Kary persiguió incansablemente a Sero, que chilló de placer mientras corría lo bastante despacio como para que la mujer pudiera alcanzarla.La pequeña cachorra había advertido a sus compañeros cachorros lycans y a sus hermanos de camada, que no fueran muy duros con su compañera de juegos humana. También esa advertencia fue seguida por la orden del alfa de no ser tan brutos con Kary.Desde su encuentro con la gelatina andante, Kary dormía más y se movía con rigidez. Incluso Emerson intentó que descansara más, pero la terca mujer le dijo que solo estaba dolorida y que necesitaba estirar los músculos. Sin embargo, Lark nunca olvidaría la imagen de ella saltando por encima de las espaldas de los desquiciados inclinados, con la ropa desgarrada y ensangrentada y la determinación grabada en su expresión. Había corrido por su vida y Emerson, como su mate, su pareja predestinada elegido por la Diosa luna, había podido oler el miedo en su mujer y su terror desde la distancia, incluso hubo un ti
Los pasos de Emerson eran más lentos de lo habitual, y había una tensión en sus músculos, una tensión que le rodeaba, que puso a Kary con los nervios de punta.Y por mucho que la mujer quisiera saber más sobre el alfa de la manada Hanjx, una burbuja de terror se le hinchó en el estómago. Hizo una mueca ante la sensación horrible. Siendo sincera consigo misma, dudaba que todo lo que Emerson fuera a contarle estuviera lleno de felicidad, soles y estrellas brillantes.No fueron hacia arriba, hacia el castillo, sino que más bien fueron más profundo, en los túneles bajo tierra. Kary se agachó bajo un techo bajo antes de que el espacio se abriera en una pequeña caverna, más o menos del tamaño de la habitación del hombre lobo. Las rocas que también estaban incrustadas en las paredes del castillo, iluminaron la estancia para revelar unas cajas extrañas y antiguas en el suelo. El lycan se encontraba de pie frente a ellos, con las manos colgando flojas a los lados, mientras la observaba por en
Lo miró fijamente, aún apretando la muñeca contra su pecho. —¿Y eso por qué?—No lo sé—exhaló en un suspiro tembloroso. Él sí lo sabía, la conexión de mates—. Lo único que sé es que no quiero volver a la época anterior a conocerte. Aunque esta no fuera mi maldición, aunque yo no fuera el corazón de las rocas de aquí o la razón de vivir de estas tierras, aún querría verte sonreír y jugar con Sero y More. Seguiría intentando hacerte un regalo que realmente disfrutaras. Me recuerdas a quien solía ser cuando la felicidad formaba parte de mi vida, y por eso te estaré eternamente agradecido, mientras viva.Se le doblaron súbitamente las rodillas y cayó al suelo sobre el piso.Emerson se acercó a ella, pero Kary levantó la mano, con la palma hacia afuera.—Estoy bien—La muñeca se sentó en su regazo y se quedó mirando la boquita curvada en una sonrisa y los parches desgastados alrededor de los brazos, como si su hija se hubiera agarrado mucho a ellos.Kary se acercó y volvió a colocar con cu
Casi se corre allí mismo. Kary intentó hablar, pero los únicos sonidos que salían eran gemidos bajos mientras los dedos del alfa acariciaban su carne resbaladiza.—He leído algo…—murmuró, aparentemente para sí mismo.—¿Qué?—jadeó, agarrándose de la poca razón que le quedaba.Con la mirada clavada en la de ella, el hombre se echó hacia atrás, se deslizó hacia abajo, besando cada parche de piel que encontraba y su rostro quedó suspendido justo por encima de su monte de Venus. Sus ojos bicolores brillaron con emoción y su boca se abrió para revelar su lengua con protuberancias y sus largos colmillos. —Abre más las piernas, humana. Mis hombros no entran en este espacio tan estrecho.¿Él estaba...? Con dolorosa lentitud, Kary las abrió, sabiendo que lo estaba mostrando todo, toda la evidencia de su excitación con el coño húmedo y el clítoris hinchado.Incapaz de mover los brazos, con las piernas acalambradas por el esfuerzo de que sus hombros anchos quepan, la científica solo pudo murmu
La piel de su mate era más suave de lo que él podía imaginar y cuando estaba dentro de ella... nada se comparaba, ni siquiera rozar con los dedos el paraíso. Apenas recordaba el apareamiento alocado que solía tener cuando era un guerrero lycan joven. La liberación, el orgasmo que conseguía era corto y la hembra gruñía y luchaba todo el tiempo.Era la manera tradicional y natural de los lycans, de su especie. Pero esa humana...Emerson tuvo que trabajar para aparearse con ella de una forma que no tenía nada que ver con el físico y la batalla.Más bien tenía que ver con aprender lo que la hacía feliz. Lo que la hacía sonreír. Lo que la ablandaba, para que luego ella le permitiera a él, lamer su boca y su coño a gusto.El poder se apoderó de su cuerpo y se sintió capaz de enfrentarse al ejército de toda la maldita monarquía, a todos los hombres, soldados de la corona real si se lo pidieran. Las rocas que los rodeaban viraban en los colores del arcoiris, colores intensos y que llenaban e
Emerson no pudo darse cuenta cuándo se acercó a la humana. Sus propios dedos se clavaron en la cintura de su mate y sus garras casi perforaron su suave piel.Solo pudo darse cuenta de lo que hacía, cuando la mujer habló:—Me haces daño—susurró Kary entre lágrimas.Su agarre se aflojó de inmediato, pero sus ojos no se apartaron de los de ella. —Pueden retirarse, iré dentro de unos minutos a discutir este tema.Jareik tenía una expresión bastante compungida en el rostro, mientras que Joss solo miraba el suelo.—Alfa…—No me hagas repetirlo dos veces, beta y segundo al mando, Jareik.Ambos soldados hicieron un asentimiento y se retiraron así de rápido como llegaron.Hubo un silencio sepulcral.—Ellos no pararán ¿Verdad?—Kary preguntó con temblores.La mujer miró la cara del hombre quien le había mostrado las puertas del paraíso. Esperó a qué le diera una respuesta diferente o que dijera que es una mentira, una broma burda y vulgar de los soldados, pero eso jamás pasó. El hombro lobo no
Kary intentó que el brusco cambio en el trato que le dispensaba Emerson no le amargara el humor, pero no tuvo mucho éxito. Una vez más, ella había vuelto a ser la intrusa a la que había que dejar sola y vigilar. Él estaba en alguna parte hablando con Jareik y sus guerreros lycans mientras Kary se sentaba en su lecho obligándose a comer algo para mantener su energía lo mejor que pueda.Suspiró, se limpió un poco y se puso la ropa que le había dejado Martha. La fruta, que antes tenía tanto sabor, ahora parecía no saber a nada.Emerson no regresó, y la científica comenzó a preguntarse si planeaba dejarla allí por el resto del tiempo que le quedaba, justo cuando Jareik entró en la guarida, con un lycan macho que nunca había visto con él. —Este será tu guía para llevarte de vuelta al lugar límite en las afueras del bosque.El hombre lobo le hizo un pequeño gesto con la cabeza. Kary parpadeó unas cuantas veces al ver a Jareik. —¿Quién es?—Es el hijo mayor de Martha y el más capaz. No p
Todos caminaron por los túneles y subieron a la superficie lo suficiente rápido como para que Kary se preguntase cuántos kilómetros de distancia había entre túneles y castillo. Ya en la superficie, luego de unos varios metros de caminata y luego de unos minutos de hacer lo mismo, Kary vio una especie de cerca tan alta como los árboles, bien vigilada que, según Jareik, era el único enlace no protegido por el sistema de seguridad entre el territorio de Emerson y los desquiciados.—¿Así que ahora estamos en parte del territorio de los desquiciados?—Kary preguntó, mirando las rocas de arcoiris más apagadas, incrustadas en algún que otro árbol.—Esta es la única manera de llevarte hasta el límite del territorio de nuestro alfa y el territorio de la monarquía.—¿Volvemos... por donde he venido?Jareik negó con la cabeza. —Los desquiciados han tomado todo ese lugar. Es demasiado peligroso y nos tomará unos días despejar esos caminos. Tiempo que no tenemos para gastar.Súbitamente, el pavor