Capítulo 118

Frederick Hughes recibió el alta un lunes por la mañana. Todo el fin de semana lo sometí a exhaustivas pruebas, medí sus reacciones, evalué su comportamiento, me cercioré en su temperamento y finalmente intenté desafiarlo. enojándolo con cosas simples como por ejemplo "malas noticias Frederick, no hay mantequilla" pues a él le encantaba untarlo en sus panes en el desayuno. Él me miró tranquilo, sosegado, sin sobresaltarse ni exasperarse, "no importa, doctora, así no más", indiferente y apacible. También ordené que no le pongan el televisor en las noches cuando disfrutaba de películas, series y telenovelas. Luego que los enfermeros cumplieron mi exigencia, una hora después fui a ver cómo estaba, y lo encontré muy concentrado leyendo un libro de aventuras. Me dio gusto. Hughes había aprendido a controlar sus emociones.

Ese lunes lo llamé a mi consultorio. Hughes recién se había duchado, se puso una ropa casual y se aprestaba a desayunar, cuando uno de los enfermeros le dijo q
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