Luna está guardando las cosas de la universidad en una caja pensando en la respuesta a la pregunta que le hizo a Jack. No ha logrado quitársela de la cabeza en esos dos días y eso evita que pueda concentrarse del todo.«—Quiero que tú seas la madre de mi hijo porque confío en ti. No eres como las demás mujeres.—Pero a penas me conoces… ¿cómo sabes que soy confiable?—Eso no importa. Sólo importa que cargues mi hijo en tu vientre y yo te daré la mitad de mi fortuna.—¡No quiero tu dinero, por Dios, Jack!—Por eso quiero que seas tú, porque si fuera otra, me diría que sí en un segundo. Necesitas el dinero desesperadamente, pero aún así dijiste que no y eso te vuelve confiable, única y perfecta para ser la madre de mi hijo.»Unos toques en la puerta la sacan de sus pensamientos, se apresura para abrir y ve allí a diez hombres con monos de trabajo blancos.—¿Sí? —pregunta confundida.—Señorita Walsh, somos los encargados de empacar sus cosas.—Pero…—El señor Gosling nos contrató —le ent
Cuando Luna pasa a la oficina, guiada por Jack, mientras le ordena a los hombres de la mudanza llevar las pertenencias de Luna a su cuarto, ella no puede evitar sentir su respiración agitada al recordar cómo conoció a Jack.—Te llevaré a tu cuarto, sígueme —a Luna le parece más un regaño que una invitación, pero sigue a Jack porque ahora mismo sólo se le antoja recostarse y dormir un poco.Sigue a Jack por una escalera de madera oscura con barandas de cristal, al llegar arriba se da cuenta de que es una casa en toda regla. La decoración es igual que el despacho, sólo que en lugar de un sofá para tres allí hay uno como para cinco personas y en vez de un escritorio, hay una mesa para doce personas.Todo allí es gris en las paredes, madera oscura en el mobiliario y el piso, salvo algunos adornos que tienen algo de color, ese lugar parece bastante lúgubre.—Como ya te habrás dado cuenta, esa es la sala, por allá está la cocina…—¿Puedo verla antes que mi cuarto? Quiero ver si falta algo e
Luna trata de salir de su asombro, especialmente porque si nunca creyó que un hombre tan imponente como Jack llegaría a su vida, mucho menos que estaría en medio de dos dioses del Olimpo y en la misma casa que ella. —¿Ah sí? —pregunta ella casi sin aire. —Sí, le estaba explicando a mi amigo del alma que necesito que me aloje aquí unos días, mi departamento se convirtió en una piscina de un momento a otro. El plomero llegó para hacer la reparación, pero me dijo que se tardará porque se rompió una tubería importante y requiere ciertos permisos para hacer la reparación. —Oh, que mal… —dice ella inocentemente y se acerca a él—. ¿Hubo muchos daños? —Sí, deberé reemplazar el piso de mi cuarto, la sala, la cocina, porque todo eso era de madera, además de mobiliario nuevo… por eso tomará tantos días. —Lo lamento mucho —dice ella con sinceridad y Jack está sacando vapor por las orejas como si fuera una tetera hirviendo—. Llegaste justo a tiempo, salí para hacer la cena. —Te acompaño a la
Luego de limpiar y ordenar la cocina, Luna se despide de ambos hombres y se va a su cuarto. Una vez allí deja salir un suspiro largo y cansado, camina para buscar sus cosas, pero se da cuenta de que todo está perfectamente ordenado. Podrías hacerlo todo de nuevo ella misma, pero no tiene sentido. Revisa el correo de la universidad para ver si hay algún cambio en el itinerario o alguna tarea de último minuto, pero no hay nada. Arregla la ropa que usará al día siguiente, se mete a la ducha y se coloca su pijama feo de siempre, quiere sentirse lo más posible como si estuviera en casa. Sólo espera que el trabajo con Zeus le permita seguir pagando la universidad desde el próximo año y también poder rentar un departamento sencillo en un punto medio entre sus estudios y su trabajo. Tras secarse el cabello, se mete en la cama y se queda mirando la tela que cubre la cama, pensando en los dos machos alfa con los que le tocará pasar esa noche. Zeus es lindo, risueño, comedido, muy empático y
Jack no tiene idea de dónde salen aquellas palabras, pero no piensa retractarse, sabe que para ganarse la confianza de Luna debe demostrarle que ella le importa y, luego de la conversación con Zeus se ha dado cuenta de que ella sí le importa, más allá de que sea sólo por motivos específicos, pero le importa.Ella se aparta de él y lo ve a los ojos, Jack no tiene esa expresión de hombre cruel ni mucho menos de sarcasmo, así que se queda así, entre sus fuertes brazos, los que le dan una sensación de estar en el lugar correcto, aunque sea peligroso.—¿En verdad puedo contar contigo?—Por supuesto, por algo estás aquí, en mi casa. De otra manera habría dejado que terminaras donde fuera —«¿incluso si ese lugar fuera el departamento de Zeus?», le pregunta su consciencia, pero ahora no quiere pensar en eso.—Es que contigo no sé a qué atenerme, eres extremadamente raro… y creo que un poco bipolar.—Yo no soy bipolar —sisea y Luna se separa de él.—Dejaste que Zeus se quedara sin decirle nada
Jack se pasa todo el día entre reuniones y detalles que afinar de los proyectos que tiene en la fila de espera. Aun así, no hay un solo minuto en que no piense en Luna y la manera de hacer que se enamore de él, para así poder manejarla a su antojo y lograr su objetivo. Por una extraña razón termina buscando por internet algún detalle para sorprenderla y encuentra lo que para ella sería algo sencillo, para no terminar espantándola. —No puedo creer que termine haciendo lo que nunca hice por ninguna y siquiera es para tener sex0. Está frustrado, pero no está en lugar que tiene por dejarse vencer, así que todo su plan de conquista comienza desde ahora mismo. En cambio, el día de Luna se pasa entre sus clases, absolutamente concentrada en aprender. Luego de una jornada bastante educativa y productiva, sale de la universidad para tomar el autobús e ir a su trabajo. Al llegar, le informan que Zeus la está esperando en la oficina y ella va directamente a ver qué es lo que necesita, pensan
Dos minutos después está frente a la puerta de Luna y entra sin llamar porque vamos, está en su casa, ¿no? Ella lo ve con mala cara por su manera de entrar a su cuarto, pero Jack ni se inmuta. —¿No te enseñaron a llamar? —le pregunta ella con molestia y él se encoge de hombros. —Supongo que se me olvidó, como a ti que se te olvidó comer pizza en plato y con cubiertos… —ella abre la boca para pelear, pero Jack se adelanta—. Pero no estoy aquí para hablar de modales, te compré un regalo. —Jack, por favor, no quiero encontrarme allí algo caro, como una laptop o qué sé yo… —él levanta las cejas sorprendido y ella le dice con el dedo índice levantado—. ¡Eres capaz de eso y más, no te hagas el sorprendido! —pero Jack sólo responde todo lo calmado que puede estar. —No es nada costoso, pero sí valioso, ábrelo —ella se queda pensando unos segundos, hasta que camina hacia él y recibe la caja. La caja pesa un poco, pero no tanto como para ser un aparato electrónico. La deja en el borde de l
A la mañana siguiente Jack mira complacido a Luna por estar usando su regalo, pero no dice nada. El desayuno, como todos los que siguen, se pasan en un silencio tenso porque los hombres no pueden dejar de mirarse y retarse sólo con sus ojos.Luna se limita esos días sólo a cocinar, comer rápido y salir de allí antes de que la maten con una de sus balas imaginarias. Un día Zeus les informa que las reformas en su departamento están casi listas y sólo le quedan unos cuatro días allí, Luna no puede evitar sentirse nerviosa porque, al irse Zeus, no sabe cómo será la convivencia con Jack, quien es una montaña rusa de emociones.Ese día uno de los maestros les deja un trabajo escrito, por lo que debe quedarse más tiempo. Llama a Zeus para pedirle el día, porque no sabe cuánto se tardará.—Claro, Luna, no te preocupes. Sabes que tus estudios son mi prioridad, yo te reemplazaré.—No hablas en serio…—¡¿No me crees?! ¡Te enviaré fotos de mí trabajando en tu puesto, ya verás!Con una risa contag