AnyaLuego de la terrible noticia sobre el dinero, tuve un mal presentimiento.Solía pasarme cuando algo importante que se salía de mis manos iba a ocurrir. En el gremio hacían chistes al respecto, sobre todo porque decían que tal vez en mi línea familiar hubo alguna bruja, algo a lo que le sacaban el filo a más no poder, pero esa especie de casualidad cósmica me había ayudado cazar a seres terribles.Así que tenía que prepararme para la noche, porque yo no me iba a quedar de brazos cruzados. Iba a recorrer otras extensiones de Cunan en busca de mi hermana y tenía que congelarse el infierno antes de que algo me detuviese.Por eso me retiré con la burda excusa de que debía descansar el cerebro para tener algo de perspectiva. Era cierto y lo había dicho de forma honesta, cuidando las palabras y los sentimientos para que el brazalete no pudiese detectar la trampa, lo que hizo que el Alfa me percibiera con cierto recelo.—Te acompaño —dijo con cuidado y todos nos quedaron viendo.Aquello
AnyaLa noticia sobre la muerte del hombre era devastadora para todos los frentes, tanto humano como sobrenatural. Su muerte significaba volver a empezar de cero y que quien sea que era el asesino, necesitaba callarlo de inmediato. Algo había cambiado en esos días y supe que ese presentimiento que tenía se debía a eso, así que maldije por no tomarlo en cuenta.—¿Cómo es que murió exactamente? —cuestioné y Waira suspiró.—Hay una carta que se encontró junto a cuerpo. La vamos a analizar para descartar que sea un suicidio —respondió ella y fruncí el ceño.—Pero me acaban de decir que murió envenenado.—Te acabamos de decir que lo encontraron envenenado, pero parece que por su propia mano —dijo ella con asombro, como si no entendiese nada—. En la carta dice que no quería matar a nadie, pero que tiene problemas de ira y se culpa de todos los crímenes, que por favor recen por su vida y que lo perdonen porque ya no podía vivir tranquilo.Ella negó como si fuera un maldito chiste y concordé
AnyaNecesitaba un auto para explorar los alrededores Cunan a mis anchas, pero eso no solo era imposible, sino que peligroso y por eso decidí exponer el punto de una revisión completa del perímetro que colindaba con el territorio humano para terminar de descartar conexiones, así que fui enfática en acercarnos cerca de los lugares en los que las víctimas se desaparecieron.Era vital para la investigación y para ver si encontraba pistas de mi hermana.Habíamos abarcado el terreno, pero todavía no habíamos sido por completo minuciosos con ello, así que faltaban algunas zonas estratégicas. Creo que fue por eso que Kael cedió y de la nada éramos más personas rastreando en la zona de que las que teníamos acostumbradas. Aquello era bueno, sin embargo, a medida que avanzábamos, se notaba que buscaba formas claras de no estar conmigo a solas por mucho tiempo, también había una clara muestra de querer estar lejos de mí.Ese cambio de actitud fue un golpe a mi recién descubrimiento.Pero sirvió
AnyaJamás había pensado que me podía gustar alguien.La atracción era parte natural de los procesos humanos, así que no me era extraño sentir atracción por hombres guapos, sobre todo por compañeros del gremio que física e intelectualmente eran compatibles conmigo. Sin embargo, era la primera vez que me gustaba alguien: su físico, su forma de ser, su determinación, su caballerosidad. Lo más triste de aquello es que era un hombre lobo, una bestia que estaba segura que en algún momento el gremio querría asesinar si hacía un movimiento en falso.Esa conexión la sentí en mis huesos cuando nos vimos a los ojos, fue como si todas esas sensaciones cargadas bulleran hacia el exterior y una parte de mí estaba convencida de que Kael me hubiese besado si no fuera por los niños que habían regresado justo en ese momento en el que solo escasos milímetros separaban su boca de la mía.—¿Está bien la pelirroja?La pregunta del niño que me había reconocido antes hizo que Kael se levantase y se alejase
KaelBesar a Anya fue como encontrar la gloria.No había otra descripción más gráfica de mis sentimientos que esa. Me sentía un bastardo con suerte por el simple hecho de que ella lo mirase a ver, así que estaba más que complacido porque ella tomase la iniciativa. Por eso mismo aguanté pacientemente unos cuantos segundos que ella misma sostuviera su beso. Quería comprobar que yo no estaba demente, mucho menos que era producto de la imaginación.Cuando la sentí mucho más metida en el acto fue cuando respondí.La tomé de la nuca y la comencé a besar como si ella fuera el agua capaz de calmar mi sed.Ella no se quedó quieta, me apretó con fuerza, luego se dejó llevar y en menos de lo que pude imaginar éramos uno. Anya me atrapó como si hubiese tendido una red y yo caí en ella sin miramientos, sin pensar en nada más que en probarla, lo que hizo que el maldito Bazir gruñera de gusto.Era un juego peligroso, uno muy difícil de entender, pero un juego, al fin y al cabo.Sin pensarlo mucho, l
AnyaLo que había escuchado no era mi maldito problema.No directamente, sin embargo, me dejó reflexionando en la forma en la que pensaban todos, en el hecho de que lo que sea que estaba sintiendo Kael era una distracción, tanta como para verse obligado a recordar sus metas, sus sueños y el hecho de que tendría una mujer loba destinada a él.Me parecía curioso que tenía que escuchar a otros verbalizarlo para recordarme, una vez más, que yo no era una enviada, que estaba en Cunan para hallar a mi hermana y que lo demás eran minucias. No podía gastar el tiempo ni la energía en cosas intrascendentales con el Alfa que regía a las bestias que brutalmente yo cazaba.Así de claro era todo, pero la realidad era jodida.Ese beso que Kael y yo nos dimos me trastocó al grado de maldecirme por ser impulsiva.Años de entrenamiento completo se fueron al caño por solo querer probar sus labios, por solo poder tocarlo mientras sentía lo que era dejarse llevar por la atracción. No era una tonta, sin em
Kael—¿Qué haces?Fue la pregunta con la que Anya me despertó y me di cuenta de que Bazir había tomado el control porque tenía la imperiosa necesidad de protegerla. Eran muy contadas las veces en la que mi lobo hacía eso. Lo curioso es que nos acercamos a ella y comenzamos a lamerle las manos, en claro permiso para hacerle cariño.Anya sonrió y comenzó a rascarnos detrás de la oreja, lo que hizo que gimiéramos de gusto.—Eres un lobo feroz ahora, ¿eh? —dijo ella con burla y a Bazir eso poco le importó, estaba feliz de que ella le diese toda su atención—. Gracias por cuidarme, pero no debías hacerlo.Bufamos y ella se rio por el sonido.—No lo necesitaba, sé que tal vez tu instinto decidió hacerlo porque te diste cuenta de que estaba en peligro, pero creo que cuando te encargaste del chico todos entendieron que no debían acercarse o el gran lobo blanco los acabaría —murmuró con cierta seriedad que a mí me dolió—. Gracias por lo que hiciste, Bazir, pero no puedes cobrarle a la gente las
AnyaFuimos a recoger los cuerpos.Era una pareja predestinada que recién se habían unido. Ambos apenas tenían los 18 años recién cumplidos y tenían planes de mudarse a Cunan para que ella pudiera trabajar cerca del mercado. Ella era una joven hermosa, con una belleza singular que destacaba por su cabello rubio rojizo y él era un joven rubio muy apuesto que tenía un plan de entrenamiento para ingresar en el próximo llamado de los guardianes.Eran historias de personas comunes y eso fue una especie de choque de realidad.Kael estaba tenso mientras revisábamos las heridas.Por la posición de los cuerpos, el rigor mortis y la forma en la que cayeron al piso, habían sido ejecutados de una forma limpia. Ambos tenían las manos atadas, así como los ojos tapados. Sin embargo, fue las expresiones de horror en sus ojos fue lo que más me sacudió. No tenía que ser muy lista para saber que esto era obra de un cazador por las balas de plata y me preguntaba por qué demonios había matado a este par,