En el auto, Luna no deja de mirar a Jack mientras conduce, hasta que el hombre gruñe y se detiene en medio del camino.—¿Tengo algo en la cara que no dejas de mirarme? —le dice con ese humor de perros que siempre carga. Luna se quita el cinturón y cuando Jack piensa que se bajará, ella se acerca a él y le da un beso en la mejilla.Él se queda con los ojos abiertos, espantado, como si le hubiese dado otra bofetada, ella baja la mirada y vuelve a colocarse el cinturón.—Gracias… —dice al borde de las lágrimas, mientras sus manos se retuercen en su regazo—. Lamento haberte hablado de esa manera en la oficina, pero sigo nerviosa por lo que pasó. Ustedes tienen razón, debo poner la denuncia, pero no es sencillo para alguien como yo, que no tiene nada y se puede malinterpretar. Ha pasado muchas veces.—Yo no dejaré que eso pase —ella lo mira buscando algún rastro de amor o algo que lo motive a hacer eso por ella, pero sólo está esa fría mirada de siempre.—Gracias. En verdad estoy agradecid
Luna se lo queda viendo sin poder creer que le está pidiendo una cosa así como favor. En ese preciso instante se arrepiente de haberle dicho que le debía algo, aunque para ser honesta no se imaginó jamás que el hombre se lo iba a cobrar de inmediato y con algo como eso.—Jack, yo no voy a ir a vivir a tu departamento —le dice ella con firmeza.—¿Por qué no? Dijiste que me debes dos favores y ahora te estoy cobrando uno —su mirada es oscura y perversa, lo que le produce a la chica un escalofrío.—Se supone que sean favores que yo deba hacer algo por ti. ¿De qué manera podría ayudarte que yo me vaya a vivir a tu departamento contigo? Eso no tiene sentido.—Eso ayudaría bastante a mi causa de convencerte para que seas la madre de mi hijo.Luna se para en seco y lo mira directamente a los ojos, está realmente furiosa. Ella no suele ser una persona que sea conflictiva, pero la verdad es que Jack es una de las pocas personas en su vida que ha logrado sacarle lo peor.Mientras él la mira con
Jack se ha largado la actuación de su vida, tiene que lograr que Luna confíe en él y la mejor manera es mintiendo descaradamente. Él nunca ha sido amable con y no comenzará con esa chiquilla insignificante, a la que sólo quiere para tener a su hijo. Pero ella le cree, lo sabe porque su mirada transparente se lo demuestra. La deja partir a casa en el autobús para simular que le da espacio, pero lo que menos hará es eso y para tales efectos, ya tiene un plan. Le marca a la única persona en la que medio confía para hacer preguntas del tipo social y en pocos minutos le responde. —Jack, por Dios… —Está bien, no exageres. Te llamo porque tengo una pregunta. —Claro, dime —Zeus se sienta al intranquilo en su escritorio, porque sabe que Jack no le dirá nada referente a Luna. —¿Cómo le subes el ánimo a alguien que está triste? —¿Es hombre o mujer? —¿Qué, no es lo mismo? —pregunta Jack exasperado, ¿por qué los humanos tienen que ser tan complicados—. Es mujer. —¿Joven o adulta? —esa pre
Luna está guardando las cosas de la universidad en una caja pensando en la respuesta a la pregunta que le hizo a Jack. No ha logrado quitársela de la cabeza en esos dos días y eso evita que pueda concentrarse del todo.«—Quiero que tú seas la madre de mi hijo porque confío en ti. No eres como las demás mujeres.—Pero a penas me conoces… ¿cómo sabes que soy confiable?—Eso no importa. Sólo importa que cargues mi hijo en tu vientre y yo te daré la mitad de mi fortuna.—¡No quiero tu dinero, por Dios, Jack!—Por eso quiero que seas tú, porque si fuera otra, me diría que sí en un segundo. Necesitas el dinero desesperadamente, pero aún así dijiste que no y eso te vuelve confiable, única y perfecta para ser la madre de mi hijo.»Unos toques en la puerta la sacan de sus pensamientos, se apresura para abrir y ve allí a diez hombres con monos de trabajo blancos.—¿Sí? —pregunta confundida.—Señorita Walsh, somos los encargados de empacar sus cosas.—Pero…—El señor Gosling nos contrató —le ent
Cuando Luna pasa a la oficina, guiada por Jack, mientras le ordena a los hombres de la mudanza llevar las pertenencias de Luna a su cuarto, ella no puede evitar sentir su respiración agitada al recordar cómo conoció a Jack.—Te llevaré a tu cuarto, sígueme —a Luna le parece más un regaño que una invitación, pero sigue a Jack porque ahora mismo sólo se le antoja recostarse y dormir un poco.Sigue a Jack por una escalera de madera oscura con barandas de cristal, al llegar arriba se da cuenta de que es una casa en toda regla. La decoración es igual que el despacho, sólo que en lugar de un sofá para tres allí hay uno como para cinco personas y en vez de un escritorio, hay una mesa para doce personas.Todo allí es gris en las paredes, madera oscura en el mobiliario y el piso, salvo algunos adornos que tienen algo de color, ese lugar parece bastante lúgubre.—Como ya te habrás dado cuenta, esa es la sala, por allá está la cocina…—¿Puedo verla antes que mi cuarto? Quiero ver si falta algo e
Luna trata de salir de su asombro, especialmente porque si nunca creyó que un hombre tan imponente como Jack llegaría a su vida, mucho menos que estaría en medio de dos dioses del Olimpo y en la misma casa que ella. —¿Ah sí? —pregunta ella casi sin aire. —Sí, le estaba explicando a mi amigo del alma que necesito que me aloje aquí unos días, mi departamento se convirtió en una piscina de un momento a otro. El plomero llegó para hacer la reparación, pero me dijo que se tardará porque se rompió una tubería importante y requiere ciertos permisos para hacer la reparación. —Oh, que mal… —dice ella inocentemente y se acerca a él—. ¿Hubo muchos daños? —Sí, deberé reemplazar el piso de mi cuarto, la sala, la cocina, porque todo eso era de madera, además de mobiliario nuevo… por eso tomará tantos días. —Lo lamento mucho —dice ella con sinceridad y Jack está sacando vapor por las orejas como si fuera una tetera hirviendo—. Llegaste justo a tiempo, salí para hacer la cena. —Te acompaño a la
Luego de limpiar y ordenar la cocina, Luna se despide de ambos hombres y se va a su cuarto. Una vez allí deja salir un suspiro largo y cansado, camina para buscar sus cosas, pero se da cuenta de que todo está perfectamente ordenado. Podrías hacerlo todo de nuevo ella misma, pero no tiene sentido. Revisa el correo de la universidad para ver si hay algún cambio en el itinerario o alguna tarea de último minuto, pero no hay nada. Arregla la ropa que usará al día siguiente, se mete a la ducha y se coloca su pijama feo de siempre, quiere sentirse lo más posible como si estuviera en casa. Sólo espera que el trabajo con Zeus le permita seguir pagando la universidad desde el próximo año y también poder rentar un departamento sencillo en un punto medio entre sus estudios y su trabajo. Tras secarse el cabello, se mete en la cama y se queda mirando la tela que cubre la cama, pensando en los dos machos alfa con los que le tocará pasar esa noche. Zeus es lindo, risueño, comedido, muy empático y
Jack no tiene idea de dónde salen aquellas palabras, pero no piensa retractarse, sabe que para ganarse la confianza de Luna debe demostrarle que ella le importa y, luego de la conversación con Zeus se ha dado cuenta de que ella sí le importa, más allá de que sea sólo por motivos específicos, pero le importa.Ella se aparta de él y lo ve a los ojos, Jack no tiene esa expresión de hombre cruel ni mucho menos de sarcasmo, así que se queda así, entre sus fuertes brazos, los que le dan una sensación de estar en el lugar correcto, aunque sea peligroso.—¿En verdad puedo contar contigo?—Por supuesto, por algo estás aquí, en mi casa. De otra manera habría dejado que terminaras donde fuera —«¿incluso si ese lugar fuera el departamento de Zeus?», le pregunta su consciencia, pero ahora no quiere pensar en eso.—Es que contigo no sé a qué atenerme, eres extremadamente raro… y creo que un poco bipolar.—Yo no soy bipolar —sisea y Luna se separa de él.—Dejaste que Zeus se quedara sin decirle nada