Jack deposita a Luna en su cama con mucho cuidado, la abriga porque siente su piel fría y se va directo al tablero del calefacción. Sin salir del cuarto llama a Zeus y este le responde de inmediato. —Ella no irá a trabajar ni hoy ni el resto de la semana. —¡¿Qué le pasó?! —en ese momento Zeus se pone de pie y deja con la palabra en la boca al arquitecto que le está haciendo el diseño de ampliación. —Colapsó. Pero como sé que vienes para acá, no te diré nada más. Jack le cuelga, se sienta al lado de Luna y le acaricia el rostro. Cierra los ojos, respira profundo para entender qué demonios es lo que está haciendo, si se supone que debe convencerla para que dé un hijo y luego se vaya de su vida. Pero cada segundo con ella es un día más que la quiere junto a él, es decir… está perdido. Veinte minutos después Zeus cruza la puerta del cuarto de Luna y cuando ve a Jack parado al lado de la cama observándola sabe que es malo. —Cuéntame todo. Jack le dice todo lo ocurrido, Zeus se pasa
No lo tomen a mal, Luna en verdad está encantadísima con el detalle. John jamás le regaló flores ni tuvo esos detalles, pero la manera tan… ¿Tétrica? ¿Mecánica? ¿Tiesa? Es que no tiene una palabra para describir la forma en que Jack le dijo aquello, probablemente si sólo le hubiese dado la flor y ya, habría sido diferente. Pero esas palabras eran impropias de él, porque es obvio que Jack no es romántico ni por casualidad y la manera de decirlo no ayudó en nada. —¿Crees que soy tu payaso personal? —gruñe y esta vez Luna se controla un poco antes de hablar. —Claro que no… el detalle es lindo —se va calmando poco a poco, Jack se gira para marcharse al auto, pero ella lo toma del brazo—. Oye, mi flor… —Creí que no la querías, como sólo te reíste y me dejaste con la mano estirada —sisea y ella se la arranca de las manos. —Sólo me hizo gracia la manera en que hablaste —se lleva la rosa a la nariz y la huele fascinada—. Está linda, gracias. Se para de puntitas y le deja un beso en la m
Luna quiere que se abra la tierra, se la trague y la escupa en cualquier parte del mundo, aunque por otra parte bien podría ir a buscar a la chica y darle un par de bofetadas por descarada. «¡Contrólate! Tú no eres así, ¿qué te está pasando? ¿Se te está pegando lo posesiva y salvaje de Jack?», la regaña su consciencia. Se arma de valor para enfrentar a los hombres, pero ellos parecen seguir inmersos en su conversación. Luna se termina su helado, se disculpa un momento y va al baño para mojarse la cara, porque en verdad necesita algo más frío que el helado para quitarse la vergüenza del rostro. Cuando sale, los dos se ponen de pie y caminan en silencio, cada uno al lado de ella. Por supuesto que al salir a la calle la gente los ve raro, como si todos creyeran que de verdad son sus novios o algo parecido, porque hermanos es imposible. —Yo me despido aquí —dice Zeus—. Nos vemos en casa. —¿En casa? Pero si yo entro en unas horas a mi turno. —No, tengo la baja médica para que te qued
La mirada de Jack pasa de ser la de un hombre seductor y delicado, a la de uno que quiere comerse viva a la persona que los ha interrumpido. —¡Jack! ¡¿Qué significa es…?! —pero él toma la puerta y la vuelve a cerrar con violencia, dejando a la mujer con la pregunta sin terminar. Luna se encoge, con el rostro carmesí y con ganas de que la tierra la vuelva a tragar. Intenta bajarse del regazo de Jack, pero él no se lo permite y le levanta la barbilla. —Mírame —ella lo hace algo preocupada y Jack le dice muy bajo—. Tú eres a la única persona a la que podría darle alguna vez explicaciones de mi vida, ¿entiendes? Y a partir de ahora eres la única a la que le tendré consideraciones, así que aprende cómo se trata a la gente que te molesta. —Pero… yo no puedo. —¡Aprende, porque si decides ser la madre de mi heredero, nadie puede pisotearte ni mirarte como esa mujer te miró por escasos segundos! —le da un beso fugaz, pero posesivo, esta vez la deja sentarse a su lado y, aunque continúa con
Luna se siente como en un torbellino, porque ahora mismo no tiene ganas de lidiar con esa mujer, quien la observa como si le hubiese quitado al marido. Luna da dos pasos, mira brevemente a Jack quien sólo la ve con intensidad, atento a cada gesto y movimiento de la chica. Cuando Luna se acerca a la silla frente al sofá, mira a Jack como pidiendo permiso de sentarse y él asiente levemente. Sí, Luna está aprendiendo a enfrentarse a las personas que creen pueden pisotearla y Jack le está enseñando a hacerlo. —Disculpa, Jack, pero no creo que ella tenga mucha experiencia… —Señor Gosling —le advierte con voz fría—. Y si debemos guiarnos por apariencias, tú deberías estar en un local nocturno bailando por dinero —Luna puede ver a la mujer apretar los puños a los costados y mirarla con ganas de despedazarla. —Me estás ofendiendo. —Tú lo hiciste primero, al creer que podías manejar mi vida y al despreciar a mi consultora externa —Luna oye a la mujer ahogar una risita y Jack camina hacia
Por la mañana Luna se levanta con más ánimo y lista para ir a la universidad, pero tanto Zeus como Jack se ponen de pie cuando la ven salir con su mochila al hombro y la carpeta con aquel trabajo que Jack tuvo la «amabilidad» de imprimir de nuevo, aunque en la perspectiva de Luna fue más una orden de hacerlo. —¿A dónde crees que vas? —sisea con cariño Jack mientras que ella sólo saca un pocillo para su cereal, porque se ha quedado dormida y no tiene tiempo de hacer nada elaborado. —Pensé que era más inteligente y observador, señor Gosling —se burla ella y la mirada de Jack se oscurece—. Pero ya que no se dio cuenta, voy a estudiar, algunos tenemos que seguir batallando para un día sostenernos solos. —Luna… —intenta advertirle, pero Luna lo interrumpe. —Jack, no estoy para tus sermones matutinos, estoy bien y eso gracias a que los dos ayer se tomaron el tiempo para hacerme sentir mejor —los ojos de Luna se posan en los de Jack y él sólo le dedica media sonrisa, la que por supuesto
Al entrar al edificio una de las señoras del servicio la está esperando y le pide que le entregue sus cosas para llevarlas al departamento y así ella pueda ir a su cita con Ester y el equipo de investigación. —Pero yo puedo hacerlo, en verdad que sí… —El señor Gosling fue muy claro, señorita —le dice la mujer con seriedad y Luna le entrega todo sólo para no meterla en problemas. —Le pido que no prepare la cena, yo me encargaré de ella —por respuesta la mujer sólo asiente con la cabeza y Luna siente que todos quienes la rodean están tensos al tratarla. Al subir al ascensor sólo suspira con cansancio y apoya la cabeza en la pared fría, evaluando cómo sería su vida de aceptar a Jack entrar definitivamente, porque hasta ahora sólo tiene un pie dentro de ella. «Y su boca, no se te olvide», señala su consciencia y ella por inercia lleva sus dedos a sus labios. Con otro suspiro sale del ascensor cuando las puertas se abren en el piso «8» y por alguna razón ya siente que no querrá estar
Si hay algo que Jack conoce a la perfección de Luna es esa capacidad de no querer meter en problemas a las personas. Por eso, en cuanto corta la llamada con ella, llama a Lynda. —Quiero que me digas ¿qué es lo que pasó entre la señorita Walsh y Ester? —Se-señor… deme unos segundos —se va a su oficina y allí se encierra—. La señorita Fansi la trató muy mal, desde que llegó aquí trató de molestarla. —¿La señorita Walsh le respondió? —Sí, esa es la razón por la que mi jefa se fue echando humo a su oficina y comenzó a gritar enojada. —¿Pudo mostrarles sus ideas? —No, no tuvo tiempo. Aunque, le di el recorrido como usted me ordenó y le expliqué todo lo que allí hacemos, alcanzamos a compartir algunas cosas y ya estoy lista para investigar lo que ella me contó. Tengo un amigo experto en esa materia que siempre me ayuda si tengo dudas, la idea de la señorita Walsh es innovadora y sé que se puede implementar. —Perfecto, eso es todo lo que quería saber. Mantenme informado y pregúntale a