Cuando Clarisse entró a la casa un delicioso aroma la asaltó, inhaló profundamente para deleitarse con este y soltó una largo suspiro de satisfacción. Fue lo que fuese que estuvieran preparando, era demasiado bueno para un solo sentido.Fue directamente hacia la cocina y le sorprendió no toparse con Liza en el recorrido porque siempre era la primera en recibirla. Al llegar a la enorme concina se encontró con Soren de espaldas a ella y muy enfocado en lo que estaba preparando.Por la manera en la que se desenvolvía parecía ser un gran conocedor de las artes culinarias y eso explicaba el exquisito aroma que brotaba de las ollas. La pelinegra dejó sus cosas sobre la mesa que se encontraba junto a la entrada y silenciosamente se acercó a él.Estaba planeando abrazarlo por detrás para sorprenderlo, sin embargo, ella fue la que resultó sorprendida. Con un movimiento veloz Soren se giró y la levantó para dejarla sobre la isla.—Vaya, ¿qué tienes ojos detrás de la cabeza o qué? —cuestionó en
El fin de semana había llegado, esa mañana Soren se negaba a salir de la cama y Clarisse decidió dejarlo dormir todo lo que quisiera. Se dio un baño y vistió con un atuendo cómodo para bajar. En la cocina se encontró con el personal de la casa que esperaban que el desayuno estuviese listo para comer.—Buenos días a todos —saludó la pelinegra, amablemente y fue hacia la isla.—Buenos días —respondieron los tres en coro.—Aquí tienes, Clarisse. Una taza de café recién preparado —Liza le entregó la bebida.—Ay, muchas gracias —bebió y no pudo evitar mirar al trigueña que estaba sentado a la mesa.—¿Tengo comida en la cara? —preguntó Owen y se pasó la mano por la boca varias veces.—No, lamento verte así es que… ¿Eres nuevo? —curioseó—. No te había visto antes por aquí. Aunque tampoco es que yo tenga mucho tiempo viniendo a esta casa.El castaño le dio una mirada rápida a sus dos nuevos compañeros de trabajo, pues no sabía cómo responder exactamente. Sabía que las actividades de Soren era
—Aún no me has dicho a donde vamos —se quejó Clarisse.Soren apartó los ojos del camino para darle una mirada cargada de diversión pura. Disfrutaba cómo su novia moría de la curiosidad por lo que él tenía preparado. Ni siquiera se molestó en responder, así que regresó su atención a su tarea de conducir.—¿En verdad no me vas a decir nada? —no dijo nada—. ¿Al menos me dirás si ya vamos a llegar?—Sólo unos cuantos minutos —habló, finalmente.—Oh, así que sí puedes hablar. Creí que habías perdido esa capacidad —dijo, satíricamente.—¿Te han dicho que eres muy curiosa algunas veces? —bromeó.—Sólo cuando la gente trata de esconderme cosas a propósito —argumento con una expresión acusatoria.—¿Acaso tienes miedo de que te pase algo? ¿Crees que te llevo a algún lugar para asesinarte? —jugueteó.—Te gusto demasiado cómo para que me hagas algo —aseguró.—Tal vez así me vaya a asegurar de que nunca me dejes —alegó Soren con diversión.—¿Y quién te dijo que quiero dejarte? —esa pregunta tomó c
Clarisse y Soren caminaban por la plaza mientras comían helado mientras Cisco iba feliz sujeto por su nueva correa. Ya habían comprado algunas cosas para él, incluyendo una cama sumamente grande y cómoda que llegaría directamente a la casa. El pelinegro pensó en comprar dos, para que así el perro tuviera una en el departamento de su novia, pero ella se negó. Dijo que la casa era mucho más grande para Cisco, así que lo mejor sería que él se quedara siempre allá.Soren estuvo de acuerdo, pensó que sería bueno hacerle creer a Owen que tendría que limpiar el excremento del perro a partir de ahora.Luego sólo decidieron caminar por el parque mientras conversaban tranquilamente y degustaban algo delicioso. El lugar estaba lleno de personas que realizaban diversas actividades y por un rato Soren estuvo relajado. Disfrutaba de la tranquilidad que le brindaba estar con Clarisse, ella le ofrecía tantas cosas buenas a su vida y él simplemente deseaba verla sonreír todos los días.—Sé que no es l
Volvieron pronto a la casa, Clarisse fue la primera en entrar junto con Cisco y le quitó la correa, por lo que el animal salió volando por el amplio recibidor hasta perderse en la sala de estar. Unos segundos después se escuchó un grito y la pareja fue a verificar de qué se trataba.—Se ha metido este perro a la casa —informó Liza, señalando al canino que daba vueltas por el lugar olfateando todo a su paso—. Le pediré a Owen o a Peter que lo saquen de inmediato. Tal vez es de alguno vecino.—No será necesario —la detuvo Soren.—¿Por qué? —cuestionó la morena.—Es nuestro —respondió Clarisse—. Es el perrito que Soren rescató hace un tiempo. Hoy él me llevó a la clínica veterinaria y lo adoptamos.—¿En serio? —dudó la ama de llaves viendo a su jefe con impresión. Soren no le contestó con palabras, sólo cabeceó afirmativamente—. ¿Cómo se llama?—Cisco, ella es Liza. Liza, él es Cisco —los presentó al ojiazul, llena de felicidad—. ¿Verdad que es precioso?—Mucho, es un bebé hermoso —alagó
—Es raro que te levantes tan temprano —mencionó Clarisse viendo a su novio desde la cama.Soren estaba en el interior del enorme vestidor preparándose para salir, ya que tenía una reunión a la cual debía asistir esa mañana.—Únicamente por motivos de trabajo y algunas veces por ti —respondió con una sonrisa coqueta.La chica salió de la cama cubriéndose con las sábanas, debido a que se encontraba desnuda por a ver tenido una ronda de sexo hace un momento.—¿Puedo hacer algo para que te quedes? —murmuró la pregunta y se sentó a arcadas en sus piernas.—Sin duda tú serías las única capaz de evitar que haga algo —le dio un suave beso y sonrió—, no obstante, no puedo faltar. Es verdaderamente importante. Tal parece que hubo un problema con una de mis inversiones, algunas personas quisieron robar.—¿Jeremy no puede ocuparse de ello? —propuso su novia.—Jeremy es el director de Oversax House, allí terminan sus responsabilidades. Yo en cambio, tengo otros negocios a parte de la constructora
Para cuando regresaron a la propiedad Oversax, el dueño se sorprendió al escuchar risas desde la sala de estar. Hasta donde sabía sólo estaban Liza y Clarisse, por lo que escuchar más de un tono desde el interior de su casa le tomó con la guardia baja. Caminó cuidadosamente y comenzó a reconocer a las voces, por lo que su sorpresa se transformó en preocupación.—¿De verdad hizo eso? ¡Que vergüenza! —expresó Patrice, entre risas.—¡Era un adolescente, hacía muchas estupideces! —se excusó Jeremy, riendo también.La escena ante sus ojos lo dejó pasmado, sus amigos y su novia compartían risas.—¡Soren! —chilló la rubia con los brazos en alto y llegó hasta él con grandes zancadas—. Descubrimos el tesorito que estuviste ocultando, cariño.—¿Tesorito? —dudó.—Sí, Clarisse —señaló a la pelinegra que estaba en uno de los sofás gemelos—. Dime, ¿por qué no habías dicho nada?Soren respiró profundo y caminó hacia los sofás.—Privacidad, ¿tal vez? —especuló, mirando directamente a sus amigos y lue
Había transcurrido un par de semanas desde que Soren aceptó la ayuda del agente Jax Fell del FBI, por lo cual ahora su residencia estaba rodeada por un equipo de seguridad bajo la vigilancia de Peter, Owen y Liza. Era extraño tener tanta gente en casa, sin embargo, pronto Soren logró tener nuevo personal bastante a gusto con trabajar para él.Si algo había aprendido el Príncipe Muerto antes de abdicar era cómo poner a las personas de su lado sin que lo notaran, manipularlos y usarlos a su favor mientras fueran útiles. No le agradaba del todo utilizar una jugada del libro de los Velghary, pero era necesario que ellos estuvieran felices cuidando de Soren y sus allegados.Claro que para ninguno de ellos pasó por debajo de la mesa el hecho de que Soren ahora contaba con una escolta personal o que él enviara a gente para que los cuidaran. Cuando le preguntaron, el pelinegro sólo dijo que había tomado esas medidas luego de recibir una amenaza por uno de sus negocios que resultó en un fracas