La cabeza le daba vueltas cuando se abrió camino al trote hacia el castillo. Esos hijos de perra, las bestias llamadas Bells inyectaron con sus dientes la toxina más virulenta posible, que ahora corría por sus venas como un río sin obstáculos para fluir. Las raíces de absolutamente todo su pelaje, pelo por pelo negro, ardía como mil fuegos. Estaba a dos alucinaciones más de arrancárselas él mismo. No soportaba ni siquiera su carne. Tras unos pocos días de felicidad con su Kary, días en los que había descuidado más de lo normal sus obligaciones, el alfa había olvidado lo insoportable que era la toxina de los Bells.Ese viejo Sasen tenía razón al advertirle de lo peligroso que se había vuelto el sector de los jardines. Los migrantes milkis habían atraído a un número absurdo de bestias, muchas de las cuales habían resultado gravemente heridas. Llevaría al menos un par de días más rastrear y erradicar todas las amenazas errantes de la zona. Pero ahora no era el momento de pensar en ello.
Una sensación de aleteo y cosquilleo lo devolvió al estado de conciencia. Estuvo a punto de abrir los ojos y averiguar qué era eso, cuando sintió que los dedos de Kary trazaban suavemente los surcos de sus músculos abdominales. Entonces se quedó quieto disfrutando de ese exquisito tacto. Sin embargo, el ligero cosquilleo que le provocaba, acabó arrancándole una sonrisa de satisfacción.—Estás despierto—susurró Kary, sin detener el movimiento de su mano sobre él.Emerson no tuvo más remedio que abrir los ojos para mirarla. —Ahora lo estoy. Siento mucho haberte agarrado tan brutalmente y haber dañado tus ropas. Sé que las valoras mucho—le devolvió el susurro, ahora avergonzado de su bestialidad. La mujer lo premió con una sonrisa. —Fue una entrada dramática, lo admito, una entrada increíble de la que mi pobre ropa no se recuperará. Pero no pasa nada. Me di cuenta de que te dolía y eso es mucho más importante para mí que unas simples ropas.—Sí, es así. Y tú lo mejoraste—habló, con la
Por instinto de su lycan interior que gruñía y arañaba su interior, exigiendo que lo dejara salir para disfrutar de su hembra como se debe, Emerson abrió las piernas de la mujer debajo de él y enterró la cara entre sus muslos. Kary jadeó y una de sus manos se cerró en torno a su cabello largo, blanco, que ahora se desparramaba hacia todos lados sin la liga que una de las lycans artesana le había regalado. Frotó la cara por todo su sexo mientras volvía a respirar hondo. Un gruñido hambriento retumbó en su pecho mientras la lamía lentamente de abajo arriba. El sabor de su lubricante natural humedeciendo la fina tela que cubría su núcleo casi lo vuelve loco de necesidad.Un rayo de lujuria estalló en sus entrañas y separé las piernas poniendo más espacio para operar mejor y liberando su miembro de la posición algo incómoda. Siseó de placer y dolor al rozar contra la suavidad de la cama y se acomodó de nuevo, mientras su pene se erguía orgulloso. Una vez aliviada la tensión de haberse fr
—Maldita sea, Emerson... ¡Eres enorme! ¡No te recordaba con tantos centímetros de altura y grosor!—chilló Kary.Parpadeó, pues esperaba un comentario completamente distinto. —¿Enorme?—soltó una carcajada tan grande que echó la cabeza hacia atrás—. La última vez no lo dijiste así y estoy bastante seguro de que te lo tragaste por completo…—¡Emerson!—¿Qué?—tuvo un ataque de risa en plena acción que contagió también a su luna—. ¡Es verdad!Kary terminó de reír, lo miró, antes de volver a centrar su atención en el miembro vibrante con los zarcillos buscando algo de dónde agarrarse. Tragó saliva y se encogió de hombros, insegura.—Bueno, las mujeres humanas nos estiramos, así que al final cabría. Pero joder…—murmuró, como si estuviera hablando más consigo misma que contestandole a él.Extendió una mano hacia el falo, rozándolo tentativamente con las yemas de los dedos, haciendo que esos zarcillos se agarraran a sus dedos. Un infierno estalló en el vientre del alfa y apenas pudo contener
—Kary, escúchame con atención ¿Si?Un escalofrío le recorrió la espina dorsal al escuchar lo primero que le dijo la asistente como saludo cuando Kary contestó la llamada.—¿Mar? ¿Qué pasó? ¿Estás bien?—Kary, escúchame, no entiendo muy bien lo que está sucediendo ahí o incluso en el palacio, las cosas están muy extrañas estos días, sin embargo he descubierto algo.Dios misericordioso. ¿La corona tiene algo que ver de nuevo con los problemas de Urbn?—No tengo mucho tiempo antes de que se pregunten dónde estoy o qué estoy haciendo, así que antes de colgar te aviso que he usado mi correo privado para enviarte una información que no tiene mucho sentido para mí, pero por lo bien que ha estado escondida, seguro que te sirve a ti.—Espera, Mar. ¿Estás en peligro? ¡No tienes que…!—¡Ahí vienen! ¡Adiós!La llamada ha sido cortada abruptamente.—¡Maldición!Arrojó la tableta sobre la mesa y se restregó la cara con ambas manos, frustrada al 98 por ciento.—Por favor, por favor que Mar no esté e
Lark Emerson inesperadamente era dulce, divertido y muy agradable cuando no estaba en su papel de Alfa macho pecho peludo, espalda plateada, lomo blanco, manos de leñador. Nunca nadie antes se había esforzado tanto por complacerla. Y ni siquiera era forzado. A su hombre lobo le encantaba cuidarla y hacerla feliz. Cada vez que ella sonreía, fuera cual fuera el motivo, él también sonreía -incluso brillaba-, como si esa simple muestra de su estado de alegría resonara en él como una especie de proyector holográfico.El alfa lycan no era empático, pero por la forma en que respondía a sus emociones, cualquiera diría que lo era.Se levantó de la silla de un salto y se despojó rápidamente de la camiseta demasiado grande para ir a saludarlo. Aparte de que ya no le importaba pasearse desnuda en la presencia de su Alfa, Kary se había vuelto adicta a la sensación de sus músculos puros y su cuerpo duro contra su piel desnuda. Incluso ya podía oír e imaginar el gruñido de satisfacción que emitía y
—Tengo regalos para ti, mi Kary—anunció Emerson con orgullo, cambiando de tema. Señaló con la cabeza algo que había detrás de él—. Lamentablemente, no puedo quedarme mucho tiempo. Le pedí a Rocky que me cubriera durante una hora, pero las cosas siguen un poco caldeadas en el sector de los jardines.—¿Un regalo?—inquirió, estirando el cuello para mirar por encima de su hombro.Kary había estado tan ocupada chupandole la cara a su hombre lobo que no se había fijado en la plataforma detrás de él, cargada de enormes paquetes que le había seguido al llegar junto a ella.—Regalos—rectificó, enfatizando el plural. Le besó la punta de la nariz antes de volver a ponerla en pie—. Llevabas tiempo esperando una mesa de trabajo en condiciones, una pantalla de vídeo, un proyector de imágenes, tu gimnasio personal y tu juego casi completo de laboratorio.La mujer chilló repentinamente y aplaudió como una colegiala emocionada por la visita de su novio, antes de correr hacia la plataforma para verla d
Al haberse criado huérfana en una colonia pobre junto a su hermana menor, no había nadie que la hubiera mimado a menudo ya que generalmente era ella quien se encargaba de conseguir comida y demás gastos básicos para ambas. Por eso, el más mínimo gesto la conmovía profundamente. Ese gesto por más pequeño que sea, le decía que la otra persona había pensado en ella y en sus gustos, que la tenía en suficiente estima como para querer hacer algo bueno para su bienestar, simplemente porque le importaba.Y su Alfa líder de la manada Hanjx era un maestro a la hora de demostrarle a la botánica lo mucho que le importaba.Su corazón dio un salto cuando salió de la grieta de nuevo. Sin embargo, su entusiasmo se desvaneció al instante cuando se dio cuenta de la expresión de disculpa en su rostro.—Lo siento, mi Kary. Pero la sorpresa tendrá que esperar. Una nueva oleada de Bells asola el sector de jardines. Me necesitan allí mis soldados porque las bestias los superan en números. Tendré que llevarm