—El olor delicioso de tu excitación que llena ahora mismo toda nuestra habitación, me despertó. Gemiste mi nombre. ¿Tienes idea de lo que eso me hizo?Habría intentado imaginarlo si sus palabras y la forma casi gruñona en que las había pronunciado no hubieran aumentado el palpitar entre sus muslos ya húmedos por la excitación. Como si el hombre lobo percibiera su efecto en ella -cosa que probablemente así es-, Lark se volvió para mirarle descaradamente la entrepierna, con las fosas nasales encendidas. Apretó los dientes, casi con rabia. Para la sorpresa de Kary, ya que en ese instante esperaba de todo, menos lo que hizo a continuación: El líder lycan se inclinó y le lamió el pezón derecho. La tan esperada y anhelada sensación áspera de esa lengua larga sobre su duro punto de placer derecho, hizo que estallara en ella un rayo de fuego en la boca del estómago. Inevitablemente se le escapó un gemido estrangulado, que a la vez hizo que se le doblaran los dedos de los pies mientras recorr
Un minero lycan profesional podía extraer una media de diez piedras en sus cuatro horas de trabajo, junto con una pequeña bolsa de polvo de la piedra arcoíris que no pudo ser obtenida de manera más limpia, por lo que se molió y se convirtió en polvo. Una sombra en el borde de la visión de la ojigris llamó su atención. La sorprendió enormemente ver a una hermosa lycan dorada combinada con cobre, aparecer en el jardín en donde ella estaba en ese momento trabajando. Parecía más bien menuda -para los estándares lycans, ya que Kary ha visto a muchos lycans tanto Alfas, betas como soldados normales y eran enormes-, lo que la ponía a su altura de más o menos ciento sesenta y cinco centímetros.Traía solo una tela fina de seda que le cubría apenas los pechos y la entrepierna, lo que la hacía ver extremadamente seductora como pasional.Sus ojos verdes,-una excelente combinación para el cobre de su cabello- brillaron con calidez cuando Kary fue a recibirla.—Saludos, nueva hermana—anunció la m
—No te estoy juzgando ni haciendo drama, Kary, y desde luego no pretendo ofenderte ni siquiera un poco. Las palabras sólo son mezquinas si se dicen sin verdad o con malicia. Tu reacción defensiva me dice que tu alfa ya ha sacado el tema.—Sí, lo ha hecho. Y estoy trabajando en ello—refunfuñó, porque siendo sincera, ellos tenían razón. Desde que se hicieron pareja, Lark necesita mucho más contacto físico para soportar estar lejos de ella por mucho tiempo, como ella está cachonda todo el tiempo, también buscando contacto físico como loca. Kary lo atribuye a un efecto secundario de la marca de enlazados aún nueva. Pero, lo cierto es que ambos necesitan más contacto físico que antes.—Que es todo lo razonable y justo que se puede pedir. No pretendo entender lo abrumador que debe ser para ti que te arranquen de tu mundo y te dejen caer en éste solamente porque sí. Has heredado el importante papel de una mate y por consiguiente el papel de Luna de la manada de tu alfa, ahora la tuya, tambié
—Cuando me pidió que me convirtiera en su compañera—respondió Gisela sin vacilar.Kary jadeó por la sorpresa y retrocedió, estupefacta por la inesperada respuesta.—¿Por qué? ¿Ya tenías a otra persona? ¿Alguna pareja?Sacudió la cabeza. —No. Estaba soltera cuando Sasen y yo nos conocimos. Él tenía cuarenta años y yo ya tenía treinta. En ese entonces, era algo bastante tarde para que un Alfa líder de su propia manada encontrara a su mate. Nos hicimos amantes al cabo de una semana y media, y me pidió que me convirtiera en su pareja nueve meses después. Como no estaba enamorada de él, me negué. Fue bastante difícil rechazar su petición, ya que sabía lo mucho que él quería y merecía una familia. Pero en esto, tenía que ser fiel a mí misma. A veces, tienes que pensar en ti misma y después en los demás, tener un poco de egoísmo por tu propio bien.—Debió de ser muy incómodo y algo duro. ¿Estaban las cosas tensas entre ustedes dos después?—preguntó verdaderamente interesa en la historia de
La cabeza le daba vueltas cuando se abrió camino al trote hacia el castillo. Esos hijos de perra, las bestias llamadas Bells inyectaron con sus dientes la toxina más virulenta posible, que ahora corría por sus venas como un río sin obstáculos para fluir. Las raíces de absolutamente todo su pelaje, pelo por pelo negro, ardía como mil fuegos. Estaba a dos alucinaciones más de arrancárselas él mismo. No soportaba ni siquiera su carne. Tras unos pocos días de felicidad con su Kary, días en los que había descuidado más de lo normal sus obligaciones, el alfa había olvidado lo insoportable que era la toxina de los Bells.Ese viejo Sasen tenía razón al advertirle de lo peligroso que se había vuelto el sector de los jardines. Los migrantes milkis habían atraído a un número absurdo de bestias, muchas de las cuales habían resultado gravemente heridas. Llevaría al menos un par de días más rastrear y erradicar todas las amenazas errantes de la zona. Pero ahora no era el momento de pensar en ello.
Una sensación de aleteo y cosquilleo lo devolvió al estado de conciencia. Estuvo a punto de abrir los ojos y averiguar qué era eso, cuando sintió que los dedos de Kary trazaban suavemente los surcos de sus músculos abdominales. Entonces se quedó quieto disfrutando de ese exquisito tacto. Sin embargo, el ligero cosquilleo que le provocaba, acabó arrancándole una sonrisa de satisfacción.—Estás despierto—susurró Kary, sin detener el movimiento de su mano sobre él.Emerson no tuvo más remedio que abrir los ojos para mirarla. —Ahora lo estoy. Siento mucho haberte agarrado tan brutalmente y haber dañado tus ropas. Sé que las valoras mucho—le devolvió el susurro, ahora avergonzado de su bestialidad. La mujer lo premió con una sonrisa. —Fue una entrada dramática, lo admito, una entrada increíble de la que mi pobre ropa no se recuperará. Pero no pasa nada. Me di cuenta de que te dolía y eso es mucho más importante para mí que unas simples ropas.—Sí, es así. Y tú lo mejoraste—habló, con la
Por instinto de su lycan interior que gruñía y arañaba su interior, exigiendo que lo dejara salir para disfrutar de su hembra como se debe, Emerson abrió las piernas de la mujer debajo de él y enterró la cara entre sus muslos. Kary jadeó y una de sus manos se cerró en torno a su cabello largo, blanco, que ahora se desparramaba hacia todos lados sin la liga que una de las lycans artesana le había regalado. Frotó la cara por todo su sexo mientras volvía a respirar hondo. Un gruñido hambriento retumbó en su pecho mientras la lamía lentamente de abajo arriba. El sabor de su lubricante natural humedeciendo la fina tela que cubría su núcleo casi lo vuelve loco de necesidad.Un rayo de lujuria estalló en sus entrañas y separé las piernas poniendo más espacio para operar mejor y liberando su miembro de la posición algo incómoda. Siseó de placer y dolor al rozar contra la suavidad de la cama y se acomodó de nuevo, mientras su pene se erguía orgulloso. Una vez aliviada la tensión de haberse fr
—Maldita sea, Emerson... ¡Eres enorme! ¡No te recordaba con tantos centímetros de altura y grosor!—chilló Kary.Parpadeó, pues esperaba un comentario completamente distinto. —¿Enorme?—soltó una carcajada tan grande que echó la cabeza hacia atrás—. La última vez no lo dijiste así y estoy bastante seguro de que te lo tragaste por completo…—¡Emerson!—¿Qué?—tuvo un ataque de risa en plena acción que contagió también a su luna—. ¡Es verdad!Kary terminó de reír, lo miró, antes de volver a centrar su atención en el miembro vibrante con los zarcillos buscando algo de dónde agarrarse. Tragó saliva y se encogió de hombros, insegura.—Bueno, las mujeres humanas nos estiramos, así que al final cabría. Pero joder…—murmuró, como si estuviera hablando más consigo misma que contestandole a él.Extendió una mano hacia el falo, rozándolo tentativamente con las yemas de los dedos, haciendo que esos zarcillos se agarraran a sus dedos. Un infierno estalló en el vientre del alfa y apenas pudo contener