— Bienvenido amo Eliott — decía Giuseppe con un deje de fastidio. — Oye viejo, ¿En dónde esté ese imbécil arrogante de mi hermano? — exigió saber Eliott. — Será mejor que no lo moleste, está descansando en sus aposentos, recién regreso está mañana de su viaje a Londres — dijo Giuseppe molesto por el insulto hacia su amo. — Como sea, estaré en mi estudió, no quiero que ni él ni nadie me molesten, también ordénale a alguna sirvienta que me lleve algo bueno para comer — ordenó el castaño para luego retirarse, ganándose una mirada de desaprobación del viejo sirviente. Elijah observaba con detenimiento el imponente retrato de su madre, tan bella, tan solemne...la imagen de la perfección misma, Eleonor Black. Pronto sería un aniversario más del terrible día en que la perdió...no quería pensar en ello, no cuando sentía ese calor aún dentro de su alma...aquel beso que la bella joven le había dado lo mantenía en calma...quería repetirlo...quería darle más y más besos, quería hacerla suya, d
El sonido del claxon que sonaba con insistencia, comenzaba a desesperarlo. El barullo inconfundible de la ciudad; mezclado con sirenas y uno que otro insulto casual entre conductores que de alguna manera parecían creer fervientemente que sonar su bocina u ofender a otros les ganaría alas a sus vehículos para salir del molesto tráfico, era algo que definitivamente no había extrañado para nada. Las luces de los faroles y los grandes anuncios comerciales, saturaban y cansaban su vista; ya no tenía paciencia para estar en la urbe de concreto, por eso es que hacía años se había retirado a vivir de manera pacífica a Golden Hill, Inglaterra, aun cuando a su ya casi ex mujer, Brianda, no le había caído muy en gracia el gran cambio, el por otra parte, se había descubierto adorando la serenidad y silencio del pintoresco pueblito y ansiaba poder regresar lo antes posible hacia él, los ojos dorados lucían cansados, como si llevarán milenios de existencia y solo quisieran un poco de paz, la larga
El sonido del viento a través de los árboles lo relajaba, los cantos de las aves que venían desde el aviario, hacían que el conjunto de notas naturales sonará como música. Maddox leía en silencio bajo la mirada de Belmont, quien había accedido a sacarlo a los jardines después de su mucha insistencia, odiaba estar encerrado, pero por estrictas ordenes de su "hermano" se veía obligado a pasar la mayor parte de su día en sus habitaciones o los muchos salones de la mansión Chadburn.Las pisadas que parecían aproximarse a él no lograron distraerlo de su interesante lectura, quizás, ya tenía una pequeña idea de quien podría ser esa presencia…y le repugnaba como nada más lo hacía en el mundo.— No deberías estas fuera, a Emerson no le va a gustar eso — decía Dylan O´Brien al niño que no se tomaba la molestia de mirarle de vuelta, manteniendo su vista fija en la página que se encontraba leyendo.— Metete en tus propios asuntos O´Brien — respondía Maddox haciendo reír al rubio. Para ser solo u
Madison se estremeció con violencia al escuchar esto último de los labios del gran señor, ¿Como es posible que lo supiera? nadie salvo ella misma y el infame de Daryl lo sabían...a menos que el maldito lo divulgara...y si era así, entonces Emerson lo sabía y no le importaba, ¿Aun así planeaba casarla con el hombre que arruino su vida? abrazándose a sí misma peleaba por no permitir que aquellos atroces recuerdos volvieran a ella...no de nuevo.— ¿Cómo es que usted lo sabe...acaso él? — cuestiono la chica intentando contener sin éxito las lágrimas que comenzaban a brotar de sus ojos.El apuesto hombre negó en silencio.— No, O´Brien nunca menciono nada en sus círculos que yo sepa...pero si hubo alguien que lo supo y me lo confió solamente a mi para protegerte...la persona que te encontró ese terrible día en su departamento y te sacó de allí — respondió Jericho apretando los puños al haberle fallado a la memoria de su mejor amiga.—Mildred...— respondió la bella joven.Era verdad, la úni
Elijah permanecía sentado en el único balconcito que daba vista hasta el sauce donde se hallaba el columpio de su madre, había visto a su padre observarlo con melancolía la noche anterior y no era más que un maldito hipócrita. Le había enfurecido su presencia en el jardín que estaba prohibido para todos, nadie que no fuese él, tenía permitido estar allí; fue el último lugar donde estuvo con su amada madre...y también el lugar donde la vio morir...observaba el gentil movimiento de las ramas así como el vaivén del columpio que se mecían a merced del viento, hacia tantos años ya que el mismo permanecía vacío...nunca nadie volvió a trepar en él, nunca lo había permitido...pero a su memoria llegaba la espléndida y delicada figura de la bella joven balanceándose grácilmente sobre aquel triste y solitario columpio aquella noche en que la vio jugando en el con la inocencia de una niña pequeña totalmente ignorante de lo que había marcado ese lugar y sin saber que para todos estaba prohibido, n
Hermosos y únicos ojos celestes como el cielo que hacían palidecer los suyos de un verde común, su cuerpo era simplemente perfecto, con curvas en su lugar y bien proporcionados pechos y caderas, su rostro, estaba más allá de una belleza extraordinaria como lo era la suya o la de Alexa, parecía una maldita obra de arte esculpida por los mismos dioses, era simplemente maravillosa y caminaba tomada gentilmente de la mano de su aun esposo que reía con ella como no lo hacía en años.— ¿Quién esta mujerzuela Jericho? — grito Brianda furiosa intentando alcanzar los cabellos de una muy confundida Madison.— Será mejor que te calmes Brianda, no deberías estar aquí en primer lugar, ella es Madison la esposa de Elijah — respondió Jericho separando y sometiendo a la furiosa mujer.Brianda se detuvo y de nuevo escudriño a la ya notablemente incomoda jovencita. Así que esta era la famosa Madison Harrington de la que todos hablaban, hermana gemela del demasiado apuesto y joven heredero Chadburn y la
Aquí narra Madison en primera persona:Su gentileza me había cautivado...alguien, que al igual que yo, era un apasionado por la medicina, siempre repetía lo mucho que deseaba ayudar a otros...a alguien especial para el que decía había estado muy enfermo desde que eran pequeños, contaba mil historias sobre esa persona...y yo no podía evitar mirar el brillo en sus ojos cada que hablaba de él...no podía evitar sentir esa misma emoción que desbordaba de su ser...no podía evitar enamorarme cada vez más y más de él, Daryl era como un príncipe de ensueño, uno que me enamoraba cada un día un poco más.— ¡Harrington! ¿Vamos, has visto el nuevo ramen de la cafetería? — decía Daryl de nuevo invitándome a pasar el receso con él.— Lo siento, pero iré con Adrien y los chicos a comer a casa de Stefany — respondí sin mayor importancia...en ese momento no lo note, la molestia en sus ojos...era bueno escondiendo sus emociones...al menos hasta que no le importo mostrarlas.— Bien será para la próxima..
Gritó mientas me arrojaba un puñetazo a la cara y se abalanzaba sobre mí, arrancando mi ropa y dejándome indefensa y expuesta hacia el...dos años de un cuento de hadas, el príncipe oscuro que tanto amaba, las imágenes de aquellos días felices donde solo éramos él y yo...sin celos, sin golpes...las risas, los besos, las castas caricias que nos dábamos el uno al otro, los mil sueños que compartimos, el futuro que una vez soñé a su lado, los rostros de los hijos que imagine con el...todo aquello se iba en el mismo instante en que sentí como me arrebato la virginidad que guardaba celosamente para el en una noche de bodas que jamás llegaría.— ¡Perdóname! ¡Nunca quise esto! — me dijo al recuperar la cordura y ver lo que había hecho.Se fue...me dejo sola...encerrada en sus aposentos sintiéndome como una muñeca rota...levantándome con esfuerzos, pude ver por primera vez todo aquello que me había negado a ver hasta ese día...mis ojos sin vida...las marcas y moretones en mi cuerpo, mi labio r