Beverly se pasa las manos por el cabello y camina de un lado a otro cuando Luna termina de contarle lo que ha hecho.
—No debiste… ¡No debiste! ¿Cómo sabes que no es para dama de compañía?
—Porque para eso no necesitas ser inteligente y porque dudo que Gosling Food Inc. se preste para esas cosas —Beverly se detiene de repente, se gira y ve a su amiga con el ceño fruncido.
—¿Qué?
—Eso, la entrevista será allí, en cuanto envié mis datos, me dijeron que me verían en la oficina de recursos humanos, mañana.
—Nena… nunca se sabe, ¿y si es una trampa? No quiero que te pase nada… yo te acompañaré.
—No, yo puedo ir sola, no te preocupes por mí, todo estará bien —Luna se termina su té y suspira con cansancio—. La paga es buena, según dice allí, además… si no quedo en ese trabajo, podría aprovechar de aplicar para otro, después de todo estoy estudiando cocina.
—¡Pero para ser una gran chef, no para encerrarte en una fábrica!
—Beverly, eso de gran chef, buena estudiante, hija perfecta ya no sirve de nada, lo único que me queda es la casa de mi madre y tengo que hacer lo que sea para no perderla. Si tengo que ser dama de compañía, secretaria o enterrarme en una fábrica para eso, lo haré.
«Además, es sólo por un tiempo, hasta que pague la hipoteca. Entiende que no quiero perderla, es un legado de mis padres y dejar que se la quede el banco sería lo peor que puedo hacer.
—Nena…
—Por favor, mejor ayúdame a elegir la ropa con la cual ir.
—Ay, Luna… —es todo lo que le dice, porque sabe que ya no tiene cómo convencerla de lo contrario.
Se van al cuarto de Luna, en donde Beverly le ayuda a elegir la mejor ropa que tiene para ir a la entrevista, un pantalón de tela color crema, un blazer de color gris claro y una blusa blanca de vuelos. Le ayuda a elegir el peinado, una coleta alta, aros sencillos, maquillaje muy suave y unas botas de color marrón claro.
—Listo, para lo que sea que vayas mañana, te ves presentable y sólo puedes pensar en que tendrás éxito —le dice su amiga, que no está muy convencida.
—Gracias, Beverly, te prometo que no me voy a meter en problemas, pero necesito comenzar a moverme antes de que la pena me coma.
—Nadie te va a comer. Y ya sabes que mis ahorros están disponibles para ti.
—Buenos, al menos sé que si no consigo el trabajo tengo algo de ayuda con la que puedo comenzar —las dos amigas se dan un abrazo y se despiden.
Aunque Beverly no esté convencida, ella debe intentarlo, no debe ser algo tan terrible si viene de una persona tan importante, además no es secreto para nadie que la paga en cualquiera de los puestos de trabajo en Gosling Good Inc. es una de las mejores en la ciudad.
Luna se queda mirando su reflejo en el espejo, se sonríe porque no se ve como una chica de diecinueve años. Se va quitando todo y deja la ropa perfectamente doblada, se quita el poco maquillaje que se puso y se mete a lavarse los dientes. Al mirarse al espejo no puede evitar emitir un suspiro que demuestra lo asustada y sola que se siente, pero ahora no puede hacer nada más.
—Madre, padre, sólo les pido que me ayuden desde donde estén… no me dejen sola, por favor.
Respira profundo para no llorar, cierra los ojos y trata de no pensar en todas las cosas malas que le han ocurrido en su vida, sino en aquellas buenas que pueden comenzar a pasar desde ahora.
Por la mañana se levanta con mucho ánimo, ve un mensaje de su amiga deseándole suerte en su entrevista y se alista para ir a la cita. Se da una última mirada en el espejo y sale de allí con un sentimiento de tranquilidad.
Se permite un taxi para no llegar tarde ni para arruinar su vestimenta, va con una gabardina de color blanco que su madre le regaló hace un año y siente que eso es como su manera de estar con ella. Al bajarse frente al edificio, ve la hora y sonríe al ver que ha llegado con veinte minutos de anticipación.
Camina a la entrada, le presenta su identificación al guardia y le muestra la cita del jefe de recursos humanos.
—Debe ir directamente a presidencia —le dice el hombre con amabilidad.
—Pero, aquí me dice que primero debía pasar por recursos humanos.
—Sí, pero el señor Gosling ha dado la orden, todas las chicas que lleguen para la entrevista deben pasar directamente con él. Vaya por el ascensor de la derecha, ese lleva directamente con él.
—Gracias —dice ella con un hilo de voz. Se mete en el ascensor y cuando las puertas se cierran no puede evitar sentirse más nerviosa que antes—. Será con el mismo CEO… no puede ser.
Se cubre el rostro con una mezcla de miedo y ansiedad, las puertas se abren y sale de allí para encontrarse con un pequeño recibidor. Es oscuro, las paredes son de madera negra, frente a ella hay una puerta doble de vidrio ahumado, por lo que no se puede ver nada hacia dentro.
Respira profundo y toca el intercomunicador que allí está.
—¡¿Sí?! —dice una voz muy masculina, grave, que le eriza la piel de inmediato. Se nota molesto por algo, Luna sólo suspira para calmarse y se da ánimo.
—Vengo a la entrevista de trabajo —dice con su dulce voz. Oye un ruido tras las puertas y de pronto estas se abren de par en par, dejándole ver la figura de un hombre alto, muy alto… y con una mirada que la hace encogerse.
Ese hombre frente a ella no es normal, es evidente, pero de cierta manera le atrae como nunca un hombre le atrajo.
Jack se levanta con el mismo humor de perros de siempre, aunque estos últimos tres días ha estado realmente insoportable por culpa de la exigencia de su padre.Sale de su departamento de emergencia, ese que tiene sobre su oficina para los días que no quiere salir de allí, y comienza a ver la lista de las candidatas. En total sólo cuatro quedaron, puesto que varias de ellas al no saber para qué era la entrevista, desistieron de ir.—Cobardes —gruñe cuando se sienta tras su escritorio.Ha dado la orden de que pasen directamente a la entrevista, las citó a todas a la misma hora y quiere saber quién llegará primero. Aunque no se molestó en ver sus rostros, siente cierta ansiedad por saber qué prospectos le llegarán.Sonríe con satisfacción, ve la hora y faltan veinte minutos para que comiencen a llegar, se pone de pie para mirar por la ventana, allí se siente el dueño del mundo, intocable e inaccesible. El sonido del intercomunicador lo interrumpe en su alabanza personal y se acerca para
Luna intenta procesar aquella información, pero sencillamente no puede.Es verdad que se imaginó algo sucio tras aquel anuncio, pero jamás se imaginó que sería algo tan… no tiene idea de cómo verlo. Ve a los ojos a Jack para buscar algún atisbo de broma, pero allí sólo ve la oscura seriedad del hombre.—¿Es en serio? —le pregunta con la voz temblorosa.—Yo no hago bromas, señorita Walsh.—Pero… —Luna mira a todos lados, se siente perdida y de pronto el lugar se le hace demasiado enorme. O tal vez siempre lo fue, pero ella no se dio cuenta de ello—. Yo no quiero involucrarme con nadie sentimentalmente, le dije que estoy pasando por una ruptura.—Y yo le dije que no creo en el amor.—Entonces, ¿cómo se supone que tendré a su hijo?—Primero, para f0llar no se necesita sentir amor —le dice con brusquedad y ella se siente más perdida—. Segundo, el sexo no es el único método para tener un hijo en la actualidad y eso a mí me soluciona el tener que acostarme con una mujer para lograr mi propó
Al llegar a casa se siente agotada, como si hubiese trabajado en un día festivo. Se tira en el sofá, enciende la televisión y comienza a pasar de canal sin ver nada en realidad, porque su mente está pasando una y otra vez lo ocurrido con Jack. Su teléfono suena y ve que es su amiga, deja salir un suspiro antes de responder. —Si quieres que te cuente cualquier cosa, debes venir —le dice antes de que ella le diga cualquier cosa. —Pero ¿te quedaste con el empleo? —pregunta su amiga algo inquieta. —Sí —pero en la voz de Luna hay un tono más de derrota que de triunfo y eso alerta a su amiga. —No te oyes muy contenta. —Sólo ven cuando termines, prometo esperarte con algo delicioso para comer. —No, yo llevaré la cena, es lo menos que puedo hacer después que mi madre decidiera despedirte. —Fabuloso, este día no puede ir mejor… Las amigas se despiden y Luna sube a su cuarto para cambiarse de ropa, se quita el poco maquillaje que carga, se hace un moño alto bastante desordenado, que com
Luego de salir de la universidad, Luna va a la tienda a la que Beverly le recomendó, pero al llegar uno de los chicos le dice que han contratado ya a un muchacho. —Pero me dijeron que recién a esta hora verían a los candidatos… —le dice ella desanimada. —Lo siento, se lo dieron al sobrino del gerente… —el chico rueda los ojos, es claro de que es un favoritismo—, pero si quieres un dato confiable, necesitan gente en un bar exclusivo, dame unos segundos y te anoto la dirección. Ve que el chico revisa su teléfono y se mensajea con alguien, sonríe cuando le llega un último mensaje y luego anota todo muy rápido en un papel. —Te estarán esperando, les dije que eres una amiga, el puesto es sencillo, pagan el mínimo de entrada, pero si lo haces bien, puedes optar por algo mejor. —En serio, muchas gracias —le dice Luna con una enorme sonrisa. —No me agradezcas, yo también estudio —le dice apuntando a su mochila—. Y sé lo difícil que es encontrar algo que nos sirva. Suerte. Luna sale de
Luna siente que las piernas le fallan, abre los ojos buscando ayuda, pero vuelve a cerrarlos cuando la oscuridad se apodera de ella nuevamente.Las manos fuertes de Jack la sostienen y la levanta para llevarla directo a la oficina de su amigo. Entra como si fuera su casa y este se pone de pie de un salto cuando lo ve entrar con la chica inconsciente.—¡Luna! Chiquita, ¿qué te pasó? —Jack abre los ojos molesto ante el apelativo tan íntimo, pero su amigo no se da cuenta porque está más concentrado en despertar a la chica—. Por favor, despierta preciosa, no me asustes… ¡¿Qué demonios es lo que le pasó?!—Que trataron de abusar de ella —Zeus abre los ojos espantado y se envara.—Esto no se queda así…—Mejor llama una ambulancia, el imbécil se quedó inconsciente afuera del baño de damas… y manda a limpiar, creo que la pared le rompió la cabeza cuando le di un empujoncito —esa sonrisa siniestra hace que su amigo niegue.—Te excediste, como siempre.—¡La estaba forzando, no iba a ser delicad
En el auto, Luna no deja de mirar a Jack mientras conduce, hasta que el hombre gruñe y se detiene en medio del camino.—¿Tengo algo en la cara que no dejas de mirarme? —le dice con ese humor de perros que siempre carga. Luna se quita el cinturón y cuando Jack piensa que se bajará, ella se acerca a él y le da un beso en la mejilla.Él se queda con los ojos abiertos, espantado, como si le hubiese dado otra bofetada, ella baja la mirada y vuelve a colocarse el cinturón.—Gracias… —dice al borde de las lágrimas, mientras sus manos se retuercen en su regazo—. Lamento haberte hablado de esa manera en la oficina, pero sigo nerviosa por lo que pasó. Ustedes tienen razón, debo poner la denuncia, pero no es sencillo para alguien como yo, que no tiene nada y se puede malinterpretar. Ha pasado muchas veces.—Yo no dejaré que eso pase —ella lo mira buscando algún rastro de amor o algo que lo motive a hacer eso por ella, pero sólo está esa fría mirada de siempre.—Gracias. En verdad estoy agradecid
Luna se lo queda viendo sin poder creer que le está pidiendo una cosa así como favor. En ese preciso instante se arrepiente de haberle dicho que le debía algo, aunque para ser honesta no se imaginó jamás que el hombre se lo iba a cobrar de inmediato y con algo como eso.—Jack, yo no voy a ir a vivir a tu departamento —le dice ella con firmeza.—¿Por qué no? Dijiste que me debes dos favores y ahora te estoy cobrando uno —su mirada es oscura y perversa, lo que le produce a la chica un escalofrío.—Se supone que sean favores que yo deba hacer algo por ti. ¿De qué manera podría ayudarte que yo me vaya a vivir a tu departamento contigo? Eso no tiene sentido.—Eso ayudaría bastante a mi causa de convencerte para que seas la madre de mi hijo.Luna se para en seco y lo mira directamente a los ojos, está realmente furiosa. Ella no suele ser una persona que sea conflictiva, pero la verdad es que Jack es una de las pocas personas en su vida que ha logrado sacarle lo peor.Mientras él la mira con
Jack se ha largado la actuación de su vida, tiene que lograr que Luna confíe en él y la mejor manera es mintiendo descaradamente. Él nunca ha sido amable con y no comenzará con esa chiquilla insignificante, a la que sólo quiere para tener a su hijo. Pero ella le cree, lo sabe porque su mirada transparente se lo demuestra. La deja partir a casa en el autobús para simular que le da espacio, pero lo que menos hará es eso y para tales efectos, ya tiene un plan. Le marca a la única persona en la que medio confía para hacer preguntas del tipo social y en pocos minutos le responde. —Jack, por Dios… —Está bien, no exageres. Te llamo porque tengo una pregunta. —Claro, dime —Zeus se sienta al intranquilo en su escritorio, porque sabe que Jack no le dirá nada referente a Luna. —¿Cómo le subes el ánimo a alguien que está triste? —¿Es hombre o mujer? —¿Qué, no es lo mismo? —pregunta Jack exasperado, ¿por qué los humanos tienen que ser tan complicados—. Es mujer. —¿Joven o adulta? —esa pre