La casa de seguridad del FBI lucía igual que siempre, el equipo de agentes actuaba con naturalidad mientras que rodeaban la propiedad. Todos vestía de con ropa civil, no parecía que fuesen miembros de un cuerpo de la ley. Eran unas treinta o cincuenta personas en total que constantemente cambiaban de guardia para mantenerse en optimas condiciones al momento de trabajar.El auto se detuvo frente a la hermosa casa, Peter bajó para ir a abrirle la puerta a su jefe bajo la atenta mirada de los agentes de bajo rango. Cuando Soren salió del vehículo todos decidieron dirigir su mirada a otro lado, principalmente por ordenes del agente Fell, pero también porque aquel hombre proyectaba un aura bastante mortal.Uno de los hombres abrió la puerta de la casa cuando ellos se acercaron, claramente ninguno le habló en algún momento mientras Soren era seguido por Peter hasta el despacho principal. El pelinegro no tocó a la puerta, simplemente abrió y los ojos oscuros del hombre detrás del escritorio
—¿Señor? —llamó Peter, al volante.Era la cuarta vez que le hablaba, pero Soren permanecía perdido en sus pensamientos. No podría culparlo, estaban pasando muchas cosas en su vida y tenía decisiones que tomar. Sin embargo, estaba preocupado por el joven que cuidaba, ante sus ojos Soren seguía siendo aquel niño que reía constantemente y disfrutaba de la vida cuando sus padres aún estaban.El viejo jardinero se preguntó qué debería hacer, quería protegerlo de todo lo malo que lo perseguía, pero era consciente de que Soren buscaría pelear. A medida que creció y se endureció por la crianza que recibió de los Velghary, se volvió un hombre luchador que no retrocede ante nadie.Tal vez era eso lo que más le preocupaba a Peter, después de todo la familia real era capaz de cualquier cosa por conseguir lo que deseaban y si lo que querían era a Soren de vuelta, no se detendrían ante nada.—Señor, ¿se encuentra bien? —habló más fuerte, logrando que el pelinegro lo escuchase.—Disculpa, ¿has dicho
Soren trabajaba en su despacho para finalizar algunas cosas de la nueva sucursal en Canadá, había más papeleo del que Patrice mencionó esa mañana. Sin embargo, todo eso le correspondía a él por ser el dueño de la empresa, aunque sus amigos cercanos también tuviesen un porcentaje.—Llevas rato ahí, ¿quieres decir algo? —habló Soren sin apartar la vista de los documentos.—Bueno, ahora que lo menciona —respondió Liza, se notaba la preocupación que emanaba de su cuerpo en ese momento—. ¿Qué es lo que está tramando realmente?—¿A qué te refieres?—Con Owen y esa competencia de machos alfas.—Sabes perfectamente mi opinión al respecto sobre las actividades de "macho alfa" —musitó Soren, frunciendo el ceño.—Sí, ya sé que no le gustan, pero no entiendo a qué viene todo eso. ¡Es una locura! —expresó y Soren la miró con disgusto—. Perdón, pero tenía que decirlo.—¿Por qué estás tan preocupada?—Porque si no lo recuerda, señor. Ese mismo juego lo realizaba el príncipe Zadriel —explicó, cruzada
—Sí, acabo de enviarte el correo con las nuevas especificaciones para la presentación del producto —dijo Clarisse al teléfono—. De acuerdo, quiero que me mandes fotos de cómo va todo cuando apliquen lo nuevo. Perfecto, gracias —cortó la llamada y se levantó del escritorio—. Galen, ¿cómo vas con la elección del candidato para presentador?—Tengo seis individuos que seleccioné, sólo queda hacerles la entrevista final para elegir al adecuado —respondió el rubio desde su asiento.—Llámalos para hacerles la entrevista mañana. Ya no queda mucho tiempo para la entrega de ese proyecto —se dio la vuelta hacia su amiga—. ¿Cómo quedaron las fotografías para la publicidad de la marca de perfumes?—Míralo tú misma —le dio la vuelta a la pantalla para que viera las imágenes.—Se ven geniales, pero has que el retoque se vea más natural en sus rostros. No queremos que se vean tan plásticos o tendremos problemas —explicó la pelinegra y Lorna asintió—. Ya regreso. Voy a entregarle estos informes a Larr
Finalmente, los cinco llegaron a aquella plaza escondida en la que comieron hamburguesas la primera vez. El lugar se veía igual de impresionante que aquella noche, las luches colgando de los árboles y las mesas llenas de comensales.A Clarisse le gustaba ese lugar, no sólo por la vista si no también por los platillos tan deliciosos que vendían los diversos camiones de comida. Ordenaron comida de varios puestos y luego fueron a tomar asiento en una de las mesas de picnic.—Entonces, Soren. ¿Cómo estuvo tu viaje? —comezón Lorna.—Agotador en muchos sentidos. Podría llegar a decir que fue…, mortal —respondió con diversión.—¿Es muy estresante ser inversionista? —esta vez fue Galen quien preguntó.—Algunas veces puede serlo debido a la economía que suele ser tan cambiante, un día ganas y al otro pierdes. Lo más importante es siempre estar informado del estado del mercado y saber el momento indicado para invertir, cómo también en qué hacerlo —explicó el pelinegro y Clarisse se sintió atraí
—Amo tu ducha, es tan maravillosa —dijo Clarisse, mientras se secaba el cabello desde la puerta—. Podría vivir feliz ahí dentro.—¿No crees que querer vivir en un cuarto de baño es demasiado? —bromeó Soren.Clarisse dejó de frotar su cabello con la toalla y lo miró boquiabierta.—¿Bromeas? El lugar es del tamaño de mi habitación. Mi departamento cabría aquí fácilmente —expuso al señalar el entorno—. ¿Siempre fue así y la construiste desde cero?—Así ha sido desde que la compré cuando llegué a Seattle.—¿Cómo fue? —Soren le dio una mirada de confusión—. Cuando llegaste a la ciudad, ¿cómo fue para ti?—Bueno, conocía a Jeremy desde antes y cuando llegué el me recibió, pero los primeros meses estuve quedándome en un hotel en el centro —ambos rieron—. Al principio fue extraño, pero se sentía bien. Por primera vez en años sentía en mi interior que estaba haciendo lo correcto porque estaba enfocándome en mí. Cuando se consolidó Oversax House inmediatamente compré esta casa, quería un lugar
Clarisse se removió suavemente para acercarse más a esa fuente gélida que estaba debajo de ella. Un par de brazos fuertes rodeaban su cuerpo mientras su cabeza reposaba sobre un pecho que subía y bajaba apaciblemente.—Debemos levantarnos o llegaremos tarde al trabajo —murmuró Soren con una voz somnolienta.—Eres el dueño, puedes llegar cuando quieras —respondió la pelinegra sin siquiera abrir los ojos.—Incluso yo debo cumplir con las reglas a veces.—Te gusta romper las reglas.—Vaya, te confieso que estoy enamorado de ti durante una noche de pasión y te conviertes en toda una mujer diferente —bromea el de ojos ocre.Clarisse rio entre dientes y finalmente lo miró.—¿La novia del dueño también debe cumplir esas reglas? —preguntó y formó un puchero.—¿La novia? ¿Cuándo te lo propuse?—Tienes razón, aún no me lo propones —consideró Clarisse, viendo hacia un lado—. Ni siquiera deberíamos dormir juntos. ¿Qué pesaran todos de mí? Yo no soy esa clase de mujer. Oh, ahora todos pensarán que
Posterior a que la reunión terminase, los mandos de Oversax House aceptaron la propuesta que el equipo publicitario les ofreció. Pues estaban muy satisfechos con el desempeño que mostraron y su profesionalismo.No obstante, durante la reunión Soren y Clarisse no dejaron de lanzarse miradas discretas o eso creyeron ellos porque tanto el rubio como la pelirroja estaban atentos a su juego de miradas.—¿Tessa? —nombró Galen al ver a la morena pasar con los ojos fijos en unos documentos que llevaba en la mano.La chica de inmediato alzó la cabeza al escuchar su voz y se sorprendió tanto cómo él de verlo ahí.—Galen, chicas… ¿Qué hacen aquí? —inquirió, confundida.—Vinimos a una reunión de trabajo por una campaña publicitaria que nos encomendaron, pero, ¿tú qué haces aquí? —quiso saber el ojiazul.—Trabajo aquí. Soy la recepcionista del directos y del dueño de la compañía —explicó.—¿Trabajas para Soren y Jeremy? —cuestionó Clarisse.—Sí, ellos mismos. ¿Los conocen?—Jeremy es un viejo amig