CAPÍTULO 96

La camioneta se detuvo frente a la entrada de la lujosa casa de tres pisos y Clarisse bajó cuando uno de los escoltas abrió la puerta para ella. Le agradeció amablemente a pesar de que le pareció innecesario que él hiciera eso y luego entró a la casa. Cisco la recibió con entusiasmo al igual que todos los días que regresaba a casa y se detuvo cuando su teléfono sonó.

—Hola, mamá —saludó a la mujer que estaba en pantalla.

—Hola, mi niña. ¿Dónde has estado? Desde hace semanas que no sabemos nada de ti —su madre comía palomitas en ese momento.

—Lo siento, he estado muy ocupada con el trabajo —un ladrido de Cisco la interrumpió.

—Clarisse, ¿tienes un perro? —preguntó la mujer alzando una ceja. Su hija intentó sonreír con naturalidad, pero terminó mostrando una rara mueca que no convenció a su madre—. ¿Dónde estás? ¿Estás con Lorna o Galen?

—No, estoy en otro lugar —caminó hasta la sala de estar seguida por el Pitbull—. Recientemente llego del trabajo.

—Eso no explica los ladridos y que pa
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