AnyaLo que había escuchado no era mi maldito problema.No directamente, sin embargo, me dejó reflexionando en la forma en la que pensaban todos, en el hecho de que lo que sea que estaba sintiendo Kael era una distracción, tanta como para verse obligado a recordar sus metas, sus sueños y el hecho de que tendría una mujer loba destinada a él.Me parecía curioso que tenía que escuchar a otros verbalizarlo para recordarme, una vez más, que yo no era una enviada, que estaba en Cunan para hallar a mi hermana y que lo demás eran minucias. No podía gastar el tiempo ni la energía en cosas intrascendentales con el Alfa que regía a las bestias que brutalmente yo cazaba.Así de claro era todo, pero la realidad era jodida.Ese beso que Kael y yo nos dimos me trastocó al grado de maldecirme por ser impulsiva.Años de entrenamiento completo se fueron al caño por solo querer probar sus labios, por solo poder tocarlo mientras sentía lo que era dejarse llevar por la atracción. No era una tonta, sin em
Kael—¿Qué haces?Fue la pregunta con la que Anya me despertó y me di cuenta de que Bazir había tomado el control porque tenía la imperiosa necesidad de protegerla. Eran muy contadas las veces en la que mi lobo hacía eso. Lo curioso es que nos acercamos a ella y comenzamos a lamerle las manos, en claro permiso para hacerle cariño.Anya sonrió y comenzó a rascarnos detrás de la oreja, lo que hizo que gimiéramos de gusto.—Eres un lobo feroz ahora, ¿eh? —dijo ella con burla y a Bazir eso poco le importó, estaba feliz de que ella le diese toda su atención—. Gracias por cuidarme, pero no debías hacerlo.Bufamos y ella se rio por el sonido.—No lo necesitaba, sé que tal vez tu instinto decidió hacerlo porque te diste cuenta de que estaba en peligro, pero creo que cuando te encargaste del chico todos entendieron que no debían acercarse o el gran lobo blanco los acabaría —murmuró con cierta seriedad que a mí me dolió—. Gracias por lo que hiciste, Bazir, pero no puedes cobrarle a la gente las
AnyaFuimos a recoger los cuerpos.Era una pareja predestinada que recién se habían unido. Ambos apenas tenían los 18 años recién cumplidos y tenían planes de mudarse a Cunan para que ella pudiera trabajar cerca del mercado. Ella era una joven hermosa, con una belleza singular que destacaba por su cabello rubio rojizo y él era un joven rubio muy apuesto que tenía un plan de entrenamiento para ingresar en el próximo llamado de los guardianes.Eran historias de personas comunes y eso fue una especie de choque de realidad.Kael estaba tenso mientras revisábamos las heridas.Por la posición de los cuerpos, el rigor mortis y la forma en la que cayeron al piso, habían sido ejecutados de una forma limpia. Ambos tenían las manos atadas, así como los ojos tapados. Sin embargo, fue las expresiones de horror en sus ojos fue lo que más me sacudió. No tenía que ser muy lista para saber que esto era obra de un cazador por las balas de plata y me preguntaba por qué demonios había matado a este par,
AnyaLuego del descubrimiento tuvimos que revisar los cuerpos de nuevo.El forense había llegado a la conclusión de la causa de muerte porque era obvia y no se observaban marcas claras ni contundentes de algún otro evento traumático. Sin embargo, luego de tomar muestras y analizar nuevamente los tejidos, se dio cuenta de que las cicatrices habían sanado. No se notaban las curas internas porque las parejas habían usado su poder de curación regenerativa.Era como si esas marcas no hubiesen existido antes y por eso no las vio.El forense se sintió miserable y Kael lo calmó, así que analizaron cada uno de los cuerpos que aún retenían, parte por parte, para darse cuenta de que en algún punto antes de ser asesinados habían recibido las mismas marcas que las víctimas humanas, pero el vínculo de pareja había sanado las heridas, la diferencia era que a la última pareja no le había dado tiempo de activar este poder de regeneración.—¿Llevaron a analizar la sustancia negra? —pregunté en medio de
AnyaUn cazador reconoce fácilmente a otro cazador.La postura, la mirada, la manera de analizar a otros y su entorno era algo fácil de ubicar del entrenamiento tan exigente al que el gremio nos somete. Sin embargo, a este lo conocía de haberle dado unas cuántas palizas en el tatami del centro de prácticas de artes marciales mixtas al que nos veíamos obligados a asistir.Era uno de los cazadores más dispersos, pero efectivos y certeros, así que me sorprendía con creces que terminase en esta situación. No era algo imposible, pero era muy improbable, por lo que me pregunté qué tan jodido había estado todo como para que resultase herido.Había tenido la sospecha de que la forma de ejecutar a las parejas era de un cazador, pero con solo verlo comprobé eso. Sin embargo, las heridas por garras eran algo inexplicable y necesita respuesta a esa incógnita. El problema era que el protocolo de las bestias no me dejaría acercarme si quisiera.—¿Este es el miserable que ha matado a todos? —pregunt
AnyaNueve horas seguidas de interrogatorio no surtieron efecto.El hombre era inquebrantable, no se rompía con nada y supe que el gremio estaría orgulloso de él. Sin embargo, me preguntaba por qué no me había delatado para hacer alguna especie de trato. Supuse que se debía al grado de desconfianza o al hecho de que creí que estaba en alguna especie de misión. Lo que fuese me beneficiaba hasta el momento. Pensé en matarlo, pero el costo era alto y quería tener la información de primera mano.El problema era que a medida que pasaban los minutos la frustración estaba llegando a niveles grandes en los hombres lobo. Waira estaba a un paso de colgarlo de las bolas, Jeremía perdía la paciencia mientras la veía a ella con sed de sangre, Jonás quería golpearlo nada más por placer y Kael estaba a nada de desgarrarle la garganta porque era un desperdicio de oxígeno.El juego del silencio les estaba pasando factura, pero mientras tuvieran a este hombre dentro de la celda, podían tener la tranqu
AnyaTenía demasiado suerte de que Bazir, el lobo de Kael, me quisiera de alguna manera porque no había una explicación lógica para que aceptase ser golpeado por todo mi peso. Lo había soportado como si fuera un pellizco, pero había aprendido que los hombres lobos guardaban más secretos de los que me gustaría admitirles yo mismo.—¿Están bien? —preguntó Waira.—Sí, creo que sí —dije y me paré de encima del lobo y enseguida este comenzó a olerme en busca de lesiones.En ese momento me di cuenta que muchos de los hombres lobo veían la interacción con mucho interés y eso me incomodó. No entendía por qué para ellos la conexión que Kael y su lobo tenían conmigo era importante, así que le di un par de golpecitos en el hocico a Bazir para que me dejase en paz.—¿Qué encontraste? —preguntó Jonás y enseguida miré mi mano.No había soltado nada, había apretado con fuerza la bolsa de seguridad y la alcé con una sonrisa. De alguna manera era una victoria y no me di cuenta en el momento en el que
AnyaEl Sabio me vio como si fuese en la oscuridad reencarnada en la tierra.Y tal vez tenía razón.Sin embargo, en ese momento no me convenía tenerlo en el lado malo de las cosas, mucho menos cuando el testigo clave de una maldita investigación de asesinato había muerto de una forma tan atroz. Para como estaba pintado el escenario, yo pude haberlo matado.—¿Qué es lo que haces aquí? —espetó este y suspiré enseguida.—Intenté interrogar al testigo, pero este ha muerto —respondí con seriedad y el viejo me miró con los ojos entrecerrados.—¿Quién te dio permiso para interrogar a alguien? ¿Crees que por ser una humana enviada a colaborar tienes derecho a hacer todo lo que te plazca? —cuestionó el hombre con furia, y tenía razón para sentirse furioso—. No sé qué ideas tengas, pero sé que viniste a Cunan a algo más que a buscar a un asesino. Algo ocultas y en algún momento lo voy a descubrir. Espero ver cómo sales de esto.Me dejó ahí y se metió a la celda, vio el desastre que era el cazad