—Agente Fell —saludó Soren cuando atendió la videollamada en su oficina.—Señor Oversax, tengo noticias —informó y una fotografía apareció junto a él en la pantalla—. Recientemente ha habido movimiento por parte de uno de los socios de los Velghary. Un tal vez recuerde su nombre de las noticias, Mark Ory.—Sí, fue inculpado en varias ocasiones por lavado de dinero en Panamá, ¿no es así?—Correcto. El hombre siempre logra salirse con la suya, por lo que para la ley es sumamente escurridizo —comentó el agente del FBI—. Tiene diversos negocios de contrabando, incluso se cree que está involucrado en la trata de personas.—Comprendo, envíeme la información completa y yo me encargaré.—De inmediato. Una cosa más —lo detuvo antes de que terminara la conversación—. ¿Está a gusto con el equipo de escoltas? Me han informado que usted los ha tratado muy bien y que les permite hacer su trabajo adecuadamente. Para ser honesto creí que los trataría mal.—Le recomendaría controlar lo que dice, agent
—¿Por cuánto tiempo te irá? —preguntó Clarisse mientras lo veía hacer sus maletas.—Planeo que sea menos tiempo que la última vez —comentó.—¿Y vas a desaparecer de la misma manera? —le reprochó.Soren detuvo lo que estaba haciendo y fue hacia ella, le miró directo a los ojos y dejó un suave beso sobre su frente.—Te prometí que no volvería a desaparecer de esa manera —argumentó en voz baja—. Sé que surgió de la nada este viaje, pero iré a cerrar un trato y volveré pronto.Ella lo miró no muy convencida por sus palabras, no es que no confiara en que volvería. Hasta ahora Soren siempre ha cumplido su palabra, pero aún seguía teniendo una conversación pendiente con él.—Está bien… —cedió, finalmente y él la abrazó.—Vamos, no pongas esa expresión.—No puse ninguna expresión —respondió, escondida en su pecho.Él los separó para verla.—Esa expresión que demuestra que no estás a gusto —explicó y Clarisse desvió la mirada—. Quiero que te quedes en la casa. Peter te llevará y te traerá del
Una vez en Panamá Soren y Owen fueron trasladados a un hotel por el equipo de seguridad. El agente Fell insistió en que debían llevar escolta en caso de que estuviese siguiendo cada uno de sus movimientos. Inicialmente Soren no estuvo feliz con esa idea, sin embargo, terminó aceptando porque tenía un punto.—¿Ahora qué? —preguntó Owen, cruzado de brazos y recargado en la entrada de la habitación—. Ya estamos aquí, ¿qué sigue?Soren tomó su tableta.—Ven conmigo —ordenó y fueron a donde estaban los guardias—. Debo pedirles su total atención con lo que verán —colocó la tableta frente a ellos en la mesa y mostró la imagen de un hombre—. Él es Mark Ory, fue acusado hace dos años por lavado de dinero en una ciudad de Irlanda. Debido a la falta de pruebas tangibles, los cargos fueron retirados y él liberado.—¿Cómo lo acusaron si no tenían pruebas? —preguntó Owen, confundido.—Cuando tienes dinero, no hay nada que no consigas —dijo Soren con disgusto.Odiaba que las personas utilizaran su d
Se encontraba posicionados en el almacén en el que llegaría el vehículo que haría la entrega. Owen estaba a la cabeza junto con los escoltas mientras que Soren yacía ocultó entre varias cajas. Era prescindible que nadie lo viera antes de tiempo y que ninguno saliera vivo de ahí. Ciertamente no era el método que tenía el FBI para realizar sus misiones, pero era la forma que Soren plateó para acabar con la red de los Velghary.La lista se había reducido en parte, pero aún quedaban objetivos verdaderamente importantes que, de eliminarlos, llamaría la atención de la familia real.No obstante, Soren ahora tenía un as bajo la manga y esa era su hermana Daliah. Si ella realmente está dispuesta a deshacerse de ellos cómo dejó en claro varias veces esa mañana, entonces le daría toda la información necesaria para lograr su objetivo en común. Una vez que ellos fueran eliminados, el país estaría libre finalmente y la corona estaría en manos de alguien apropiado.No es que Soren quisiera ser el nu
—¿Y cómo estuvo su noche de ayer? —preguntó Galen, viendo a sus amigas desde su escritorio.—¡Estaba esperando que preguntaras! —exclamó Lorna, emocionada. Se levantó de un saltó y llegó a esta él con una gran sonrisa—. La casa, bueno, en realidad no es una casa. ¡Es una jodida mansión! El lugar parece de revista, precioso y gigante. A donde veas es cómo estar en un palacio con personal y todo. Hasta tomé muchas fotos para ti.—¡Lorna! ¡¿Tomaste fotos?! —le reclamó la pelinegra.—Por supuesto, amiga. Necesitaba pruebas de ese lugar, además, si me caso con Darren quiero una casa cómo esa y las fotos servirán cómo referencia —explicó cómo si fuera algo absolutamente normal—. Mira esto, es sólo la primera sala de estar. Hay cómo cuatro más.La pelirroja dejó de prestarle tención a las reprimendas que la ojiazul le estaba dando desde el otro lado de la oficina para comenzar a mostrar las fotos en su teléfono.—Tiene gimnasio, sala de cine, la cocina es preciosa. Y las habitaciones son tan
—¡Hola! —saludó Clarisse al contestar la videollamada.—Hola, ¿cómo estuvo tu día? —inquirió Soren una mirada tranquila.—Estuve haciendo algunas diligencias para la beneficencia, el catering y otras cosas más. También recibí los bocetos para el logo de Oversax House —explicó y se vio cuando tomó asiento en el sofá de la sala principal—. Ya elegí unos diseños, quería mostrártelos.—Justo en este momento estoy algo ocupado —dijo Soren.Fijó la mirada en el interior de la casa a la que tuvieron que pasarse luego de haber capturado a Mark Ory. No podía regresar al hotel luego de estar en dos balaceras y con un cargamento de joyas y armas.—¿Día pesado? —quiso saber Clarisse.—Un poco, fue cómo estar en un asalto de mano armada —bromeó Soren, aunque en parte era cierto—. Pero hasta el momento tengo lo que necesitaba.—Lo dices cómo si hubieras robado un banco.—Tal vez lo hice.—Viniendo de ti y con todos tus secretos, no me sorprendería —dijo riendo la mujer de cabellera negra.—Clarisse
—Clarisse, alguien dejó para ti esto en el escritorio —le informó Lorna al entregarle un paquete.—Oh, gracias. Aunque no estaba esperando nada… Que raro —pensó en voz alta y lo desenvolvió—. De acuerdo… Esto es mucho más extraño aún.—¿Por qué? ¿Qué es? —preguntó Galen y colocó su cabeza sobre el hombro de su amiga para ver lo que había en la pequeña caja—. ¡Uh, a alguien le mandaron un lindo regalito! —canturreó.—Déjame verlo —pidió Lorna, alzando la vista desde su asiento.Clarisse sacó de la casa un reloj de bolsillo muy elegante de color dorado y con acabados en color azul zafiro. La chica no se le ocurría quién podría haberle regalado algo así. Soren sabía que no le gustaban los regalos costosos, así que era poco probable que haya sido él.—¿Por qué tu novio te regala un reloj de bolsillo? —cuestionó Lorna con una mueca de confusión.—No creo que haya sido Soren, ¿sabes?—Si no fue él, ¿quién fue y por qué un reloj? —inquirió Galen, revisando el objeto hasta encontrar algo—. Mi
La camioneta se detuvo frente a la entrada de la lujosa casa de tres pisos y Clarisse bajó cuando uno de los escoltas abrió la puerta para ella. Le agradeció amablemente a pesar de que le pareció innecesario que él hiciera eso y luego entró a la casa. Cisco la recibió con entusiasmo al igual que todos los días que regresaba a casa y se detuvo cuando su teléfono sonó.—Hola, mamá —saludó a la mujer que estaba en pantalla.—Hola, mi niña. ¿Dónde has estado? Desde hace semanas que no sabemos nada de ti —su madre comía palomitas en ese momento.—Lo siento, he estado muy ocupada con el trabajo —un ladrido de Cisco la interrumpió.—Clarisse, ¿tienes un perro? —preguntó la mujer alzando una ceja. Su hija intentó sonreír con naturalidad, pero terminó mostrando una rara mueca que no convenció a su madre—. ¿Dónde estás? ¿Estás con Lorna o Galen?—No, estoy en otro lugar —caminó hasta la sala de estar seguida por el Pitbull—. Recientemente llego del trabajo.—Eso no explica los ladridos y que pa