Tres hermosos y caóticos meses habían pasado desde que Helina había llegado a la vida de Jack y Luna, tiempo suficiente para ponerlos de cabeza, pero nada que un niño no haga la vida de sus padres.En el segundo piso, en uno de los cuartos de la casa, Luna se mira al espejo y siente como si estuviese en un sueño. Bernadette le ofreció amablemente su vestido de novia, el que pensó guardar para sus hijas, pero como no las tuvo, las tenía para sus nueras. Sin embargo, Luna se merecía muchísimo más el poder usar una pieza tan majestuosa.—No puedo creer que te casaras con este vestido… ¡Es precioso! —dice la joven emocionada.—¿Verdad que sí? Y tú te ves como una princesa, cuando Jack te vea acercarse a él va a querer morirse.—Pues más le vale que no lo haga, porque si no va a estar en serios problemas —Bernadette y Beverly se ríen de Luna por la cara de ogro que pone.Cada vez los papeles en la pareja se invierten más, el Jack que todos conocimos al inicio se ha ido a alguna parte y sal
Luna camina rápidamente a través de la lluvia, tratando de cubrirse con el paraguas viejo de su abuela, pero no tiene sentido. El clima en Seattle es fatal y por más que intente cubrirse, está empapada de pies a cabeza.Corre al porche de su casa, el que le da mucha más protección, y entra a su casa. Al hacerlo siente tanto o más frío que a fuera porque no ha logrado hacer funcionar la calefacción antes de irse, seguro se dañó y no tiene cómo pagar la reparación. Aun así, corre para ver a su madre enferma.Desde los cinco años Luna vive sólo con ella, su padre murió en un accidente de tránsito y por quince años las dos debieron arreglarse como pudieron. Pero desde hace siete meses ella debió tomar el lugar de su madre en la cafetería donde trabajaba como mesera, porque le detectaron cáncer de útero que ha hecho metástasis y la mantiene postrada en cama.Debido a eso debieron hipotecar la casa para pagar lo que queda de sus estudios de cocina internacional y también para pagar parte de
Cuando el hombre se baja del ascensor arreglándose el traje todos en aquel piso se quedan en silencio y fijan los ojos en sus ordenadores o se concentran en sus tareas.Jack Gosling con sólo poner un pie en algún lugar es capaz de dejarlos a todos en absoluto silencio. Todas las personas que trabajan para él saben que es un tirano, cruel y déspota, un hombre frío y calculador que sólo hace aquello que le beneficia personal y económicamente.Su asistente corre hacia él y comienza a recitarle cada una de las reuniones y citas de ese día. Seguirle el paso a Jack no es sencillo, pero parece ser que él es el único que ha logrado hacerlo.—Cancela la cita de las cuatro —le dice entrando a su oficina y colgando el saco en la percha al lado de la puerta—. Hoy no quiero estresarme con nada.—Sí, señor, así lo haré.Se pierde de allí antes de que Jack lo vea siquiera, se sienta tras su escritorio y comienza a mover las manos para hacer dinero y ganar poder, porque eso es lo único que le interes
Luna llega a casa luego del sepelio de su madre, sus ojos rojos e hinchados demuestran lo mucho que ha llorado desde la muerte de la mujer que le dio la vida. Su amiga Beverly la lleva del brazo hacia la cocina, por ahora es la única persona en la que confía que la ha acompañado, puesto que su novio no se ha aparecido, aunque sabe que cuando lo haga seguro la dejará.—Siéntate aquí, preciosa, te prepararé un té —le dice su amiga dejándola en una silla y acercándose a la estufa—. ¿Aún no sabes nada de John?—No. Sé que estas últimas semanas ha tenido mucho trabajo, pero no entiendo el que no me respondiera las llamadas ni los mensajes en algún momento —un sollozo se escapa de sus labios, no quiere contarle la verdad a su amiga, porque ella le advirtió muchas veces de John—. Debo ser una carga para él, como lo soy para ti… como lo soy para todos, ¡yo debí morir junto a mi madre!—¡Luna Walsh! Nunca en la vida vuelvas a decir eso.—No tengo un peso, ni nada en la vida que me pertenezca,
Beverly se pasa las manos por el cabello y camina de un lado a otro cuando Luna termina de contarle lo que ha hecho.—No debiste… ¡No debiste! ¿Cómo sabes que no es para dama de compañía?—Porque para eso no necesitas ser inteligente y porque dudo que Gosling Food Inc. se preste para esas cosas —Beverly se detiene de repente, se gira y ve a su amiga con el ceño fruncido.—¿Qué?—Eso, la entrevista será allí, en cuanto envié mis datos, me dijeron que me verían en la oficina de recursos humanos, mañana.—Nena… nunca se sabe, ¿y si es una trampa? No quiero que te pase nada… yo te acompañaré.—No, yo puedo ir sola, no te preocupes por mí, todo estará bien —Luna se termina su té y suspira con cansancio—. La paga es buena, según dice allí, además… si no quedo en ese trabajo, podría aprovechar de aplicar para otro, después de todo estoy estudiando cocina.—¡Pero para ser una gran chef, no para encerrarte en una fábrica!—Beverly, eso de gran chef, buena estudiante, hija perfecta ya no sirve
Jack se levanta con el mismo humor de perros de siempre, aunque estos últimos tres días ha estado realmente insoportable por culpa de la exigencia de su padre.Sale de su departamento de emergencia, ese que tiene sobre su oficina para los días que no quiere salir de allí, y comienza a ver la lista de las candidatas. En total sólo cuatro quedaron, puesto que varias de ellas al no saber para qué era la entrevista, desistieron de ir.—Cobardes —gruñe cuando se sienta tras su escritorio.Ha dado la orden de que pasen directamente a la entrevista, las citó a todas a la misma hora y quiere saber quién llegará primero. Aunque no se molestó en ver sus rostros, siente cierta ansiedad por saber qué prospectos le llegarán.Sonríe con satisfacción, ve la hora y faltan veinte minutos para que comiencen a llegar, se pone de pie para mirar por la ventana, allí se siente el dueño del mundo, intocable e inaccesible. El sonido del intercomunicador lo interrumpe en su alabanza personal y se acerca para
Luna intenta procesar aquella información, pero sencillamente no puede.Es verdad que se imaginó algo sucio tras aquel anuncio, pero jamás se imaginó que sería algo tan… no tiene idea de cómo verlo. Ve a los ojos a Jack para buscar algún atisbo de broma, pero allí sólo ve la oscura seriedad del hombre.—¿Es en serio? —le pregunta con la voz temblorosa.—Yo no hago bromas, señorita Walsh.—Pero… —Luna mira a todos lados, se siente perdida y de pronto el lugar se le hace demasiado enorme. O tal vez siempre lo fue, pero ella no se dio cuenta de ello—. Yo no quiero involucrarme con nadie sentimentalmente, le dije que estoy pasando por una ruptura.—Y yo le dije que no creo en el amor.—Entonces, ¿cómo se supone que tendré a su hijo?—Primero, para f0llar no se necesita sentir amor —le dice con brusquedad y ella se siente más perdida—. Segundo, el sexo no es el único método para tener un hijo en la actualidad y eso a mí me soluciona el tener que acostarme con una mujer para lograr mi propó
Al llegar a casa se siente agotada, como si hubiese trabajado en un día festivo. Se tira en el sofá, enciende la televisión y comienza a pasar de canal sin ver nada en realidad, porque su mente está pasando una y otra vez lo ocurrido con Jack. Su teléfono suena y ve que es su amiga, deja salir un suspiro antes de responder. —Si quieres que te cuente cualquier cosa, debes venir —le dice antes de que ella le diga cualquier cosa. —Pero ¿te quedaste con el empleo? —pregunta su amiga algo inquieta. —Sí —pero en la voz de Luna hay un tono más de derrota que de triunfo y eso alerta a su amiga. —No te oyes muy contenta. —Sólo ven cuando termines, prometo esperarte con algo delicioso para comer. —No, yo llevaré la cena, es lo menos que puedo hacer después que mi madre decidiera despedirte. —Fabuloso, este día no puede ir mejor… Las amigas se despiden y Luna sube a su cuarto para cambiarse de ropa, se quita el poco maquillaje que carga, se hace un moño alto bastante desordenado, que com