Luna llega a casa luego del sepelio de su madre, sus ojos rojos e hinchados demuestran lo mucho que ha llorado desde la muerte de la mujer que le dio la vida. Su amiga Beverly la lleva del brazo hacia la cocina, por ahora es la única persona en la que confía que la ha acompañado, puesto que su novio no se ha aparecido, aunque sabe que cuando lo haga seguro la dejará.
—Siéntate aquí, preciosa, te prepararé un té —le dice su amiga dejándola en una silla y acercándose a la estufa—. ¿Aún no sabes nada de John?
—No. Sé que estas últimas semanas ha tenido mucho trabajo, pero no entiendo el que no me respondiera las llamadas ni los mensajes en algún momento —un sollozo se escapa de sus labios, no quiere contarle la verdad a su amiga, porque ella le advirtió muchas veces de John—. Debo ser una carga para él, como lo soy para ti… como lo soy para todos, ¡yo debí morir junto a mi madre!
—¡Luna Walsh! Nunca en la vida vuelvas a decir eso.
—No tengo un peso, ni nada en la vida que me pertenezca, lo único que me queda es esta casa vieja y maltrecha que está hipotecada. No sé qué haré, estos dos días sin trabajar me han dejado en una situación crítica.
—Por eso no te preocupes, tengo unos ahorros que te puedo prestar hasta que te recuperes económicamente.
—Pero no es justo, esos son tus ahorros para irte de vacaciones.
—Eso ahora no importa, te prestaré el dinero que necesites y no se diga más, eres como mi hermana y yo de verdad quiero ayudarte.
—Gracias…
Beverly le prepara un té y un sándwich, de esos que ella sabe le gustan a su amiga. Se queda con ella todo el día, hasta que por la tarde se despide de ella.
—Lamento no poder quedarme, pero estaré pendiente de ti, sólo llámame si no quieres estar sola por la noche, puedo hacer arreglos y venir contigo.
—No te preocupes, estaré bien.
Se dan un fuerte abrazo y Beverly sale de allí preocupada por dejarla sola. Luna se sienta en el sofá frente a la televisión, intenta tomar el control remoto y ver algo, pero sencillamente no llega ni a encender el aparato porque su ánimo anda por el suelo.
—¿Por qué me dejaron, madre, padre? —dice ella con pesar en su corazón—. Tenían que llevarme con ustedes, no puedo estar sola, sin ustedes…
Unos golpes en la puerta la sacan de su pena, se pone de pie con dificultad y camina a la puerta. Cuando la abre, se da cuenta de que es su novio y comienza a llorar silenciosamente.
—John… —le dice ella con las lágrimas rodando por sus mejillas, él sólo le sonríe levemente y Luna lo deja pasar—. Me hiciste tanta falta, John…
—Luna, vine porque necesito hablar contigo, lo sabes —le dice con seriedad, pero la chica sólo asiente y lo lleva a la sala.
—Claro, dime… —quiere decirle «mi amor», pero sabe que ya no puede llamarlo así.
—Luna, he estado pensando mucho estos días y creo que debo tomar una decisión algo difícil, pero que no puedo postergar más.
—Sólo dilo de una vez
—He venido a terminar mi relación contigo, Luna —Luna siente que le falta el aire y se deja caer en el sofá.
Su novio está terminando con ella, justo en el momento que más lo necesita. Lo ve a los ojos por completo dolida, él voltea la mirada para no enfrentarla.
El corazón desolado de Luna ahora se termina de romper. Sus padres murieron, su novio la deja y ahora se queda sola por completo, es algo que no puede soportar, pero tiene que hacer la pregunta de todas maneras.
—¿Por qué? ¿Hay algo que hice mal? Si es por eso, puedo cambiarlo, pero por favor… no me dejes.
—Luna, me has dejado todos estos meses de lado, casi no nos vemos y fui comprensivo, pero no quiero lidiar con una chica que seguro se pondrá depresiva por perder a su madre.
—¿Es en serio? ¿Me dejas por eso?
—Sí, no quiero lidiar con eso, además de todas las veces que me has rechazado, son querer tener intimidad…
—¡Porque no era el momento! ¿Quién puede tener cabeza para el sex0 si su madre se está muriendo en el cuarto de en frente? —lo mira con dolor y niega con la cabeza, hasta que recuerda algo muy importante—. ¿Y el dinero que te presté? —le dice ella asustada, porque le ha prestado dinero que es para los gastos de la casa.
—No puedo pagarte ahora, pero lo haré…
—Sí, claro —dice con sarcasmo, cierra los ojos exasperada y niega con la cabeza.
—Lo siento, Luna, pero no puedo cargar con mis problemas y los tuyos —John camina a la puerta sin mirar atrás y cuando la cierra, Luna siente que le falta el aire, se deja caer al suelo, pensando que ahora lo ha perdido todo.
Se queda tirada en el piso en posición fetal, llorando su desgracia, hasta que sin darse cuenta se queda dormida.
Se despierta asustada, ve que está en el suelo y se pone de pie adolorida. Una notificación le entra a su teléfono y ve que es su amiga. No le responde porque sabe que terminará contándole lo de John y no quiere recordarlo ahora.
Se va a la cocina revisando el diario húmedo que estaba tirado en el césped y ve una oferta de trabajo, decide aplicar a él, porque con las deudas que tiene es imposible que siga estudiando y trabajando en la cafetería, ahora necesita un trabajo de tiempo completo.
Ve los requisitos, se anuncia que la paga es buena y sin pensarlo dos veces, acepta ir. Manda sus datos al correo que allí se anuncia y espera que la acepten. Tal vez no sea la mujer más linda, pero en algo debe ayudar su juventud.
Se prepara un té y se pierde en su triste realidad, sabiendo que todo será más duro ahora.
Beverly se pasa las manos por el cabello y camina de un lado a otro cuando Luna termina de contarle lo que ha hecho.—No debiste… ¡No debiste! ¿Cómo sabes que no es para dama de compañía?—Porque para eso no necesitas ser inteligente y porque dudo que Gosling Food Inc. se preste para esas cosas —Beverly se detiene de repente, se gira y ve a su amiga con el ceño fruncido.—¿Qué?—Eso, la entrevista será allí, en cuanto envié mis datos, me dijeron que me verían en la oficina de recursos humanos, mañana.—Nena… nunca se sabe, ¿y si es una trampa? No quiero que te pase nada… yo te acompañaré.—No, yo puedo ir sola, no te preocupes por mí, todo estará bien —Luna se termina su té y suspira con cansancio—. La paga es buena, según dice allí, además… si no quedo en ese trabajo, podría aprovechar de aplicar para otro, después de todo estoy estudiando cocina.—¡Pero para ser una gran chef, no para encerrarte en una fábrica!—Beverly, eso de gran chef, buena estudiante, hija perfecta ya no sirve
Jack se levanta con el mismo humor de perros de siempre, aunque estos últimos tres días ha estado realmente insoportable por culpa de la exigencia de su padre.Sale de su departamento de emergencia, ese que tiene sobre su oficina para los días que no quiere salir de allí, y comienza a ver la lista de las candidatas. En total sólo cuatro quedaron, puesto que varias de ellas al no saber para qué era la entrevista, desistieron de ir.—Cobardes —gruñe cuando se sienta tras su escritorio.Ha dado la orden de que pasen directamente a la entrevista, las citó a todas a la misma hora y quiere saber quién llegará primero. Aunque no se molestó en ver sus rostros, siente cierta ansiedad por saber qué prospectos le llegarán.Sonríe con satisfacción, ve la hora y faltan veinte minutos para que comiencen a llegar, se pone de pie para mirar por la ventana, allí se siente el dueño del mundo, intocable e inaccesible. El sonido del intercomunicador lo interrumpe en su alabanza personal y se acerca para
Luna intenta procesar aquella información, pero sencillamente no puede.Es verdad que se imaginó algo sucio tras aquel anuncio, pero jamás se imaginó que sería algo tan… no tiene idea de cómo verlo. Ve a los ojos a Jack para buscar algún atisbo de broma, pero allí sólo ve la oscura seriedad del hombre.—¿Es en serio? —le pregunta con la voz temblorosa.—Yo no hago bromas, señorita Walsh.—Pero… —Luna mira a todos lados, se siente perdida y de pronto el lugar se le hace demasiado enorme. O tal vez siempre lo fue, pero ella no se dio cuenta de ello—. Yo no quiero involucrarme con nadie sentimentalmente, le dije que estoy pasando por una ruptura.—Y yo le dije que no creo en el amor.—Entonces, ¿cómo se supone que tendré a su hijo?—Primero, para f0llar no se necesita sentir amor —le dice con brusquedad y ella se siente más perdida—. Segundo, el sexo no es el único método para tener un hijo en la actualidad y eso a mí me soluciona el tener que acostarme con una mujer para lograr mi propó
Al llegar a casa se siente agotada, como si hubiese trabajado en un día festivo. Se tira en el sofá, enciende la televisión y comienza a pasar de canal sin ver nada en realidad, porque su mente está pasando una y otra vez lo ocurrido con Jack. Su teléfono suena y ve que es su amiga, deja salir un suspiro antes de responder. —Si quieres que te cuente cualquier cosa, debes venir —le dice antes de que ella le diga cualquier cosa. —Pero ¿te quedaste con el empleo? —pregunta su amiga algo inquieta. —Sí —pero en la voz de Luna hay un tono más de derrota que de triunfo y eso alerta a su amiga. —No te oyes muy contenta. —Sólo ven cuando termines, prometo esperarte con algo delicioso para comer. —No, yo llevaré la cena, es lo menos que puedo hacer después que mi madre decidiera despedirte. —Fabuloso, este día no puede ir mejor… Las amigas se despiden y Luna sube a su cuarto para cambiarse de ropa, se quita el poco maquillaje que carga, se hace un moño alto bastante desordenado, que com
Luego de salir de la universidad, Luna va a la tienda a la que Beverly le recomendó, pero al llegar uno de los chicos le dice que han contratado ya a un muchacho. —Pero me dijeron que recién a esta hora verían a los candidatos… —le dice ella desanimada. —Lo siento, se lo dieron al sobrino del gerente… —el chico rueda los ojos, es claro de que es un favoritismo—, pero si quieres un dato confiable, necesitan gente en un bar exclusivo, dame unos segundos y te anoto la dirección. Ve que el chico revisa su teléfono y se mensajea con alguien, sonríe cuando le llega un último mensaje y luego anota todo muy rápido en un papel. —Te estarán esperando, les dije que eres una amiga, el puesto es sencillo, pagan el mínimo de entrada, pero si lo haces bien, puedes optar por algo mejor. —En serio, muchas gracias —le dice Luna con una enorme sonrisa. —No me agradezcas, yo también estudio —le dice apuntando a su mochila—. Y sé lo difícil que es encontrar algo que nos sirva. Suerte. Luna sale de
Luna siente que las piernas le fallan, abre los ojos buscando ayuda, pero vuelve a cerrarlos cuando la oscuridad se apodera de ella nuevamente.Las manos fuertes de Jack la sostienen y la levanta para llevarla directo a la oficina de su amigo. Entra como si fuera su casa y este se pone de pie de un salto cuando lo ve entrar con la chica inconsciente.—¡Luna! Chiquita, ¿qué te pasó? —Jack abre los ojos molesto ante el apelativo tan íntimo, pero su amigo no se da cuenta porque está más concentrado en despertar a la chica—. Por favor, despierta preciosa, no me asustes… ¡¿Qué demonios es lo que le pasó?!—Que trataron de abusar de ella —Zeus abre los ojos espantado y se envara.—Esto no se queda así…—Mejor llama una ambulancia, el imbécil se quedó inconsciente afuera del baño de damas… y manda a limpiar, creo que la pared le rompió la cabeza cuando le di un empujoncito —esa sonrisa siniestra hace que su amigo niegue.—Te excediste, como siempre.—¡La estaba forzando, no iba a ser delicad
En el auto, Luna no deja de mirar a Jack mientras conduce, hasta que el hombre gruñe y se detiene en medio del camino.—¿Tengo algo en la cara que no dejas de mirarme? —le dice con ese humor de perros que siempre carga. Luna se quita el cinturón y cuando Jack piensa que se bajará, ella se acerca a él y le da un beso en la mejilla.Él se queda con los ojos abiertos, espantado, como si le hubiese dado otra bofetada, ella baja la mirada y vuelve a colocarse el cinturón.—Gracias… —dice al borde de las lágrimas, mientras sus manos se retuercen en su regazo—. Lamento haberte hablado de esa manera en la oficina, pero sigo nerviosa por lo que pasó. Ustedes tienen razón, debo poner la denuncia, pero no es sencillo para alguien como yo, que no tiene nada y se puede malinterpretar. Ha pasado muchas veces.—Yo no dejaré que eso pase —ella lo mira buscando algún rastro de amor o algo que lo motive a hacer eso por ella, pero sólo está esa fría mirada de siempre.—Gracias. En verdad estoy agradecid
Luna se lo queda viendo sin poder creer que le está pidiendo una cosa así como favor. En ese preciso instante se arrepiente de haberle dicho que le debía algo, aunque para ser honesta no se imaginó jamás que el hombre se lo iba a cobrar de inmediato y con algo como eso.—Jack, yo no voy a ir a vivir a tu departamento —le dice ella con firmeza.—¿Por qué no? Dijiste que me debes dos favores y ahora te estoy cobrando uno —su mirada es oscura y perversa, lo que le produce a la chica un escalofrío.—Se supone que sean favores que yo deba hacer algo por ti. ¿De qué manera podría ayudarte que yo me vaya a vivir a tu departamento contigo? Eso no tiene sentido.—Eso ayudaría bastante a mi causa de convencerte para que seas la madre de mi hijo.Luna se para en seco y lo mira directamente a los ojos, está realmente furiosa. Ella no suele ser una persona que sea conflictiva, pero la verdad es que Jack es una de las pocas personas en su vida que ha logrado sacarle lo peor.Mientras él la mira con