Posterior a que la reunión terminase, los mandos de Oversax House aceptaron la propuesta que el equipo publicitario les ofreció. Pues estaban muy satisfechos con el desempeño que mostraron y su profesionalismo.No obstante, durante la reunión Soren y Clarisse no dejaron de lanzarse miradas discretas o eso creyeron ellos porque tanto el rubio como la pelirroja estaban atentos a su juego de miradas.—¿Tessa? —nombró Galen al ver a la morena pasar con los ojos fijos en unos documentos que llevaba en la mano.La chica de inmediato alzó la cabeza al escuchar su voz y se sorprendió tanto cómo él de verlo ahí.—Galen, chicas… ¿Qué hacen aquí? —inquirió, confundida.—Vinimos a una reunión de trabajo por una campaña publicitaria que nos encomendaron, pero, ¿tú qué haces aquí? —quiso saber el ojiazul.—Trabajo aquí. Soy la recepcionista del directos y del dueño de la compañía —explicó.—¿Trabajas para Soren y Jeremy? —cuestionó Clarisse.—Sí, ellos mismos. ¿Los conocen?—Jeremy es un viejo amig
—¿Has visto a Soren? —preguntó Patrice a su novio.—Uhm, no. De hecho, no desde que lo vi hablando con el equipo de publicidad —respondió y torció la boca a un lado—. Lo cual me pareció fuera de lo común.—Sí, Soren no habla con nadie. Aunque sí que intervino durante la reunión. Parecía estar interesado en el tema y al mismo tiempo perdido, nunca se sabe realmente con ese hombre tan hermético —argumentó la rubia de cabello rizado—. ¿No lo has notado un podo diferente desde que regresó de su viaje a Malacia?—¿A qué te refieres exactamente? Soren de por sí es muy diferente —bromeó.—No, más de lo normal. La manera en la que sus ojos están atentos a lo que pasa a su alrededor y habla mucho más, incluso podría llegar a decir que está…, feliz.—¿Feliz? ¿A caso él puede sentir felicidad? —preguntó, riendo y su novia lo miró mal—. Lo siento, nena. Era un juego, pero en el caso de que nuestros obstinado amigo haya encontrado una razón para ser feliz, ¿no sería algo bueno?—Por supuesto que s
Soren llegó a la mansión y fue recibido por Peter y Liza, quienes compartían una charla en la sala de estar. Ambos le dedicaron un saludo cordial y lo siguieron con la mirada hasta que desapareció camino a la cocina.—¿Viste lo feliz que ha estado? —le preguntó la morena en voz baja al otro.—Sería difícil no notarlo —argumentó—. Desde que regresamos ha estado diferente. Creí que estaría alterado todo el tiempo porque la familia real estuviese buscándolo, pero se le ve bastante tranquilo. Sin embargo, ambos sabemos que, aunque se vea tranquilo, internamente está alerta a todo.—Sí... Aunque yo creo que la charla que tuvimos sí le sirvió.—¿Qué charla?—Me pidió consejos sobre qué hacer con el asunto de los Velghary y también con Clarisse —explicó y luego su semblante se entristeció—. El pobre estaba demasiado preocupado, así que le dije que debía vivir cada momento y temor a que los Velghary aparecieran de la nada para arruinarlo. Era obvio que él quería estar con Clarisse, así que le
Cuando Clarisse entró a la casa un delicioso aroma la asaltó, inhaló profundamente para deleitarse con este y soltó una largo suspiro de satisfacción. Fue lo que fuese que estuvieran preparando, era demasiado bueno para un solo sentido.Fue directamente hacia la cocina y le sorprendió no toparse con Liza en el recorrido porque siempre era la primera en recibirla. Al llegar a la enorme concina se encontró con Soren de espaldas a ella y muy enfocado en lo que estaba preparando.Por la manera en la que se desenvolvía parecía ser un gran conocedor de las artes culinarias y eso explicaba el exquisito aroma que brotaba de las ollas. La pelinegra dejó sus cosas sobre la mesa que se encontraba junto a la entrada y silenciosamente se acercó a él.Estaba planeando abrazarlo por detrás para sorprenderlo, sin embargo, ella fue la que resultó sorprendida. Con un movimiento veloz Soren se giró y la levantó para dejarla sobre la isla.—Vaya, ¿qué tienes ojos detrás de la cabeza o qué? —cuestionó en
El fin de semana había llegado, esa mañana Soren se negaba a salir de la cama y Clarisse decidió dejarlo dormir todo lo que quisiera. Se dio un baño y vistió con un atuendo cómodo para bajar. En la cocina se encontró con el personal de la casa que esperaban que el desayuno estuviese listo para comer.—Buenos días a todos —saludó la pelinegra, amablemente y fue hacia la isla.—Buenos días —respondieron los tres en coro.—Aquí tienes, Clarisse. Una taza de café recién preparado —Liza le entregó la bebida.—Ay, muchas gracias —bebió y no pudo evitar mirar al trigueña que estaba sentado a la mesa.—¿Tengo comida en la cara? —preguntó Owen y se pasó la mano por la boca varias veces.—No, lamento verte así es que… ¿Eres nuevo? —curioseó—. No te había visto antes por aquí. Aunque tampoco es que yo tenga mucho tiempo viniendo a esta casa.El castaño le dio una mirada rápida a sus dos nuevos compañeros de trabajo, pues no sabía cómo responder exactamente. Sabía que las actividades de Soren era
—Aún no me has dicho a donde vamos —se quejó Clarisse.Soren apartó los ojos del camino para darle una mirada cargada de diversión pura. Disfrutaba cómo su novia moría de la curiosidad por lo que él tenía preparado. Ni siquiera se molestó en responder, así que regresó su atención a su tarea de conducir.—¿En verdad no me vas a decir nada? —no dijo nada—. ¿Al menos me dirás si ya vamos a llegar?—Sólo unos cuantos minutos —habló, finalmente.—Oh, así que sí puedes hablar. Creí que habías perdido esa capacidad —dijo, satíricamente.—¿Te han dicho que eres muy curiosa algunas veces? —bromeó.—Sólo cuando la gente trata de esconderme cosas a propósito —argumento con una expresión acusatoria.—¿Acaso tienes miedo de que te pase algo? ¿Crees que te llevo a algún lugar para asesinarte? —jugueteó.—Te gusto demasiado cómo para que me hagas algo —aseguró.—Tal vez así me vaya a asegurar de que nunca me dejes —alegó Soren con diversión.—¿Y quién te dijo que quiero dejarte? —esa pregunta tomó c
Clarisse y Soren caminaban por la plaza mientras comían helado mientras Cisco iba feliz sujeto por su nueva correa. Ya habían comprado algunas cosas para él, incluyendo una cama sumamente grande y cómoda que llegaría directamente a la casa. El pelinegro pensó en comprar dos, para que así el perro tuviera una en el departamento de su novia, pero ella se negó. Dijo que la casa era mucho más grande para Cisco, así que lo mejor sería que él se quedara siempre allá.Soren estuvo de acuerdo, pensó que sería bueno hacerle creer a Owen que tendría que limpiar el excremento del perro a partir de ahora.Luego sólo decidieron caminar por el parque mientras conversaban tranquilamente y degustaban algo delicioso. El lugar estaba lleno de personas que realizaban diversas actividades y por un rato Soren estuvo relajado. Disfrutaba de la tranquilidad que le brindaba estar con Clarisse, ella le ofrecía tantas cosas buenas a su vida y él simplemente deseaba verla sonreír todos los días.—Sé que no es l
Volvieron pronto a la casa, Clarisse fue la primera en entrar junto con Cisco y le quitó la correa, por lo que el animal salió volando por el amplio recibidor hasta perderse en la sala de estar. Unos segundos después se escuchó un grito y la pareja fue a verificar de qué se trataba.—Se ha metido este perro a la casa —informó Liza, señalando al canino que daba vueltas por el lugar olfateando todo a su paso—. Le pediré a Owen o a Peter que lo saquen de inmediato. Tal vez es de alguno vecino.—No será necesario —la detuvo Soren.—¿Por qué? —cuestionó la morena.—Es nuestro —respondió Clarisse—. Es el perrito que Soren rescató hace un tiempo. Hoy él me llevó a la clínica veterinaria y lo adoptamos.—¿En serio? —dudó la ama de llaves viendo a su jefe con impresión. Soren no le contestó con palabras, sólo cabeceó afirmativamente—. ¿Cómo se llama?—Cisco, ella es Liza. Liza, él es Cisco —los presentó al ojiazul, llena de felicidad—. ¿Verdad que es precioso?—Mucho, es un bebé hermoso —alagó