre sus brazos. Aquellas palabras en su mente resonaban una y otra vez sin descanso; deseaba que aquel examen terminara lo más pronto posible para encerrarse
El rostro desencajado y la mirada entre abierta de aquel hombre de elegante apariencia, hacían notar que no se encontraba de muy buen humor; una tras otra las malas noticias los habían golpeado sin descanso. Había recibido un mensaje diciéndole la ubicación de su todavía esposa y tambien, de su cobarde hijo menor; habían escapado a una paradisiaca playa en México.Con pasos firmes y fuertes, salió de su lujosa oficina esa mañana, después de darle las buenas nuevas a sus socios sobre su más reciente alianza con Cedrick Meuric; el importante empresario había accedido a ayudar a su primogénito y aquello, volvía a colocarlos en el tablero del juego contra Emerson Chadburn y Daryl O´Brien.Subiendo a su lujosa limusina, Jericho Black se debatía con lo que debía hacer, ¿Era prudente ir por Brianda y Eliott justo en esos momentos de incertidumbres? No, no lo era, más aun releyendo aquel mensaje donde la astuta mujer lo estaba amenazando con revelar aquel viejo secreto, uno, que volvería loco
Los blanquecinos copos de nieve caían fuera de aquellos ventanales en una delicada danza helada a la merced del viento. El frío era tal, que calaba en los huesos hasta lo más profundo; el trajín de las personas que iban y venían era apresurado como lo requerían las compras navideñas de último momento, había recibido la llamada de Elijah diciéndole que llegaría esa noche para celebrar juntos, aunque, honestamente no se sentía demasiado animada, aquellas fechas dolían y dolerían siempre.A su madre siempre le había gustado mucho celebrar la Navidad, y cada año, se esmeraba en hacer de ese día, algo verdaderamente especial; por ello es que dolía aquel día en particular, su madre, no estaba más.Todo lo que había venido ocurriendo en los últimos meses, había convertido su vida en un caos. De pronto, tenía un hermano gemelo, uno del cual su madre jamás le hablo y no podía evitar preguntarse el porqué; Emerson y ella, además, no habían avanzado gran cosa en su relación, y eso no sería posib
El horrendo chillido atenuaba más aquel potente mareo que le impedía ponerse de pie. No lograba recordar nada más que haber salido del aeropuerto después de aquel buen viaje con excelentes resultados que le habían conseguido una poderosa ventaja contra sus enemigos. Un líquido caliente y viscoso le escurría por la frente. Intento gritar, pero se percató del pedazo de tela que tenía atada a la boca. Intento moverse, pero sus manos y pies estaban sujetados por algo que lograba lastimarle las muñecas; era ya bastante claro lo que había ocurrido aun cuando no lograba recordarlo. Maldecía internamente. Tenía que salir de allí a como diera lugar.El calor del fuego que atizaba en la chimenea volvía aún más confortable aquel momento. Risas y charlas amenas calentaban el corazón de aquella hermosa joven que reía junto a su grupo de apreciados amigos que intentaban animarla. El frío fuera de aquel bonito local, se mantenía a raya aun cuando la nevada que caía era bastante intensa y los fuertes
La tormenta invernal que repentinamente había azotado aquella ciudad se había intensificado de manera terrible. La nieve ya cubría en su totalidad las heladas y pavimentadas calles de la ciudad. Madison verificaba una vez más que no había demasiada señal en su teléfono celular, así como tambien el no haber recibido mensaje alguno de parte de su esposo. Elijah no solía ser un hombre que no le cumpliera su palabra y para esas horas ya estaba más allá de los nervios, había marcado una vez más al celular de su suegro, pero este, se hallaba fuera de servicio, quizás debido a la tormenta. Hacia un rato atrás que casi todos se habían marchado a sus hogares después de la cálida celebración que había tenido lugar y antes de que la nevada empeorase; únicamente Eimy se había quedado con ella pues no deseaba dejarla sola y junto a ella André que, sin decirlo, tambien se encontraba demasiado preocupado por su sobrino.— Tienes que intentar tranquilizarte, no servirá de nada que te alteres, quizás
— ¡Emerson! — aquel grito a la par de Madison y Eimy, retumbo como un pesado eco en toda la cafetería. El delicado muchacho se había desmayado.Apresurado, André corría hasta su maletín médico con el que solía cargar a todos lados en caso de alguna emergencia. Abrumado por todo lo que había escuchado, procedía rápidamente a atender al frágil jovencito al mismo tiempo que intentaba tranquilizar a las dos mujeres que lloraban aterradas a sus espaldas. Daryl O´Brien había causado ya demasiado daño.El chillido dentro de sus oídos se agudizaba, se había desmayado nuevamente. El frío que se sentía en aquel helado cuartucho era tanto, que sentía sus extremidades doloridas y entumecidas. Intentando moverse una vez más, se percató de que se encontraba amarrado a una silla. La luz de una lampara que estaba sobre su cabeza, iluminaba todo aquel pequeño espacio. Agudizando lo mejor que podía la mirada, se percató de que aquello parecía ser un viejo congelador como los de las carnicerías; la sang