A la mañana siguiente Jack mira complacido a Luna por estar usando su regalo, pero no dice nada. El desayuno, como todos los que siguen, se pasan en un silencio tenso porque los hombres no pueden dejar de mirarse y retarse sólo con sus ojos.Luna se limita esos días sólo a cocinar, comer rápido y salir de allí antes de que la maten con una de sus balas imaginarias. Un día Zeus les informa que las reformas en su departamento están casi listas y sólo le quedan unos cuatro días allí, Luna no puede evitar sentirse nerviosa porque, al irse Zeus, no sabe cómo será la convivencia con Jack, quien es una montaña rusa de emociones.Ese día uno de los maestros les deja un trabajo escrito, por lo que debe quedarse más tiempo. Llama a Zeus para pedirle el día, porque no sabe cuánto se tardará.—Claro, Luna, no te preocupes. Sabes que tus estudios son mi prioridad, yo te reemplazaré.—No hablas en serio…—¡¿No me crees?! ¡Te enviaré fotos de mí trabajando en tu puesto, ya verás!Con una risa contag
Luna siente que le tiembla todo, tal vez por eso no puede encontrar su billetera, lo que desespera al hombre aún más. —¡Rápido, no tengo toda la noche! —Sí… no la encuentro… —en ese momento en que el hombre está a punto de perder la paciencia, oyen unos gritos muy cerca de allí. —¡¡Luna!! ¡¡Lunaaaa!! —la chica reconoce la voz de Jack y no duda en responder con todo lo que sus pulmones pueden. —¡¡Jaaaaack!! —el hombre le cubre la boca, pero ese grito fue suficiente para que Jack y Zeus sepan de dónde viene aquel grito. Jack corre sin detenerse hasta llegar al callejón, ve al hombre que la mantiene prisionera y con una mano que la mantiene silenciada, lo agarra por el cuello de la chaqueta y lo lanza lejos. En lugar de darle la paliza que se merece, rodea a Luna con sus brazos en gesto protector y la saca de allí. —¡Es todo tuyo ese infeliz! —le dice a Zeus que va golpeando el puño derecho contra su palma izquierda. La mirada de Zeus al hombre le provoca un terror descomunal, por
Cuando Luna reacciona aparta con suavidad a Zeus, sin embargo, él no está dispuesto a dejarla ir tan fácilmente. Apoya su frente en la de la chica y se queda allí respirando el mismo aire que ella, porque, aunque es evidente que sus sentimientos son más fuertes por Jack, él no piensa retroceder ni un milímetro.—Tienes que dejar de hacer eso —le dice Luna con suavidad y termina de poner distancia para verlo a los ojos.—¿Es por Jack? ¿Estás enamorada de él?—Es por los dos —la sinceridad y simpleza de la respuesta hace que Zeus abra los ojos—. Estoy confundida, Zeus. Siento cosas fuertes por los dos, los dos me atraen y quiero… quiero estar cerca de los dos. Pero no es justo para ninguno, porque en la situación que me encuentro puede estar llevando a que confunda protección con algo más.—Luna, tú sí me interesas, me gustas mucho y de verdad quiero que me des una oportunidad de ser el hombre correcto para ti.—Pero no puedo, Zeus, no ahora. Ustedes me ven bien, decidida y enfrentando
En cuanto pasan dos segundos sin que nadie responda, Jack la toma entre sus brazos, la levanta y corre con ella para llevarla a la enfermería de la empresa. Está medianamente equipada y pueden atenderla en lo que llega la ambulancia.Llega con él la señora del servicio apurada y antes de que pregunte, Jack ordena.—¡911, ahora! —la mujer saca su propio teléfono y llama sin pérdida de tiempo—. ¡A enfermería de Gosling Food Inc.! ¡Posible intoxicación con medicamento!La mujer lo sigue porque por altavoz le van dando instrucciones a Jack, la mujer presiona el piso al que deben ir y a Jack se le hace eterno, Luna respira lento, eso le da cierta tranquilidad, pero hasta que un equipo no la revise, no estará tranquilo.Cuando llega al piso, corre con ella y patea la puerta de la sala de atención, el médico que piensa protestar no dice nada cuando ve al mismo CEO cargando con una chica y no se demora en ponerlo al tanto.El doctor comienza a actuar en consecuencia, pero cuando le pregunta p
Jack deposita a Luna en su cama con mucho cuidado, la abriga porque siente su piel fría y se va directo al tablero del calefacción. Sin salir del cuarto llama a Zeus y este le responde de inmediato. —Ella no irá a trabajar ni hoy ni el resto de la semana. —¡¿Qué le pasó?! —en ese momento Zeus se pone de pie y deja con la palabra en la boca al arquitecto que le está haciendo el diseño de ampliación. —Colapsó. Pero como sé que vienes para acá, no te diré nada más. Jack le cuelga, se sienta al lado de Luna y le acaricia el rostro. Cierra los ojos, respira profundo para entender qué demonios es lo que está haciendo, si se supone que debe convencerla para que dé un hijo y luego se vaya de su vida. Pero cada segundo con ella es un día más que la quiere junto a él, es decir… está perdido. Veinte minutos después Zeus cruza la puerta del cuarto de Luna y cuando ve a Jack parado al lado de la cama observándola sabe que es malo. —Cuéntame todo. Jack le dice todo lo ocurrido, Zeus se pasa
No lo tomen a mal, Luna en verdad está encantadísima con el detalle. John jamás le regaló flores ni tuvo esos detalles, pero la manera tan… ¿Tétrica? ¿Mecánica? ¿Tiesa? Es que no tiene una palabra para describir la forma en que Jack le dijo aquello, probablemente si sólo le hubiese dado la flor y ya, habría sido diferente. Pero esas palabras eran impropias de él, porque es obvio que Jack no es romántico ni por casualidad y la manera de decirlo no ayudó en nada. —¿Crees que soy tu payaso personal? —gruñe y esta vez Luna se controla un poco antes de hablar. —Claro que no… el detalle es lindo —se va calmando poco a poco, Jack se gira para marcharse al auto, pero ella lo toma del brazo—. Oye, mi flor… —Creí que no la querías, como sólo te reíste y me dejaste con la mano estirada —sisea y ella se la arranca de las manos. —Sólo me hizo gracia la manera en que hablaste —se lleva la rosa a la nariz y la huele fascinada—. Está linda, gracias. Se para de puntitas y le deja un beso en la m
Luna quiere que se abra la tierra, se la trague y la escupa en cualquier parte del mundo, aunque por otra parte bien podría ir a buscar a la chica y darle un par de bofetadas por descarada. «¡Contrólate! Tú no eres así, ¿qué te está pasando? ¿Se te está pegando lo posesiva y salvaje de Jack?», la regaña su consciencia. Se arma de valor para enfrentar a los hombres, pero ellos parecen seguir inmersos en su conversación. Luna se termina su helado, se disculpa un momento y va al baño para mojarse la cara, porque en verdad necesita algo más frío que el helado para quitarse la vergüenza del rostro. Cuando sale, los dos se ponen de pie y caminan en silencio, cada uno al lado de ella. Por supuesto que al salir a la calle la gente los ve raro, como si todos creyeran que de verdad son sus novios o algo parecido, porque hermanos es imposible. —Yo me despido aquí —dice Zeus—. Nos vemos en casa. —¿En casa? Pero si yo entro en unas horas a mi turno. —No, tengo la baja médica para que te qued
La mirada de Jack pasa de ser la de un hombre seductor y delicado, a la de uno que quiere comerse viva a la persona que los ha interrumpido. —¡Jack! ¡¿Qué significa es…?! —pero él toma la puerta y la vuelve a cerrar con violencia, dejando a la mujer con la pregunta sin terminar. Luna se encoge, con el rostro carmesí y con ganas de que la tierra la vuelva a tragar. Intenta bajarse del regazo de Jack, pero él no se lo permite y le levanta la barbilla. —Mírame —ella lo hace algo preocupada y Jack le dice muy bajo—. Tú eres a la única persona a la que podría darle alguna vez explicaciones de mi vida, ¿entiendes? Y a partir de ahora eres la única a la que le tendré consideraciones, así que aprende cómo se trata a la gente que te molesta. —Pero… yo no puedo. —¡Aprende, porque si decides ser la madre de mi heredero, nadie puede pisotearte ni mirarte como esa mujer te miró por escasos segundos! —le da un beso fugaz, pero posesivo, esta vez la deja sentarse a su lado y, aunque continúa con